Este documento discute la necesidad de partidos políticos globales para abordar los retos planteados por la globalización. Mientras algunos apoyan la idea de desarrollar partidos políticos globales, otros se oponen vehementemente. El documento señala que, aunque los procesos políticos han cambiado y cada vez más decisiones se toman a nivel internacional fuera del control democrático, también existe un renovado interés por la política entre los marginados. El documento plantea que la situación actual a nivel global es similar a la de Europa a
1. PARTIDOS POLÍTICOS Y
DEMOCRATIZACIÓN GLOBAL
Lecciones del Pasado y Perspectivas Futuras
Katarina Sehm-Patomäki y Marko Ulvila
NIGD Discussion Paper 2/2006
final draft 27 October 2006
1
3. Índice de contenidos
Prefacio...........................................................................................................4
Agradecimientos...............................................................................................5
1. Sobre los partidos políticos globales?...............................................................6
2. Partidos Internacionales: pasado y presente......................................................8
3. Nuevos movimientos, nuevos agentes............................................................10
4. Teorías del cambio y agentes políticos............................................................11
5. Una mirada más cercana a los argumentos.....................................................14
6. Hacia un diálogo, investigación y acción más profundos....................................17
Referencias.....................................................................................................22
Sobre los autores............................................................................................23
Anaxo 1: Resúmenes de los diálogos..................................................................24
Anexo II:.......................................................................................................29
3
4. Prefacio
El presente Documento de Debate es resultado de un proyecto realizado por el
Network Institute for Global Democratisation (NIGD) titulado Elements for a Dialogue on
Global Political Parties (“Elementos para el Diálogo sobre los Partidos Políticos Globales”).
En él, destacamos algunos de los principales hallazgos del proyecto y presentamos nuestras
opiniones e ideas preliminares para futuros trabajos. Para ilustrar la riqueza de los debates
y discusiones en torno al tema, se han incluido resúmenes de las principales sesiones de
diálogo así como fragmentos de texto de los participantes.
El objetivo del proyecto fue discutir sobre la idea de los partidos políticos globales
dentro de un espectro político y social diverso. La metodología tomó como ejemplo otro
proyecto del NIGD, NorthSouth Dialogues on Globalization and Democratization (Diálogos
NorteSur sobre Globalización y Democratización), en la que el NIGD invita a expertos, o
equipos de expertos, a escribir análisis sobre un tema dado de antemano y tomando como
base un documento de referencia. Con el fin de escuchar opiniones de fuera del mundo de
la producción escrita, el NIGD organizó cinco diálogos en los que se fomentaron las
discusiones sobre partidos políticos, democracia y globalización. Los diálogos se celebraron
en Helsinki, Nueva Delhi, Bamako y Caracas, entre septiembre de 2005 y enero de 2006. A
finales de enero de 2006 se había debatido sobre esas cuestiones en varias reuniones en
Asia y Europa.
El documento inicial de referencia y las principales participaciones al proceso fueron
publicados como NIGD Working Paper 1/2006 bajo el titulo Democratic Politics Globally –
Elements for a Dialogue on Global Political Party Formations. Los informes sobre los
diálogos, las descripciones de los Partidos Internacionales y los documentos de referencia
seleccionados están publicados en formato electrónico como NIGD Working Paper 2/2006
bajo el título de Dialogues on Party Systems and Global Democratization. La lectura de los
Working Papers está recomendada para todo aquel interesado en la discusión profunda
sobre las ideas en torno a los partidos políticos globales o en las diferentes discusiones
sobre el tema tal y como se debatieron durante nuestros diálogos.
Con el fin de llegar a un público más amplio que el mundo anglófono, los Discussion
Papers también se han publicado en hindi y en español. Todos los documentos así como
otros materiales en torno a la reflexión sobre los partidos políticos globales están
disponibles en la página Web: www.nigd.org/globalparties.
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6. “Se ha globalizado todo menos nuestra voluntad. La democracia ha sido confinada sola al estado nación.
Permanece en la frontera nacional, maleta en mano, sin pasaporte.” (George Monbiot 2003:1)
1. Sobre los partidos políticos globales?
¿Cómo están respondiendo los partidos políticos a los nuevos retos que plantean la
globalización y los nuevos regímenes de gobierno global? ¿Existe una necesidad de
partidos políticos globales, o el desarrollo de los mismos conduciría a un deterioro aún
mayor de la democracia?
Cuando iniciamos la discusión entre los colegas del NIGD en torno a estas cuestiones y
al tema de los partidos políticos globales, desde el principio hubo una clara divergencia. La
propuesta de fundar un partido político global que afrontara la falta de compromiso
político en los asuntos globales por parte de los movimientos y partidos se encontró con
reacciones opuestas. Algunos estaban a favor de desarrollar la idea en mayor profundidad,
y otros se opusieron vehementemente a la propuesta. Aun así, todos parecieron ver la
necesidad de contar con ciertos instrumentos de intervención política sobre las instituciones
de gobierno global.
Conforme despegaba el proyecto y se recibían opiniones tanto de los diálogos como de
los artículos, surgió una tendencia similar contradictoria de estas discusiones. Por un lado,
había un gran consenso sobre el hecho de que la naturaleza de los procesos políticos había
cambiado, en el sentido de que cada vez más decisiones son tomadas por las instituciones
internacionales que operan fuera de la participación democrática y del control popular.
Incluso en el ámbito nacional, la dinámica y funciones de los partidos políticos han
cambiado. Los avances democráticos conseguidos tras la Segunda Guerra Mundial en el
ámbito nacional, tales como la formación de gobiernos de izquierda en Europa Occidental y
la liberación del colonialismo en gran parte de Asia y África, se han deteriorado con
rapidez.
En medio de la frustración y un sentimiento compartido de crisis, también
encontramos un notable grupo de gente que muestra un nuevo interés por la política y
desea participar en los procesos de toma de decisiones que afectan a su vida. Ello es más
evidente entre las mayorías marginadas, como las mujeres, la juventud y la gente de los
ambientes rurales e informales. Los dalits (anteriormente castas intocables) de la India, los
trabajadores de Brasil y las comunidades indígenas de Bolivia han formado movimientos y
partidos con una influencia notable en la política nacional. Estas experiencias no han
estado exentas de dificultados y aún están por ver los avances de transformación, aunque la
energía es palpable.
Estas dos tendencias opuestas han sido uno de los temas clave en este proyecto del
NIGD. Ambas plantean un gran reto para la gente, las instituciones, los movimientos y
partidos que comparten un sueño democrático. Más allá de entender tendencias pasadas,
una tarea obvia es imaginar futuros distintos que puedan ajustarse a las necesidades y
expectativas de las mayorías marginadas del mundo.
6
8. de los ciudadanos de a pie en dichos contextos. En el seno de los estados democráticos,
esta función la realizan principalmente los partidos políticos; aún así, la cuestión de los
partidos políticos y su función en la democratización de la globalización ha recibido,
sorprendentemente, muy poca atención entre los críticos de la globalización.
Muchos textos sobre partidos políticos nos recuerdan el hecho de que, en todo el
mundo y especialmente en el mundo occidental, los partidos políticos de cualquier
orientación se encuentran en crisis debido al hundimiento de sus cifras de afiliación, la
reducción de la participación de los votantes y la falta de nuevas generaciones. La
participación ciudadana en las elecciones parece reducirse casi sistemáticamente. Hoy día,
tanto los partidos de izquierdas como los de derechas tienen problemas. Y todo esto tiene
lugar en un contexto en el que las políticas occidentales actuales siguen dominadas por
partidos que crecieron de los movimientos sociales más modernos, principalmente entre
1750 y 1920.
2. Partidos Internacionales: pasado y presente
Al igual que muchas otras actividades globales, los orígenes de las organizaciones de
partidos internacionales se pueden rastrear hasta finales del siglo XIX. Anteriormente, las
actividades cosmopolitas del movimiento pacifista liberal, de los socialistas, comunistas y
anarquistas, empezaron a organizar sus prácticas internacionalmente a mediados de ese
mismo siglo.
Las raíces de la I Internacional (16841878) se remontan a 20 años antes de su
constitución, son el resultado de las revoluciones de 1848 y se inician con una ola de
acciones políticas radicales que aparecen en Sicilia y pronto se extienden a gran parte de
Europa. Además de las revoluciones de 1848, el contexto político de la Primera
Internacional puede observarse en el movimiento obrero que revivió a finales de la década
de 1850, y la crisis económica que tuvo lugar en 1857. Otros factores adicionales surgieron
en la guerra de independencia italiana en 1859, la guerra civil americana de 186165 y los
movimientos de trabajadores activados en Francia e Inglaterra. Esta organización socialista
que fue la Primera Internacional pretendía unir a distintas agrupaciones de izquierda y
organizaciones sindicales. En su primer congreso, celebrado en Ginebra en 1866, se tomó
la decisión importante de adoptar la jornada laboral de ocho horas diarias como una de las
demandas fundamentales de la Asociación. Tras el fracaso de la Comuna de París (el
gobierno socialista que gobierno brevemente París durante dos meses en la primavera de
1871), las tendencias desintegradoras en el seno de la Primera Internacional se hicieron
abrumadoras. Estas brechas llevaron a un declive gradual y por último a la disolución final
de la asociación en 1878.
La Segunda Internacional (18891916) prosiguió el trabajo de la disuelta Primera
Internacional. Se constituyó como una conferencia en París y reunió sólo a partidos
basadas en los principios marxistas. El marco político se construyó sobre la reciente
aparición del movimiento obrero en la década de 1880, y el crecimiento de los partidos de
clase trabajadora, especialmente el Partido Socialdemócrata en Alemania. Entre las
acciones más destacadas de la Segunda Internacional destaca la declaración (1889) del 1º
de mayo como el día Internacional del Trabajo, y la declaración (1910) del 8 de marzo
8
9. como el Día Internacional de la Mujer.
La Tercera Internacional (19191943) representa así una respuesta al fracaso de la
Segunda Internacional de constituir una coalición unificada contra la Primera Guerra
Mundial, que los fundadores de la Tercera Internacional consideraron una “guerra
imperialista burguesa”, y todo el movimiento socialista antimilitarista se opuso en rotundo
hasta el mismo inicio de la propia Guerra. La Tercera Internacional se convirtió en una
herramienta bajo el control de Moscú para instrumentar su política exterior y terminó a
finales de la Segunda Guerra Mundial como resultado de la interacción de las fuerzas
aliadas. Véase también el cuadro de texto X, de John Percy.
El nacimiento de la Cuarta Internacional (1938) se relaciona con los debates y
divisiones en el seno de los partidos comunistas. La Cuarta Internacional se fundó en
septiembre de 1938, durante una conferencia en París encabezada por Trotsky y sus
seguidores, que habían sido expulsados de la Unión Soviética. Las divisiones habían tenido
inevitablemente como resultado una multitud de grupos que se autoproclamaban como la
“Cuarta Internacional”. Hoy día, existen algunos grupos que afirman representar a la
Cuarta Internacional y su continuidad política.
De entre las asociaciones internacionales de partidos políticos fundadas en la
actualidad, la Internacional Liberal, fundada en 1947, es la más antigua. Se trata de una
red de 64 partidos nacionales que promueven el liberalismo, fortaleciendo a los partidos
liberales y apoyando la promoción de la democracia liberal en todo el mundo. Su objetivo
es conseguir la aceptación general de los principios liberales, que la Internacional considera
internacionales en esencia en todo el mundo, e impulsar el crecimiento de una sociedad
libre basada en la libertad y responsabilidad personales y en la justicia social. La
Internacional Liberal ofrece una vía de cooperación e intercambio de información entre las
organizaciones miembros. John Alderdice, del Reino Unido, es el actual Presidente, y su
secretariado tiene su sede en Londres.
La Internacional Socialista es la organización mundial de partidos socialdemócratas,
socialistas y laboristas. En la actualidad reúne a 161 partidos políticos y organizaciones de
los cinco continentes. La Internacional Socialista, cuyos orígenes se remontan a las
primeras organizaciones internacionales del movimiento obrero, existe con su forma actual
desde 1951, cuando fue refundada en el Congreso de Francfurt. Desde entonces ha crecido
considerablemente su número de miembros, especialmente en los últimos años,
duplicándose el mismo durante la década de 1990. Numerosos partidos miembros de la
Internacional, de todos los continentes, están en la actualidad al frente de gobiernos o
constituyen la principal fuerza de la oposición. George A. Papandreou está al frente de la
Internacional Socialista como su presidente, y la sede de su secretariado está en Londres.
La Unión Democrática Internacional es una asociación de más de 80 partidos
conservadores, democristianos y afines del centro y la derecha. Cuenta con 80 partidos
miembros en más de 60 países. Constituida en 1983, la UDI constituye un foro en el que
los partidos de ideología similar pueden reunirse e intercambiar opiniones sobre asuntos de
interés político y organizativo, aprender los unos de los otros, actuar de manera conjunta,
establecer contactos y hablar con una voz fuerte y única sobre la promoción de las políticas
de centroderecha en todo el mundo Entre los miembros fundadores de la UDI se
encuentran Margaret Thatcher, George Bush, Jacques Chirac y Helmut Kohl. La sede de la
IDU se encuentra en Oslo y el Primer Ministro australiano John Howard es su presidente.
Los Verdes Globales es la red internacional de partidos y movimientos políticos
9
10. verdes fundada en 2001. Los Verdes Globales pretenden promover la Carta Verde Mundial
entre los Partidos Verdes de todo el mundo, así como entre grupos afines y la sociedad en
general, estimular y fomentar la acción sobre asuntos de impacto global y profundizar en la
comunicación entre los Partidos Verdes y las Federaciones de todas partes. Hoy día, 24
países participan en los Verdes Globales y se espera que pronto se unan otros tantos
Partidos Verdes nacionales. Los Verdes Globales no cuentan con un presidente ni con un
secretariado: en su lugar, el trabajo de coordinación es llevado a cabo por un comité
directivo de doce miembros.
3. Nuevos movimientos, nuevos agentes
En esta publicación, abordamos la discusión sobre los partidos globales como un punto de
partida para discusiones, y no como un objetivo predeterminado. Además, subrayamos la
necesidad de abordar las especificidades culturales, económicas, geográficas, de identidad,
experiencia o memoria histórica, al tiempo que abordamos la universalidad de la urgencia
de autonomía y autogobierno.
Es interesante que todos nuestros colaboradores relacionen espontáneamente la
aparición espontánea de partidos políticos globales o de nuevos agentes globales con el
proceso del Foro Social Mundial2. ¿Constituye este proceso un protopartido político de
algún tipo? Asimismo, resulta interesante el contraste de que, durante nuestros diálogos
mantenidos en el Foro Social Mundial, el concepto de partidos políticos globales no tuviera
demasiada aceptación. La idea, de hecho, se enfrento a un gran escepticismo. Muchos
sospecharon que la noción de un partido político global era una noción eurocentrista y que
los posibles partidos estarían probablemente dominados por los ricos y poderosos del
mundo. Es más, ¿a qué intereses e ideas representaría un partido político global?
En términos académicos, podemos distinguir entre los movimientos de la sociedad
civil y los partidos políticos, donde los primeros pretenderían dar forma a las normas
sociales sin apoderarse de los organismos reguladores públicos, y los segundos pretenderían
ocupar posiciones de autoridad pública. Los movimientos populares y las asociaciones no
partidistas no pretenden ganar elecciones. En consecuencia, el hilo argumental que se
desprende de estas discusiones nos lleva a preguntarnos si el término general de agente
político capturaría mejor la naturaleza de los nuevos movimientos políticos, a expensas del
término tradicional de partido político.
Legislativamente, chocamos con diferencias jurídicas nacionales con respecto a la
forma de registrar las organizaciones civiles y los partidos políticos. En algunos países, los
partidos políticos y otras organizaciones civiles se registran ante el mismo órgano, mientras
que en otros países existen instancias distintas, lo que, sin duda, nos lleva a cuestiones de
diferencia cultural y sociológica.
Si la idea de partidos políticos globales no consigue apoyo en el seno del proceso del
Foro Social Mundial, ¿a qué prestarían entonces su apoyo los participantes? El eslogan de
este largo proceso que dura ya seis años es “Otro Mundo es Posible”, lo que trae a la mente
la pregunta sobre cómo proceder en la creación de ese otro mundo. Tradicionalmente, la
2 El primer Foro Social Mundial se reunió en Porto Alegre, Brasil, en enero de 2001. Para más información, visite la
página http://www.worldsocialforum.org
10
11. opinión clásica de la izquierda ha estado preocupada por el poder del estado. En el V Foro
Social Mundial de Porto Alegre, en 2005, fuimos testigos de un acalorado debate entre
Teivo Teivainen y John Holloway, sobre si la manera de avanzar era buscar o no el poder
del estado. Holloway afirmó que la sociedad civil no debería pretender buscar el poder del
estado, mientras que Teivainen observó que era poco relevante pretender cambiar el mundo
sin pretender alcanzar el poder para ello. Teivainen explicó que pueden existir otras formas
de agentes políticos aparte del modelo clásico de partido político. Para responder a una
influyente máxima de Holloway, el mundo no puede democratizarse sin asumir e poder,
aunque la toma del poder no puede implicar únicamente la conquista del estado.
Utilizando la ilustrativa distinción entre “poder de” y “poder sobre”, no es posible
construir ningún sistema democrático mundial factible en el que el poder de la gente de
actuar libremente estuviera completamente libre de la necesidad de contar con estructuras
institucionales en las que ciertos grupos ejercieran algún tipo de poder sobre las normas
colectivas del sistema. No obstante, lo que sí es posible es ejercitar dicho “poder sobre” de
forma radicalmente más democrática de la que se utiliza en el actual sistema capitalista. El
concepto que interesa es el de nuevos agentes políticos (y el vocablo “agente” ha de ir en
plural). En lugar de pretender el poder del estado, los agentes políticos podrían centrarse
en crear estructuras alternativas que en última instancia dieran paso a nuevos centros de
poder democrático. Pero, entonces, ¿qué aspecto tendría este nuevo agente político? ¿Qué
forma adoptaría el nuevo agente político global? ¿Y que significaría o podría significar la
aparición de partidos políticos globales para la política mundial?
4. Teorías del cambio y agentes políticos
En nuestro camino a las discusiones sobre las formas de la acción política global o de
los programas de partido, creemos que es útil coger algunas de las tradiciones y
orientaciones sobre el cambio político que hemos encontrado. En el actual contexto de
hegemonía liberal, es útil observar primero su aparición y revisar después algunos de los
principales ideólogos de los siglos XIX y XX, que inspiraron los movimientos populares.
En su libro A Brief History of Neoliberalism, David Harvey (2005) explica cómo la
doctrina del neoliberalismo ha llegado a ser dominante tanto en el pensamiento como en la
práctica en gran parte del mundo desde aproximadamente 1970. Harvey define este éxito
como debido en parte al cambio en la reconstrucción de los poderes del estado, de forma
que se hace hincapié en la privatización, las finanzas y los procesos de mercado mientras
se reducen las intervenciones del estado en la economía. Simultáneamente, Harvey
considera el neoliberalismo como la contrarrevolución de las élites por volver a tomar el
control y el poder sobre las masas. En su opinión, podemos decir que los partidos políticos
de la derecha han trabajado de facto conforme a un programa político global, y que dicho
programa se ha aplicado ampliamente en el mundo.
El final de la Guerra Fría en 1989 aparece como un factor que contribuye o incluso es
crucial para el triunfo de la derecha y del neoliberalismo. Durante la Guerra Fría, la
polarización entre el capitalismo y el comunismo fue objeto de discusiones en torno a la
dirección política o inspiró formas mixtas de las dos ideologías dominantes. Hoy día,
cuando el capitalismo ha arraigado en casi todo el mundo, hay pocos incentivos para
11
12. mantener un diálogo con alternativas, ya sean comunistas, gandhianas o de cualquier otro
tipo. En todo el mundo, se asume que el capitalismo constituye la fuente de cualquier
desarrollo y que el crecimiento económico basado en la avaricia personal y la
competitividad garantizará un mundo rico y seguro. La idea central es que los beneficios se
filtran por goteo automáticamente a las masas más pobres ya que su aportación es
necesaria para el sistema. Los sistemas sociales basados en la religión proporcionan la red
de seguridad para que los individuos no fallen. El péndulo político de hoy en día apunta a
la derecha, y así, plantea que el cambio político se oirá ciertamente más fuerte desde la
izquierda.
Entre las agrupaciones políticas de la izquierda, y aparte del reformismo
socialdemócrata que también constituye una fuerte tendencia en estas discusiones, al
menos cuatro lineas de ideas políticas transformacionales sirven como puntos de referencia
para la creación de alternativas al neoliberalismo: (1) Karl Marx y Friedrich Engels; (2)
Antonio Gramsci; (3) M.K. Gandhi, y (4) H.G. Wells.
La primera de estas líneas se remonta al siglo XIX. En esa época, el paradigma del
radicalismo igualitario lo proporciona la Revolución Francesa de 1789. En la década de
1840, Marx y Engels consideraron que la revolución en la Gran Bretaña industrial, al igual
que en otras partes de Europa Occidental, no sólo era inevitable sino que además estaba a
punto de ocurrir. Poco después de 1848, no obstante, Marx y Engels estaban convencidos
de que “una nueva revolución es posible sólo como consecuencia de una nueva crisis”.
Marx comenzó a centrarse en el estudio de la economía política con el fin de determinar las
causas y condiciones de la futura crisis políticoeconómica. A la vez que desarrollaba una
teoría de los procesos económicos a largo plazo (que según él llevarían en última instancia
a una reducción de los beneficios y al derrumbamiento del capitalismo industrial), también
participó activamente en la Primera Internacional y eligió a su Consejo General en su
fundación en 1864. Las personas que trabajan en la tradición de Marx y Engels buscan su
inspiración en dichos intentos y experiencias y tienen como idea fundamental la lucha
continua por la unificación de todos aquellos que se consideran como integrantes de la
clase (o clases) explotada en el capitalismo (“trabajadores del mundo, ¡uníos!”). No
obstante, el centro de interés ha sido siempre más la abolición del malévolo sistema social
capitalista que la planificación o construcción de otro mejor (la futura organización social
sin clases y quizás también sin estado, basada en la propiedad común de los medios de
producción y en la ausencia de la propiedad privada, se define generalmente de forma
bastante vaga y a un nivel muy abstracto). En ocasiones, también se asume la violencia
como parte legítima de la transformación revolucionaria.
Antonio Gramsci fue un comunista italiano del siglo XX que más tarde llegó a
desaprobar aspectos de la revolución rusa de 191718, y en particular, la idea leninista de
una dictadura unipartidista (aunque Gramsci también colaboró con Moscú en los primeros
años de la década de 1920, hasta su arresto por la policía fascista en 1926). Gramsci
escribió más de 30 cuadernos y 3000 páginas de historia y análisis durante su larga década
de encarcelamiento (Gramsci murió en 1937, poco después de su liberación). En los
Cuadernos, que fueron muy influyentes en el marxismo occidental, Gramsci teorizaba sobre
la hegemonía, el sentido común, la sociedad civil, los medios de comunicación, la
educación y el papel de los intelectuales. Entre otras cosas, afirmó que “El Principe
Moderno” (el partido revolucionario” es la fuerza que permitirá a la clase trabajadora
desarrollar intelectuales orgánicos y una hegemonía alternativa o liderazgo intelectual en el
seno de la sociedad civil. Para él, el objetivo último era quizás alguna forma de democracia
12
13. radical, o una sociedad civil autónoma capaz de autorregularse. Sin embargo, Gramsci ha
sido generalmente considerado como un filósofo de la praxis, que puso el énfasis en una
política democrática de la cultura, de la educación y de los mitos movilizadores, si bien el
legado de Gramsci son sus principios democráticos, y aún se discuten sus relaciones con el
Partido Comunista de la Unión Soviética.
Mahatma Gandhi, que sobrevivió a Gramsci 10 años (Gandhi fue asesinado por un
terrorista hindú en 1948), es famoso por su filosofía de la Satyagraha o la transformación a
través de la desobediencia civil masiva basada en la no violencia. Gandhi, que fue
especialmente autorreflexivo e intentó aprender de sus propios errores, creía en el poder
último de la verdad, el amor y la no violencia. “Cuando desespero, recuerdo que a lo largo
de toda la historia el camino de la verdad y el amor siempre han triunfado. Siempre ha
habido tiranos y asesinos, y durante un tiempo parecen invencibles, pero al final siempre
caen, pensadlo, siempre3. De forma plural, Gandhi extrajo sus ideas de manera bastante
libre de varias religiones y tradiciones filosóficas que sintetizó. Como sus contemporáneos
marxistas del norte del mundo, Gandhi siempre fue muy crítico con el capitalismo
Occidental. No obstante, su alternativa se basó en la vida y tecnologías sencillas
practicadas en las pequeñas comunidades locales de la India (por ejemplo, la cuestión de la
higiene era muy importante para él). La Satyagraha de Gandhi contribuyó decisivamente a
la liberación de la India del poder colonial británico con un derramamiento relativamente
escaso de sangre. Aunque la constitución de la India Independiente adoptó muchos
elementos del pensamiento de Gandhi, la India moderna no ha seguido sus ideales de no
violencia, vida sencilla y localismo, ni tampoco su crítica al capitalismo y la modernidad.
Sin embargo, su ejemplo y pensamiento han inspirado importantes movimientos políticos y
sociales en todo el mundo.
H.G. Wells, que era tres años mayor que Gandhi y murió en 1946, se encontraba entre
los pocos pensadores realmente globales de la primera mitad del siglo XX. Aunque es más
conocido por sus novelas de ciencia ficción, como La Máquina del Tiempo, La Guerra de los
Mundos o El Hombre Invisible, también fue un sincero socialista y autor de numerosas obras
políticas y didácticas. En alguna ocasión, participó en las actividades de la sociedad
Fabiana y del Partido Laborista Británico, aunque era contrario a la principal corriente
socialdemócrata de Gran Bretaña. El ideal político más destacado y persistente de Wells fue
el estado mundial. A Wells le preocupaba fundamentalmente en primer lugar la
supervivencia a largo plazo de la humanidad, dadas las nuevas fuerzas y tecnologías de
destrucción, aunque también creía que cultivar las capacidades y grandezas humanas sólo
era posible en la Cosmópolis. Aunque Wells fracasó en sus pretensiones políticas, al menos
en la perspectiva de su propia época, desarrollo un importante conjunto de ideas, muchas
de las cuales se adelantaron a su tiempo. En La Conspiración Abierta (1933), Wells retrata
un movimiento de masas pluralista por la unidad mundial que en última instancia daría
lugar a un estado mundial. Si bien en algunos aspectos recuerda a la sociedad civil global
de principios del siglo XXI, y quizás, en especial, al proceso del Foro Social Mundial, la
“conspiración abierta” es un movimiento de masas en un sentido más profundo. Está
constituido, al menos en parte, por conocimientos del mundo compartidos, empezando con
el retrato humanista cosmopolita de Wells de la religión mundial, la historia mundial y el
potencial de la humanidad Una religión no antropomórfica tiene fe en el desarrollo y el
“alma” del ser de la especie humana “que vivió antes de que él viviera y le sobrevivirá”.
Wells demanda una devoción casi religiosa al nuevo movimiento. Solo un movimiento de
3 Traducción de la cita disponible en inglés en Quote DB, http://www.quotedb.com/quotes/1914
13
14. masas de individuos y grupos realmente comprometidos, parece haber creído Wells, tendría
el poder de crear una organización mundial, racional y, quizás, democrática. Lo que es
novela en La Conspiración Abierta es la percepción pluralista de Wells de la multitud de
actores que constituirían dicho movimiento, desde los restos de los partidos comunistas y
los movimientos obreros hasta los banqueros progresistas y otros profesionales, así como la
multitud de distintas culturas y religiones nacionales.
5. Una mirada más cercana a los argumentos
¿Podemos creer en los partidos globales sin creer en un parlamento global o en un gobierno
global? Quizás en contra del supuesto intuitivo, Heikki Patomäki y Teivo Teivainen (2006:
26, 181) no consideran al partido global como un proceso de simple deterioro del papel o
de la existencia del estado nación. Lo que es necesario es un proceso abierto de creación de
sistemas más legítimos y democráticos de gobierno internacional, en lugar de meras
réplicas de las instituciones contemporáneas del estadonación en el ámbito global, lo que,
por otro lado, resultaría una tarea imposible.
Patomäki y Teivainen (2006: 45) concluyen diciendo que en lugar de oponerse a la
territorialidad y sus consecuencias, la cuestión es que nosotros, en el siglo XXI, al igual que
las primeras sociedades modernas inventaron nuevas formas de gobierno democrático,
trabajemos en nuevas formas democráticas de participación, representación y rendición de
cuentas. La problemática de investigación tiene que ver con analizar de forma realista las
posibilidades transformativas de los distintos contextos políticos mundiales, así como la
factibilidad y consecuencias reales de distintos modelos concretos de estructuras
institucionales globales, que incluyan, por ejemplo, el volver a legislar, cuestiones
impositivas, redistribución y formas de planificación ecológica y económica global. Nuestro
análisis de las estructuras institucionales posibles y deseables debería cambiar conforme
cambia el contexto.
Los partidos políticos han perdido un considerable impacto democrático al no ser
capaces de moverse con los tiempos actuales, como describe Jan Aart Scholte (2006: 50,
57). Scholte explica además que la sociedad civil y los círculos oficiales han ajustado sus
actividades de acuerdo con el cambio de un modo de gobierno estadista hacia un modo
policéntrico (u orden mundial), que ha acompañado a la globalización contemporánea. Los
partidos políticos, por otro lado, en su mayor parte “han conservado un modus operandi
estadista, territorialista y nacionalista” (ibid: 51). El modo de gobierno postestadista exige
que los partidos políticos cambien sus prácticas si pretenden seguir siendo importantes y
alcanzar su potencial democrático en el siglo veintiuno. Scholte considera que hasta la
fecha, los partidos políticos han fracasado, en su mayoría, en fomentar el conocimiento
público sobre cuestiones de política global y los debates sobre las mismas. En contraste con
las asociaciones civiles, los partidos políticos con base nacional han fracasado en gran
medida en su intento de comprometerse con las instituciones de gobierno más allá del
estado Así pues, por el momento, las actividades de la sociedad civil más allá del país
estadonación prometen más avances en la democracia global que los partidos regionales
internacionales o globales. Con el fin de hacer avanzar la democracia en cuestiones
globales, los partidos políticos deberán promover cambios institucionales y una
redistribución de los recursos que tienda a la igualdad social global. Sin embargo, continúa
14
15. Scholte, mientras los partidos políticos tradicionales continúen siendo organizaciones
territoriales y sirvan a electorados con base nacional, es difícil ver cómo la igualdad global
puede llegar a figurar entre sus preocupaciones prioritarias.
Además, Scholte advierte que a pesar de la cooperación internacional entre los
partidos con base no nacional, no debe exagerarse el alcance de la interacción, y continúa
considerando modos de reorganización de los partidos políticos más allá del estado a través
de redes internacionales de partidos con base nacional, a través de formaciones de partidos
regionales y a través de partidos claramente globales. Scholte afirma que la construcción
de órganos representativos electos vinculada a agentes de gobierno de escala global suscita
cuestiones muy problemáticas. ¿Cómo se constituirían los electorados en el seno de una
arena global? ¿Qué fórmula electoral se utilizaría para las asambleas globales? ¿Cómo se
llevarían a cabo y supervisarían los comicios globales y qué régimen de financiación se
aplicaría a los partidos políticos globales? Scholte concluye que las contribuciones
democráticas de los partidos políticos son extremadamente necesarias en el gobierno
contemporáneo de asuntos globales. Las carencias democráticas han tenido como
consecuencia el desacuerdo de gran parte del público con la globalización contemporánea,
que vemos en las grandes protestas callejeras y en conversaciones cotidianas casuales. El
gobierno de la globalización ha tenido unos cimientos democráticos muy débiles, debido a
una lista de déficits que se concretan en: deficiencia educativas, fallos institucionales,
subordinaciones estructurales e infravaloración del público supraterritorial.
Stephen Gill (2006: 148) señala que debemos evitar la falacia de asumir que todas las
fuerzas de oposición o progresistas pueden o deben unificarse en una sola forma de agente
(o partido). Más bien, con respecto a lo que a menudo se denomina ampliamente sociedad
civil global y como se observó en el Foro Social Mundial, Christopher ChaseDunn y Ellen
Reese encuentran cuatro divisiones fundamentales en el seno del movimiento de justicia
global (2006: 98). Los primeros dos ámbitos se dividen entre los activistas que enfatizan la
necesidad de un mayor desarrollo económico y una mayor creación de empleos frente a los
que demandan reducciones de los actuales niveles de producción y consumo. El segundo
ámbito está ocupado por diferencias políticas entre el norte global y el sur global con
respecto a cuestiones relativas al comercio, la distribución de la riqueza, las políticas
laborales y ambientales que están arraigadas en sus distintas posturas en el seno de la
economía mundial. ¿Comparten estas agrupaciones plataformas comunes que pudieran dar
lugar al establecimiento de partidos globales? De acuerdo con ChaseDunn y Reese, y
definidos más ampliamente, los movimientos sociales transnacionales y los partidos del
mundo han sido importantes actores del sistema mundial moderno durante al menos los
últimos cuatro siglos. Basándose en la observación de los participantes y en estudios
realizados mediante encuestas, los autores hablan sobre los enfoques del cambio social
entre los participantes del Foro Social Mundial, la mayor reunión de la sociedad civil hasta
la fecha. En su articulo, consideran el movimiento de justicia global desde la perspectiva
histórica mundial, y buscan una respuesta a la cuestión sobre si está surgiendo una nueva
internacional. ChaseDunn y Reese entrevistaron a participantes del Foro Social Mundial y
construyeron su estudio sobre la observación de que los recientes esfuerzos por organizar
las fuerzas de progreso pretenden tener un impacto democratizador sobre el gobierno
global y sobre el funcionamiento de la economía mundial. Los activistas pretenden evitar
los errores del pasado a la vez que organizan un movimiento en pos de un sistema
democrático más justo. ChaseDunn y Reese hacen hincapié en que este nuevo proyecto
debe entenderse dentro del contexto histórico mundial, prestando atención a las nuevas
15
16. implicaciones de la historia de los movimientos sociales transnacionales, las revoluciones
mundiales y la evolución del gobierno global a lo largo de los últimos cuatro siglos. Más
concretamente, ChaseDunn y Reese observan si es posible desarrollar un nuevo partido
socialista global a partir del actual movimiento de justicia global, y, en caso afirmativo,
cómo se organizaría dicho partido y qué puede aprenderse de los anteriores intentos de
constituir formaciones de partido globales. Incluso cuando las democracias formales se
extienden a lo largo del globo a través de la tercera ola de democratización, la
globalización ha vuelto a trasladar la ubicación del poder político del estado nación al
ámbito global.
Samir Amin aboga por una nueva (quinta) internacional (Amin 2006: 139, 141). A
condición de que la nueva Internacional propuesta se conciba de la misma manera que la
Primera y no como la Segunda, la Tercera o la Cuarta Internacional, Amin concluye que
ésta es necesaria para garantizar la convergencia de luchas de los pueblos por el capital.
Partiendo de 1848 y de la creación de la Working Men's Association, Samir Amin se centra
en el siglo y medio de larga historia de las Internacionales y extrae lecciones para aclarar
los retos presentes y las opciones de acción estratégica. Amin aboga por una estrategia de
convergencia en la diversidad para los distintos movimientos anticapitalistas. En términos
más concretos, sugiere que las demandas mínimas incluyan el retroceso del liberalismo en
todos los ámbitos, nacional y global, el desmantelamiento del programa de control militar
sobre el planeta por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y/o de la OTAN, y
el rechazo de las concepciones liberales y atlantistas en la que se basan las instituciones de
la Unión Europea. Su principio fundamental para una quinta Internacional se puede
formular en la siguientes frases complementarias: (1) no hay socialismo sin democracia (y
así pues, no hay progreso hacia el socialismo sin prácticas democráticas); (2) no hay
progreso democrático sin progreso social.
Stephen Gill parece colocarse junto a Scholte al advertirnos que tengamos cuidado de
no limitar nuestra investigación sobre los partidos políticos a la formación política
específica denominada convencionalmente “partidos” (Gill 2006: 150). Gill Admite que
puede parecer una paradoja, pero que si consideramos la verdadera naturaleza de la
sociedad civil y política, deja de ser así. Además, sugiere que repensemos los agentes
políticos en términos de movimiento más que de organización.
Tras sus observaciones sobre las movilizaciones de la sociedad civil a finales de la
década de 1990, Stephen Gill preguntó en 2000 si se estaba construyendo un nuevo partido
político global. Gill saca a relucir de forma específica la “Batalla de Seattle” para referirse a
las manifestaciones en torno a la reunión ministerial de la OMC de 1998. Seis años
después, Stephen Gill sugiere que nuestra comprensión e investigación sobre los partidos
políticos globales debería ser dialéctica, con lo que quiere decir que deberíamos reconocer
que, además de las reacciones locales, existen también las denominadas élites
globalizadoras, élites que están “promoviendo patrones particulares de globalización neo
liberal”. Gill va más allá cuando afirma que el mundo ya cuenta con una constitución
global: “una red cruzada de leyes y normativas internacionales y transnacionales que
crearán la infraestructura legal y jurídica para el desarrollo de los patrones neoliberales de
acumulación”. Gill continúa argumentando que este nuevo constitucionalismo está
garantizado por el aparato militar de los Estados Unidos y sus aliados inmediatos, y
concluye que no hay necesidad de crear un orden constitucional mundial, sino que más
bien es cuestión de transformar la naturaleza y objetivos de las instituciones dominantes de
gobierno global para servir mejor a los fines de forma que permita el florecimiento de la
16
17. libertad y diversidad humanas.
Thomas Wallgren (2006: 166) señala que los partidos políticos son herramientas
insustituibles de la democracia. Sin embargo, últimamente, los partidos tienden a perder
calidad como instrumento democrático, por lo que no es sorprendente que en esta situación
muchos activistas políticos hayan invertido sus esperanzas políticas y su trabajo en
movimientos y no en partidos. Wallgren llama la atención sobre la cuestión de hasta qué
punto una nueva formación política global, que se constituye como expresión del
movimiento de justicia global, puede evitar ser víctima de los mecanismos que han llevado
a los viejos y moderadamente globales partidos a su crisis actual. Aunque la imagen está
cambiando ahora ante nuestros ojos, en cierta medida. Los partidos que dominaron la
historia política occidental moderna surgieron de movimientos de masas. Ahora, tenemos
dos nuevos movimientos sociales con base de masa que en las dos últimas décadas han
dado como lugar formaciones de partido con éxito político. Uno es el movimiento
medioambiental, que dio lugar al nacimiento de los partidos verdes, y el otro son los
movimientos racistas y xenófobos, que han dado lugar a nuevos partidos de extrema
derecha, o partidos neofascistas. Simultáneamente, Wallgren ve un cambio en los partidos
dominantes, desde identidades basadas en movimientos globales a identidades pragmáticas
nacionales cuya vida democrática ha fracasado estrepitosamente. Una de las mayores
insensateces de nuestro tiempo es creer que la democracia y la justicia vendrán sin más si la
gente y los movimientos que defienden dichos valores, siguen la máxima“los estados nación
están sobrecargados por la globalización económica, por lo que necesitamos más gobierno
global”, advierte Wallgren.
Por último, Wallgreen ve un riesgo fundamental en promover el establecimiento de
nuevos instrumentos de gobierno democrático global: que nuestras propuestas sean
adoptadas por la política establecida y transformadas en prácticas de gobierno global de
carácter profundamente antidemocrático. Lo anterior es igualmente cierto con respecto a
la aplicación de un CTTO, haciendo referencia a la propuesta de Patomäki y Teivainen.
Vijay Pratap advierte contra el Eurocentrismo (2006: 172). Pratap señala que todo lo
que se hace en Occidente, y en especial en la UE tiene a ser denominado global, de forma
que resulta a veces incluso racista, y advierte del peligro de trasladar automáticamente lo
nacional a lo global. En este punto, la idea de partidos políticos globales es una idea
eurocentrista o norcentrista. El sistema de partidos evoca distintas imágenes en distintas
partes del mundo. Por ejemplo en el Sur de Asia, todos los partidos han sido marginados.
¿Los intereses de quién contribuiría a desarrollar un partido político global, o partidos, en
plural? ¿Y que aspecto tendría su agenda política? Si discutimos sobre el gobierno a una
escala global, Pratap pregunta qué observaciones podemos extraer del Parlamento Europeo
(quizás uno de los más avanzados intentos de elaboración de políticas en el ámbito
regional): la experiencia parece demostrar que los votantes no se identifican con la UE y sus
instituciones les parecen remotas a sus ciudadanos. Pratap pregunta qué implicaciones
tiene este experimento regional para el funcionamiento de un partido global.
Heikki Patomäki y Teivo Teivainen contribuyen aportando la idea de que muchos de
los mecanismos y estructuras de poder que son responsables del giro hacia el
neoliberalismo en el siglo XX son transnacionales y a menudo también globales en su
naturaleza (2006: 183). Como respuesta, abogan por la imaginación política, por nuevos
modos de pensar en las condiciones y posibilidades de varias prácticas democráticas en este
momento concreto de la historia mundial. También esbozan la idea de que los partidos
políticos globales no están predeterminados para volverse neoliberales y que nuestro futuro
17
18. depende de la capacidad de la creatividad humana para imaginar y crear algo nuevo.
6. Hacia un diálogo, investigación y acción más profundos
Hemos identificado cuatro grupos preliminares de cuestiones para futuras
investigaciones y agendas de diálogo sobre las cuestiones relativas a las dimensiones
internacionales de los partidos políticos. El primer conjunto de discusiones se centra en
qué está pasando en el terreno de la sociedad civil y los movimientos políticos. En segundo
lugar, empezamos a mirar qué está pasando con las ideologías, comprendiendo de manera
especial la interrelación entre el paradigma neoliberal hegemónico y las personas más
orientadas hacia alternativas sostenibles. En tercer lugar, proponemos una mirada sobre
cómo los sistemas de partido están evolucionando nacional y regionalmente. Y en cuarto
lugar, cuáles son los aspectos internacionales y las perspectivas de los partidos y sistemas
políticos.
1) Partidos con base en movimientos: izquierda, derecha y religión: Entre la
izquierda existe la opinión común y la aspiración de que los movimientos populares crezcan
y se conviertan en una fuerza política transformacional que pueda lograr el poder del
estado o, al menos, tener un impacto sobre el tipo de estado y mercado, para que los
ideales de libertad, igualdad y fraternidad puedan ser una realidad. Para algunos, las
antiguas revoluciones comunistas en países como Rusia, China o Vietnam confirmaron esta
idea. Para otros, la experiencia de los socialistas demócratas en Europa después de la
Segunda Guerra Mundial, o más recientemente en Latinoamérica, confirman la idea,
especialmente los esfuerzos del subcomandante Marcos y los zapatistas de México; Lula y el
PT en Brasil, y más recientemente Evo Morales y el Movimiento al Socialismo en Bolivia,
que han sido fuentes de inspiración para la izquierda de todo el mundo.
No obstante, si observamos la dinámica actual de los movimientos sociales, la
izquierda parece estar lejos de tener una presencia dominante en el terreno. Las
revoluciones o victorias en las elecciones más recientes apuntan hacia sitios muy diferentes.
La revolución islámica de Irán en 1979 es quizás la única de las últimas décadas que
cuestionó la hegemonía capitalista occidental de forma fundamental. La reciente victoria
de Hamas en las elecciones palestinas y la participación de Hezbollah en el gobierno del
Líbano son ejemplos de éxito de los movimientos e instituciones basados en el Islam en los
sistemas electorales En países como Turquía e Indonesia, los partidos políticos religiosos
también son actores fundamentales.
El Islam no es en modo alguno la única religión que está motivando nuevos y
crecientes movimientos políticos. En la India, el partido fundamentalista hindú Rashtriya
Swayamsevak Sangh (RSS) fue capaz de lograr un gran apoyo político dando como
resultado un gobierno liderado por su partido afiliado Bharatiya Janata Party (BJP) entre
19982004. En los Estados Unidos, los movimientos cristianos evangélicos se han
convertido en un importante actor de la política y han conseguido ser casi una tendencia
hegemónica en el Partido Republicano. En Europa, no ha sido tampoco raro ver a
representantes de los partidos cristianos en posiciones de gobierno.
Recientemente, en Europa, la derecha xenófoba ha sido la única orientación política
nueva desde la aparición de los Verdes en la década de 1980. Su volátil ascenso en las
18
19. elecciones en países como Francia, Austria, Dinamarca, Holanda, Alemania y Bélgica es un
fenómeno importante que debe destacarse. No importa cuánto estemos en desacuerdo con
sus posturas: están respaldados por la opinión pública y algún tipo de movimiento.
2)Ideologías en lucha por la hegemonía: Estos nuevos partidos y movimientos de
inspiración religiosa se describen a menudo como bajo la dirección de una identidad y no
de una ideología. Tal distinción es discutible, ya que una formación política que deriva de
una religión también es una formación ideológica, y los viejos partidos de ideología de
izquierdas también pueden considerarse centrados en torno a las identidades de los
trabajadores, campesinos o intelectuales progresistas.
De forma similar, las políticas neoliberales que parecen perseguir todos los partidos
mientras están en el gobierno, constituyen sin duda un constructo ideológico elaborado por
académicos parciales y que recibe el apoyo del poder del capital financiero y las grandes
empresas. De este modo, los partidos de hoy día son igual de ideológicos que siempre; sólo
ha habido un cambio fundamental en los valores, intereses y objetivos de las ideologías.
En la anterior sección, describimos algunas ideologías del pasado que siguen siendo
populares hoy en día y que ofrecen elementos para alternativas al neoliberalismo. Además
de Marx, Gandhi, Gramsci y Wells, hay muchos más pensadores del pasado y del presente
que han inspirado la política rojoverde. Sin embargo, el repasar todos ellos escapa al
alcance de este artículo.
3) Una corriente de sistemas de partido: Los sistemas de partido parecen
evolucionar con rápidez en varias regiones. Un nuevo fenómeno es la aparición de
coaliciones previas a las elecciones que dan lugar a una suerte de sistema bipartidista en
estructuras que anteriormente eran multipartidistas. Es lo que ha sucedido este año en
Italia y Suecia, por ejemplo.
La financiación de los partidos tiene un gran impacto en la manera de hacer política.
Si bien en la mayoría de los países tiende a contar con cierta regulación, en la práctica ésta
puede evitarse o incluso infringirse sin sanciones, lo que ha llevado a los partidos a
depender cada vez más de los intereses privados, fundamentalmente empresas, para su
financiación, especialmente en tiempo de elecciones. Estas relaciones (o incluso
connivencia) son una gran amenaza para la democracia.
La subida en el coste de las elecciones se relaciona con el papel de los medios de
comunicación y la publicidad en los medios comerciales. Como cualquier otro producto, el
voto se ha convertido cada vez más en una mercancía que se comercializa a través de los
canales habituales, lo que resulta muy costoso y tiene un impacto sobre las relaciones con
las empresas de medios de comunicación. Los partidos que pueden ofrecer sustanciales
ingresos de publicidad a los medios procedentes de empresas tienen mayores
oportunidades de conseguir una mejor publicidad.
Muy pocos partidos mantienen ya sus propios boletines financiados por las
suscripciones de sus lectores. Así pues, el espacio público para el debate y la expresión de
sus opiniones se ha reducido a los medios de comunicación empresariales y comerciales, y
en muchos países a las empresas de comunicación públicas mantenidas con fondos
públicos. Al mismo tiempo, las empresas de medios de comunicación se han convertido en
grandes organizaciones basadas en los beneficios, con cada vez menos principios de
periodismo objetivo o de información de interés público. En este entorno informativo, los
19
20. partidos tienden a reducir sus diferencias y empiezan a dirigirse al mismo público, y a tener
más o menos la misma agenda. Si bien conservan el apoyo de sus bases tradicionales, para
ganar elecciones necesitan conseguir votos del volátil espectro de centro.
4) Aspectos transnacionales de la política y el sistema de partidos: Este proyecto
del NIGD arrancó con una perspectiva global que se transformó en una discusión sobre la
escena nacional también: el lugar en el que operan prácticamente los partidos. El régimen
de gobierno global, sin embargo, ya está en marcha y exige atención política: el inamovible
triángulo económico formado por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la
Organización Mundial del Comercio; y el brazo militar es la OTAN, dirigida por Estados
Unidos.
Es sorprendente lo poco que se discuten las cuestiones de democracia y relaciones
internacionales o gobierno global entre los partidos políticos. Asumimos que es natural que
exista un conjunto de principios democráticos y de prácticas para los estados nación, así
como principios muy distintos e incluso opuestos en cuanto a los asuntos internacionales.
La discrepancia es alarmante si tenemos en cuenta que se han transferido más y más
poderes del ámbito nacional al ámbito internacional. Los crecientes acuerdos económicos,
sociales y medioambientales guían global y regionalmente (en especial en la UE) la
legislación nacional, de forma que, únicamente es dirigida de forma nominal por los
intereses del pueblo soberano.
Hay intentos notables de enfrentarse a esta brecha por parte de organizaciones civiles
internacionales. Ya hemos mencionado los debates del Foro Social Mundial. Hay muchas
más iniciativas que pretenden democratizar el orden internacional. Entre ellas están
asociaciones como Ubuntu, con base en Barcelona, el International Forum on Globalisation,
que inició muchos de los primeros debates y acciones; el Tercer Foro Mundial/Foro de las
Alternativas, que preparó el Llamamiento de Bamako a principios de 2006, Vasudhaiva
Kutumbakam, en India, que propone una alizanza para la democracia integral, y muchas
más.
La asociación internacional de partidos políticos, sin embargo, apenas es visible en
este tipo de discusiones. O han escogido evitar más o menos los debates sobre la
democratización global, o más bien se trata de una consecuencia de su estructura y
pertenencia de orientación nacional.
Los partidos políticos globales han existido en el pasado. De acuerdo con el amplio
sentido del término, dichas formaciones incluyeron asociaciones como los jesuitas e
incluyen actualmente a agrupaciones como el Foro Económico Mundial que se reúne en
Davos anualmente en enero. De forma más convencional, la Tercera Internacional puede
considerarse como el único partido global de cierta importancia hasta la fecha.
Sería natural que se desarrollasen nuevos partidos globales o Internacionales
importantes. ¿Ofrecerán éstos una alternativa al actual modelo consumista neoliberal de
negocios o reforzarán sus estructuras y mecanismos? ¿Aparecerá una alternativa desde los
valores de la izquierda rojoverde, o se harán más fuertes las tendencias nacionalistas o las
instituciones religiosas?
En lo que concierne a la investigación académica, ¿consideramos problemática la
elaboración de nuevas investigaciones? Por un lado, señalamos un conjunto de preguntas
relativas a los posibles sistemas de ideas políticas de los posibles partidos políticos globales.
Como presentaron Heikki Patomäki y Teivo Teivainen (2006: 44): “Si asumimos la
20
22. Referencias
Amin, Samir (2006): “Towards the Fifth International?” en Sehm Patomäki, Katarina and
Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally – Elements for a Dialogue on Global Political Party
Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
ChaseDunn, Christopher, and Ellen Reese (2006): “Global party formation in world historical
perspective”, in Sehm Patomäki, Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally –
Elements for a Dialogue on Global Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Gallup International (2005): Voice of the People 2005, Trends in Democracy, Global Summary,
http://www.voiceofthepeople.net/ContentFiles/files/VoP2005/VOP2005_Democracy%20FINAL.pdf .
Gill, Stephen (2006): “Reflections on global political parties”, en Sehm Patomäki, Katarina
and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally – Elements for a Dialogue on Global Political
Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Harvey, David (2005): A Brief History of Neoliberalism, Oxford University Press, Oxford.
Monbiot, George (2003): The Age of Consent, A Manifesto for a New World Order, Flamingo
Press, London.
Patomäki, Heikki and Teivo Teivainen (2006a): “Global political parties: toward a research
programme”, en Sehm Patomäki, Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally –
Elements for a Dialogue on Global Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Patomäki, Heikki and Teivo Teivainen (2006b): “Epilogue: beyond the political party/civil
society dichotomy”, en Sehm Patomäki, Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics
Globally – Elements for a Dialogue on Global Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Percy, John (2006): “International left collaboration and socialist renewal”, en Sehm
Patomäki, Katarina and Marko Ulvila (eds.): Dialogues on Party Systems and Global Democratisation,
NIGD Working Paper 2/2006.
Pratap, Vijay (2006): “Remarks for the discussion on global political parties”, en Sehm
Patomäki, Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally – Elements for a Dialogue on
Global Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Scholte, Jan Aart (2006): “Political parties and global democracy”, en Sehm Patomäki,
Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally – Elements for a Dialogue on Global
Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
Wallgren, Thomas (2006): “Party Systems, democracy and globalisation”, en Sehm Patomäki,
Katarina and Marko Ulvila (eds): Democratic Politics Globally – Elements for a Dialogue on Global
Political Party Formations, NIGD Working Paper 1/2006.
22
23. Sobre los autores
Las principales áreas de interés de Katarina Sehm Patomäki son la globalización y la
democratización. Katarina ha estado con el NIGD desde su fundación. Como miembro fundador,
anterior presidente (1999) y actual secretaria ejecutiva, ha dirigido varios proyectos y contribuido a
la elaboración de la agenda del NIGD. Antes de su vinculación al NIGD, Katarina SehmPatomäki
trabajó con varias organizaciones internacionales (Consejo de Europa, OSCE, ONU) en distintos
cargos. En la actualidad, realiza investigaciones sobre mecanismos de arbitraje de deudas, que es el
tema de su tesis doctoral en la Universidad de Helsinki, Finlandia.
Marko Ulvila es investigador por cuenta propia y activista demócrata que trabaja en Tampere,
Finlandia. Ha estado mucho tiempo vinculado a organizaciones como la Coalición para el
Medioambiente y el Desarrollo y los Amigos de la Tierra de Finlandia. Tiene un MA en Sociología
de la Universidad de Tampere. En India, Marko Ulvila estuvo asociado al Vasudhaiva Kutumbakam,
al Centre for the Study of Developing Societies y al Lokayan. Recientemente, también ha estado
vinculado al Partido Verde de Finlandia, con quien también trabajó brevemente como asesor
especial del ministerio para la cooperación y el desarrollo. En la actualidad es secretariomiembro
del Democracy Forum Vasudhaiva Kutumbakam de Finlandia y presidente del NIGD.
23
24. ANEXO 1: RESÚMENES DE LOS DIÁLOGOS
Opiniones seleccionadas en los diálogos del NIGD celebrados en Helsinki, Nueva Delhi,
Bamako y Caracas.
El Diálogo de Helsinki, Finlandia, 7 de septiembre de 2005
Harsh Mander de Aman Biradri (India), señala que existe una desigualdad estructural
intrínseca en todas las organizaciones internacionales. Esta desigualdad entre los países seguirá
vulnerando cualquier formación política internacional. Es más, asistimos a un abandono de la
preocupación por la política electoral en los pueblos pobres. Los auténticos movimientos y
organizaciones populares son extremadamente políticos y gran parte de su actual éxito pasa por una
política en la que la gente marginada actúa desde fuera de los procesos electorales. Al empezar a
pensar globalmente, no debemos descuidar la importancia del compromiso personal de los pueblos
pobres.
Suresh Sharma, del Centre for the Study of Developing Societies, CSDS (India) expresa sus
grandes dudas con respecto a la idea de un partido global, si bien, durante la discusión señala que
desde el momento en el que alguien desea intervenir de un modo sustancial y comprometerse con
una situación actual distinta, un partido político es inevitable. Las comunidades primarias deben
movilizarse, y deben ser capaces de actuar a una escala sorprendentemente grande durante
periodos no demasiado breves. La capacidad de traducir lo anterior a los hechos de la vida
cotidiana en un contexto actual, sin la forma mediadora denominada partido, no parece tener lugar.
Ruth Genner, del Partido Verde de Suiza, comenta que la financiación de los partidos sigue
siendo un tema de debate. En Suiza, por ejemplo, no hay financiación estatal de los partidos, y los
Miembros del Parlamento trabajan sólo a tiempo parcial. La falta de financiación pública de los
partidos políticosw es un problema para la democracia, ya que las empresas tienen demasiada
influencia gracias a la financiación de las campañas electorales.
Tord Björk del Grupo de Estudio de Movimientos Populares (Suecia) señala que es posible
constituir partidos globales. La organización comunista internacional Comintern, también conocida
como la Tercera Internacional, era un partido global. Además, sugiere trasladar el centro de interés
desde el concepto “partido” hacia el concepto “política”
Anil Bhattarai del Nepal South Asia Centre, señala la afiliación del partido Verde de Nepal a
los Verdes Mundiales. De acuerdo con él, los Verdes de Nepal se oponen a los valores originales de
los Verdes Europeos. Bhattarai sugiere examinar más profundamente el surgimiento, evolución y
expresión real de los partidos en los espacios locales y nacionales fuera de Europa, y, a partir de ahí,
explicar por qué y cómo dich evolución ha sido posible. Más aún, defiende la importancia de
prestar atención a las expresiones locales a la hora de establecer ideologías o partidos globales.
Swanaam, de Janmoracha (Nepal), considera que no es posible tener auténticos partidos
globales. Antes es necesario llevar a cabo estudios sobre el tema. Los problemas locales deben
resolverse de manera local, aunque no existan murallas entre los problemas locales y globales.
Todo está interrelacionado e interconectado. Algunos problemas locales deberán resolverse en el
ámbito global, y algunos problemas globales deberán afrontarse en el ámbito local.
En representación del Partido Samajwadi (India), Sunilam enumera los problemas a los que
se enfrentan en la actualidad los partidos politicos de todo el mundo. En primer lugar, están los
problemas de credibilidad, dilemas de exclusión y problemas de rendición de cuentas o
transparencia en el seno de los partidos. En segundo lugar, están los retos a los que se enfrentan los
partidos en el gobierno (¿de quién es la voluntad que están representando los partidos?). En
cuanto a los partidos políticos globales, cabe destacar que las empresas y la sociedad civil ya
24
25. trabajan más allá del estado nación.
El Diáologo de Delhi, India, del 5 al 6 de noviembre de 2005
Douglas Lummis, del Centre for the Study of Developing Societies, CSDS, recuerda el “Plan
Popular para el Siglo XXI” y la Conferencia de Minamata de 1989, que estaba a favor del derecho a
“internacionalizar del concepto de democracia”. Fue entonces cuando se sugirió el concepto de
“democracia participativa transfronteriza”, basado en la idea de que si la opresión tenía sus orígenes
a lo largo de la frontera, entonces, por qué no permitir a la resistencia cruzar la frontera. Como
conclusión, Lummis habla de su escepticismo con respecto al concepto de “estructuras democráticas
internacionales”, que considera como una realidad muy remota, y expresa su deseo de que se
devuelva la democracia al pueblo.
Sudha Pai de la Universidad Jawaharlal Nehru afirma que el ascenso de los Dalit
proporciona una visión muy útil para comprender y estudiar la democracia y el sistema de partidos
en la India contemporánea. Con la llegada de la independencia, la democracia en Indida era de
corte elitista. No fue hasta las décadas de los 80 y de los 90 cuando asistimos a un ascenso masivo
en la comunidad de los Dalit, conforme la democracia iba hundiendo sus raíces más
profundamente, y apareció un partido como el Bahujan Samaj Party (BSP), en 1984. El
enraizamiento de la democracia emprendid por el BSP no consiguio beneficiar exhaustivamente a
todos los Dalits, si bien logró de manera definitiva su capacidad política, mediante la inculcación de
un sentido de participación democrática.
Devdutt opina que si observáramos la evolución de la política india desde la perspectiva
liberal occidental, ninguno de los partidos políticos podría ser calificado como un partido político en
sí, e ilustra su punto de vista con ejemplos de la formación de algunos de los principales partidos
como el Congress y el BJP . El segundo punto que trae al debate es que el concepto del voto en India
es radicalmente distinto de la percepción democrática liberal del mismo como una herramienta
ciudadana. Un voto en India, señala, es como una posesión personal. Una persona no se comporta
como un ciudadano, sino como un ser humano en posesión de un voto que en tiempo de elecciones
puede otorgar a alguién que le guste, fundamentalmente en base a consideraciones de tipo no
político. Aquí un voto es como caridad, y, así pues, no es coherente con la idea de la democracia
liberal. Los dispositivos representativos y electorales no son las únicas herramientas que la gente ha
utilizado en India para afirmar derechos democráticos. El movimiento Bhakti de corte religioso, con
un núcleo social en el primer periodo medieval es un ejemplo de un movimiento poderoso que no se
institucionalizó, lo que exige una mayor atención y estudio, concluye Devdutt.
Aditya Nigam del Centre for the Study of Deveolping Societies, CSDS, habla de las crisis de la
forma partido. La crisis de la forma partido está relacionada con la de la forma nación. Los
partidos políticos fueron concebidos dentro de la idea del estado nación. Nigam señala que hubo
dos modelos de la forma partido. El primero es el modelo de vanguardia seguido por los partidos
de izquierdas o comunistas. Esta forma ha desaparecido práctimamente salvo en el sur de Asia. El
fracaso del modelo vanguardista se puede apreciar tambien en el fracaso de Comintern, lo que
debería servir como advertencia ante cualquier intento de constituir un partido global. El segundo
modelo es el modelo empresarial en el que los partidos son como mercancías, diferentes los unos de
los otros únicamente en la etiqueta y el nombre. En Estados Unidos y Europa Occidental, existen
muy pocas diferencias entre los partidos políticos, salvo en sus nombres, afirmó Nigam. Frente al
escenario del fracaso de la forma de partido, America Latina ofrece un rayo de esperanza. Al ser la
peor víctima de la globalización, Latinoamérica experimenta con una forma de partido muy cercana
a la que Congress utilizaba durante la primera etapa de la lucha por la libertad.
Abhay Dubey, del Centre for the Study of Devoloping Societies, CSDS, comparte sus
experiencias en una estructura de partido internacional como miembro activo del Partido
25
26. Comunista de India (marxistaleninista). Dubey afirma que el movimiento marxistaleninista
fracasó por completo a la hora de valorar cuestiones fundamentales como la casta, la cultura y las
diferencias de sexo, perdiendo así su relavancia universal en la India. El movimiento quedó
atrapado en un agujero del tiempo. Cuando se pierde la perspectiva de la sociedad, se pierde la
perspectiva del futuro, lo que ilustra la tragedia de los partidos marxistas.
Arun Kumar, de la Universidad Jawaharlal Nehru, explica el crecimiento progresivo de la
economía sumergida y sus efectos adversos sobre la sociedad. Además, explica cómo es el nexo de
la economía sumergida entre la clase política, los empresarios y las formas de poder en tiempo de
elecciones. Los delincuentes ahora son parte integrante del proceso político. Respecto a los
partidos globales, Kumar considera que podrían convertirse en si mismos en un instrumento de la
globalización. El dominio de la élite global crecería y el pueblo estaría aún más marginado. Incluso
hoy en día, la agenda de las ONG de India está bajo la dirección de las ONG mundiales, yel
surgimiento de partidos políticos globales agravaría aún más el problema. No obstante, dado que
ya ha surgido la idea de un partido global, sería sensato pensar en una idea original para un partido
global que fuera democrático en su estructura y pretendiera promover la conciencia democrática
globalmente.
Rajendra Singh del Tarun Bharat Sangh, afirma que conoce un partido global, el Foro
Mundial del Agua, que está gobernado por una mafia. No está claro si podría llamarse a eso un
partido global; lo que sí es cierto es que está comprometido con el gobierno global e impone
decisiones sobre el resto. Singh está en contra de cualquier partido global en el que los habitantes
de los pueblos no tuvieran ninguna opinión o participación de algún tipo. Un partido global no
hará nada por los habitantes de los pueblos pobres. No obstante, vale la pena poner en contacto a
todos los movimientos de base del mundo entero.
El Diálogo de Bamako, Mali, 21 de enero de 2006
En las discusiones sobre los partidos globales, Christophe Aguiton, de las Marchas Europeas
contra el Paro (Francia), apunta hacia la definición de “partido” como la cuestión estratégica que
constituyó durante el siglo XX un punto de división entre los partidos. A pesar de una visión del
mundo similar, la cuestión estratégica dividió al pueblo, al menos a la izquierda; si se era maoista
en el Sur, uno iba al campo para estar en contacto con los granjeros; si se era trotskista anarquista,
uno iba a las fábricas para organizar a los obreros con vistas a los levantamientos, y si se era
socialdemócrata, se iba a la universidad y se aprendía cómo convertirse en un buen político. He
aquí un ejemplo de como la sociedad civil de masas y la orientación estratégica mezclaron y
sentaron las bases de los modernos partidos políticos. Hoy día, sin embargo, el proceso de la
globalización, que es un proceso de integración a escala mundial, sirve como proceso de
desintegración en la escala local. Así pues, la capacidad de construir o crear alianzas es muy débil.
Es importante distinguir entre las discusiones sobre los partidos y las discusiones sobre si se
están construyendo nuevas políticas o nuevos agentes, afirma Jan Aart Scholte, de la Universidad
de Warwick (Reino Unido). Hay varias formas en las que los partidos podrían compensar el déficit
democrático, por ejemplo, a través de la inversión en investigacion y educación entre los mismos.
Pero, ¿la nueva forma de organización tendría como meta el poder del estado, como la han tenido
tradicionalmente los partidos políticos? Por otro lado, en estos debates sobre partidos políticos
globales, es importante advertir que “global” no equivale a “universal”, y que deben tenerse en
cuenta los aspectos culturales.
Nicola Bullard, de Focus on the Global South (Tailandia) pregunta dónde está la brecha entre
la opinión pública y la política. Las movilizaciones masivas en todo el mundo contra los ataques
estadounidenses en Irak del quince de febrero de 2003, que llevaron al New York Times a referirse a
la opinión mundial como “ el segundo superpoder del mundo”, inevitablemente tuvieron muy poco
impacto. La guerra en Irak comenzó y ambos líderes, tanto en Estados Unidos como en el Reino
Unido, fueron reelegidos.
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27. Viriato Teotónio e. Tamele (Mozambique) construye su argumento a partir de la historia de
su país, y explica los distitntos elementos de la lucha por la liberalización, que en última instancia se
fusionaron en uno solo, que por motivos relacionados con el debate sobre la democracia se llamó
partido. Los enfoques descendentes, como la Unión Africana y sus procesos de redenominación no
reflejan diferencias de funcionamiento (y ciertamente, no en una forma ascendente). En este
debate sobre los partidos políticos globales, preguntó si el término “frente” no sería una opción más
viable que la de “partido”.
Mark Randazzo, del Funder's Network on Trade and Globalization (Estados Unidos),
considera que movimientos como Via Campesina son un ejemplo interesante, en el sentido de que
no se trata de un partido y no aspira al poder del estado en el sentido clásico, sino que más bien
tiene una visión propia de la sociedad en torno a la soberanía de los alimentos y basada en las
relaciones entre agricultores de distintos países.
Tuomas YläAnttila from NIGD (Finlandia), parte de la propuesta de Heikki Patomäki y Teivo
Teivainen para establecer un partido político global en torno a la fiscalidad global y a un impuesto
sobre las transacciones de divisas extranjeras en particular. YläAnttila explica que si una
organización de una sociedad civil se convierte en un partido político, éste podrá desde ese
momento reclamar impuestos . Si quisieramos que los impuestos globales financiaran la acción
política global, dichos impuestos deberían ser recaudados por los poderes del estado, dado que
éstos son los únicos legitimados para el cobro de impuestos.
El Diálogo de Caracas, Venezuela, 26 de enero de 2006
Teivo Teivainen del NIGD y las Universidades de Helsinki y San Marcos (Finlandia y Perú),
señala que hay cierta frustración con respecto a las demandas de la sociedad civil: ¿qué tipo de
actores son de hecho actores políticos que puedan participar en debates, y hasta qué punto? En
general, podríamos decir que la cuestión ha recibido un doble enfoque: reconsiderar la noción de lo
político, y, por otra parte, responder con alternativas.
La reconsideración de lo político está relacionada con los cambios en la arena política mundial
y la globalización, en particular, con la expansión mundial y el establecimiento de redes que tienen
lugar a velocidades de vértigo. La idea principal que da lugar a esta corriente de pensamiento es el
reconocimiento de cuestiones globales significativas y la crisis del estado nación que podrían dar
lugar al nacimiento de partidos políticos globales o transnacionales. En segundo lugar, la
conciencia por parte de los votantes de la pérdida de influencia en las decisiones que afectan a sus
vidas contribuye a una demanda de acción global (quizás en forma de partido) que, de manera
mucho más efectiva, pudiera articular, representar y comunicar las opiniones del pueblo a las
instituciones transnacionales de gobierno global.
De forma provocadora, Hanna Laako del NIGD (Finlandia y México), secundada
posteriormente por otros, propone coaliciones entre movimientos sociales y partidos que cuestionen
el concepto tradicional de partidos políticos. Los casos de países en los que se da este tipo de
alianza, como Brasil e Italia, se consideran experiencias positivas.
Roberto “Tito” Espinoza del Colectivo de Estudios Aplicados al Desarrollo Social y Fórum
social PanAmazónico, CEADES (Perú), propone desmontar el eurocentrismo con el desarrollo de
nuevos conceptos y clasificaciones para embarcar rumbo hacia nuevas políticas. De acuerdo con
Tito, los partidos políticos, por ejemplo, son un producto eurocéntrico que surgió sobre las bases del
estado nación, otro concepto eurocéntrico. El instrumento dominante en la actualidad es el libre
comercio, que predomina sobre otras exigencias medioambientales, como por ejemplo las del
gaseoducto que une a Venezuela y Brasil. Hoy en día, parece que los movimientos sociales en
America Latina son más accesibles, tangibles y efectivos a la hora de responder a las expectativas de
la gente que los partidos políticos del continente.
En términos de acción política, dividida en los ámbitos local, nacional y global, la acción
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