El reino de Takana sufría problemas de escasez de agua debido a que los habitantes habían olvidado su compromiso de vivir unidos y agradecer al dios del agua. El dios del agua cortó el suministro de agua en represalia. Los ancianos recordaron a la gente su compromiso, se disculparon con el dios, y el agua regresó cuando la gente volvió a vivir unida y agradeciendo al dios.
La lección de Takana: Unión y gratitud para asegurar el agua
1. DE COMO EL REINO TAKANA SUFRE EL PROBLEMA DEL AGUA
Era el reino Tákana uno de los mas ricos en el antiguo Perú, en tiempos preincaicos. A pesar de que su terreno era poco extenso, en un valle pequeño
entre dos grandes cerros tutelares, el Arunta y el Intiorko, la gente tákana cultivaba la tierra con dedicación y esmero. A pesar de las duras condiciones, sus
campos de cultivo eran muy productivos, era muy fértil gracias al pequeño riachuelo llamado Kaplina, “el que no llega al mar”, que recorría el valle regando las
terrazas de cultivos de los diferentes pagos, como el de Capanique, Olanique, Umo y otros…
Todo transcurría con normalidad hasta que llegaron desde tierras muy lejanas, del gran reino Tiwanaku, en el altiplano, grupos de personas, deseosas
de intercambiar recursos y establecer lazos de amistad. Les gustó el lugar, quisieron quedarse, casaron a sus hijos y forjaron alianzas con los jefes locales; pero
el mejor presente para los tákanas fue un simple secreto: Manténganse siempre unidos y agradezcan a dios por todo lo que tienen. Así, tendrán por siempre el
agua, y asegurarán la vida en el valle.
Los tákanas se sintieron tranquilos, cumplían con agradecer a dios siempre, con ofrendas de lo más rico que producían: ají, zapallo, maíz, coca, carne de
llamas y alpacas… Pero, creyendo que con su esfuerzo todo estaba asegurado para ellos, pronto olvidaron su compromiso. Surgió la envidia y el egoísmo,
pronto el ambiente se hizo insoportable. Y luego vino lo peor, pues el dios del agua, enojado por el mal comportamiento de los tákanas, ordenó que se les
cortara el agua de los ríos, en especial del Kaplina, el Karamolle y el Uchusuma; ordenó a las nubes no acercarse al cielo de este valle y a la lluvia no regar estos
valles. Ahora si la situación se puso muy difícil. Los campos ya no producían , las plantas se secaban y los animales se morían de sed. La gente se desesperaba
pues no tenia qué comer ni qué tomar.
De pronto, el más anciano de los jefes de ayllu dijo: recordemos nuestro compromiso. Olvidemos nuestras rencillas, vivamos unidos y pidámosle
disculpas al dios del agua con lo mejor que aun nos quede. La gente tákana le hizo caso, y pronto las cosas mejoraron, los ríos crecieron, las nubes llegaron y la
2. lluvia volvió a caer… y desde ese momento todos vivieron unidos, y siempre agradeciendo a dios por los dones recibidos, en especial por el agua. ¿No será que
hoy, ocurre lo mismo con nosotros y nuestras autoridades? . Emma Rosales Rodrigruez
AGUA ES VIDA. AGUA ES SALUD.
PRESERUARLA ES ASEGURAR LA
VIDA DE TACNA Y EL PERÚ.