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Animales extintos en México
1. Animales extintos en México.
La desaparición de formas de vida es un hecho que se presenta paulatinamente a lo
largo de la historia y que se asocia a la misma dinámica que nuestro planeta ha tenido a
lo largo de su evolución. Las causas que desencadenan la extinción de una especie son
muy variadas, pero podemos mencionar algunas que ya están sido identificadas y en
proceso de estudio.
Uno de los principales factores de extinción consiste en que las condiciones que
permiten la vida de una o varias especies se modifican, como ocurrió en nuestro país
hace aproximadamente siete mil años, cuando las lujuriosas praderas que existían en el
Altiplano fueron sustituídas por desiertos al entrar el período Xerotérmico. De esta
manera, desaparecieron las praderas con todas sus especies vegetales y arrastraron a la
extinción a una multitud de grandes herbívoros asociados: mamutes, mastodontes,
camellos, armadillos gigantes, caballos y yamas. Al desaparecer los herbívoros, los
grandes depredadores que dependían de su carne también entraron en crisis y se
extinguieron: entre ellos tigres-sable, varias especies de lobo y chitas americanos.
Otro factor importante consiste en la depredación selectiva que una especie dominante
realice sobre otras. De esta manera, entre el siglo XVI y el siglo XIX, muchas especies
de herbívoros de las praderas, que habían resistido la crisis Xerotérmica se vieron
presionados por la cacería que los habitantes de nuestro país practicaron sobre sus
abundantísimas poblaciones y, ahora, están prácticamente reducidos a poblaciones
inviables. Así, tenemos a los berrendos cuya población sumando las tres razas que
sobreviven en Baja California, Sonora y Chihuahua, no sobrepasa los quinientos
ejemplares.
Por una retrospectiva sobre la escasa información que se tiene de animales extintos en
México, podemos ver que los primeros testimonios vivos nos los ha legado el ilustre
Francisco Javier Clavijero. Desgraciadamente, estos animales fueron exterminados antes
que Linneo iniciara con la sistemática investigación, por lo que carecen de nombre
científico; y su estatus, así como su posición taxonómica, serán siempre un misterio. El
primero de ellos es difícil de definir; el segundo, parece ser una raza de perro.
"Techichi" :
"...era un cuadrúpedo que había en México el cual por su figura, semejante a la de los
gozques europeos, llamaron perro los españoles. Era de aspecto triste; no ladraba jamás
ni se quejaba aunque lo aporreasen. Su carne era comestible, y si creemos a los que la
gustaron, de buen sabor y nutrimento. Después de la conquista de México, faltando a los
españoles ganado de cuya carne se alimentaban, hicieron de aquellos cuadrúpedos el
abasto de sus carnicerías, con lo cual acabaron con la especie, a pesar de ser muy
numerosa".
2. "Izcuintepozotli" :
"...era de la grandeza de un perrillo de Malta, cuya piel era variada de leonado, blanco y
negro. Su cabeza pequeña a proporción del cuerpo y que parecía unida a él
inmediatamente por la suma pequeñez y grosura de su cuello. Sus ojos apacibles, sus
orejas caídas y su nariz con una considerable prominencia en el medio. Desde el cuello
se le levantaba una corcova, que se extendía hasta sus ancas. Su cola era tan pequeña
que apenas alcanzaba a la mitad de las piernas. El país propio de este animal era el
reino de Michuacán, en donde lo llamaban "abora"...". El autor indica que difería del
"xoloitzcuintli" por ser mucho más pequeño y por tener pelaje; y que, para fines del
siglo XVIII casi se había acabado, pero no menciona nada acerca de la causa de su
desaparición.
Entre los investigadores actuales continua el registro de especies que desaparecen de
nuestro país, aunque sus datos y descripciones no son tan coloridas como las de
Clavijero. La situación no deja de ser dramática.
Lobo mexicano del Noreste (Canis lupus monstrabilis):
Esta subespecie de lobo se encontraba en Tamaulipas y Nuevo León, en la zona
semidesértica del plano costero y las sierras y serranías. Su extinción se debió a la
implacable cacería y trampeo a la que fue sometido debido a que atacaba los hatos
ganaderos .
Foca monge del Caribe: (Monachus tropicalis):
Se encontraba en el Golfo de México en los cayos, arrecifes y lagunas costeras, en el
siglo XVI Hernán Cortés la refiere como una especie común . Su extinción se debió a
que, a partir de un naufragio ocurrido durante la conquista del reino de Pánuco en 1523
, los marinos que expedicionaban por la costa del Golfo las cazaron, para aprovisionarse
de carne y grasa, hasta exterminarlas. El último lugar en donde se registraba esta
especie era el arrecife de Triángulos en Yucatán. Ahora sólo nos queda el nombre de
"Isla de Lobos" en las cercanías de la Laguna de Tamiahua como testimonio de su
existencia.
Cóndor Norteño (Gymnogyps californianus):
Esta majestuosa ave se encontraba en las montañas del norte de Baja California . La
especie se halla hoy en inminente peligro de extinción, pues aun en California su
población es mínima.
Carpintero imperial (Campephilus imperialis):
Este pájaro carpintero se hallaba ampliamente distribuído en los bosques de pino desde
Sonora y Chihuahua hasta Michoacán. No se ha vuelto a encontrar . Héctor Gómez de
3. Silva indica que los ornitólogos tienen la hipótesis de que esta especie dependía para su
subsistencia de los árboles más altos y viejos de los bosques, mismos que fueron los
primeros en ser aprovechados por la extracción forestal. Al exterminarse los árboles
viejos y corpulentos de su área de distribución el nicho ecológico del que dependía esta
ave desapareció junto con la especie.
Zanate de Lerma (Quiscalus palustris):
Esta era una especie de ave endémica y restringida a la Ciénega de Lerma, en el Valle
de Toluca, Estado de México. Su extinción se debió al crecimiento de la ciudad de
México, ya que al utilizarse el agua de los manantiales del río Lerma para atender la
demanda de agua potable de su población las áreas lacustres, pantanos y ciénegas
desaparecieron paulatinamente, y con ellos, esta ave. Anea de Schaus (Memphis
schausiana):
Especie de mariposa diurna que sólo se conoce debido a unos cuántos ejemplares que
fueron colectados por W. Schaus en las cercanías de Coatepec, Veracruz, a fines del
siglo XIX. Era grande, la superficie dorsal negra con campos azul/violeta plomizos y
colas en el ala posterior. Ha sido buscada vanamente por coleccionistas y cient íficos a lo
largo del presente siglo, no sólo en la región de Coatepec, sino a lo largo de toda la
Sierra Madre Oriental. No se conoce la causa de su aparente extinción, pero pudiera
haber influído la erradicación de los bosques mesófilos de la región para el
establecimiento de cafetales.
Sólo quedan el material tipo, depositado en el Museo Británico, y una pareja, procedente
de la colección Mueller, en el Museo Nacional de Historia Natural .
La extinción se acrecienta en los períodos críticos que anteceden a cambios drásticos en
el destino de la vida en la Tierra. Así, se han reconocido dos grandes épocas de crisis; la
Permo- Triásica, que cambió el rumbo de un planeta dominado por anfibios hacia otro
dominado por dinosaurios; y la Cretácica, que cambió el dominio de los anteriores por
un mundo de aves y mamíferos.
Actualmente, debido al dominio que una sola especie (la humana) está imprimiendo
sobre la faz del planeta, estamos enfrentando una nueva crisis que, vista desde una
óptica optimista, sólo puede significar un nuevo cambio en las formas de vida que
utilizaran el planeta en el futuro; pero, habría que cuestionarse, ya que el hombre es un
producto del conjunto de condiciones y organismos a los que su población y actividades
están presionando y extinguiendo, si nuestra especie tendrá lugar dentro de las
condiciones resultantes de la crisis que provocamos.
Los sobrevivientes de nuestra irresponsabilidad se dejan ver en forma no tan velada y
son, precisamente, las especies que han sabido eludir las estrategias de exterminio que,
consciente o inconscientemente, practicamos contra el resto de los seres vivos. Así,
podríamos aventurar que si el cataclismo biológico llegara a ocurrir, los próximos
habitantes saldrían a campear por el mundo de nuestras casas, campos de cultivo,
bodegas, drenajes y mercados. No sería remoto que la vida se continuara por medio de
4. cucarachas, ratas y ratones y todas las malezas que han desarrollado estrategias para
vivir subrepticiamente a nuestro lado.