5. Los dos detectives Este género se diferencia del resto por la particular participación del lector. En cualquier cuento policial, comenzamos la lectura en las mismas circunstancias que el detective, es decir, se nos presenta un caso del cual nada sabemos y donde debemos atenernos a la observación de los antecedentes dosificados por el texto. Y al igual que nosotros, el detective no posee ninguna prueba empírica, prejuicio sobre el asunto o interés personal más allá de despejar la incógnita. Esta regla permite un "juego limpio" entre el lector y el personaje. La igualación entre el personaje y el lector sirve para garantizar que sólo a través del pensamiento deductivo puede resolverse el misterio, ya que ninguno de los dos tiene o tendrá acceso a datos que no figuren en el texto, a saber indispensables: un crimen o misterio sin solución conocida los personajes dignos de sospecha los sitios en donde se desarrolla la trama Como corresponde a una novela policial clásica, el detective no puede permanecer incólume ante el misterio que se le presenta. Es su obligación develar el misterio, pero también lo es que nadie más lo haga antes que él (eso incluye al lector). Por este trascendental motivo es que, si bien aplica un riguroso método analítico, debe asegurarse siempre un “as bajo la manga”. A pesar de que el detective suele efectuar una verificación empírica (observa, pregunta, toma muestras), el lector no obtiene devolución (no ve ni oye ni posee) más de lo que éste le revela a través y a lo largo del texto, así que el juego, no es tan limpio después de todo.