El documento habla sobre la importancia de ser parte del equipo que rescata y ayuda a otros en lugar de destruirlos. Relata la historia bíblica de cómo Ebed-melec, un etíope, rescató al profeta Jeremías de una cisterna a pesar de la oposición de otros hebreos, y cómo Dios lo honró por su fe y acciones. Alienta al lector a agradecer a quienes los han ayudado y a confiar en que Dios siempre permitirá que alguien venga en su ayuda durante los momentos difíciles.

1. ¿De qué equipo
soy, de los que
rescatan o de los
que destruyen?
Artículo escrito por: Jorge
Nehemías Orozco
Jer. 38:7-13 ¡Qué gran lección la
que me da Ebed-melec! Etíope,
que intercedió ante el rey
Sedequías a favor del profeta
Jeremías, cuando gente de su
mismo pueblo autorizados por el rey pusieron a Jeremías en la cisterna. Ebed-melec no siendo
hebreo (es extranjero) salvó (rescató, sacó) la vida del profeta Jeremías. Habló directamente al
rey y luego actuó en favor del profeta.
¿Le ha pasado a usted que sus mismos familiares o los mismos miembros de la familia de la fe
sean los que lo hunden?
Muchas veces de quienes uno espera que lo levante es quien lo echa al pozo. Pero, momento,
gócese porque siempre habrá un Ebed-melec que aparezca en su favor. Siempre Dios permite
que haya alguien que le ayude.
Si usted conoce a alguien que ha actuado en su favor, es un buen momento para decirle gracias
por tu ayuda.
En Jer. 39:15-18, vemos que Dios honró a Ebed-melec porque confió en Él.
Seamos parte del equipo de los que rescatan y no del equipo de los que destruyen y hunden.
Si está pasando por algún momento difícil, en este momento Dios le dice “No temas, porque
yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Jesús dijo. “…En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Is. 41:10; Jn. 16:33)
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