La civilización egipcia tuvo un gran impacto ecológico en el valle del Nilo, contribuyendo a la extinción de varias especies de grandes mamíferos como el león del Atlas, el uro y el hipopótamo debido a la deforestación, agricultura y caza. Adicionalmente, la introducción del gato doméstico pudo haber ocasionado la extinción de algunas aves silvestres. Para el final del Imperio Antiguo hace 4500 años, el elefante, rinoceronte y jirafa habían des
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1. El impacto ecológico de la civilización del Antiguo Egipto.
La civilización egipcia, que siempre ha cautivado y maravillado al mundo y que aún inspira
multitud de investigaciones. Esta civilización que se supone que saltó de la caza y la
recolección, a la construcción de las grandes pirámides en tan solo un siglo. Sí, esas
pirámides que confunden a propios y extraños, por sus descomunales medidas, su perfección, su
perfecta alineación astronómica y la incapacidad de los arqueólogos actuales para dar una
explicación plausible de cómo se construyeron y qué tipo de tecnología sería necesaria para
diseñarlas y levantarlas. Hoy en día, nos costaría repetir tal hazaña arquitectónica.
Toda colonización humana es un ejemplo de especie invasora en una comunidad ya
existente. Ocurre que las comunidades maduras, pueden poner freno a los intentos de invasión
de casi todas las especies, pero la nuestra no es una especie corriente, ya que sus intentos casi
siempre se consuman y generalmente con consecuencias importantes (y a veces desbastadoras)
para el lugar dónde se asientan:
La idea de que las antiguas civilizaciones no provocaban un impacto ambiental significativo
y vivían en perfecta armonía con la naturaleza, ha sido superada por las modernas
investigaciones. Cuando Wallace en 1911 escribió:
2. "estoy convencido de que la rapidez de la extinción de tantos mamíferos grandes se debe
en realidad a la intervención del hombre", muchos pusieron reparos y aún hoy algunos
estudiosos los ponen. Sin embargo los ecosistemas son muy sensibles a las
perturbaciones humanas y ese mensaje se repite por todas partes.-
Hoy día se acepta que las grandes y rápidas extinciones en América hace unos diez mil años
no se debieron solamente al cambio climático, sino a la irrupción repentina del hombre en
el continente. África y Australia tuvieron un proceso diferente, pero no escaparon a la selección
de especies, por la misma época (principios del Pleistoceno), Australia llegó a perder el 85 por
ciento de sus especies. En cambio a África le fue mucho mejor. Lo cual acusa que la pérdida de
las especies no se debió solamente al cambio climático, porque un fenómeno natural como ése se
hubiera manifestado igual en todas partes. El antropólogo Richard Leakey piensa que en África
el impacto no fue tan grande, porque los humanos evolucionaron allí desde hace ya cinco
millones de años, pero no éramos cazadores al comienzo de nuestra andadura evolutiva. Fue hace
dos millones de años cuando el Homo Erectus desarrolló un modo de existencia basado en la
caza y la recolección, si bien las artes de caza se perfeccionaron mucho más recientemente, hace
unos cien mil años. Paul Martin comenta que durante esta larga coexistencia, los animales
desarrollaron medios para eludir las costumbres predadoras de los humanos.-
La situación cambiaría con la aparición de los primeros asentamientos agrícolas.-
3. A modo de anécdota, baste un ejemplo, que no tiene nada que ver con los antiguos egipcios, pero
que sirve para ilustrar el hecho: En la década de 1890, se construyó un faro en la isla de Stephen
en Nueva Zelanda. Un día, en 1894, el gato del guardián del faro, que se llamaba Tribbles, trajo a
casa un ave pequeña, incapaz de volar. Durante las siguientes semanas trajo varios más. El
farero, David Lyall, envió algunos de los ejemplares a expertos para su identificación y le
comunicaron que se trataba de una nueva especie de ave canora. Sin embargo, a poco de ser
descubierta la especie se había extinguido. ¡Tribbles había matado todos los ejemplares!
¿Qué pasó concretamente en el Valle del Nilo? Hemos leído muchas veces que a medida que se
desecaban las tierras al oeste, las poblaciones humanas fueron empujadas hacia el valle. Pues
esto no ocurrió solamente con los humanos, sino también con algunas especies de grandes
mamíferos. Veamos algunos de éstos que se extinguieron o llegaron al borde de su extinción por
causa de los asentamientos humanos:
Panthera leo leo
El león del Atlas o león de Berbería es una subespecie de león originaria del norte de África que
hoy se encuentra extinta en libertad. Se desconoce el número exacto de leones del Atlas que se
encuentran en cautividad, incógnita que aumenta cuando se tiene en cuenta que muchos de los
4. ejemplares recluidos en zoológicos y circos no son individuos puros, sino cruces con otras
subespecies de leones desde hace varias generaciones.
El área de distribución original del león del Atlas abarcaba el Magreb, toda el área ocupada
actualmente por el Sahara, Egipto, noreste de Sudán, Eritrea y norte de Etiopía. A partir del
cuarto o tercer milenio antes de Cristo, el Sahara, hasta entonces ocupado por una sabana similar
a la del este de África, comenzó a desecarse y convertirse en el desierto que es actualmente. Con
la desaparición de las plantas lo hicieron también los grandes herbívoros, y con ellos los leones
bereberes. Éstos quedaron entonces divididos en tres zonas distintas, separadas entre sí por miles
de kilómetros de desierto: la cordillera del Atlas y Tripolitania, el macizo del Tassili n'Ajjer (en
pleno centro del Sahara) y el noreste de África, siguiendo el valle del Nilo hasta las montañas de
Etiopía. La primera zona de la que el león del Atlas desapareció por causas humanas, y no
exclusivamente climáticas, fue el delta del Nilo, hace ya másde 3.000 años. Esta extinción no
se debió realmente a la caza del león, (de hecho, era un animal sagrado bajo la figura de la
diosa Sekhmet), sino fundamentalmente al impacto sobre el medio que causaron los
primitivos egipcios, deforestando bosques, roturando tierras y construyendo presas y
ciudades. A medida que la civilización se extendía río arriba, los leones iban retrocediendo.
Uro
Era un bóvido mucho más grande y robusto que sus descendientes domésticos, con una altura
5. media en la cruz de 160 a 180 cm. en el caso de los machos (pudiendo llegar a los 2 metros) y
150 cm. en las hembras. Por las descripciones de la época romana y medieval, parece que todos
los uros, aun con pequeñas variaciones, tenían una capa de color oscuro y uniforme, sin
manchas, parecida a la de un toro de lidia español. Sólo rompían este color de fondo una banda
de pelo ligeramente más claro que se extendía por el dorso, desde la nuca a la cola, y el pelo de
la frente, que era de color pardo a leonado. Los cuernos de los machos eran largos y se curvaban
hacia arriba, con la punta de color negro, mientras que los de las hembras eran más cortos y
difíciles de ver.
La presión humana sobre el uro salvaje fue en aumento con el tiempo, pues seguía siendo
cazado por su carne, pero su disminución se debió en su mayor parte a la tala de los
bosques en que vivía para destinarlos a la agricultura y la competencia por los pastos con
los nuevos toros y vacas domésticos. Antes de la época romana, el uro salvaje ya se había
extinguido en las zonas más urbanizadas del norte de África.
Hipopótamo
Este animal era conocido a los griegos y romanos antiguos como la «Bestia del Nilo». Un
hipopótamo rojo podría ser la representación del dios Seth en la religión del Antiguo Egipto, y su
consorte Tueris también parece ser la representación de un hipopótamo. Sin embargo, ya que el
hipopótamo es un animal sumamente territorial y agresivo, la caza de los ejemplares
6. macho estaba permitida en el Antiguo Egipto. Se consideraba en general maligno, por su
peligrosidad para las embarcaciones y destructor de sembradíos. El marfil egipcio era obtenido
de los colmillos de hipopótamo. Las cacerías de este animal en tiempos faraónicos
aceleraron su desaparición en el Rio Nilo.-
Antílopes.-
Antílopes, o cephalophines, son un grupo de bóvidos africanos, y la medida en que sabemos
nunca han salido de África. Prácticamente nada se sabe de su historia temprana: hay un maxilar
parcial y un molar del Mioceno, y unos pocos registros del Plioceno y Pleistoceno, algunos de
los cuales son de las especies existentes. El molar del Mioceno es interesante ya que proviene del
norte de África. Sin embargo, Manlio (2001) sugiere que el animal se muestra en una escena de
caza de cuarta dinastía (que datan de c. 2561-2459 aC) en la tumba Atet en Meidum, Egipto, es
un Jentink de Duiker C. jentinki y ha propuesto que se trataría una población aislada de esta
especie, que podría haber persistido en Egipto por lo menos hasta este momento. Flores (2001)
señala que los huesos de antílope se identificaron a partir de una tumba egipcia en 1948, tal vez
el apoyo a esta idea.
La transformación de la tierra para obtener cultivos y pastos, no hizo sino aumentar la presión a
la que estaban sometidos los grandes mamíferos como consecuencia de la caza intensiva.
7. En Egipto, a finales del Imperio Antiguo, hace unos 4.500 años, ya habían desaparecido del
Valle del Nilo el elefante, el rinoceronte y la jirafa.
No puede estar exento de esta reseña el impacto que sobre las poblaciones de aves y
pequeños mamíferos ejerce la presencia del gato doméstico. Sabemos que en Australia por
ejemplo, la introducción del gato doméstico provocó la extinción de algunas especies de aves. Si
bien en el Antiguo Egipto el gato no fue introducido, sino domesticado, la abundancia de
este felino considerado un aliado inmejorable de la agricultura como eficaz exterminador
de plagas, tiene que haber ocasionado un golpe importante en algunas especies de aves
silvestres, ya que los gatos se reproducen rápidamente y cambian continuamente de presas.
Las cifras dicen que el gato doméstico ha provocado la extincíón de más de 30 especies de
aves.
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Mayo 12, 2011, http://egiptomaniacos.top-forum.net/t5296-el- impacto-ecologico-de-la-civilizacion-
del-antiguo-egipto