La princesa Fiona rescata a una rana en el bosque que le pide un beso, revelando que es en realidad un príncipe hechizado. Ella accede a besarlo y él se transforma, por lo que se enamoran y casan viviendo felices para siempre. Si ella se hubiera negado, la rana habría encontrado otra pareja y Fiona se habría enamorado de un panadero.