La niña Roxy tenía una imaginación viva y creía que vivía en un mundo mágico donde el río era de chocolate, la hierba de menta y los árboles de piruleta, y donde ella era la única humana entre los habitantes de galletas de muñeco de jengibre. Aunque Roxy se aislaba en su mundo imaginario, no se daba cuenta de que todo estaba solo en su cabeza. Ahora con doce años, Roxy todavía viaja a su mundo fantástico.