1. El ejército de David – La escuela de liderazgo de Isacar
Por Alexander Dorado Albán
Lectura para la meditación: 1 crónicas 12
Se describe al ejército que acompañó al rey David para construir un país próspero,
como es Israel, un reino sólido, que llevar a un pueblo a la gloria, al esplendor; por
supuesto, que las grandes gestas, no las consiguen los lideres o generales solos,
sino que cuentan con un ejército; tan importante es el líder, el que comanda o dirige
como el ejercito que lo acompaña. Este era un ejército calificado, profesional,
reunían una serie de características humanas, unas virtudes, además de unas
destrezas, competencias, habilidades, que lo calificaban como un ejército de primer
orden, de calidad.
Vers. 1 “y eran de los valientes que le ayudaron en la guerra”. Ellos tenían una
misión, acompañar a David a la guerra
Vers. 2 “Estaban armados de arcos, y usaban de ambas manos para tirar piedras
con honda y saetas con arco”. Eran ambidiestros, tenían habilidades, hacían parte del
ejercito, porque eran competentes, idóneos; no solamente, porque estaban dispuestos
o deseosos, sino porque eran hombres calificados, competentes, diestros, idóneos.
Vers. 8 “hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés;
sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las
montañas”. Es la manera como en la biblia, se describe con gran riqueza poética,
analógica, literaria las virtudes y características de estos hombres valerosos y
diestros para pelear.
Vers. 14 “El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor de mil”, estos hombres
con la capacidad de dirigir a otros más.
Vers. 21 “Estos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos ellos
eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército”. Todos ellos eran valientes,
dispuestos para ayudar, con gran capacidad y don de servicio.
2. Vers. 22 “Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un
gran ejército, como ejército de Dios”. Estos valientes no representaban a un hombre,
a una institución o a una nación, sino a Dios, eran un ejército de Dios.
Vers. 23 “Y este es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y
vinieron a David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra
de Jehová”. Eran hombres listos para la guerra, conforme a la palabra de Dios; y
esto lo hacían no porque David se lo hubiera dicho, sino que ellos conocían la
palabra de Dios, tenían una visión de Dios, tenía una misión profética que cumplir.
Vers. 24 “listos para la guerra”. y podríamos detenernos y explicar cada una de estas
características, por ejemplo, que significa “estar listos”, “estar preparados”; estar listo
para algo, implica una serie de acciones previas; implica no solo contar con la
actitud correcta y necesaria, sino reunir los requisitos, las condiciones, contar con la
dotación, los recursos; estar en “pie de batalla”. Pero también habla de preparados; y
esto hace alusión a un proceso de entrenamiento.
Vers. 25 “valientes y esforzados para la guerra”,
Vers. 28 “Sadoc, joven valiente y esforzado”, se destaca a un joven, que era “valiente
y esforzado”; Estos hombres tenían dos credenciales que los distinguían, eran
valientes y esforzados.
Vers. 30 “muy valientes, varones ilustres en las casas de sus padres”. Varones que
tenían una distinción
Vers. 32 “entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo
dicho seguían todos sus hermanos”.
Vers. 33 “que salían a campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de
guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón”. Están prontos para la guerra,
estaban listos, preparados, y le daban un sentido de urgencia a lo que hacían;
proactivos, dinámicos, no se hacían esperar, puntuales, disciplinados, organizados,
como ejército profesional. Tenían manejo de todo tipo de armas, dispuestos para
pelear, sin algo que no se puede dejar de mencionar, “sin doblez de corazón”;
hombres íntegros, de convicción; hombres de una sola palabra, de una sola pieza,
predecibles; se podría saber a qué atenerse con ellos; no eran de aquellos que
simulan lo que no son, sino que se mostraban tal como eran.
Vers. 35 “dispuestos a pelear”.
3. Vers. 36 “dispuestos para la guerra y preparados para pelear”. Estos hombres no solo
estaban dispuestos, sino preparados; porque en la vida no es suficiente tener
disposición, hay que ser idóneos. Ellos no solo estaban dispuestos sino preparados.
Daban la talla, no eran inferiores a la misión
Vers. 37 “con toda clase de armas de guerra”,
Vers. 38 “Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con
corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo
todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey”.
Vinieron con un corazón perfecto. Todos estaban de un mismo ánimo.
Cuando se observa las virtudes, habilidades de estos hombres, se entiende porque
tuvieron éxito, porque llevaron a Israel al Pináculo de la gloria. Pero quisiera centrar
la atención con los del Vers. 32. La tribu de Isacar. En los cuales encontramos
cinco características. “De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en
los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus
hermanos”. Revisemos, el perfil de liderazgo de los de Isacar:
1. Eran pocos:
Si bien las demás tribus estaban conformadas por miles de hombres, los de Isacar
apenas eran dos cientos. Históricamente se ha demostrado, que los grandes
cambios, gestas, transformaciones, no las han hecho las masas, las multitudes, sino
unos cuantos, unos pocos. Alguien dividió la humanidad en tres grupos: Los pocos
que hacen que sucedan las cosas, los muchos que ven las cosas que suceden y una
inmensa mayoría que no tiene ni la más remota idea de lo que está sucediendo. La
pregunta es donde estoy y donde quiero estar. A los pocos que se hacen que
sucedan las cosas, la humanidad los ha llamado líderes. Y ese es el llamado. La
escuela de discipulado de Jesús demuestra que él se concentró en unos pocos; su
mecánica, su pedagogía y didáctica, su metodología fue esa; no descuido ni
desatendió las multitudes, porque las alimento, las sano, las consoló les enseño; les
predicó; pero su tarea básica fue concentrarse en un puñado de hombres, que vistos
humanamente no calificaban, pero vistos con los ojos de Jesús, serían los pilares de
la fe, quienes cambiaran el mundo del primero siglo; en la escuela de Jesús, la
prioridad son unos pocos, dispuestos, deseosos de aprender, deseosos de ver sus
vidas transformadas, con voluntad para guerrear como era el caso del ejercito de
David. Jesús no les obligo a seguirle, sino que ellos lo hicieron por voluntad, fue su
decisión personal; estaban deseosos de aprender, se comprometieron con el Señor
independiente de los inconvenientes que se les presentaran. Desde la fundación del
4. mundo, han nacido miles de millones de millones de gentes, pero hay hombres como
“Albert Einstein”, “Benjamín Franklin”, “Leonardo Da Vinci”, “Miguel Ángel Buonarrotti”,
que nacen una sola vez y difícilmente, habrá otro como ellos. Hay personas que
han sido importantes,. Celebres, ilustres. Y esto no es para que ser presumidos, pero
si conscientes y agradecidos del privilegio que tenemos. Los de Isacar eran pocos,
pero eran pocos que hacían mucho, porque tampoco se trata de muchos que hagan
pocos, esto no funciona. Eran pocos con unos perfiles muy importantes.
2. Eran principales.
Personas que habían ganado una distinción, un cargo de honor, una reputación, un
reconocimiento; eso es importante valorarlo, porque a la hora de trabajar por un
cambio social, uno de entender cuál es su radio de acción. No es fácil entrar al
despacho de un Alcalde, de un Gobernador, del Gerente de una compañía, de un
prestante Empresario; de llegar a las altas esferas; hablar de tú a tú en una elite
social; presentar un seminario en un entorno académico, en un contexto de alta
exigencia y hacerlo con propiedad, autoridad, libertad. Hay personas que se han
distinguido, destacado; y eso no es para enaltecernos, vanagloriarnos, andar
enorgullecidos, pero tampoco para desconocer o menospreciar lo que Dios nos ha
dado. Por gracia y misericordia Dios nos está honrando, bendiciendo, pero también
debemos hacer gala de lo que Dios ha hecho de nosotros. Cuando Dios entrego la
tierra prometida a los hijos de Israel, fueron los príncipes, lo más granado de Israel
los que se acomplejaron y no quisieron entrar, porque se creían “langostas” y así se
proyectaban. Su visión era tan pobre y miope respecto de si mismos, que no se
veían como príncipes, como lo que Dios había hecho de ellos, sino que se creían
insignificantes. Y esa pobre visión de sí mismos, les impidió entrar a la tierra
prometida y murieron en el desierto. Hay personas que a base de esfuerzo, trabajo,
testimonio, espíritu de superación, servicio, de construir una vida de fe, Dios y la vida
los han distinguido y reconocido. Y no podemos ser egoístas, en este firmamento
hay suficiente espacio para que cada uno brille con luz propia. Dios nunca se ha
referido a sus hijos como vencidos o derrotados, sino como triunfantes en Cristo.
Solo que al estar en el pódium de los campeones, le demos la gloria a Dios, y
testifiquemos de un Dios vivo, que ha creído en nosotros, que hace maravillas. Entre
nosotros hay personas que han hecho estudios, que han cursado una carrera, que se
han ganado un respeto, un reconocimiento.
3. Eran visionarios.
5. Eran “entendidos en los tiempos”; si bien, no todos los visionarios son líderes, todos
los líderes están llamados a ser visionarios. Una persona visionaria, ve lo los otros
no ven, se anticipa al futuro; ve la vida en una dimensión distinta; tiene una
perspectiva y un enfoque muy particular de la vida. Jesús cuestiono a los hombres
de su tiempo, a sus propios discípulos, quienes sabían hacer una lectura precisa del
“tiempo climático”, pero no podían entender el “tiempo profético”; ellos sabían
cuando iba a llover, pero no podían entender los “tiempos y las sazones de Dios”.
No entendían las manifestaciones de Dios. El les decía, levanten la mirada y observen
a los campos de trigo que están blancos para la siega; pero ellos decían aún faltan
cuatro meses. No es que estuvieran en ese momento blancos, pero él los veía así,
listos, porque los veía con los ojos de la fe y del espíritu. Les reprochaba porque
no entendían sus palabras, porque no comprendían su lenguaje; porque la única
forma de entender ese lenguaje es sometiendo el entendimiento a la revelación. Hay
personas que usan hasta un lenguaje o una fraseología muy “espiritual”, pero no
necesariamente revelacional; no todo lo bonito es bendito; no lo que es lógico a la
mente humana es correcto a los ojos de Dios.
4. Eran estrategas
“Sabían lo que Israel debía hacer”, eran personas que tenían manejo de las
estrategias; poseían el poder del conocimiento, dice el Señor, “mi pueblo pereció,
porque le falto conocimiento”. También dice, “con ingenio harás la guerra”, y eso es
lo que hacen los estrategas; son personas de ideas, ingeniosas, que no se quedan
dándole vueltas a los problemas sino que van a las soluciones; son propositivos; la
gente no quiere que se les recuerden los problemas, o que los critiquen o
cuestiones; la gente quiere que se les invite al cambio; las personas son abiertas a
las estrategias no convencionales; hay que romper con lo establecido; los estrategas
son personas creativas, de ideas; pero no solo proponen ideas sino que son capaces
en traducirlas en proyectos concretos. Hay personas que pueden tener la visión,
pero no tienen la estrategia. Pero Dios da la visión y la estrategia. Daniel 10:1,
dice que Daniel “comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión”. Se trata de
tener claridad en el “que” y en el “como”; toda meta precisa de un método, y deben
encajar perfectamente, como encaja lo cóncavo en lo convexo. Ellos no
improvisaban,. Sabían que había que hacer; no presumían de “sabeloto”, porque
algunos, “profesando ser sabios en su propia opinión se hacen necios”; eran
sensibles a los métodos de Dios.
5. Eran Lideres
6. “Su dicho lo seguían sus hermanos”. Tenían don de mando, capacidad de arrastre,
autoridad, convicción, poder de influencia, voz líder, del que dirige. No todo el que
habla comunica, es un don que Dios da al que preside. Al que preside que es un
don de Dios, él le da la capacidad de comunicar. Mientras Moisés fue capaz de
comunicar, Dios le coloco a su lado a Aarón, para que Moisés hablara a través de
él. Si Dios coloca a sus hijos para presidir, él le capacitara para comunicar, no
como una don de Dios y no como una capacidad humana.
Los de Isacar, tenían cinco características: 1) Eran pocos, porque la calidad se
distingue. 2) Eran principales, tenían una distinción, un honor. 3) Eran visionarios,
entendían los tiempos de Dios, comprendían su presente, se anticipan al futuro. 4)
Eran estrategas, hombres sabios e ingenios, sensibles a los métodos de Dios. 5)
Eran líderes, con don de mando, capacidad de arrastre. La pregunta, es ¿para qué
esto? ¿de qué sirve reunir esas cualidades o características? La Biblia dice, “al que
mucho se le da, mucho se le demandará”. Esto no es para llenarse de arrogancia o
presunción; esto sirve para muchas cosas: 1) Darle gracias a Dios por haberse fijado
en nosotros, y habernos escogido para mostrar su gracia y misericordia. 2) Para
servir, enseñando lo que el mismo nos ha dado, poniéndolo al servicio de los demás.
3) Para formar líderes, siendo molde, modelo y ejemplo de otros. 4) Para asumir el
desafío del reto que Dios nos tiene por delante; porque él nos ha preparado y
capacitado para grandes desafíos 5) Para crecer como ejercito de Dios, dejando en
alto su nombre; y no pasar a la historia como un grupo más, de cristianos que no
fueron capaces de honrar al Dios de sus padres, ni vivir a la altura de verdaderos
hijos de rey. 6) Para actuar como un movimiento de líderes, dinamizados por el
Espíritu, honrado al Cristo que habita en nuestros corazones; siendo parte de la
solución y no del problema. 7) Para escribir un reglón no solo de la historia de
Colombia o del mundo, sino de la Biblia, porque el libro de los Hechos se sigue
escribiendo.
La pregunta es, ¿por dónde empezar? Y todo comienza, presentándose delante de
Dios, diciéndole: Una sola vida tengo, y no la puedo perder, gastar ni desperdiciar.
Y asumir la decisión, lo tomo o lo dejo; porque el más grande poder que Dios ha
dado al hombre, es el libre albedrio; el no obliga a nadie. Él nos ofrece ser parte
de sus planes soberanos, superiores, pero respeta el legítimo derecho que el otorgo
al hombre de tomarlo o dejarlo. Volviendo la mirada al texto, dice el versículo 16 y
17, “Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a David al lugar
fuerte. Y David salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y
para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si es para entregarme a
mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, véalo el Dios de nuestros padres, y
lo demande”. ¿Por qué esto? Porque dice más adelante, “De los hijos de Benjamín
7. hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se mantenían
fieles a la casa de Saúl”. Habían muchos hombres, que seguían fieles a Saúl y no
se unieron a David, por eso les pregunta, “en qué términos habían venido a el”. Dice
el versículo 18, “Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por
ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores,
pues también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de
la tropa”. En estas cosas hay que ser muy claro y firme. Si han venido a mi (decía
David) en son de paz y para ayudarme; porque quieren ser parte de este ejército,
para acompañarme en una gran gesta, una gran causa, una gran lucha que va a
trascender, a cumplir un propósito superior, sean bienvenidos. (esto lo dijo David a
los Benjamitas) pero si vienen a poner problemas, a ser obstáculo, tropiezo, a
entregarme en manos de mis enemigos sin que haya iniquidad en mis manos, que
Dios lo vea y lo demande”. ¿Por dónde empezar? Hay que tomar una decisión. Si
venimos a un lugar como este, una sede la CEPC, venimos no solo a procurar un
poco de paz espiritual o sosiego, no solo para que nos alienten el alma y el espíritu
con la Palabra de Dios; no solo para ser parte de una fraternidad, con la cual nos
identificamos y nos sentimos a gusto, con la cual construimos lazos de amistad y
compañerismo cristiano; venimos no solo porque es un ambiente sano, en la que la
pasamos bien y somos felices; sino por algo más. Si Dios nos ha traído y puesto en
este lugar, es porque el nos quiere hacer partícipes de los proyectos superiores que
tiene con esta familia. No lo pedimos, fue su decisión; desde la eternidad eligió a
nuestros padres en la fe, para levantar una gran familia y usar esta familia como un
instrumento en sus propósitos soberanos. Y si él ha permitido que le conozcamos,
que lleguemos a sus pies a través de esta familia, es porque también nos quiere
hacer partícipes, no solo de su naturaleza divina, de su herencia, de la comunión
unos con otros, sino también de los planes de conquista, porque él quiere hacer de
mi un conquistador, un embajador de la teoterapia en el mundo, uno de los de
Isacar, y para esto hay que trabajar; y nos debemos enfocar en los objetivos que
nos han fijado en la década del cumplimiento.