Una buena maestra debe ser paciente, curiosa, creativa y dinámica. Debe guiar a los estudiantes ante las dificultades, enseñar sobre la vida y saber motivarlos. Asimismo, es importante que deje que los estudiantes exploren e investiguen por su cuenta aunque esté ahí para ayudarlos. Una maestra también debe ser comprensiva y respetuosa con las diferencias individuales de cada estudiante, sacando lo mejor de cada uno.