El diseño del estadio olímpico se inspiró en la forma de los nidos de aves, tanto estética como estructuralmente, imitando las ramas entrelazadas que trabajan juntas para lograr una resistencia mayor que cada elemento por separado, dándole al estadio una forma ligeramente ondulada y majestuosa posada en el centro de las demás estructuras olímpicas como una astronave silenciosa.