La investigación muestra que los niños que aprenden a tocar un instrumento musical desarrollan habilidades motoras finas y coordinación ojo-mano mejoradas. Además, estudiar música se ha relacionado con mejoras en las habilidades verbales y espaciales, así como en las habilidades matemáticas y de lectura. La música también puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.