La nieve
es resultado de un fenómeno meteorológico que consiste en la precipitación de
pequeños cristales de hielo. Los cristales de nieve adoptan formas geométricas con
características fractales y se agrupan en copos. Está compuesta por pequeñas partículas
ásperas y es un material granular. Normalmente tiene una estructura abierta y suave, excepto
cuando es comprimida por la presión externa.
La nieve es el vapor de agua que experimenta una alta deposición en la atmósfera a
una temperatura menor de 0 °C, y posteriormente cae sobre la tierra.
Se clasifican las nevadas dependiendo de la tasa de caída de nieve, la visibilidad y el viento.
1. La nieve
es resultado de un fenómeno meteorológico que consiste en la precipitación de
pequeños cristales de hielo. Los cristales de nieve adoptan formas geométricas con
características fractales y se agrupan en copos. Está compuesta por pequeñas partículas
ásperas y es un material granular. Normalmente tiene una estructura abierta y suave, excepto
cuando es comprimida por la presión externa.
La nieve es el vapor de agua que experimenta una alta deposición en la atmósfera a
una temperatura menor de 0 °C, y posteriormente cae sobre la tierra.
Se clasifican las nevadas dependiendo de la tasa de caída de nieve, la visibilidad y el viento.
Nevada débil: Cantidades inferiores a medio centímetro de espesor por hora y la
visibilidad es superior a un kilómetro. Si la nevada es breve entonces se trata de
una nevisca.
Nevada moderada: Cae de 0.5 a 4 centímetros por hora y una visibilidad que fluctúa
entre 500 y 1000 metros.
Nevada fuerte: Cae más de 4 centímetros por hora y la visibilidad es inferior a 500
metros. Si se presentan vientos sostenidos superiores a 55 km/h (35 mph) se le considera
una tormenta invernal.
Nevada severa: Cae más de 7 centímetros por hora; la visibilidad es inferior a 100 metros
y los vientos sostenidos superan los 70 km/h (45 mph).
Las nevadas varían de la localización, incluyendo latitud geográfica, la elevación y
otros factores que afectan al clima en general. En latitudes más cercanas al ecuador,
hay menos probabilidades de la caída de nieve. La latitud 35 ° es a menudo referida
como el límite.[cita requerida]
Las costas occidentales de los continentes principales siguen
siendo lugares sin nieve en latitudes mucho más altas.
Algunas montañas, incluso en, o cerca del Ecuador, tienen una cubierta permanente
de nieve en sus partes más altas, incluyendo el monte Kilimanjaro, en Tanzania, y los
2. Andes, en Sudamérica. Inversamente, muchas regiones del ártico y
el antártico reciben muy pocas precipitaciones y, por lo tanto, generan muy poca nieve
a pesar del intenso frío (por debajo de cierta temperatura, el aire pierde esencialmente
su capacidad de trasportar el vapor de agua).
Los grandes montes suelen tener una capa permanente de nieve, incluso en latitudes tropicales,
si son suficientemente altos. Vista del Kilimanjaro, en África, en el mes de junio.
Otro ejemplo es el de la ciudad de Nueva York, que se encuentra a una latitud similar
a Madrid o incluso más al sur que Roma, que recibe una cantidad de nieve mucho mayor
que estas dos últimas; lo que le favorece principalmente es el frío que transporta la
corriente marítima del Labrador, que también favorece el aumento de precipitaciones.
Madrid y Roma están influenciadas por el Mediterráneo y poseen dos barreras
naturales, Pirineos y Alpes respectivamente, por lo que las posibilidades de nieve se
reducen notablemente.
Otro ejemplo ocurre en la Patagonia, donde la corriente de Humboldt, proveniente de
la Antártida, atrae vientos fríos de este continente: al pasar la corriente al oeste de la
región, frente a las costas de Chile, la barrera de los Andes obliga al aire húmedo a
elevarse y precipitar todo su contenido en su ladera occidental, causando fuertes
nevadas en invierno, originarias de los campos de hielo más grandes del planeta fuera
de los polos. Debido a esto, múltiples localidades reciben grandes cantidades de nieve
mientras que otras en la misma latitud no. Es así como en la ciudad chilena de Puerto
Natales, frente a las costas del Pacífico, cae muchísima más nieve que en la ciudad
argentina de Río Gallegos, ubicada a una latitud muy similar, pero sobre las costas
del Océano Atlántico.