1. Sólo fue el principio
Albero Belmonte ©2012
Hace 20 años era el último día libre que tenía en mi horario de trabajo. Coincidió que tanto el
primer día como el último los tuve libres. Sin embargo decidí pasarlo entero allí donde
trabajaba, por lo que me levanté bien
temprano, me hice un bocadillo y me
fui.
Estuve toda la mañana en mi estafeta, en
Puerta Triana. Intercambiaba teléfonos con unos y con otros esperando que, aquello tan
bonito, no muriese con la duodécima campanada del 12 de octubre de 1992.
Después de almorzar paseé por el recinto en la más absoluta soledad. Con sinceridad he de
decir que no creía que aquello pudiera terminar. No; era demasiado hermoso para que tuviera
fin.
Contemplé la última de las cabalgatas, me metí debajo de la Esfera
Bioclimática una última vez y me paseé en todos y cada uno de los
medios de transporte que había. Todo por última vez.
Al atardecer me dirigí al Lago de España. Me senté a esperar el último
de los Espectáculos del Lago. El último fue diferente. Fue más
emotivo.
Durante todo el día no cesé de llorar. Cada vez que miraba una de sus
calles, contemplaba un pabellón o hacía uso de alguno de sus servicios
y transportes manaban ríos de lágrimas de mis ojos. No; era
demasiado hermoso para que tuviera fin.
Todo fue lo último menos mis lágrimas, las cuales aún brotan al escuchar la música del lago o
al ver una de mis viejas fotos. Sin embargo yo tenía razón: aquellos seis maravillosos meses
sólo fueron el principio de una nueva era. La Expo vive en cada uno de los corazones de los
que aún la amamos, vive gracias a todos aquellos que hacen que no se olvide: una nueva
forma de sentir, de ver y de experimentar la vida que, los que tuvimos la suerte de ser uno de
los elegidos, hemos adquirido gracias a todo lo que pudimos vivir allí. Sí, era demasiado
hermoso para que tuviera fin, y no tiene fin.
No me interesan los que quieren que olvidemos aquellos meses, ni los que siguen pensando en
ella como ejemplo de fracaso. No me importa que se rían de mi o me llamen friki: porque yo
fui, soy y siempre seré orgullosamente Azafata de la Exposición Universal de Sevilla 1992.

2. Sólo fue el principio
Albero Belmonte ©2012
Albero Belmonte, 12 de octubre de 2012