1. LA VOLUNTAD DE DIOS EN LA FAMILIA
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y Los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, en las aves de
los cielos, y en todas las bestias que se
mueven sobre la tierra.» Gen 1:27-28 Como es
un sueño primeramente de Dios, ÉL estableció
las reglas sobre las cuales debe funcionar. Y
quienes siguen las instrucciones de Dios,
alcanzan un matrimonio saludable y una
familia estable y feliz. Es una rebeldía tratar de
manejar el matrimonio a la manera de cada
quién. Dios ya dejó escrito lo que funciona y
como funciona. ÉL nos diseñó y ÉL sabe
perfectamente como funcionamos. Por lo
tanto si queremos que nuestros matrimonios
funcionen, tenemos que hacerlo a la manera
de Dios!
2. Una familia comienza por medio del
matrimonio de un hombre y una mujer, y
comienza con un sueño: el sueño de amar y
ser amado, de vivir una vida
juntos, trabajar, tener hijos, disfrutar de todas
las cosas buenas de la vida, enfrentar las
circunstancias de la vida juntos y terminar
viejitos amándose y felices. Este es el sueño
de Dios y es también el sueño de las parejas al
comenzar la relación. Pero
lamentablemente a través de la vida, este
sueño enfrenta muchos obstáculos y muchos
se desaniman, no saben como superar los
obstáculos, y pierden el sueño. Se dan por
vencidos en algún momento de la vida del
matrimonio. Y la principal razón por la que se
dan por vencidos y abandonan el sueño que
un día los unió, es porque no saben como
manejar los conflictos, no buscan ayuda
adecuada a tiempo y se desesperan.
3. Si se humillare mi pueblo, sobre el
cual mi nombre es invocado, y
oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos;
entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré
su tierra. Ahora estarán abiertos
mis ojos, y atentos mis oídos, a la
oración en este lugar: Porque
ahora he elegido y santificado esta
casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre; y mis ojos y
mi corazón estarán ahí para
siempre. 2 Cr 7:14
4. • Si se humillare mi pueblo. El pueblo de Dios
debe reconocer sus fracasos, arrepentirse
por su pecado. Humillarse significa:
reconocer la pobreza espiritual. Entonces
prometieron solemnemente que buscarían
a Jehová el Dios de sus padres, de todo su
corazón y de toda su alma. 2 Cr 15:12
• y oraren. El pueblo de Dios debe clamar a Él
desesperado por misericordia, pero tiene
que existir la oración ferviente y constante.
También les refirió Jesús una parábola
sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar. ¿Y acaso Dios no hará justicia a
sus escogidos, que claman a él día y noche?
¿Se tardará en responderles? Os digo que
pronto les hará justicia… Lc 1:1; 7-8
5. • y buscaren mi rostro. Tiene que
existir un compromiso diligente con
todo el corazón y buscar tener una
amistad profunda con Dios. Vuelve
ahora en amistad con él, y tendrás
paz; Y por ello te vendrá bien. Job
22:21
• Y se convirtieren de sus malos
caminos. Hay que mostrar
arrepentimiento genuino, apartarse
de los pecados específicos, romper
compromisos con las malas
influencias. Es la forma de buscar
misericordia, perdón y purificación.
Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro. He 4:16
6. Cuando se cumplen las cuatro
condiciones de Dios para la
bendición que son:
humillarse, orar, buscar su rostro y
convertirse, entonces se cumplirá
la: Triple promesa de Dios. yo
oiré… perdonaré… …sanaré .
La prueba de la voluntad de Dios la
podemos ver mejor en el NT, de un
hombre que era de lo peor de la
sociedad. Jesús le dijo: Hoy ha
venido la salvación a esta casa;
por cuanto él también es hijo de
Abraham. Porque el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido. Lc 19:9-10
7. ¡Como es un sueño primeramente
de Dios, ÉL estableció las reglas
sobre las cuales debe funcionar. Y
quienes siguen las instrucciones de
Dios, alcanzan un matrimonio
saludable y una familia estable y
feliz. Es una rebeldía tratar de
manejar el matrimonio a la manera
de cada quién. Dios ya dejó escrito
lo que funciona y como funciona.
ÉL nos diseñó y ÉL sabe
perfectamente como funcionamos.
Por lo tanto si queremos que
nuestros matrimonios
funcionen, tenemos que hacerlo a
la manera de Dios!