1. La señal del pacto y de nuestro Dios
La circuncisión fue dada a Abraham como señal perpetua del pacto entre el y Dios.
También es la señal del pacto hecho en el monte Sinaí o pacto de Moisés.
Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale
circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación;
pero ningún incircunciso comerá de ella.
La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.
(Éxodo 12:48-49 RV1960)
Pero el pacto hecho en el monte Sinaí fue invalidado por el pueblo de Israel al
desobedecer la Torá – Ley, siendo necesaria un nuevo pacto en quien Jesús el
Mesías es mediador de el.
Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
(Hebreos 8:8-9 RV1960)
El nuevo pacto requiere de una nueva señal y esta es la circuncisión del corazón.
Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne;
sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu,
no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
(Romanos 2:28-29 RV1960)
Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.
(Filipenses 3:3 RV1960)
En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de
vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
(Colosenses 2:11 RV1960)
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2. El día de reposo fue dada como señal entre Dios y los seres humanos para señalar
quien es nuestro dios.
Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos
por obra;
y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que
yo soy Jehová vuestro Dios.
Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis
decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá;
profanaron mis días de reposo.
Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el
desierto.
(Ezequiel 20:19-21 RV1960)
Habló además Jehová a Moisés, diciendo:
Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de
reposo;[a] porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis
que yo soy Jehová que os santifico.
(Éxodo 31:12-13 RV1960)
Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones
por pacto perpetuo.
Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
(Éxodo 31:16-17 RV1960)
Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,
Y no han conocido mis caminos.
Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.
(Salmos 95:10-11 RV1960)
Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
Por tanto, juré en mi ira,
No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación
del mundo.
Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el
séptimo día.
Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
(Hebreos 4:3-5 RV1960)
Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
(Hebreos 4:8-9 RV1960)
Este día de reposo que queda es la era mesiánica, la tierra prometida y el séptimo
día es también señal de esta promesa.
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3. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares
delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni
buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré
a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.
(Isaías 58:13-14 RV1960)
El día de reposo es el verdadero “día del Señor”, el día de Jehová; el día que ha
apartado (santificado) nuestro Dios para el y para su pueblo.
Los paganos adoraban a sus dioses el primer día de la semana, este es el día de Baal
(Señor), día de las deidades solares (Zeus, Mitra, Ra, etc.).
En las Sagradas Escrituras no hay indicio alguno de que guardar el séptimo día
haya sido cambiado o abolido. Los primeros discípulos se reunían al anochecer
(primer día de la semana en el calendario lunar hebreo) después de guardar el
séptimo día para cenar, celebrar el nuevo pacto, recoger ofrendas y estar en
comunión con los demás creyentes en el Mesías judío Yahshua de Natzrat (Jesús de
Nazaret).
Tampoco hay ninguna ordenanza o mandamiento de celebrar el día de la
resurrección o el primer día como día de nuevos comienzos.
Los romanos perseguían a los judíos y después de la destrucción del templo en el
año 70 EC (dC), muchos creyentes, para no ser perseguidos, dejaron de guardar el
séptimo día, pues esta es la señal de la creencia en un solo dios que distinguía a los
judíos de las demás naciones y comenzaron a guardar el primer día porque de esta
forma su culto se “confundía” con el culto pagano y servía también como una forma
de “cristianizar” a los paganos.
Cuando amamos a alguien queremos pasar la mayor parte del tiempo con esa
persona, aún un día entero en la semana.
Cuando amamos a alguien queremos complacer esa persona en todo sin importar
nuestra voluntad.
Si amamos a Dios sobre todas las cosas, con todo nuestro ser y con todas nuestras
fuerzas ¿por qué no dedicarle un día entero a el y no solo esto sino complacerlo en el
día que el desea? Ese día es el séptimo día, la señal de que el es nuestro Dios.
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