Einstein envió cartas al presidente Roosevelt entre 1939 y 1945 advirtiéndole sobre el potencial militar del uranio y la posibilidad de desarrollar armas atómicas, lo que llevó a la creación del Proyecto Manhattan y el desarrollo de la primera bomba atómica en 1945. A pesar de sus esfuerzos para advertir sobre las armas nucleares, Einstein pasó el resto de su vida arrepentido y abogando por la paz mundial.