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Vida de Cristo Vida de Cristo
VIDA DE
CRISTO
Pastor Nadir Carreño Maufras,
D.D.
2017
Vida de Cristo Vida de Cristo
INDICE
INTRODUCCIÓN GENERAL. 1
I. Fuentes de información. 1
a) Autores. 1
b) Fecha y lugar de composición. 2
c) Para quiénes fueron escritos. 3
d) El estilo. 4
e) Asunto de que tratan. 5
f) Aspecto de Cristo que presentan. 6
II. Preparación del mundo para la venida de Cristo. 7
Introducción. 7
a) Contribución de los griegos. 7
b) Contribución de los romanos. 7
c) Contribución de los judíos. 8
d) En resumen: 9
III. El país de Palestina en tiempos del Nuevo
Testamento. 10
a) Es un país oriental. 10
b) Es un país pequeño. 10
c) Es un país de aspecto natural muy variado. 10
d) Era un país con cinco provincias. 11
e) Era un país populoso. 12
f) Era un país tributario. 14
IV. El pueblo de Palestina. 14
a) Origen y selección. 15
b) Sus rasgos característicos. 16
c) Su misión en el plan de la redención. 17
d) Los judíos en el tiempo de Cristo. 18
e) El idioma de Palestina. 20
V. Una mirada general de la vida de Jesucristo. 21
a) Su importancia en el Antiguo Testamento: 21
b) Su prominencia en el Nuevo Testamento: 21
c) Su relación con todo ser humano: 21
A. Aspectos generales de la vida de Cristo. 21
B. La vida de Cristo en siete períodos. 22
C. Esquema cronológico de la vida de Cristo. 25
A. PRÓLOGO. 27
B. NACIMIENTO, NIÑEZ Y JUVENTUD. 32
1. En Bethlehem. 32
2. Nacimiento. 33
3. Anuncio a los pastores. 33
4. Circuncisión y presentación en el templo. 34
5. Visita de los magos 34
6. Viaje a Egipto y matanza de los niños en Bethlehem. 36
7. Regreso a Nazareth. 36
C. PRELIMINARES DEL MINISTERIO PÚBLICO. 39
1. Ministerio de Juan el Bautista. 39
2. Bautismo de Jesús. 40
3. Tentación de Jesús. 40
4. Testimonio de Juan el Bautista. 42
5. Viaje a Galilea con sus primeros discípulos. 43
6. Las Bodas en Caná. 44
D. MINISTERIO EN JUDEA (período de obscuridad). 46
1. Purificación del templo. 46
2. Ministerio en Jerusalem. 47
3. Conversación con Nicodemo. 47
4. Ministerio en el campo de Judea. 49
5. Regreso a Galilea por Samaria. 50
6. Conversación con la mujer samaritana. 50
7. El culto espiritual. 52
E. MINISTERIO EN GALILEA (período de popularidad). 53
1. Primer ministerio en Galilea. 53
2. Visita a Nazareth. 54
3. Se establece en Capernaum. 55
4. Pesca milagrosa. 56
5. Enseñanza en la sinagoga. 58
6. Sana a la suegra de Pedro y a muchos enfermos. 59
7. Viaje por Galilea Oriental. 59
8. Llamamiento de Leví. 61
9. Viaje a Jerusalem y sanidad de un cojo. 62
10. Oposición a Jesús y decisión de matarlo. 64
11. Los discípulos cogen espigas un día de reposo. 66
12. Sanidad en día de reposo. 68
13. Se retira a los campos. 69
14. Elección de los apóstoles. 71
15. El Sermón del Monte. 74
I. Características de los súbditos del reinado
mesiánico: Mateo 5:1–12. 76
II. Influencia y responsabilidad de los súbditos del
reinado mesiánico: Mateo 5:13–16. 79
III. Relación de la misión de Cristo con la ley moral:
Mateo 5:17–48. 80
IV. Las buenas obras deben hacerse para alcanzar la
aprobación de Dios, no la de los hombres: Mateo
6:1–18. 89
Vida de Cristo Vida de Cristo
V. Contraste entre devoción perfecta a Dios y
propósitos y afanes mundanos: Mateo 6:19–34. 95
VI. Debe evitarse la inclinación a censurar: Mateo 7:1–
6. 98
VII. Incentivos para pedir a Dios la fuerza para cumplir
con todos los requisitos exigidos: Mateo 7:7–11. 99
VIII. Principio general que resume toda la enseñanza
moral del discurso y del Antiguo Testamento: Mateo
7:12. 100
IX. Exhortaciones finales a practicar y no sólo a oír y
profesar: Mateo 7:13–27. 101
16. Sanidad del siervo del centurión. 103
17. Resurrección del hijo de la viuda de Naín. 104
18. Consulta de Juan el Bautista. 105
19. Testimonio de Jesús sobre Juan el Bautista. 107
20. Una mujer expresa su gratitud. 110
21. Viaje por Galilea del sur. 111
22. Los parientes buscan a Jesús. 113
23. Jesús comienza a enseñar con parábolas. 114
24. Sentido de la parábola del sembrador. 115
25. Parábola de la cizaña. 117
26. Parábola de la mostaza. 117
27. Parábola de la levadura. 118
28. Parábola del tesoro. 118
29. Parábola de la perla. 118
30. Un escriba quiere seguir a Jesús. 119
31. Tormenta en el mar de Galilea. 120
32. El banquete de Mateo. 122
33. Enseñanza sobre el ayuno. 123
34. Resurrección de la hija de Jairo. 123
35. Sanidad de dos ciegos. 125
36. Segunda visita a Nazareth. 126
37. Envío de los discípulos de dos en dos. 127
38. Instrucción a los discípulos. 129
39. Confianza en la providencia. 129
40. Persecución y oposición. 130
41. Consuelo. 131
42. Dios nos protegerá. 131
43. La persecución es inevitable. 132
44. Herodes cree que Jesús es Juan resucitado. 133
45. Jesús procura descanso para sus apóstoles. 133
46. Multiplicación de los panes. 134
47. Quieren forzar a Jesús a proclamarse rey. 136
48. Jesús camina sobre las aguas. 137
49. Discurso sobre el pan de vida. 139
50. Escribas y fariseos buscan a Jesús de mala fe. 140
51. Lo que contamina. 142
52. Liberación de la hija de una mujer cananea. 143
53. Jesús va a Decápolis. 145
54. Sana a un sordomudo. 145
55. Segunda multiplicación de panes. 146
56. Los adversarios exigen una señal. 146
57. Sana a un ciego. 147
58. La gran confesión de Pedro. 148
59. Jesús predice su muerte. 151
60. La transfiguración. 153
61. Liberación de un joven endemoniado. 155
62. Paga el tributo del templo. 157
63. El escándalo. 159
64. Perdón de las ofensas. 160
65. Va a la fiesta de las cabañas. 161
66. Envía a otros setenta discípulos. 163
67. No se atreven a prender a Jesús. 164
68. La mujer adúltera. 165
69. Regreso de los setenta. 166
70. Parábola del buen samaritano. 168
71. Jesús visita a Marta y María. 169
72. La verdadera naturaleza de Jesús. 170
73. Sana a un ciego de nacimiento. 173
74. Jesús el buen pastor. 175
75. Jesús enseña a orar. 176
76. El rico insensato. 179
77. La vigilancia. 179
78. Llamado al arrepentimiento. 181
79. Sana a una mujer. 182
80. Seguridad de los salvados. 183
81. ¿Son pocos los que se salvan? 184
82. Un fariseo invita a Jesús a comer. 186
83. Jesús se acerca a Jerusalem. 187
84. Parábola del amor de Dios. 188
85. El mayordomo infiel. 189
86. El rico y Lázaro. 190
87. Siervos de Jesús. 192
88. Jesús llega a Betanía. 193
89. Jesús, la resurrección y la vida. 194
90. Resurrección de Lázaro. 195
91. Decisión de matar a Jesús. 196
92. Sanidad de diez leprosos. 197
93. El regreso del Señor. 198
94. Parábola del fariseo y el publicano. 199
95. Sobre el divorcio. 200
96. Jesús bendice a los niños. 202
97. El joven rico. 203
Vida de Cristo Vida de Cristo
98. Desprendimiento de los apóstoles. 205
99. Petición ambiciosa de Santiago y Juan. 206
100. Jesús vino para servir. 207
101. Bartimeo. 208
102. Zaqueo. 210
103. Parábola de las minas. 212
104. Jesús en casa de Simón. 214
105. María unge a Jesús. 214
106. La entrada triunfal. 216
107. Maldición de la higuera. 218
108. Segunda purificación del templo. 219
109. Los adversarios confundidos. 220
110. Parábola de los dos hijos. 221
111. Parábola de los labradores malvados. 222
112. Parábola de las bodas del hijo del rey. 223
113. El tributo a César. 225
114. Los saduceos confundidos. 226
115. El gran mandamiento. 227
116. Ayes contra los fariseos. 228
117. Predicción de las persecuciones. 230
118. La ofrenda de la viuda. 231
119. Petición de unos griegos. 232
120. Jesús abandona definitivamente el templo. 233
121. La tribulación. 235
122. Parábola de las diez vírgenes. 237
123. Parábola de los talentos. 237
124. Traición de Judas. 239
125. Fiesta de los ázimos. 239
126. Jesús lava los pies a los discípulos. 242
127. Jesús predice la traición de Judas. 243
128. Institución de la santa cena. 244
129. Jesús predice la negación de Pedro. 245
130. Jesús asegura un Consolador. 248
131. La vid verdadera. 249
132. La obra del Espíritu Santo. 251
133. Despedida alentadora. 252
134. La oración intercesora. 252
135. Unidad verdadera. 255
136. Gethsemaní. 256
137. Llega Judas. 258
138. Pedro hiere a Malco. 259
139. Juicios contra Jesús. 260
140. Pedro niega a Jesús. 262
141. Sesión formal del Sanhedrín. 264
142. Remordimiento de Judas. 264
143. Jesús ante Pilato. 267
144. Pilato trata de librar a Jesús. 268
145. Pilato se lava las manos. 270
146. Pilato condena a Jesús. 272
147. El orgullo de Pilato. 273
148. Jesús conducido al Calvario. 274
149. Crucifixión de Jesús. 275
150. Jesús salva al malhechor arrepentido. 277
151. “¿Por qué me has desamparado?” 278
152. “Sed tengo”. 278
153. “Consumado es”. 279
154. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. 279
155. Tinieblas y terremoto. 279
156. Jesús sepultado. 280
157. El cuerpo no fue robado. 284
158. No fue alucinación. 285
159. No fue una leyenda. 285
160. El hecho mejor probado de la historia. 286
161. Apariciones de Jesús resucitado. 287
162. La gran comisión. 288
163. Aparición en el Mar de Galilea. 289
164. Restauración de Pedro. 290
165. Jesús se reúne con quinientos discípulos. 292
166. Otras apariciones. 294
167. Asciende al cielo. 295
Bibliografía 297
Una Armonía de los Evangelios
Vida de Cristo Vida de Cristo
VIDA DE CRISTO.
Nadir Carreño Maufras, D.D.
INTRODUCCIÓN GENERAL.
(Basada principalmente en los apuntes de clases del Rvdo. Olivero
Maufras Th.)
I. Fuentes de información.
En la práctica, toda nuestra información sobre la vida de nuestro
Señor Jesucristo la tenemos en los cuatro evangelios canónicos.
g) Autores.
1º Mateo, llamado también Leví (Marcos 2:14).
Antes de ser discípulo fue un publicano o cobrador de impuestos.
Su llamado para ser discípulo se encuentra en Mateo 9:9.
Estos publicanos gozaban de gran respeto en otras partes del
Imperio Romano, pero en Judea se les consideraba muy
pecadores (Mateo 11:19; Lucas 18:11; 19:2,7).
Esto se debía a que cobraban impuestos para una potencia
extranjera; a que eran a la vez tasadores y recaudadores, sin
restricción alguna y a que a menudo eran deshonestos y rapaces.
2º Marcos, cuyo verdadero nombre era Juan (Hechos 12:12),
residente en Jerusalem. Su madre se llamaba María y era sobrino
de Bernabé (Colosenses 4:10).
Acompañó a Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, pero
los dejó, probablemente por miedo, antes de subir a la actual
meseta de Anatolia (Turquía).
Por esta razón Pablo desconfió de él, pero pasado el tiempo
corrigió su error y el apóstol lo aceptó (2ª Timoteo 4:11). También
llegó a ser un estrecho colaborador del apóstol Pedro (1ª Pedro
5:13).
No se sabe si conoció personalmente a Jesús, pero el incidente
narrado sólo por él, y cuyos detalles posiblemente sólo él podía
conocer, permiten suponer que lo conoció (Marcos 14:51–52).
2
Papías, padre de la Iglesia, dice que Marcos escribió el evangelio,
tomándolo de las predicaciones que oyó a Pedro.
Según la tradición, murió mártir en Alejandría de Egipto.
3º Lucas, llamado “el médico amado” (Colosenses 4:14). Fue
discípulo de una segunda generación (Lucas 1:1–4).
Su encuentro con Pablo se produjo inmediatamente antes de que
el apóstol fuera a Macedonia, lo que se relata en Hechos 16:6–10,
donde se ve que hasta que el grupo misionero llegó a Troas, Lucas
se refiere a él en tercera persona, mientras que a partir de ahí se
incluye él también en el grupo. Desde entonces fue el fiel
compañero de Pablo en muchas partes y especialmente al final de
su vida (2ª Timoteo 4:11).
Algunos creen que la mención de Pablo en 2ª Corintios 8:18 se
refiere a él.
4º Juan. Era empresario pescador (Marcos 1:19–20), por lo cual
tenía una posición social elevada, hasta el punto que era conocido
del sumo sacerdote o pontífice (Juan 18:15).
Él mismo describe su primer encuentro con Jesús en Juan 1:35–
40, donde por modestia no menciona su nombre.
Jesús tuvo un especial afecto por él, a causa de su espiritualidad.
Esta espiritualidad se expresó en el hecho de que fue el primero
en creer en la resurrección de Jesús (Juan 20:8).
La tradición dice que vivió sus últimos años en Éfeso, donde murió
de cien años de edad.
h) Fecha y lugar de composición.
Como antiguamente no se fechaban los libros, por lo general, estos
datos se deducen de situaciones históricas y de la tradición, por lo
cual sólo son tentativos.
1º Mateo.
Los testimonios antiguos coinciden en que fue publicado antes
que los otros, hacia 38 D.C. o, según otros entre 50 D.C. y 60 D.C.
Fue escrito en Palestina, probablemente con el título: “Las
homilías” (“Discursos de Jesús”).
Vida de Cristo Vida de Cristo
3
2º Marcos.
Escribió hacia el 65 D.C., en Roma, bajo la dirección de Pedro.
Por eso se puede decir que Pedro narró el contenido del evangelio
y que Marcos lo escribió.
En los rollos del Mar Muerto (Qumram) se ha encontrado
evidencia que permite asegurar que el año 70 D.C. el evangelio
ya había sido escrito.
3º Lucas.
Escribió alrededor de 63 D.C., en Roma, antes de escribir los
Hechos de los apóstoles (Hechos 1:1–2 con Lucas 1:1–4). Los
Hechos no pudo ser escrito después de 65 D.C. o 66 D.C., cuando
Pablo estaba preso en Roma, porque no menciona que de su
encarcelamiento Pablo fue liberado, ni que realizó un cuarto viaje
misionero.
4º Juan.
Escribió hacia el 98 D.C., en Éfeso, sin duda que mucho después
que los otros evangelios, porque muestran una iglesia más
avanzada, menciona a los judíos como enemigos y explica
costumbres de ellos: Juan 4:9; 6:4.
i) Para quiénes fueron escritos.
1º Mateo.
Escribió para los judíos. Este evangelio está impregnado de una
atmósfera judaica. Contiene sesenta y cinco citas del Antiguo
Testamento, familiar sólo para los judíos. Suele referirse a
Jerusalem como “la santa ciudad”.
Da por conocidas de sus lectores las sectas y costumbres judías.
Ocho veces llama a Jesús “Hijo de David”, título poco usado en
los otros evangelios.
Además, evita mencionar el nombre de Dios, como lo hacían
también los judíos (3:2 con Marcos 1:15; 5:3 con Lucas 6:20; etc.).
2º Marcos.
Escribió para los gentiles, y especialmente para los romanos, a los
cuales presentó un Cristo conquistador, que les interesaría a ellos.
Tiene pocas citas del Antiguo Testamento y pocas alusiones a las
costumbres judías, desconocidas para sus lectores. En cambio,
4
abunda en explicaciones.
3º Lucas.
Escribió para los que hablaban griego, fueran judíos o gentiles.
Presenta el aspecto de Cristo más adaptado a la idiosincrasia
griega. Los griegos eran gente culta, cuyo idioma y cultura eran
conocidos por la gente ilustrada de todo el mundo. Es notorio que
su uso del griego es el de mejor calidad entre los evangelios.
4º Juan.
Escribió para los cristianos, con el lenguaje de la eternidad.
Escribe durante la segunda o tercera generación de la Iglesia.
Para esa época el cristianismo había producido un nuevo tipo de
hombre, que reunía en sí los rasgos más nobles de judíos,
romanos y griegos, sin ser ninguno de ellos.
Es a este nuevo hombre, espiritualizado por el cristianismo, a
quien Juan le escribe la más profunda revelación de Cristo.
Coleridge llama a este evangelio “la composición más sublime del
hombre”.
j) El estilo.
1º Mateo es metódico, con un plan lógico (no cronológico), ordenado
según el pensamiento.
Agrupa las parábolas, los discursos y los milagros de Jesús para
presentar un cuadro completo, aunque a menudo los da en un
orden no cronológico.
2º Marcos es pictórico, presenta un cuadro vivo de cada escena.
Ejemplos de esto se notan en una comparación, por ejemplo, de
2:2 con Mateo 9:1; 2:3 con Lucas 5:18; 5:3–4 con Lucas 8:27; etc.,
como también en 6:39–40; 7:34 y 10:21.
3º Lucas es narrativo. Relata los acontecimientos en forma directa,
siguiendo su curso regular. Es el único que nos informa que Jesús
tenía unos treinta años cuando fue bautizado. Contiene datos
cronológicos precisos: 1:5; 2:1–2; 3:1–2.
4º Juan es familiar. Escribe como un anciano contando una historia.
Nótese un ejemplo de esto en Juan 4: “Jesús le dice”; “y la mujer
le dice”; “respondió Jesús”; etc. Obsérvese cómo refiere la historia
Vida de Cristo Vida de Cristo
5
del ciego en el capítulo 9.
Siempre dice el tiempo exacto en que ocurrió cada
acontecimiento: 1:29,35,43; 2:1,13; 5:1; 6:4; etc. Esto permite
ordenar cronológicamente los sucesos, lo que sería imposible sin
estos datos.
k) Asunto de que tratan.
Por supuesto, todos tratan de la vida de Cristo, pero cada uno pone
énfasis en un aspecto definido de su vida.
1º Mateo se ocupa de los discursos de Jesús.
Después de una breve introducción, pasa al medio del ministerio
del Señor y da el Sermón del Monte (capítulos 5 a 7). Luego siguen
dos capítulos narrativos y en seguida el discurso a los Doce
(capítulo 10), seguido del discurso sobre Juan el Bautista (capítulo
11); una conversación con los fariseos (capítulo 12); el discurso
sobre los siete misterios del Reino de los cielos (capítulo 13), etc.
La mayor parte de su evangelio consiste de una serie de discursos
unidos por porciones históricas.
2º Marcos se refiere a las obras de Cristo.
Omite toda introducción y empieza con el ministerio público de
Cristo en Galilea. Reduce el Sermón del Monte a unas pocas
sentencias y se detiene mucho más en lo que Jesús hace, que en
lo que dice.
3º Lucas se ocupa de la vida de Cristo.
Es una biografía. Comienza con su familia; dispone los
acontecimientos en orden sistemático y refiere su ascensión. Si no
fuera por él, tendríamos muy escasa información del regreso de
nuestro Señor al cielo, después de acabada su obra en la tierra.
4º Juan trata de las conversaciones de Jesús.
Omite casi todo lo que refieren los otros evangelios y los
suplementa, aunque prestando atención preferente a las
conversaciones familiares de Jesús. El capítulo 6 contiene la
notable discusión en la sinagoga de Capernaum, punto decisivo
en su ministerio. Se registran a lo menos diecinueve en su este
evangelio.
6
l) Aspecto de Cristo que presentan.
Cada evangelio presenta un aspecto diferente de la persona de
Cristo, los cuales se complementan.
1º Mateo nos habla de Cristo como el Mesías de Israel: “El León de
Judá”: Génesis 49:8–11; Apocalipsis 5:5.
Su propósito fue demostrar que Jesús de Nazaret es el Mesías.
Por eso tiene tantas citas del Antiguo Testamento.
En 1:1 anuncia a Jesús, del linaje de David y de Abraham.
En 2:1–2 presenta a Cristo como el rey de los judíos.
Una expresión peculiar de Mateo es el Reino de los cielos,
considerado, sin embargo, no como un reino exclusivo de Israel,
sino universal.
2º Marcos presenta a Cristo como el siervo: “El becerro”.
No presenta su genealogía, porque no interesa, en el caso de un
esclavo.
Su expresión más característica es “luego”, que alude a la
prontitud en el servicio. Por ejemplo, sólo en el capítulo 1 tenemos
esto en los versículos 10,12,18,20 y 21.
3º Lucas presenta a Cristo como el “Hijo del hombre”: “El hombre”.
Es el evangelio de la humanidad de Cristo, desde su humilde
nacimiento hasta la mayor exaltación: 2:7,12; 24:51 con Filipenses
2:7–11.
Como hombre por excelencia se traza su linaje desde Adam.
Muestra el amor de Jesús por todos los seres humanos (capítulo
15).
4º Juan describe a Cristo como el “Hijo de Dios”: “El águila volando”.
Reúne todos los conceptos de los otros evangelios y los eleva a
lo sublime: 1:4,5,9,14.
Su genealogía no es humana, sino divina: 1:1,2,14. Es el Verbo
eterno, que existe desde la eternidad, pero hecho hombre. Es el
Hijo unigénito del Padre.
Habla de Jesús como morando al mismo tiempo en el cielo y en la
tierra: 1:18; 3:13; 17:24.
Vida de Cristo Vida de Cristo
7
A todos los que aceptamos y creemos en la inspiración divina de
este evangelio no cabe la menor duda de que Jesucristo es Dios
mismo.
II. Preparación del mundo para la venida de Cristo.
Introducción.
Dios decretó la redención desde antes de la fundación del mundo, por
lo cual en el tiempo apropiado envió a su Hijo: Gálatas 4:4.
La providencia de Dios preparó al mundo para la venida de Cristo.
Cuando él vino, tres pueblos desempeñaron un papel fundamental: los
griegos, los romanos y los judíos.
e) Contribución de los griegos.
1º Un idioma común.
Las grandes conquistas de Alejandro en Europa, Asia y África
impusieron en ellas el idioma griego, que llegó a ser entendido y
hablado por toda la gente culta. Este idioma universal permitió que
el evangelio se propagara con mayor rapidez.
2º La filosofía.
La religión de entonces consistía en la idolatría pagana, inmoral y
pecaminosa, de la cual las adivinaciones formaban una parte
importante.
El pensamiento racional de los grandes filósofos griegos puso en
duda la teología mitológica tradicional, así como la caída de
Atenas ante Lisandro (404 A.C.), quien derribó parte de sus muros
y la obligó a renunciar a su imperio, fue un golpe mortal para la
creencia en el poder de sus dioses.
Estos dos hechos predispusieron al mundo para escuchar nuevas
ideas, dando así la oportunidad para la proclamación del evangelio
(Hechos 17:16–23,34). Por eso se puede decir que la filosofía
preparó el corazón para el evangelio.
f) Contribución de los romanos.
1º Roma mantuvo unido al mundo mediante un férreo gobierno
universal e impuso la paz con su poderoso y bien disciplinado
ejército;
2º Ese ejército fue un eficaz medio civilizador;
8
3º Todo esto permitió establecer un comercio mundial;
4º Roma construyó los mejores caminos conocidos hasta entonces,
los cuales no fueron superados hasta como mil años después. Su
objetivo era movilizar rápidamente sus ejércitos. Esto permitió
también establecer un sistema postal seguro. Por esos caminos
viajaron los mensajeros del evangelio; y
5º Roma creó también escuelas de educación y cultura.
g) Contribución de los judíos.
1º Su historia.
De la tierra de Canaán, que Dios les prometió, y que conquistaron
con Josué, Israel fue expulsado por su idolatría. Dividido en dos,
como el reino de Israel, en el norte y el de Judá, en el sur, Israel
fue llevado cautivo por Asiria (717 A.C.) (2º Reyes 17:1–6) y Judá
por Babilonia (584 A.C.) (2º Crónicas 36:16–20; 2º Reyes 25:1–
11).
De esta cautividad regresaron entre cincuenta y sesenta mil
judíos, dirigidos por Zorobabel (532 A.C.) (2º Crónicas 36:22–23;
Esdras 1:1–4).
Allí reconstruyeron el templo derribado por los babilonios (514
A.C.) (Esdras 6:14–16).
Bajo Esdras y Nehemías fue reconstruida también la ciudad de
Jerusalem (450 a 401 A.C.) (Nehemías 2:1–6; 5:14; 8:1,9; 13:6–
12).
Más tarde la tierra quedó bajo el dominio de Alejandro el Grande
(332–319 A.C.).
A la muerte de Alejandro el poder pasó a los Tolomeos, dinastía
originada en uno de los generales de Alejandro y establecida en
Egipto (319–197 A.C.).
Ellos fueron sucedidos por los seleucidas, de Siria, dinastía
originada en otro de los generales de Alejandro (197–162 A.C.).
Contra el dominio de los sirios, que querían imponer a la fuerza la
religión y cultura griegas, se rebelaron los macabeos (163–137
A.C.), quienes lograron la independencia (137–59 A.C.).
Más tarde el país cayó bajo el dominio del general romano
Pompeyo, con lo cual quedó como tributario de Roma (59 A.C.).
Vida de Cristo Vida de Cristo
9
El Imperio Romano puso como gobernador a Herodes el Grande,
con el título de rey (33 A.C. adelante).
2º Su desarrollo.
1. La dispersión (diáspora): Con el cautiverio de Babilonia los
judíos fueron forzados a salir de Palestina y a radicarse en
Babilonia y Egipto.
2. Efectos de la dispersión:
- Cambió la ocupación de los judíos, de pastores y
agricultores a comerciantes.
- Obligó a traducir la Biblia al griego;
- Se formaron partidos político–religiosos: conservadores y
liberales.
3º Contribución de los judíos a la preparación del mundo para la
venida de Cristo.
1. Establecieron firmemente el monoteísmo, especialmente
desde el cautiverio de Babilonia, con el cual quedaron libres
para siempre de la idolatría politeísta;
2. Fueron los depositarios de la revelación divina, que
conservaron en el Antiguo Testamento;
3. Hicieron accesible la Biblia para todo el mundo, mediante la
Versión de los setenta (Septuaginta), hecha en Alejandría de
Egipto;
4. Crearon una especie de Estado en el mundo, con su centro en
Jerusalem:
- Estaban esparcidos por todo el mundo, con sus sinagogas
y sus costumbres;
- Mantenían su comunicación continua con Jerusalem
mediante sus giras, costumbres y religión;
- Mediante las poblaciones judías en todas partes, con sus
sinagogas, se hizo más fácil la propagación del Evangelio.
h) En resumen:
1º La filosofía griega preparó el corazón para el Evangelio y su
idioma le sirvió de vehículo;
2º El Imperio Romano preparó los medios materiales para la
propagación del Evangelio; y
10
3º Los judíos aportaron el monoteísmo, la revelación y la moral,
además de servir de contacto con todas las naciones.
III. El país de Palestina en tiempos del Nuevo Testamento.
Para comprender bien la vida y la obra de nuestro Señor Jesucristo
hay que tener algunos conocimientos acerca del país en que vivió. Por eso
consideraremos brevemente la Tierra Santa como estaba en la época del
Nuevo Testamento.
g) Es un país oriental.
Los límites de Palestina han sido siempre aproximadamente los
mismos, aunque sus gobernantes han variado mucho.
Palestina propiamente dicha, originalmente la tierra de Canaán y más
tarde la tierra de Israel, está situada al sudeste del extremo oriental
del Mar Mediterráneo, con Siria y Fenicia al norte; el gran desierto
siroarábigo al este; el desierto de Parán al sur; y el Mar Mediterráneo
al oeste. Está situada fuera del trópico norte, pero a poca distancia, y
cerca del lugar donde se encuentran Asia y África.
h) Es un país pequeño.
Su costa, desde Tiro hasta Gaza, tiene 252 kilómetros de longitud.
Por el valle del Jordán, desde el monte Hermón hasta el Mar Muerto,
su longitud es de 230 kilómetros.
Su parte más ancha, cerca del paralelo de Jerusalem, tiene unos
ochenta kilómetros y la parte más angosta, cerca del paralelo de
Capernaum, no alcanza los cincuenta kilómetros. Su superficie total
es de unos 20.000 kilómetros cuadrados.
i) Es un país de aspecto natural muy variado.
El país se divide en cinco secciones paralelas, que cualquier visitante
nota fácilmente:
1º El llano litoral, con unos cuatro kilómetros de ancho en el norte, va
ensanchándose hacia el sur, hasta alcanzar casi veintiocho
kilómetros en Gaza.
2º Al este de ese llano se encuentra la Shephela, una franja de cerros
bajos de cien a ciento setenta metros de altura.
Vida de Cristo Vida de Cristo
11
3º Luego se encuentra la región montañosa, una cadena de
montañas profundamente hendida en todas direcciones, con
alturas entre ochocientos y mil metros. Esta fue la morada de
Israel, mientras que la población de los llanos y valles era
generalmente extranjera y pagana. Los israelitas fueron siempre
un pueblo montañez.
4º Enseguida se desciende, hacia el este, al Valle del Jordán, más
bajo que el nivel del Mar Mediterráneo (una depresión), a unos
trescientos sesenta metros bajo ese nivel y de ocho a treinta y dos
kilómetros de ancho. Por este valle corre el río Jordán, con sus
fuentes al pie del Monte Hermón y cuyo curso pasa por dos lagos:
el Merom y el de Genesaret o Mar de Galilea, y que termina por
desembocar en el Mar Muerto.
5º Al este de este valle se eleva la Meseta Oriental, más alta que la
región montañosa central y con menos valles. Esta meseta baja
gradualmente hacia el desierto siroarábigo, al este.
j) Era un país con cinco provincias.
Tres provincias se encontraban al oeste del Jordán y dos, al este.
1º Provincia de Galilea.
Al norte y oeste del Jordán, situada entre el Jordán y el Mar
Mediterráneo, Fenicia y el Monte Carmelo.
Su población era valiente y franca. Principalmente la habitaban
judíos, pero tenía también muchos extranjeros (gentiles). Por eso
se la llamó “Galilea de las Gentes” (Isaías 9:1; Mateo 4:15). Los
habitantes de Jerusalem la miraban con desprecio (Juan 7:41,52).
Aquí pasó Jesús la mayor parte de su vida y ministerio.
2º Provincia de Samaria.
Entre el Jordán y el Mediterráneo, con el Monte Carmelo, al norte
y la provincia de Judea, al sur.
Su población era en parte de origen pagano y en parte de origen
israelita. En Juan 4:25 se nos informa sobre sus esperanzas y en
Juan 4:9 y 8:48 cómo los consideraban los judíos. Jesús no tomó
en cuenta esta aversión.
3º Provincia de Judea.
Era la mayor de las provincias y habitada por la mayoría de los
judíos. A menudo se le daba este nombre a todo el país (Marcos
12
1:5; Lucas 7:17; Hechos 10:37), pero generalmente era el nombre
de la provincia (Lucas 2:4; Mateo 2:22; Juan 4:5–6). Jesús visitó
esta provincia, especialmente Jerusalem, pero por breves
períodos de tiempo. Su población era más fanática que la de
Galilea y muy adversa a Jesús.
4º Provincia de Perea.
Situada al este del Jordán y del Mar Muerto. Perea significa: “Más
allá”. No se menciona con este nombre en el Nuevo Testamento,
sino como “los términos de Judea” (Mateo 19:1; Marcos 10:1).
Cristo visitó este distrito al final de su ministerio.
5º Provincia de Basán.
Situada al norte del río Hieromax y al este del Mar de Galilea. Se
la menciona con este nombre en Números 21:33–35 y en otros
pasajes, pero en los evangelios se la conoce como “la Tetrarquía
de Felipe” o con los nombres de alguna de sus partes: Decápolis,
Traconite (Mateo 4:25; Marcos 5:20; 7:31) o Iturea (Lucas 3:1). En
las Escrituras es famosa por sus corpulentos alcornoques
(Zacarías 11:2). La llanura de Auranitis abundaba en pastos y sus
cerros cubiertos de árboles y pasto ofrecían abundante alimento a
los rebaños (Deuteronomio 32:14; Ezequiel 39:18). Sus habitantes
eran casi todos gentiles. Jesús la visitó dos veces y efectuó un
milagro en cada una de ellas.
k) Era un país populoso.
Muchas ciudades e innumerables aldeas cubrían todo el territorio, lo
que muestra lo elevado que era el número de habitantes.
Entre las ciudades se destacan Jerusalem, la antigua ciudad de los
jebuseos y capital histórica del país; Capernaum, puerto en el Mar de
Galilea; Samaria, edificada por Omri, capital de Israel, el Reino del
Norte; Bethlehem (Belén), diez kilómetros al sur de Jerusalem, la
ciudad de David, donde nació nuestro Salvador; Hebrón, una de las
ciudades más antiguas del mundo, ciudad sacerdotal y primitiva
capital de Judá, el Reino del Sur; Jericó, poderosa fortaleza, a
veintinueve kilómetros al este de Jerusalem.
Vida de Cristo Vida de Cristo
13
Fig. N°1: Mapa de Palestina.
14
l) Era un país tributario.
Medio siglo antes de Jesucristo los romanos sojuzgaron Palestina.
Desde 33 A.C. hasta 1 D.C. todo el país, con algunas otras provincias
adyacentes fue un reino tributario de Roma, bajo Herodes el Grande
(Mateo 2:1).
A la muerte de Herodes, el país fue dividido en tres tetrarquías.
Arquelao, hijo de Herodes, heredó la mitad del reino de su padre y
fue nombrado Tetrarca de Judea, Idumea y Samaria (Mateo 2:22).
Herodes Antipas, hermano de Arquelao, fue Tetrarca de Galilea y
Perea (Mateo 14:1; Lucas 23:6–7).
Otro hermano, Herodes Felipe, fue Tetrarca de Basán (Lucas 3:1).
Hacia 4 D.C., Arquelao fue destituido y sus dominios pasaron a ser
una provincia romana, gobernada por un Procurador romano. Las
otras tetrarquías continuaron sin cambios.
Esta era la forma de gobierno de Palestina durante el ministerio de
Cristo, con Poncio Pilato como Procurador y Herodes Felipe II como
Tetrarca de Basán.
En 37 D.C. Herodes Agripa I fue hecho rey de Judea y en 41 D.C. de
todo lo que había sido el reino de Herodes el Grande, con lo cual
Palestina volvió a ser un reino (Hechos 12:1).
En 44 D.C., a la muerte de Agripa I, Agripa II fue nombrado
gobernador romano de Basán y Caléis. Sólo por cortesía se le llama
rey en Hechos 25:13 y 26:1–2. Judea, Samaria y Perea quedaron
nuevamente bajo un Procurador romano.
En 70 D.C. los judíos se rebelaron contra Roma, por lo cual, después
de ser derrotados, Palestina pasó a formar parte de Siria, con este
hecho termina la historia de los judíos como nacionalidad distinta,
hasta mayo de 1948, cuando recobró su identidad nacional y parte de
su territorio original, por resolución de las Naciones Unidas.
IV. El pueblo de Palestina.
En todo el mundo antiguo había una sola tierra en que Cristo podía
aparecer y un solo pueblo por medio del cual podía ser dado a los
hombres: Palestina y el pueblo judío. Este pueblo es en gran medida el
más notable de todos los pueblos.
Vida de Cristo Vida de Cristo
15
f) Origen y selección.
Dios fue seleccionando a este pueblo a través de los siglos, para
revelar a su Hijo al mundo y para consumar por su muerte la
redención: 1ª Pedro 1:18–20; Hechos 2:23. También llama la atención
en este pueblo su preparación para cumplir su misión.
1º De las tres grandes familias derivadas de Sem, Cam y Japhet, los
hijos de Noé, los judíos pertenecen a la familia semítica, madre de
algunas de las grandes religiones mundiales. Se caracteriza esta
raza por ser pensadora y contemplativa, más que activa y
agresiva.
2º De esta raza fue llamado Abraham (hacia 2000 A.C.), para ser
originador o padre de una gran nación: Génesis 12:1–3; 17:1–8.
Abraham se distinguió por:
- Su monoteísmo, su fe y la nobleza de su carácter.
- Por su título: “El Kalil” (“El Amigo”), por el cual todavía se le
conoce en el Oriente (Santiago 2:23).
- Por su influencia sobre su familia: Génesis 18:19.
3º De entre los descendientes de Abraham fue elegido Isaac:
Génesis 21:12; Romanos 9:7. Todos los demás descendientes de
Abraham fueron idólatras y perdieron el conocimiento de Dios.
4º De los hijos de Isaac, Esaú se casó con una canaanita y como
resultado natural sus hijos fueron idólatras: Génesis 26:34–35;
36:2.
Jacob recogió la herencia de la alianza: Génesis 28:20–22. Su
nombre fue cambiado al de Israel (Génesis 32:28; 35:10). Su
significado es “Príncipe de Dios”. Sus descendientes, los
israelitas, fueron educados en la fe verdadera y fueron el pueblo
de Dios. Cada uno de sus doce hijos dio origen a una tribu de
Israel (Éxodo 1:1–7). Continuaron como un solo pueblo durante
unos mil años, aunque divididos temporalmente en los dos reinos
de Judá e Israel.
5º En 721 A.C. diez de las doce tribus fueron llevadas cautivas por
los asirios (2º Reyes 17:18–20). Como habían perdido su religión,
que era su lazo de unión, se mezclaron con los paganos, aunque
algunos fieles conservaron su fe y se unieron más tarde a Judá.
16
El pequeño reino de Judá, compuesto sólo por las tribus de Judá
y Benjamín quedó en la alianza. De aquí en adelante se le llama
“judíos” a su pueblo, nombre que aparece por primera vez en 2º
Reyes 16:6.
6º Durante toda su historia, tanto en Judá como en Israel, hubo dos
elementos en el pueblo: los piadosos adoradores de Dios y los
impíos idólatras. El cautiverio babilónico separó a estos dos
elementos y disciplinó al elemento piadoso. El elemento malo fue
eliminado, sea por su aniquilación, sea por su asimilación al
mundo pagano. Al terminar el cautiverio, en 532 A.C. los cincuenta
a sesenta mil judíos que regresaron a Palestina nunca más
recayeron en la idolatría.
Así fue escogido gradualmente un pueblo preparado, del cual debía
venir el Señor.
g) Sus rasgos característicos.
1º Era un pueblo religioso monoteísta: Éxodo 20:4–6; Josué 24:14–
16. Esta es la gloria de Israel entre las naciones antiguas.
2º Era un pueblo exclusivista, fuertemente unido entre sí, que ha
evitado siempre asociarse con otras razas. Nótese este carácter
en Abraham: Génesis 24:2–4 y en Isaac: Génesis 28:1–2.
Considérese la profecía de Balaam: Números 23:9.
3º Era un pueblo conservador, reacio a todo cambio, apegado a sus
costumbres y a su religión, hasta hoy, a pesar de las
persecuciones.
4º Era un pueblo moral. Las Escrituras promovían un tipo de carácter
inmensamente superior al de cualquier otro pueblo de la
antigüedad. Entre los judíos se honraba a la mujer, la embriaguez
era rara, prevalecía la honradez y la criminalidad era muy inferior
a la de los otros pueblos.
5º Era un pueblo que tenía una firme esperanza mesiánica.
- Desde el principio de su historia abrigaron la esperanza de ser
una nación grande y vencedora: Génesis 12:2–3.
- Sabían que de él surgiría un Rey poderoso que sometería a
todo el mundo: Génesis 49:8–12; Isaías 32:1–2; 11:1–4 y
conocía su título: Daniel 9:25–26 (Ezequiel 21:25–27).
Vida de Cristo Vida de Cristo
17
- Pero erraron en su interpretación del Antiguo Testamento:
Isaías 6:9–11 con Juan 12:37–41. Hay una unidad orgánica en
el Antiguo Testamento: sus predicciones presentan un cuadro
profético que se cumple en el Mesías; sus instituciones y
rituales forman un sistema que también se cumple en el
Mesías: Lucas 24:27; Juan 5:46–47; Gálatas 3:24; los
acontecimientos históricos forman un desarrollo que culmina
en el Mesías: Colosenses 1:16–19. Todo eso se cumple en
Cristo, pero comprende también, simbólicamente, a Israel:
Mateo 2:15 con Oseas 11:1 y ellos se aplicaron todo a sí
mismos; Jesucristo es Hijo y Siervo (Salmo 81:12; Isaías
52:13–15; 53:11), pero también lo es Israel, simbólicamente
(Isaías 41:8–9; 43:1,7; 44:1–2,21; Jeremías 31:9,20), lo que
también se aplicaron a sí mismos solamente; por lo anterior los
rabinos (seguidos por el pueblo) no esperaban un Mesías
Redentor y Salvador, como el que fue anunciado a los pastores
de Bethlehem: Lucas 2:10–14, sino un Conquistador con
espada y vara de hierro: Juan 5:39–45; de este modo
terminaron crucificando al Señor de gloria: 1ª Corintios 2:7–8.
Estos fueron los rasgos característicos que Dios imprimió en los
judíos, su pueblo, y que los calificó para cumplir su propósito eterno:
Hechos 2:23; 1ª Pedro 1:18–20.
h) Su misión en el plan de la redención.
1º Perpetuar el conocimiento de Dios.
Por la iniquidad e idolatría que prevalecían en el mundo existía el
peligro de que la religión verdadera se perdiera completamente.
Por eso Dios escogió una nación, la educó para que tuviera la
mejor formación para cumplir su propósito y la separó para que
guardara el tesoro sagrado de la verdad divina hasta que el resto
del mundo pudiera recibirla.
2º Ser preparado para recibir una revelación más completa.
Revelaciones más y más completas sólo puede comunicarlas Dios
a un pueblo cuyas facultades espirituales hayan sido
desarrolladas para recibirlas. El judaísmo fue la escuela de Dios
donde fue educada una raza escogida.
Ellos recibieron las Escrituras, las profecías, el ritual del culto y,
18
sobre todo, la disciplina de la prueba, que los preparó para ser una
nación de sacerdotes: Romanos 9:4–5.
3º Proclamar el evangelio al mundo.
Cuando por la providencia de Dios se habían producido todas las
circunstancias necesarias, vino el Señor, como consumación del
judaísmo: Romanos 10:4. Entonces, los judíos tuvieron una nueva
misión: proclamar el evangelio al mundo. La pequeña compañía
de los apóstoles y la Iglesia, que en sus comienzos estaba
formada sólo por judíos convertidos cumplió esta nueva misión:
Mateo 28:19–20; Hechos 1:8; 8:4; 11:18–20.
4º Proclamar el evangelio del reino antes de la segunda venida de
Cristo.
Israel no ha cumplido todavía toda su misión. Las reliquias de este
pueblo se convertirán al Señor y serán una gran bendición para el
mundo: Isaías 10:21–22; Jeremías 23:3–6 con Apocalipsis 7:3–
10; Romanos 11:5,11–12,25–29; Hechos 15:14–17 con Amós
9:11–12.
i) Los judíos en el tiempo de Cristo.
En ese tiempo los judíos estaban divididos en dos grandes ramas: los
judíos de la dispersión y los de Palestina.
1º Los judíos de la dispersión (diáspora).
Son los que se quedaron en sus tierras de adopción después del
cautiverio. Estaban esparcidos por todo el mundo antiguo y eran
más numerosos que los de Palestina. A ellos se refieren Hechos
2:5,8–11; Juan 7:35; Santiago 1:1; 1ª Pedro 1:1. Estos judíos de
la diáspora no descendían sólo de las dos tribus de Judá y
Benjamín: Lucas 2:36.
2º Los judíos de Palestina.
Son los que regresaron del cautiverio de Babilonia y se
establecieron en Palestina, después del decreto de Ciro, en 532
A.C.: Esdras 1:1–3. En tiempos de Cristo estaban divididos en dos
grandes sectas: los fariseos y los saduceos. Había también otras
dos sectas menores: los esenios y los herodianos. Las sectas de
los fariseos y de los saduceos se formaron hacia 164 A.C., en la
época de la sublevación contra los sirios, encabezada por los
macabeos.
Vida de Cristo Vida de Cristo
19
- Contrastes entre fariseos y saduceos.
Sus nombres.
Expresan sus características: Fariseo significa “separatista”,
uno que no se mezcla con los demás. Saduceo significa “justo”,
“recto”, en sentido moral.
Sus ideologías.
Los fariseos pretendían cumplir la ley de Moisés en forma
absoluta, especialmente en cuanto a los requisitos
ceremoniales. Hasta pretendían hacer más que cumplirla,
rodeándola de tradiciones e interpretaciones que la hacían más
rigurosa: Mateo 15:1–9.
Los saduceos profesaban guardar la ley y rechazaban la
tradición de los ancianos, pero le daban una interpretación
fácil, por lo cual descuidaban frecuentemente sus demandas.
Su espíritu.
El fariseo era radical y extremista, por lo cual practicaba un
judaísmo intenso e intolerante. En cambio, el saduceo era el
mundano liberal y acomodado, satisfecho con el mundo como
estaba. Los herodianos eran saduceos que apoyaban a los
Herodes por interés.
Sus creencias.
Los fariseos creían en un mundo espiritual: el cielo, los
ángeles, el infierno, la vida venidera y el juicio.
Los saduceos, por el contrario, no encontraban declaraciones
positivas sobre esto en el Antiguo Testamento, por lo cual las
negaban: Mateo 22:23,29; Hechos 23:8.
Su influencia.
Los fariseos eran poderosos en las sinagogas, donde los
escribas daban sus interpretaciones. Debido a esto ejercían
gran influencia en el pueblo como guías religiosos.
Los saduceos no eran tan numerosos, pero influían mucho por
sus riquezas y posición social (los sacerdotes y sumo–
sacerdotes eran saduceos) y porque ocupaban los altos
puestos en el gobierno (Hechos 4:1–2; 5:17).
20
Los males asociados a ellos.
Los fariseos tendían a hacer de la religión una mera formalidad
hipócrita, por lo que el Señor los reprendió tan frecuente y
severamente: Mateo 23:2–7,13–33.
Los saduceos carecían totalmente de convicción moral, como
resultado de su egoísmo y mundanalidad, lo que se nota en la
razón que tuvieron para dar muerte a Cristo: Juan 11:47–50.
- Los esenios.
Era una pequeña secta de ascetas, que evitaban, en general,
el contacto con el público. Han llegado a ser mejor conocidos
desde el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, en
Qumram.
- Todas estas sectas desaparecieron en el año 70 D.C., cuando
Tito destruyó Jerusalem.
3º Entre los judíos de Palestina había también numerosos gentiles,
nombre con que los judíos conocían a los extranjeros o gentes de
otras razas. Estos eran de tres clases:
- Los “pecadores”, que eran los que no querían observar las
costumbres de los judíos: Gálatas 2:15 con Efesios 2:12. Se
les daba también este nombre a los judíos que no obedecían
la ley ceremonial, sin referencia a su carácter moral: Mateo
9:10–11.
- Los prosélitos de dentro de la puerta. Eran los gentiles que
recibían las Escrituras y adoraban a Dios, pero que no habían
sido recibidos en el judaísmo por el rito de la circuncisión. A
esta clase pertenecía Cornelio: Hechos 10:1–2.
- Los prosélitos de la justicia. Eran los que renunciaban a su
religión pagana, se circuncidaban y se sometían a la ley
judaica: Hechos 6:5; Mateo 23:15.
j) El idioma de Palestina.
1º El hebreo.
Era el idioma que se hablaba primitivamente y todavía se leía en
las sinagogas en el tiempo de Cristo, aunque el común del pueblo
no lo entendía, por lo cual se necesitaba un intérprete.
Vida de Cristo Vida de Cristo
21
2º El arameo o sirio–caldeo.
Era el idioma común, que sin duda usó Jesús mismo. Es el idioma
al que se hace referencia como “hebreo” en Juan 19:20–21 y
Hechos 22:2. Hay ejemplos de él en Marcos 7:34 y 15:34.
3º El griego.
Era el idioma de la literatura y de la gente culta en todos los países.
Los fariseos lo detestaban, pero era usado ampliamente por los
judíos de la dispersión y en las cortes de Herodes y Pilato: Hechos
21:37.
4º El latín.
Idioma oficial del gobierno romano, pero no usado, ni
comprendido, por lo general, por los judíos.
V. Una mirada general de la vida de Jesucristo.
La figura central del universo es Jesucristo: Juan 1:1–4,9–11;
Filipenses 2:9–11; Colosenses 1:15–17. Por eso es la figura central de la
Biblia.
d) Su importancia en el Antiguo Testamento:
Lucas 24:27; Juan 5:39; Hechos 10:43; 1ª Corintios 10:4; Gálatas
3:16.
e) Su prominencia en el Nuevo Testamento:
1ª Corintios 2:2; Gálatas 4:19; Hechos 4:11–12.
f) Su relación con todo ser humano:
Juan 1:9; 14:6.
Por lo tanto, tenemos en Jesucristo un interés mayor que en cualquier
otro ser humano que haya existido, exista o que pueda existir en el futuro.
A. Aspectos generales de la vida de Cristo.
1º Fue una vida corta.
No alcanzó a los treinta y cuatro años. Por Lucas sabemos la edad
que tenía al comenzar su ministerio: Lucas 3:23. Dicho ministerio duró
como tres años y medio.
2º Fue una vida pasada enteramente en Palestina.
- Sólo una vez leemos que viajó cerca de otro país, tal vez sin cruzar
la frontera: Marcos 7:24.
22
- Las únicas veces que tuvo contacto con extranjeros se mencionan
en Marcos 7:25–26 y Juan 12:20–22, aunque en este último caso
parece que eran judíos de la dispersión.
- Nunca disfrutó de las ventajas de viajar al extranjero, ni del trato
con la gente ilustrada de las grandes ciudades, ni del estudio en
las grandes escuelas de Israel, ni del mundo. Sus conocimientos
eran intuitivos: Juan 7:14–16; Mateo 7:28–29; Juan 7:32,45–46.
3º Fue una vida pasada entre la gente del pueblo.
- Vivió en una provincia despreciada: Juan 7:52.
- Procedió de un pueblo despreciado: Juan 1:46.
- Recibió una educación ordinaria: Juan 7:15.
- Nació humildemente en un pesebre: Lucas 2:7,12 y vivió
pobremente durante su ministerio: Mateo 8:20.
Sin embargo, en medio de estas humildes condiciones, en gran
medida desfavorables, se desarrolló el carácter más alto, la única vida
perfecta que conoce la historia de la humanidad.
4º Fue una vida activa.
Puede ser que haya pasado los primeros treinta años de su vida en
tranquila preparación, pero los tres años y medio de su ministerio
fueron tan ocupados, que a veces no tenía tiempo ni para comer:
Marcos 1:36; 2:1–4; 6:31–34. Nótese Juan 20:30. Juan 21:25 puede
ser una hipérbole, pero si toda la vida de Jesús fuese narrada con
todos los detalles que se dan del día que medió entre la institución de
la Santa Cena y su entierro se necesitarían no menos de ciento
ochenta y cinco tomos del tamaño de la Biblia para escribirla.
B. La vida de Cristo en siete períodos.
Un bosquejo general de la vida de Cristo se puede presentar en orden
cronológico, agrupado en siete períodos (con exclusión del Prólogo, de
Juan y del nacimiento de Juan el Bautista).
1º Los treinta años de preparación.
- El comienzo de este período se menciona en Lucas 2:7 y su
término en Mateo 4:1.
- Se relata principalmente en Lucas 1 a 3, con alguna otra
información en Mateo 1 y 2 y 4:1–11 y una breve mención en
Marcos 1:9–13.
Vida de Cristo Vida de Cristo
23
- Transcurrió en su mayor parte en Galilea, con algunos sucesos en
Judea, en Egipto (Mateo 2:14–15) y en Perea (Juan 1:28).
- Fue el período más largo, lo que incluye nueve décimas partes de
su vida. Se mencionan muy pocos sucesos e incluye dieciocho
años de absoluto silencio.
2º El período de obscuridad.
- El comienzo se menciona en Juan 1:35–37 y su término en Juan
4:3–4,43–44.
- Sólo Juan se refiere a este período, con sus visitas a Jerusalem y
Judea.
- Transcurre principalmente en Judea, con una visita a Samaria, de
paso a Galilea, que es visitada varias veces.
- Sabemos muy poco sobre los propósitos de Cristo y de los
acontecimientos y resultados de este período, razón por la cual se
le llama “período de obscuridad”. Hubo algunos milagros (Juan
2:6–11; 3:8). Atrajo la atención (Juan 3:26; 4:1,45) y ganó algunos
adherentes. Al final, Jesús regresa a Galilea, para comenzar un
nuevo ministerio.
3º El período de popularidad, en fuerte contraste con el anterior. Los
sucesos con que comienza y termina se dan en Lucas 4:14–30 y Juan
6:25–71, respectivamente.
- Es referido por Mateo, Marcos y Lucas, con algunos detalles en
Juan.
- Transcurre en Galilea, que es recorrida varias veces y una visita a
Jerusalem referida por Juan 5:1–2.
- Fue un período de gran actividad, ocupado en viajes continuos,
predicando el evangelio, y haciendo muchas obras de
misericordia. Fue el período de mayor popularidad, con la
ganancia de muchos adeptos, que parecían dispuestos para
aceptarlo como el Mesías de Israel, pero al final fue dejado solo
con sus discípulos. Juan 6:66–68.
4º El período de oposición, también en marcado contraste con el
anterior.
Su comienzo se refiere en Lucas 7:24 y su término, en Juan 12:1–3.
Es referido casi en las mismas proporciones por los cuatro
evangelistas. Lucas da la relación más extensa del ministerio en
24
Perea y Juan continúa refiriendo la visita a Judea.
- En este período Jesús visitó las cinco provincias de Palestina:
Marcos 7:31; 9:30; Lucas 9:51–52; Marcos 10:1; Juan 11:7.
- Fue un ministerio de pesar y humillación, de instrucción y de retiro,
porque Jesús trataba de estar solo con sus discípulos, para evitar
las muchedumbres e instruir a sus discípulos acerca de las
verdades más profundas del evangelio, para prepararles para su
próxima muerte y para su misión como apóstoles: Mateo 16:21.
5º La semana de la pasión.
Su comienzo aparece en Juan 12:12–13 y su término en Mateo 26:36.
- Es relatado en los cuatro evangelios, pero hay detalles que sólo
Juan relata: Juan 13 a 17.
- Todo transcurre ahora en Jerusalem y sus alrededores.
- Dura sólo seis días. Los evangelios dan muchos detalles.
- Fue el último llamado de Jesús a los judíos de Jerusalem y su
última reprensión por su rechazo: Mateo 21:9–11,33–46; 23:34–
39.
6º El día de la crucifixión.
Este fue el día más importante de la humanidad. Es también el día
que se narra con más detalles que cualquiera otro en la Biblia.
Su comienzo se menciona en Mateo 26:47, poco después de la media
noche del jueves. Termina con la puesta del sol del viernes (Mateo
27:59–60).
- Es relatado por los cuatro evangelistas, con detalles específicos
dados por cada uno. Juan es el más completo, como corresponde
por haber sido testigo ocular de los acontecimientos.
- Estos ocurrieron en Jerusalem, dentro y fuera del muro, aunque
no se conocen con certidumbre todos los lugares.
- En las escenas de este día vemos a Cristo padeciendo y cargando
sobre sí los pecados del mundo: Isaías 53:3–6; 1ª Pedro 2:24; 1ª
Juan 2:2.
7º Los cuarenta días de la resurrección.
Su comienzo y término se da en Mateo 28:1–8, entre el amanecer del
primer domingo (Marcos 16:9) y algún momento cuarenta días
después (Lucas 24:50–51).
Vida de Cristo Vida de Cristo
25
- Todos los evangelistas relatan apariciones del Señor resucitado,
pero sólo Lucas se refiere a su ascensión (Lucas 24:50–51;
Hechos 1:9–11).
- Las apariciones de Cristo resucitado tuvieron lugar en Jerusalem
y sus alrededores, cerca de Emmaús y en esa aldea misma y en
Galilea (Lucas 24:13–32; Mateo 28:16; Juan 21:1).
- En este período Cristo se reveló únicamente a sus discípulos y
nunca a sus enemigos, pero sólo ocasionalmente, con su mismo
cuerpo, aunque transformado (espiritualizado) y libre de todas las
limitaciones corporales (Marcos 16:12; Lucas 24:31; Juan 20:19).
C. Esquema cronológico de la vida de Cristo.
5 A.C.(?) Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista a Zacarías.
6 meses después: Anuncio del nacimiento de Jesús a María.
3 meses después: María regresa a Nazaret.
Anuncio del nacimiento de Jesús a José.
Nacimiento de Juan el Bautista.
4 A.C. (?) Nacimiento de Jesús.
8 días después: Circuncisión de Jesús.
40 días después de nacido: Presentación de Jesús en el
templo.
3 A.C. (?) Visita de los magos.
Huida a Egipto.
Matanza de los niños de Bethlehem.
2 A.C. (?) Regreso a Nazaret.
26 D.C. (otoño del hemisferio norte: septiembre a diciembre).
Bautismo de Jesús.
Tentación de Jesús.
Los primeros discípulos.
El primer milagro (Caná).
Período de obscuridad (8 meses).
27 D.C. (abril) Primera purificación del templo, Jerusalem.
Ministerio en Jerusalem y en el campo de Judea.
(diciembre) Regreso a Galilea, por Samaria.
Período de popularidad (15 a 16 meses).
Comienza la primera parte del ministerio en Galilea (unos 7 a
8 meses).
26
28 D.C. (¿abril?) Visita Jerusalem ¿durante la Pascua? (Juan 5:1).
Verano (junio a septiembre) Escoge a los doce apóstoles.
El Sermón del Monte.
Comienza la segunda parte del ministerio en Galilea (unos 8
meses).
29 D.C. (¿febrero?) Misión de los doce.
Muerte de Juan el Bautista.
Regreso de los doce.
Abril: Alimenta a los cinco mil.
Discurso sobre el pan de vida (Juan 6).
Verano: ¿Tercera Pascua?
Período de oposición (unos 8 meses).
La transfiguración.
Octubre: Visita Jerusalem. Fiesta de los tabernáculos o de las
cabañas. Juan 7:2.
¿Diciembre? Termina el período de oposición en el que visita
todas las provincias de Palestina y algunas zonas limítrofes
(Galilea, Fenicia, límite con Siria: Basán, Cesarea de Filipo,
Perea, Judea).
Diciembre: Visita Jerusalem. Fiesta de la Dedicación,
instituida por Judas Macabeo, para conmemorar la
purificación del templo. Juan 10:22.
Ministerio en Perea (4 meses).
Segundo ministerio en Judea (o ministerio en Perea).
La última semana (en Jerusalem y Betanía) (6 días).
30 D.C. (abril) La crucifixión.
La resurrección.
40 días después de la resurrección: la ascensión.
Vida de Cristo Vida de Cristo
27
A. PRÓLOGO.
Normalmente, la historia de los personajes humanos comienza con
su nacimiento, porque antes de ser engendrados no existían.
No es el caso de nuestro Señor Jesucristo. El apóstol Juan, en el
capítulo 1, versículo 1 al 18, del evangelio que escribió inspirado por el
Espíritu Santo, nos da a conocer que Jesucristo preexistía antes de que
apareciera en el mundo y que era eterno: “En el principio era el Verbo…
Éste era en el principio con Dios” (versículos 1 y 2). Esto corrobora la
declaración de la sabiduría personificada, que es el Señor, en Proverbios
8:22–25: “Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo,
antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado, desde el principio,
antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes que fuesen
las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen fundados,
antes de los collados, era yo engendrada”.
Juan no deja lugar a dudas de que Jesucristo, el Verbo, es Dios, como
no puede menos de ser por su eternidad. Es diferente de Dios Padre, pero
forma con él un solo ser, un solo Dios. ¡Tan ilimitadamente grande es aquel
de quien nos ocuparemos!
Cuando el apóstol nos dice que “el verbo era con Dios” está afirmando
la personalidad eterna del Hijo, lo cual implica también la personalidad del
Padre, como se ve en todas las Escrituras.
El Señor es llamado el Verbo, o la Palabra, porque es por medio de
ella que conocemos lo que son en realidad las personas con las cuales
tenemos que tratar: su palabra los da a conocer. Así es por medio del
Señor Jesucristo que podemos conocer a Dios, hasta donde es posible
esto para las criaturas finitas, limitadas, que somos nosotros. Si él no nos
lo hiciera conocer, estaríamos en la misma condición de Job: “He aquí yo
iré al oriente, y no lo hallaré; y al occidente, y no lo percibiré. Si al norte él
obrare, yo no lo veré; al mediodía se esconderá, y no lo veré” (23:8–9). Es
por esta razón que Juan dice: “A Dios nadie le vio jamás. El unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le declaró” (1:18), o el mismo Jesús: “Si
me conocieseis, también a mi Padre conocierais, y desde ahora le
conocéis, y le habéis visto… El que me ha visto, ha visto al Padre…”
(14:7,9).
En su introducción, el apóstol Juan nos informa de inmediato acerca
de algunas características del Señor Jesús que veremos continuamente
28
en este estudio de su vida:
1º Que él es el creador o brazo ejecutivo de Dios: “Todas las cosas por
él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho” (Juan
1:3); “En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él…” (Juan 1:10);
“Porque por él fueron criadas todas las cosas que están en los cielos,
y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y
para él” (Colosenses 1:16);
2º Que él es la vida y la luz de los hombres: La vida que posee no le ha
sido comunicada por otro, es propia de su ser. Es luz, porque nos dio
a conocer al Padre y el único camino al cielo: “Mas a todos los que le
recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que
creen en su nombre” (Juan 1:12).
3º Que su venida produjo fe en unos e incredulidad en otros.
La vida terrenal de nuestro Señor fue precedida por la de Juan el
Bautista, hijo de Zacarías, a quien un ángel le anunció su nacimiento,
mientras ministraba en el templo, hacia 6 A.C. Lucas describe
detalladamente este hecho, en 1:5–25.
Poco después, el ángel Gabriel anunció a María, en Nazaret, el
nacimiento de Jesús. Es Lucas también quien nos informa acerca de esto,
en 1:26–38.
En su relato es de notar especialmente lo siguiente:
1º María estaba desposada con José. Esta era una relación más fuerte
que estar comprometidos a casarse, pero menos fuerte que estar
casados, porque todavía no vivían juntos. Sin embargo, se les
consideraba obligados entre sí igual que un matrimonio (versículo
27).
2º José pertenecía a la “casa de David”, es decir era descendiente
directo de David, por eso Jesús era legalmente también “hijo de
David”, aunque no biológicamente. Existe un problema con las
genealogías de Jesús dadas por Mateo y Lucas, porque no coinciden
sino en algunos puntos. La explicación más probable, aunque no se
puede probar, es que Mateo da la genealogía de José, que muestra
a Jesús como heredero legal de David, conforme a su punto de vista
dirigido a los judíos. En cambio, Lucas daría la genealogía de María,
Vida de Cristo Vida de Cristo
29
que también descendería de David por otra rama secundaria. Sería
la genealogía de María porque parece seguro que Lucas fue
informado por ella de los hechos relacionados con el nacimiento de
Jesús, ya que da muchos detalles que sólo María conocía. Refuerza
esta suposición el hecho de que Lucas escribió después de
informarse cuidadosamente con los testigos vivos (Lucas 1:1–3),
entre los cuales debe de haber estado la madre de Jesús en forma
destacada.
3º María era una doncella de admirable humildad, notoria por su
reacción ante el anuncio del ángel Gabriel sobre el privilegio enorme
que Dios le concedía: “Y entrando el ángel a donde estaba, dijo:
¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo. Bendita tú entre las
mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba
qué salutación fuese ésta” (versículos 28 y 29).
¿Cómo podía ella, una muchacha corriente, ser muy favorecida por
Dios y bendita entre las mujeres? Esta humildad es de gran precio
para Dios: “… el que se humilla, será ensalzado” (Lucas 14:11;
18:14), “Y tú salvas al pueblo humilde” (2º Samuel 22:28a). ¡Cuánto
nos recomienda Dios la humildad!
4º El anuncio de que sería madre la llenó de asombro, porque no se
daban las condiciones físicas para eso: “Entonces María dijo al ángel:
¿Cómo será esto? Porque no conozco varón (soy virgen)”. Al
contrario de Zacarías, padre de Juan el Bautista, que no creyó posible
que tuviera un hijo a su avanzada edad, María sí creyó en el Dios que
hace maravillas: “Y bienaventurada la que creyó…” (Lucas 1:45a),
como debemos creer nosotros.
5º Algunos incrédulos se han atrevido a decir que la forma como fue
engendrado Jesús, como se describe en el evangelio, es confusa. Tal
“confusión” sólo está en su mente incrédula, porque Lucas es
perfectamente explícito acerca de esto: “… El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra…” (Lucas 1:35).
6º La reacción final de María es otro gran ejemplo para nosotros: se
rindió incondicionalmente a la voluntad de Dios. “…He aquí la sierva
del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra…” (1:38).
María no podía ignorar que difícilmente podían José y los conocidos
y vecinos creer el origen verdadero de su embarazo, como un blasfemo
30
modernista que lo atribuye a un soldado de la guarnición romana de
Nazaret. Además, María sabía que se exponía a ser apedreada hasta la
muerte (Deuteronomio 22:23–24) y, sin embargo, a pesar de estos
peligros seguros, aceptó ser el instrumento que Dios requería de ella.
¿Estamos nosotros dispuestos a rendirnos así al Señor, cualquiera sea la
vergüenza o el peligro que tengamos que afrontar por obedecerle?
A continuación, Lucas nos informa que María fue a visitar a su
parienta Elisabeth, la esposa de Zacarías, en 1:39–56. Como María vivía
en el norte y Elisabeth en el sur de Palestina, el viaje debe de haberlo
hecho por el camino al oriente del río Jordán, que seguía el valle del río,
hasta Hebrón, donde probablemente vivía el sacerdote Zacarías, ya que
esa era una ciudad sacerdotal.
Cuando las dos mujeres se encontraron, Elisabeth fue llena del
Espíritu Santo, quien seguramente le dio a conocer lo sucedido a María,
lo que explica la forma entusiasta y humilde como saludó a su parienta.
La respuesta de María fue el himno conocido como “el Magnificat”, la
traducción latina de sus primeras palabras: “Engrandece mi alma al
Señor”.
Este himno incluye algunas enseñanzas muy importantes:
1º Que María no era sin pecado, porque casi lo primero que dice es que
su “espíritu se alegró en Dios mi Salvador”. Si hubiera sido sin pecado
no habría necesitado que Dios fuera su Salvador (1:47).
2º Vuelve a destacarse su humildad: “Porque (Dios) ha mirado a la
BAJEZA de su criada…” (1:48).
3º A las virtudes de María se agrega aquí su espiritualidad (1:46;49–55),
mostrada en dar todo el honor a Dios (versículo 46) y especialmente
porque su alabanza está impregnada del vocabulario del Antiguo
Testamento, lo que revela que lo conocía muy bien y, por lo tanto,
que tenía el hábito de leerlo y memorizarlo.
Después de tres meses María regresó a Nazaret.
Después del regreso de María nació Juan el Bautista, muy probablemente
en Hebrón. Lucas se refiere al hecho en 1:57–80. Cuando en su relato dice
que “estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel” (versículo
80) no se refiere a lugares yermos, sin agua, sino a zonas con escasa
población.
Vida de Cristo Vida de Cristo
31
a Israel” (versículo 80) no se refiere a lugares yermos, sin agua, sino a
zonas con escasa población.
Mientras tanto el embarazo de María se hizo evidente a todos, por lo
cual fue necesario que, así como un ángel había anunciado a María el
nacimiento de Jesús, un ángel también lo anunciara a José. Mateo nos
informa sobre esto en 1:18–25. Esto ocurrió en Nazaret, donde estaba el
hogar de José.
Como era de suponer, cuando José supo del embarazo de María lo
atribuyó a una grave falta moral de ella. Su reacción lo muestra como un
hombre justo, pero también bondadoso. Por su justicia pensaba que no
podía tenerla como su mujer, pero por su bondad no actúa como
airadamente reaccionaría cualquier hombre en una situación como ésta.
José tenía dos alternativas: denunciar públicamente a María, lo cual
tendría como resultado su lapidación o dejarla secretamente para proteger
su vida. Por su bondad fue esta segunda alternativa la que escogió
(versículo 19).
Para disuadirlo de una resolución que creía justa, Dios envió a su
ángel para informarle de lo que realmente había ocurrido. El ángel lo
instruyó acerca del nombre que debía poner al niño: Jesús, la forma griega
de Josué, porque ese nombre significa Salvador y esa era su misión:
salvar a su pueblo de sus pecados. Era, por lo tanto, el Salvador y Mesías
prometido y anunciado en Génesis 3:15: “Y enemistad pondré entre ti (el
diablo) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya (Cristo): ésta te
herirá en la cabeza (la herida de muerte de Jesús a Satanás en la cruz) y
tú le herirás en el calcañar (el terrible dolor sufrido por Jesús en la cruz)
(versículo 21).
De este modo se cumpliría la profecía de Isaías 7:14: “…He aquí que
la virgen concebirá, y parirá un hijo, y llamará su nombre Emmanuel (Dios
con nosotros)”. Los incrédulos han hecho grandes esfuerzos para
desacreditar esta profecía y el hecho de que una virgen pudiera ser madre,
pero es muy firme el hecho de que la profecía se refiere a una virgen literal.
José mostró su espiritualidad añadiendo a su rectitud y bondad la
pronta obediencia al Señor y recibió a María por mujer. Resulta evidente
que Dios no envió a su Hijo a nacer en cualquier hogar, sino a uno en que
ambos cónyuges se destacaban por su elevada espiritualidad.
32
El relato de Mateo concluye dejando bien establecido que María fue
virgen sólo en cuanto al nacimiento de Jesús. Después tuvo un matrimonio
normal con José y del cual nacieron varios otros hijos. Los católico–
romanos también han hecho malabarismos de interpretación para afirmar
la perpetua virginidad de María, pero las razones bíblicas en contra de
esta falsedad son abrumadoras, sin tomar en cuenta que no hay razón
alguna para sostener tal perpetua virginidad, porque Hebreos 13:4 nos
asegura, por inspiración del Espíritu Santo: “Honroso es en todos el
matrimonio, y el lecho sin mancilla…”.
Cuando faltaba poco para que María diera a luz, en la providencia de
Dios, el emperador romano Augusto César emitió un edicto para realizar
un censo general de la población del Imperio, cuyo objetivo era cobrar los
impuestos para sostener al Imperio que dominaba todo el mundo antiguo.
Para este censo cada persona tenía que ir a su ciudad de origen, por lo
cual, como José era descendiente de David, como vimos, tuvo que
dirigirse a Bethlehem, la ciudad de David, a unos ocho kilómetros al sur
de Jerusalem. Seguramente siguieron la misma ruta utilizada por María en
su visita a Elisabeth. De este modo providencial Jesús nació en la ciudad
donde se había profetizado que nacería el Mesías que los judíos
esperaban: “Mas tú, Bethlehem Ephrata, pequeña para ser en los millares
de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son
desde el principio, desde los días del siglo” (Miqueas 5:2).
B. NACIMIENTO, NIÑEZ Y JUVENTUD.
Una vez más es Lucas quien describe con detalle el nacimiento de
Jesús, en 2:6–7.
1. En Bethlehem.
Al llegar a Bethlehem se encontraron con que los que habían llegado antes
que ellos para ser empadronados habían ocupado todos los albergues.
Por eso dice Lucas que no había lugar para ellos en el mesón, como un
anticipo de los muchos que no tienen lugar para Cristo, el Salvador, en su
corazón. Seguramente compadecidos de la mujer, que estaba a punto de
dar a luz, les proporcionaron un establo para alojar y allí, en las
condiciones más humildes nació el Salvador del mundo y fue puesto en
un pesebre, donde se alimentaban los animales. Esto ocurrió hacia el año
4 antes de Cristo, porque cuando el monje Dionisio el Pequeño calculó la
fecha del nacimiento se equivocó y lo puso cuatro años después de
ocurrido.
Vida de Cristo Vida de Cristo
33
2. Nacimiento.
En Bethlehem (“Casa del pan”) nació el “pan de vida”. Esta era la
ciudad de David, notable entre los pueblos de Judá y notoria en la historia
por ese hecho y otros, como el haber sido el hogar de Booz y Ruth.
Hay incertidumbre acerca de la fecha exacta, pero es muy probable
que fuera efectivamente el 25 de diciembre, por varios hechos históricos
relacionados con el nacimiento. La única objeción fuerte en contra es que
en diciembre hace mucho frío en ese lugar y suele estar nevado, lo que
habría hecho imposible que hubiera pastores cuidando rebaños en el
campo, pero todos sabemos que a veces se producen años
excepcionalmente benignos en cualquier lugar del mundo.
3. Anuncio a los pastores.
Una vez nacido Jesús el ángel del Señor apareció a esos pastores y
los iluminó intensamente, lo que les llenó de miedo. Existe un lugar
tradicional donde esto habría ocurrido, conocido como “el campo de los
pastores”. Estos rebaños estaban dedicados a los sacrificios en el templo.
Lucas 2:8–20 relata este acontecimiento y nos informa que después que
el ángel les anunció que había nacido el Mesías tan largamente esperado
y les dio una señal segura para identificarlo, apareció una muchedumbre
de ángeles de los ejércitos celestiales que alababan a Dios (el texto no
dice que lo hicieran cantando). El mensaje central de esos ángeles fue que
el hecho glorificaba a Dios y era una inmensa bendición para la
humanidad. Cualquiera incertidumbre sobre esto último, acerca de que la
paz y buena voluntad sea de Dios para los hombres o que sea para los
“hombres de buena voluntad” queda solucionada y clara por la enseñanza
general de las Escrituras que nos revelan que respecto a Dios no hay
hombres de buena voluntad, porque la condición de todos es la que señala
Pablo en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios”. Lo que Lucas dice que proclamaron los ángeles es,
entonces, que es Dios quien por su soberana voluntad da paz y tiene
buena voluntad con nosotros, pecadores, y que lo hace mediante ese
Jesucristo cuyo nacimiento estaba anunciando.
Los pastores fueron a Bethlehem y testificaron a todos lo que les había
sucedido, despertando la admiración de todos los presentes. María revela
otra vez su humildad guardando todo esto en el secreto de su corazón.
34
4. Circuncisión y presentación en el templo.
Ocho días después, seguramente en la misma Bethlehem, Jesús fue
circuncidado, conforme a la Ley (Génesis 17:12; Levítico 12:3; Lucas
2:21). Por este sacramento un niño judío quedaba incluido en el pacto de
Dios con su pueblo Israel. Notemos el significado simbólico de la
circuncisión en Romanos 4:11: “Y recibió la circuncisión (Abraham) por
señal, por sello de la justicia de la fe…”.
Cuarenta días después del nacimiento de Jesús y siempre conforme
a la ley, que José y María obedecían escrupulosamente (Levítico 12:2–4),
Jesús fue presentado en el templo y María fue purificada. Hay un problema
con el versículo 22, donde el texto original más probable habla de la
purificación de ellos y no sólo de ella, como lo establecía la ley (Levítico
12:6). La razón de esto es que la purificación misma era de María, pero
José se asoció pagando él los gastos del rito. En todo caso dieron la
ofrenda de los pobres (Levítico 12:8).
En el templo ocurrió que, al entrar María con el niño, un anciano y
una anciana venerables, Simeón y Ana, reconocieron al Señor y dieron
testimonio de él (Lucas 2:25–38). Fue el Espíritu Santo el que impulsó a
Simeón a ir precisamente en ese momento al templo, y el mismo Espíritu
le había dicho que no moriría sin ver al Mesías. Por su parte Ana estaba
siempre en el templo, a causa de su ardiente amor a Dios. Es de notar que
en ese tiempo todavía se sabía la tribu a la que alguien pertenecía. En el
caso de Ana era de la tribu de Aser, lo que confirma el hecho de que los
judíos actuales descienden de las doce tribus de Israel. También se nos
informa que había quienes esperaban con ansias la llegada del Mesías, a
quienes los ancianos informaron que el Mesías había llegado.
Probablemente estas personas basaban su esperanza en la profecía de
Daniel 9, que señala con precisión el tiempo de su venida. La ansiosa
espera de la primera venida del Mesías por parte de estos creyentes es
paralela a nuestra propia espera de la segunda venida del Señor.
5. Visita de los magos.
Probablemente dos años más tarde, cuando aparentemente José y
María se habían establecido en Bethlehem, unos magos, que eran los
sacerdotes del culto babilónico (no reyes) llegaron a Jerusalem
preguntando por el rey de los judíos que había nacido, a quienes una
estrella les había anunciado el hecho, por lo cual se trataba de algo
Vida de Cristo Vida de Cristo
35
portentoso (Mateo 2:1–12). Su llegada, seguramente acompañada de un
numeroso y brillante séquito, causó sensación en la ciudad. Muy
naturalmente se dirigieron a Herodes con su pregunta acerca de dónde
encontrarlo y esto provocó turbación a Herodes, que veía amenazado su
reinado y a los habitantes de Jerusalem, que sabían cuán de temerse era
la ira del rey, quien, ya en su vejez, se sentía amenazado por todo el
mundo, lo que lo había hecho cometer crímenes terribles, como la
ejecución de su propia esposa, a la cual amaba.
El rey consultó a los principales sacerdotes y escribas, por lo cual
evidentemente sabemos que relacionó el nacimiento de ese rey con el
Mesías, cuya venida había producido en esa época una gran expectativa
en toda la región. Ellos le informaron que debía nacer en Bethlehem de
Judá, conforme a Miqueas 5:2. Con su astucia malvada pidió a los magos
que una vez que lo encontraran le dieran aviso para ir él también a
adorarlo. Los magos fueron a Bethlehem, guiados otra vez por la estrella,
que los llevó hasta la misma casa donde estaba Jesús. Con gozo por el
resultado exitoso de su largo, fatigoso y peligroso viaje entregaron los
valiosos presentes que traían, los cuales, siempre en la providencia de
Dios, les servirían a la familia para sobrevivir en los días difíciles que les
esperaban. Hay que señalar que la “estrella” que habían visto los magos
no era una estrella literal, porque una estrella verdadera no podía guiarlos
en la forma que ésta lo hizo y, especialmente, no podía ponerse sobre la
casa donde estaba Jesús. Debió ser entonces una luz sobrenatural que
produjo Dios, que a la simple vista era exactamente como una estrella, así
como sucede con el planeta Venus, al que llamamos “estrella” matutina,
porque su aspecto es el de una estrella a la vista desnuda.
Cumplida su misión los magos se dispusieron a regresar, pero no lo
hicieron por Jerusalem, porque Dios les reveló en sueños las intenciones
de Herodes, sino por otro camino. Cuando Herodes se dio cuenta que
había sido burlado por los magos, éstos se encontraban ya muy lejos y
fuera de su alcance. Esto estimuló su ira asesina, que le llevó a hacer
asesinar a todos los niños de Bethlehem y de sus alrededores, que tenían
dos años o menos, porque los magos le habían informado que hacía dos
años que les había aparecido la estrella. Algunos cuestionan el relato,
porque no hay ninguna constancia histórica del horrendo crimen, fuera del
relato de Mateo. Pero, aparte de que no deben de haber sido más de unos
veinte niños, esto está completamente de acuerdo con las sospechas
asesinas del rey en esa época y es un crimen menor que muchos otros
36
que cometió en su locura homicida.
¡Qué triste hecho es que mientras los magos paganos se apresuraron
a buscar con gozo al Mesías, los príncipes de los sacerdotes y los
escribas, que sabían cómo encontrarlo, no corrieron a buscarlo! ¡cuántos
cómos sabemos nosotros y, sin embargo, no los practicamos, como vivir
una vida victoriosa, ser llenos del Espíritu Santo, ganar almas, ser
laboriosos y tener descanso y paz en el Señor, etc.!
6. Viaje a Egipto y matanza de los niños en Bethlehem.
El niño Jesús corría un gran peligro y como no había otro modo de
prevenirlo el Señor habló a José mediante una revelación en sueños
(Mateo 2:13–15). Es notable, y una gran lección para nosotros, la
obediencia instantánea de José. Pudo haber dado razones muy fuertes
para postergar un poco lo que había que hacer: que era de noche, que
había que recorrer un largo camino por el desierto, que esto era peligroso
tanto para la joven madre como para un niño tan pequeño. Si así lo hubiera
hecho, Jesús podría haber estado entre los niños asesinados, pero José
estaba acostumbrado a una obediencia inmediata cuando sabía que algo
era la voluntad de Dios, como en este caso. Así que seguramente se
procuró una cabalgadura para la madre y el niño y en plena noche
emprendió el camino a Egipto, como el ángel del Señor le había dicho, de
modo que cuando se produjo la matanza de los niños ellos estaban muy
lejos de Bethlehem.
Se establecieron ahora en Egipto hasta que murió Herodes, no
mucho después.
Mientras ellos se alejaban en dirección a Egipto, se cumplió la orden
malvada de Herodes y todos los niños de dos o menos años fueron
asesinados (Mateo 2:16–18). De este modo se cumplió la profecía de
Jeremías 31:15, referida primeramente a la desolación de los cautivos
judíos llevados por los babilonios a Ramá (Jeremías 40:1), para de ahí
deportarlos a Babilonia. El llanto debió de ser por el peligro de extinción.
De igual manera pudieron llorar los que habían sabido de los hechos
maravillosos relacionados con el nacimiento de Jesús, creyendo que el
Mesías había sido muerto.
7. Regreso a Nazareth.
Muerto Herodes, un ángel apareció otra vez en sueños a José y le
dijo que podía regresar a Israel, lo que obedeció inmediatamente, como
Vida de Cristo Vida de Cristo
37
acostumbraba. Así se cumplió también la profecía de Oseas 11:1, que se
refería al pueblo de Israel. Pero existe una relación típica entre Israel y el
Señor Jesucristo.
Cuando José supo que reinaba Arquelao, hijo de Herodes, no quiso
volver a vivir en Bethlehem, que estaba en sus dominios, y se fue a Galilea,
a Nazaret, donde había residido antes. Así se cumplió otra profecía, que
decía que el Mesías sería llamado “nazareno” (no nazareo, porque Jesús
nunca lo fue). Esto se refería probablemente al hecho de que Nazaret era
un lugar despreciado por los orgullosos judíos de Jerusalem. La profecía
probablemente se refiere a Isaías 53:3: “Despreciado y desechado entre
los hombres…”.
Hay una aparente discrepancia entre los relatos de Mateo, que hemos
visto en detalle, y el de Lucas, porque según este último pareciera que la
familia regresó directamente de Bethlehem a Nazaret. Pero el lenguaje de
Lucas no obliga a esto y se limita a decir lo que ocurrió finalmente, sin
excluir que hubieran ocurrido todos los hechos narrados por Mateo.
La infancia y juventud de Jesús transcurrió en Nazaret, como nos
informa Lucas 4:16. Las especulaciones acerca de posibles viajes al
extranjero son interesadas y sin fundamento. Desde Nazaret fue
frecuentemente a Jerusalem, a las fiestas establecidas en las Escrituras.
Acerca de la vida en el hogar de José y María podemos inferir lo
siguiente:
1º Vivirían seguramente en una casa de adobes, de un piso, con una
sola habitación, sin ventanas, iluminada sólo por la puerta, con suelo
de tierra y estuco sólo por fuera.
2º Dormirían en una especie de colchonetas, tendrían una mesita para
la lámpara (el candelero) y una piedra para moler. No habría mesa,
ni sillas.
3º La educación sería recibida en la sinagoga, por medio de su
encargado y consistiría en la lectura de las Sagradas Escrituras (el
Antiguo Testamento). Ellas deben de haber impresionado
fuertemente la mente de Jesús y probablemente contribuyeron a
despertar o a desarrollar su consciencia mesiánica. Además,
aprendió un oficio manual, como era obligatorio para todo niño judío,
aunque fuera rico. Sin duda que también aprendió a escribir (Juan
8:6,8).
38
4º La vida religiosa fue intensa, sin duda, a causa de la espiritualidad de
José y María. Sería instruido cuidadosamente en la Palabra de Dios,
conforme a Deuteronomio 6:6–7, se acostumbraría a la oración
regular (Hechos 3:1; Daniel 6:10). El día de reposo era guardado
cuidadosamente y Jesús seguramente adquirió el hábito de
santificarlo en forma espiritual, no formal, ni legalistamente (Marcos
1:21; Lucas 4:31; Marcos 2:23–24; Mateo 12:5), además de asistir
regularmente al culto de la sinagoga (Lucas 4:16). Como todo judío
concurría tres veces al año a Jerusalem para las fiestas de la Pascua,
Pentecostés y de los Tabernáculos. José y María no faltaban a ellas,
ni tampoco Jesús, desde los doce años (Lucas 2:41).
Lucas narra en 2:40–52 lo que seguramente fue la primera vez que
Jesús fue a Jerusalem. En esta narración se destaca:
Este es el único acontecimiento en la vida de Jesús que se narra entre
su nacimiento y su madurez, a los treinta años de edad. Tuvo un desarrollo
normal, aunque debe de haber sido un niño excepcional (versículo 40),
como quedó manifiesto cuando a los doce años acompañó a sus padres
a una de las fiestas sagradas, en Jerusalem (versículo 42).
Era común que se juntaran grandes compañías de peregrinos
formadas por parientes y vecinos. El versículo 44 muestra que tenían una
completa confianza en su hijo. Como no lo encontraron en el grupo de
peregrinos que volvía de Jerusalem regresaron a Jerusalem a buscarlo
(versículo 45). Después de tres días de búsqueda angustiosa lo
encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, los expertos
conocedores de las Sagradas Escrituras. Les escuchaba con atención y
les hacía preguntas, lo que despertaba la admiración de todos por su
inteligencia y sus respuestas (versículo 47).
Sus padres se asombraron de encontrarlo así, acostumbrados como
estaban a su obediencia y María le dirigió un suave reproche,
mencionando el dolor, e indudablemente, preocupación, que habían
experimentado. La respuesta de Jesús prueba que a esa edad ya se había
desarrollado considerablemente su consciencia mesiánica: estaba
ocupado en los asuntos de su Padre celestial. Esto no había ocurrido
porque María le hubiera contado acerca de lo maravilloso de su
nacimiento, porque dos veces se dice que María guardaba todo esto en
(el secreto de) su corazón. Sin embargo, no le entendieron. Después
regresó con ellos a Nazaret y continuó sujeto a sus padres,
Vida de Cristo Vida de Cristo
39
desarrollándose en una forma que causaba la admiración de todos los que
le trataban. El versículo 51 muestra que ya entonces estaba cumpliendo
toda la ley: Éxodo 20:12. No tiene prisa nerviosa y espera pacientemente
que llegue “su hora”. Mientras tanto, su modo de ser debe de haber sido
singularmente atractivo: sin duda que se apreciaba en él en toda plenitud
el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22–23 y Filipenses 4:8) “Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
si alguna alabanza, en esto pensad”.
C. PRELIMINARES DEL MINISTERIO PÚBLICO.
1. Ministerio de Juan el Bautista.
Antes de que Jesús iniciara su ministerio público se produjo el
ministerio de su precursor, Juan el Bautista, quien se instaló en Betábara,
a orillas del Jordán, un poco al norte de Jericó, a causa de que por allí
transitaba un gran número de judíos que concurrían a las fiestas en
Jerusalem. Esto ocurría hacia el año 26 de nuestra era y es descrito por
los cuatro evangelistas: Mateo, en 3:1–12; Marcos, en 1:1–8; Lucas, en
3:1–18 y Juan, en 1:23.
Los cuatro señalan el cumplimiento de la profecía de Isaías 40:1–4
en Juan. Se describe su aspecto exterior, extremadamente modesto, lo
que impresionó y fue un ejemplo para los judíos caídos en el lujo y la
disipación, que debilitan. También se da cuenta de su predicación, que era
una preparación y dedicación al Reino que venía, cuyo símbolo fue el
bautismo. Todo esto produjo un inmenso avivamiento. El mensaje de Juan
se dirigió fuertemente a los escribas y fariseos, que se bautizaban sin
convicción. A ellos les dijo que necesitaban un cambio de corazón y su
fruto correspondiente y que la posición nacional, familiar o eclesiástica no
garantiza la salvación. Este mensaje fue presentado con singular fuerza,
en contraste con el discurso aguado y débil de los que ensalzan un amor
mal entendido, a expensas de la justicia (Mateo 3:7–9; Lucas 3:7–8).
Además, su predicación buscaba elevar el nivel moral de todo el pueblo,
y en ese sentido habló a la gente en general, a los publicanos y a los
soldados (Lucas 3:10–14).
Como todo verdadero siervo de Dios, Juan se caracterizó por su
humildad. Califica a su bautismo como simplemente con agua (un símbolo
externo) y lo contrasta con el que practicaría el Mesías, que sería con
40
“fuego”, aludiendo a la obra purificadora del Espíritu Santo en el ser interior
(Mateo 3:11; Marcos 1:7–8; Lucas 3:16). El juicio mencionado por Juan
es, probablemente, el referido en Malaquías 4:1–6, debido a Mateo 3:12.
2. Bautismo de Jesús.
Cuando Juan estaba ejerciendo su ministerio en Betábara, Jesús
llegó donde él, para ser bautizado, hecho que narran también los cuatro
evangelios (Mateo 3:13–17; Marcos 1:9–11; Lucas 3:21–23; Juan 1:28–
34). Tenía entonces como treinta años de edad (Lucas 3:23). Juan, con su
humildad característica, no quería bautizarlo, porque se sabía muy inferior
a él, pero Jesús le dijo que debía hacerlo para “cumplir toda justicia”. Esto
explica por qué se bautizó, siendo que no tenía pecado. Como el bautismo
de Juan expresaba la dedicación al Reino que venía, Jesús, como su Rey,
dio el ejemplo, recibiendo el bautismo, que en su caso no era una
demostración de arrepentimiento, puesto que él no tenía pecado, sino de
completa dedicación al Reino. Esta dedicación le iba a ser especialmente
costosa, porque incluía su terrible y extremadamente dolorosa muerte en
la cruz.
La expresión “subió luego del agua” (Mateo 3:16) significa
simplemente que fue bautizado de pie en el río y que luego subió al banco
del río, por supuesto más alto que el lecho. Este sentido se ve por Hechos
8:38–39, donde se dice que tanto Felipe como el eunuco etíope
descendieron al agua que corría por un cauce profundo y que ambos
“subieron” del agua (se usa el mismo verbo que en Mateo). Como los dos
subieron del agua resulta evidente que el verbo no indica una inmersión.
Por otra parte, numerosas representaciones de este acto en catacumbas
del siglo I de nuestra era muestran al Señor de pie en el agua y a Juan
bautizándole por efusión. Después de bautizarse Juan y Jesús vieron que
el Espíritu Santo venía sobre el Señor en forma visible, con un vuelo que
recordaba el de una paloma (Juan 1:32) y Dios habló desde el cielo a su
Hijo: “…Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento” (Mateo
3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22), una complacencia que no tiene con los
pecadores. Notemos que la Trinidad se manifestó en la voz del Padre, en
el Hijo, que se bautizaba y en el Espíritu Santo, que descendió sobre
nuestro Señor.
3. Tentación de Jesús.
Mateo 4:1–11; Marcos 1:12–13 y Lucas 4:1–13 nos informan que
después de su bautismo el Espíritu Santo impulsó a Jesús a ir
Vida de Cristo Vida de Cristo
41
probablemente a las montañas ubicadas al poniente de Betábara.
Seguramente el primer propósito del Señor fue meditar intensamente en
su misión redentora y orar, por lo cual permaneció en ayunas durante
cuarenta días (como Moisés y Elías), dominado por una pasión
consumidora. Sin embargo, en los planes de su Padre estaba que fuera
tentado por Satanás, para que tuviera la oportunidad directa de
experimentar todo lo que nosotros tenemos que sufrir, excepto el pecado.
Para esto el Padre le dio permiso al diablo, como ocurrió con Job (Job 1 y
2). Así se fue cumpliendo Hebreos 4:15 (“Porque no tenemos un Pontífice
que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado”) y 2:18 (“Porque en cuanto él
mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados”).
Después de desatender las necesidades físicas durante un período
prolongado de exaltación espiritual (como ocurrió en este caso con Jesús),
éstas se sienten con más fuerza. En el momento de mayor debilidad
estamos más expuestos a los ataques de Satanás, como, por ejemplo,
cuando estamos medio dormidos, con nuestra voluntad debilitada. Por
eso, cuando terminaba ese tiempo de ayuno, el diablo se presentó ante
Jesús y lo desafió con una doble tentación: "Si eres Hijo de Dios, di que
estas piedras se hagan pan”. Era legítimo usar su poder para satisfacer
una necesidad imperiosa, como es el hambre, pero no era para aquello
para lo cual el Padre le dio ese poder. Además, pretendía hacer dudar al
Señor sobre la realidad de que era el Hijo de Dios. Jesús le contestó no
con la sabiduría propia que tenía, sino con la palabra de Dios: “No con solo
el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios”
(Deuteronomio 8:3). Aunque esto suele entenderse en un sentido
espiritual, figurado, es más probable que el sentido en que lo usó nuestro
Señor fue: Dios puede darme la comida que necesito, sin que yo use mal
del poder que me dio, si él quiere.
Con la audacia impía que lo caracteriza, Satanás también citó la
Biblia, para plantearle una segunda tentación, también doble, para la cual
le llevó a las almenas del templo, que se elevaban como cien metros desde
ángeles mandará por ti, y te alzarán en las manos, para que nunca
tropieces con tu pie en piedra” (cita del Salmo 91:11–12). Se valió de la
sensación natural del vértigo, que lo impulsaría a lanzarse al vacío desde
esa altura, pero mucho más es su afán de inducirlo a evitar la cruz, porque
equivale a decirle: ¿Para qué vas a sacrificarte en una cruz, cuando el
42
pueblo te aclamará como Mesías, si ven que te lanzas de esta altura, sin
que sufras ningún daño? Esto era el pensamiento común de los judíos
sobre el Mesías que esperaban, pero no el camino de redención de Dios.
Esa exhibición de poder podría llevar a que el pueblo aceptara a Jesús
como cualquier rey terrenal, con poder para gobernar y mandar, pero sin
poseer sus corazones y conservando el poder y la corrupción del pecado
en ellos. Jesús le mostró inmediatamente la falacia de lo que le proponía,
nuevamente con la palabra de Dios: “No tentarás al Señor tu Dios”
(Deuteronomio 6:16).
El diablo no se dio por vencido y le mostró todos los reinos del mundo
y su gloria, en un instante. Para nosotros, que hemos visto a hombres
caminando en la luna, esto no es ningún problema. Con la soberbia que le
es propia y que causó su condenación irremediable, le ofreció a Jesús
darle todos esos reinos y poder sobre el mundo. Dijo que ese poder le
había sido dado, pero es un poder usurpado, ilegítimo. No cabe duda que
a través de la historia le ha dado ese poder a hombres que lo han usado
para cometer terribles atrocidades, pero Jesús veía claramente bajo la
brillante apariencia la realidad corrupta. El diablo pretendió nada menos
que le adorara, lo que era el colmo de su audacia. Detrás de todo esto
estaba su afán de hacer que Jesús evitara la cruz. El Señor le rechazó
tajantemente, con un rechazo que es una importantísima lección para
nosotros: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás. Vete, Satanás”.
Así nos enseña Santiago 4:6–8 que debemos resistir y poner en fuga al
diablo: “Mas él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios,
y da gracia a los humildes. Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de
vosotros huirá. Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Pecadores,
limpiad las manos; y vosotros de doblado ánimo, purificad los corazones”.
Terminada esta tentación y el diablo en fuga, vinieron los ángeles a
servirle (Mateo 4:11). Sin embargo, Satanás le dejó sólo por un tiempo,
pero volvió constantemente a tentarlo, sin éxito. Así nos ocurre también a
nosotros: Resistimos al tentador, lo ponemos en fuga en el nombre y por
la omnipotencia de nuestro Redentor, pero siempre volverá a tentarnos,
por lo cual tenemos que estar siempre vigilantes.
4. Testimonio de Juan el Bautista.
Un día, mientras Juan continuaba predicando y bautizando en
Betábara y Jesús permanecía también en ese lugar, los dirigentes judíos
enviaron una delegación que le preguntó a Juan quién era él. El Bautista
Vida de Cristo Vida de Cristo
43
les dijo claramente que no era el Mesías, como muchos, y especialmente
sus discípulos, estaban pensando. Entonces le dijeron quién decía él que
era, para informar a los que les habían enviado. Juan les contestó que era
la voz del que clama en el desierto, según la profecía de Isaías 40:3 y les
dio testimonio de que el Mesías ya había llegado. Pero ellos no creyeron.
Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía donde él y les dio a los
muchos que le rodeaban el testimonio más claro sobre él: “…He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Les dijo
también por qué sabía que Jesús era el Mesías tan largamente esperado.
Al tercer día, acompañado de dos de sus discípulos, Juan volvió a ver
a Jesús que andaba cerca y volvió a testificar: “…He aquí el Cordero de
Dios” (Juan 1:36). Mientras el día anterior ninguno de los que escucharon
su testimonio siguió a Jesús y, por el contrario, se convirtieron en sus
adversarios, estos otros dos siguieron a Jesús, aunque de lejos (Juan
1:37). Esto ocurrió a las diez de la mañana. Como el Señor vio que le
seguían les preguntó: ¿Qué buscáis? Ellos contestaron: ¿Dónde vives? y
él les dijo: Venid y ved. Fueron ellos a su casa, se quedaron con él todo el
día y se convencieron de la verdad del testimonio de Juan, por lo cual se
convirtieron en sus primeros discípulos, siguiendo los mismos pasos que
sigue todo creyente: primero escuchamos el testimonio de otros y después
lo aceptamos por experiencia personal, es decir: primero oímos hablar de
las bondades del evangelio y después verificamos personalmente cuán
bueno es y lo aceptamos. Uno de estos discípulos se llamaba Andrés y el
otro no se nombra, pero esto mismo hace casi completamente seguro que
era Juan, el apóstol, quien por modestia no se nombra, como en todo el
evangelio que escribió. Estos dos discípulos fueron inmediatamente a
buscar cada uno a su hermano para comunicarle la gran noticia y Andrés
encontró primero a su hermano Simón y le llevó a Jesús, que con su
penetración supo de inmediato la clase de persona que era. Le dijo: Tú
eres Simón, hijo de Jonás, tú serás llamado Cephas (Piedra o Pedro). Este
fue su tercer discípulo.
5. Viaje a Galilea con sus primeros discípulos.
Al día siguiente Jesús emprendió viaje a Galilea. Antes de partir se
encontró con Felipe, de Bethsaida, caleta pesquera del “mar” de Galilea,
de donde también eran Andrés y Pedro y le dijo: Sígueme, lo que éste hizo
en el acto. A su vez Felipe encontró a Natanael, seguramente su amigo, y
le dijo: “Hemos hallado al Mesías: Jesús, hijo de José de Nazaret”. Felipe
44
dio la información que tenía ¿cómo podía saber más detalles sobre el
Maestro en el brevísimo tiempo que había transcurrido desde que lo
conoció? (Juan 1:43–45). La reacción adversa de Natanael fue
instantánea: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Él sabía que de
allí no había salido ningún profeta, lo que se añadiría a un celo lugareño,
por ser él de Caná, rival de Nazaret. Felipe muestra su sencillez,
diciéndole: Ven y ve (No discutiré contigo, convéncete tú mismo). Se
dirigieron donde Jesús y cuando estaban suficientemente cerca como para
que le escucharan, el Señor dio un testimonio de Natanael, que todos
quisiéramos escuchar acerca de nosotros: “…He aquí un verdadero
israelita, en el cual no hay engaño” (Juan 1:47). La respuesta de Natanael
equivale a: ¿Cómo puedes decir cualquier cosa de mí, si no me conoces?
Jesús le replicó: “…Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo
de la higuera te vi” (Juan 1:48). Es inútil especular acerca de lo que había
pasado o estaba Natanael pensando u orando en ese lugar. Pero no cabe
duda de que fue algo que le convenció completamente acerca del
conocimiento sobrenatural de Jesús, porque respondió con profunda
convicción: “…Rabbí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”, con
lo cual confirmaba el juicio del Señor. Jesús agregó que lo que Natanael
había experimentado era poco en comparación de lo que verían de ahí en
adelante.
De este modo la Iglesia fue fundada sobre este puñado de hombres
notables por su carácter: Andrés era un obrero personal; Juan, un hombre
profundamente espiritual; Pedro, un dirigente natural; Felipe, un creyente
sencillo; Natanael, un hombre sin tacha. Seguramente estaba también en
este grupo Jacobo, el hermano de Juan.
6. Las Bodas en Caná.
Tres días después se realizaron unas bodas en Caná, a la cual fue
invitado Jesús con sus discípulos, posiblemente por ser María cercana a
la familia, además de que, en un pueblo pequeño como ése, Natanael
debió también ser conocido. La presencia de Jesús en esas bodas
santificó el matrimonio y prueba que el cristianismo no es ascético;
simboliza también la alegría pura y sencilla del cristiano. Había
precisamente tres días de camino desde Jericó hasta Caná. En la fiesta
faltó el vino, tal vez por la llegada inesperada del grupo de Jesús. La
relación estrecha de María con la familia se nota en la autoridad con que
santificó el matrimonio y prueba que el cristianismo no es ascético;
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  • 1. Vida de Cristo Vida de Cristo VIDA DE CRISTO Pastor Nadir Carreño Maufras, D.D. 2017
  • 2. Vida de Cristo Vida de Cristo INDICE INTRODUCCIÓN GENERAL. 1 I. Fuentes de información. 1 a) Autores. 1 b) Fecha y lugar de composición. 2 c) Para quiénes fueron escritos. 3 d) El estilo. 4 e) Asunto de que tratan. 5 f) Aspecto de Cristo que presentan. 6 II. Preparación del mundo para la venida de Cristo. 7 Introducción. 7 a) Contribución de los griegos. 7 b) Contribución de los romanos. 7 c) Contribución de los judíos. 8 d) En resumen: 9 III. El país de Palestina en tiempos del Nuevo Testamento. 10 a) Es un país oriental. 10 b) Es un país pequeño. 10 c) Es un país de aspecto natural muy variado. 10 d) Era un país con cinco provincias. 11 e) Era un país populoso. 12 f) Era un país tributario. 14 IV. El pueblo de Palestina. 14 a) Origen y selección. 15 b) Sus rasgos característicos. 16 c) Su misión en el plan de la redención. 17 d) Los judíos en el tiempo de Cristo. 18 e) El idioma de Palestina. 20 V. Una mirada general de la vida de Jesucristo. 21 a) Su importancia en el Antiguo Testamento: 21 b) Su prominencia en el Nuevo Testamento: 21 c) Su relación con todo ser humano: 21 A. Aspectos generales de la vida de Cristo. 21 B. La vida de Cristo en siete períodos. 22 C. Esquema cronológico de la vida de Cristo. 25 A. PRÓLOGO. 27 B. NACIMIENTO, NIÑEZ Y JUVENTUD. 32 1. En Bethlehem. 32 2. Nacimiento. 33 3. Anuncio a los pastores. 33 4. Circuncisión y presentación en el templo. 34 5. Visita de los magos 34 6. Viaje a Egipto y matanza de los niños en Bethlehem. 36 7. Regreso a Nazareth. 36 C. PRELIMINARES DEL MINISTERIO PÚBLICO. 39 1. Ministerio de Juan el Bautista. 39 2. Bautismo de Jesús. 40 3. Tentación de Jesús. 40 4. Testimonio de Juan el Bautista. 42 5. Viaje a Galilea con sus primeros discípulos. 43 6. Las Bodas en Caná. 44 D. MINISTERIO EN JUDEA (período de obscuridad). 46 1. Purificación del templo. 46 2. Ministerio en Jerusalem. 47 3. Conversación con Nicodemo. 47 4. Ministerio en el campo de Judea. 49 5. Regreso a Galilea por Samaria. 50 6. Conversación con la mujer samaritana. 50 7. El culto espiritual. 52 E. MINISTERIO EN GALILEA (período de popularidad). 53 1. Primer ministerio en Galilea. 53 2. Visita a Nazareth. 54 3. Se establece en Capernaum. 55 4. Pesca milagrosa. 56 5. Enseñanza en la sinagoga. 58 6. Sana a la suegra de Pedro y a muchos enfermos. 59 7. Viaje por Galilea Oriental. 59 8. Llamamiento de Leví. 61 9. Viaje a Jerusalem y sanidad de un cojo. 62 10. Oposición a Jesús y decisión de matarlo. 64 11. Los discípulos cogen espigas un día de reposo. 66 12. Sanidad en día de reposo. 68 13. Se retira a los campos. 69 14. Elección de los apóstoles. 71 15. El Sermón del Monte. 74 I. Características de los súbditos del reinado mesiánico: Mateo 5:1–12. 76 II. Influencia y responsabilidad de los súbditos del reinado mesiánico: Mateo 5:13–16. 79 III. Relación de la misión de Cristo con la ley moral: Mateo 5:17–48. 80 IV. Las buenas obras deben hacerse para alcanzar la aprobación de Dios, no la de los hombres: Mateo 6:1–18. 89
  • 3. Vida de Cristo Vida de Cristo V. Contraste entre devoción perfecta a Dios y propósitos y afanes mundanos: Mateo 6:19–34. 95 VI. Debe evitarse la inclinación a censurar: Mateo 7:1– 6. 98 VII. Incentivos para pedir a Dios la fuerza para cumplir con todos los requisitos exigidos: Mateo 7:7–11. 99 VIII. Principio general que resume toda la enseñanza moral del discurso y del Antiguo Testamento: Mateo 7:12. 100 IX. Exhortaciones finales a practicar y no sólo a oír y profesar: Mateo 7:13–27. 101 16. Sanidad del siervo del centurión. 103 17. Resurrección del hijo de la viuda de Naín. 104 18. Consulta de Juan el Bautista. 105 19. Testimonio de Jesús sobre Juan el Bautista. 107 20. Una mujer expresa su gratitud. 110 21. Viaje por Galilea del sur. 111 22. Los parientes buscan a Jesús. 113 23. Jesús comienza a enseñar con parábolas. 114 24. Sentido de la parábola del sembrador. 115 25. Parábola de la cizaña. 117 26. Parábola de la mostaza. 117 27. Parábola de la levadura. 118 28. Parábola del tesoro. 118 29. Parábola de la perla. 118 30. Un escriba quiere seguir a Jesús. 119 31. Tormenta en el mar de Galilea. 120 32. El banquete de Mateo. 122 33. Enseñanza sobre el ayuno. 123 34. Resurrección de la hija de Jairo. 123 35. Sanidad de dos ciegos. 125 36. Segunda visita a Nazareth. 126 37. Envío de los discípulos de dos en dos. 127 38. Instrucción a los discípulos. 129 39. Confianza en la providencia. 129 40. Persecución y oposición. 130 41. Consuelo. 131 42. Dios nos protegerá. 131 43. La persecución es inevitable. 132 44. Herodes cree que Jesús es Juan resucitado. 133 45. Jesús procura descanso para sus apóstoles. 133 46. Multiplicación de los panes. 134 47. Quieren forzar a Jesús a proclamarse rey. 136 48. Jesús camina sobre las aguas. 137 49. Discurso sobre el pan de vida. 139 50. Escribas y fariseos buscan a Jesús de mala fe. 140 51. Lo que contamina. 142 52. Liberación de la hija de una mujer cananea. 143 53. Jesús va a Decápolis. 145 54. Sana a un sordomudo. 145 55. Segunda multiplicación de panes. 146 56. Los adversarios exigen una señal. 146 57. Sana a un ciego. 147 58. La gran confesión de Pedro. 148 59. Jesús predice su muerte. 151 60. La transfiguración. 153 61. Liberación de un joven endemoniado. 155 62. Paga el tributo del templo. 157 63. El escándalo. 159 64. Perdón de las ofensas. 160 65. Va a la fiesta de las cabañas. 161 66. Envía a otros setenta discípulos. 163 67. No se atreven a prender a Jesús. 164 68. La mujer adúltera. 165 69. Regreso de los setenta. 166 70. Parábola del buen samaritano. 168 71. Jesús visita a Marta y María. 169 72. La verdadera naturaleza de Jesús. 170 73. Sana a un ciego de nacimiento. 173 74. Jesús el buen pastor. 175 75. Jesús enseña a orar. 176 76. El rico insensato. 179 77. La vigilancia. 179 78. Llamado al arrepentimiento. 181 79. Sana a una mujer. 182 80. Seguridad de los salvados. 183 81. ¿Son pocos los que se salvan? 184 82. Un fariseo invita a Jesús a comer. 186 83. Jesús se acerca a Jerusalem. 187 84. Parábola del amor de Dios. 188 85. El mayordomo infiel. 189 86. El rico y Lázaro. 190 87. Siervos de Jesús. 192 88. Jesús llega a Betanía. 193 89. Jesús, la resurrección y la vida. 194 90. Resurrección de Lázaro. 195 91. Decisión de matar a Jesús. 196 92. Sanidad de diez leprosos. 197 93. El regreso del Señor. 198 94. Parábola del fariseo y el publicano. 199 95. Sobre el divorcio. 200 96. Jesús bendice a los niños. 202 97. El joven rico. 203
  • 4. Vida de Cristo Vida de Cristo 98. Desprendimiento de los apóstoles. 205 99. Petición ambiciosa de Santiago y Juan. 206 100. Jesús vino para servir. 207 101. Bartimeo. 208 102. Zaqueo. 210 103. Parábola de las minas. 212 104. Jesús en casa de Simón. 214 105. María unge a Jesús. 214 106. La entrada triunfal. 216 107. Maldición de la higuera. 218 108. Segunda purificación del templo. 219 109. Los adversarios confundidos. 220 110. Parábola de los dos hijos. 221 111. Parábola de los labradores malvados. 222 112. Parábola de las bodas del hijo del rey. 223 113. El tributo a César. 225 114. Los saduceos confundidos. 226 115. El gran mandamiento. 227 116. Ayes contra los fariseos. 228 117. Predicción de las persecuciones. 230 118. La ofrenda de la viuda. 231 119. Petición de unos griegos. 232 120. Jesús abandona definitivamente el templo. 233 121. La tribulación. 235 122. Parábola de las diez vírgenes. 237 123. Parábola de los talentos. 237 124. Traición de Judas. 239 125. Fiesta de los ázimos. 239 126. Jesús lava los pies a los discípulos. 242 127. Jesús predice la traición de Judas. 243 128. Institución de la santa cena. 244 129. Jesús predice la negación de Pedro. 245 130. Jesús asegura un Consolador. 248 131. La vid verdadera. 249 132. La obra del Espíritu Santo. 251 133. Despedida alentadora. 252 134. La oración intercesora. 252 135. Unidad verdadera. 255 136. Gethsemaní. 256 137. Llega Judas. 258 138. Pedro hiere a Malco. 259 139. Juicios contra Jesús. 260 140. Pedro niega a Jesús. 262 141. Sesión formal del Sanhedrín. 264 142. Remordimiento de Judas. 264 143. Jesús ante Pilato. 267 144. Pilato trata de librar a Jesús. 268 145. Pilato se lava las manos. 270 146. Pilato condena a Jesús. 272 147. El orgullo de Pilato. 273 148. Jesús conducido al Calvario. 274 149. Crucifixión de Jesús. 275 150. Jesús salva al malhechor arrepentido. 277 151. “¿Por qué me has desamparado?” 278 152. “Sed tengo”. 278 153. “Consumado es”. 279 154. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. 279 155. Tinieblas y terremoto. 279 156. Jesús sepultado. 280 157. El cuerpo no fue robado. 284 158. No fue alucinación. 285 159. No fue una leyenda. 285 160. El hecho mejor probado de la historia. 286 161. Apariciones de Jesús resucitado. 287 162. La gran comisión. 288 163. Aparición en el Mar de Galilea. 289 164. Restauración de Pedro. 290 165. Jesús se reúne con quinientos discípulos. 292 166. Otras apariciones. 294 167. Asciende al cielo. 295 Bibliografía 297 Una Armonía de los Evangelios
  • 5. Vida de Cristo Vida de Cristo VIDA DE CRISTO. Nadir Carreño Maufras, D.D. INTRODUCCIÓN GENERAL. (Basada principalmente en los apuntes de clases del Rvdo. Olivero Maufras Th.) I. Fuentes de información. En la práctica, toda nuestra información sobre la vida de nuestro Señor Jesucristo la tenemos en los cuatro evangelios canónicos. g) Autores. 1º Mateo, llamado también Leví (Marcos 2:14). Antes de ser discípulo fue un publicano o cobrador de impuestos. Su llamado para ser discípulo se encuentra en Mateo 9:9. Estos publicanos gozaban de gran respeto en otras partes del Imperio Romano, pero en Judea se les consideraba muy pecadores (Mateo 11:19; Lucas 18:11; 19:2,7). Esto se debía a que cobraban impuestos para una potencia extranjera; a que eran a la vez tasadores y recaudadores, sin restricción alguna y a que a menudo eran deshonestos y rapaces. 2º Marcos, cuyo verdadero nombre era Juan (Hechos 12:12), residente en Jerusalem. Su madre se llamaba María y era sobrino de Bernabé (Colosenses 4:10). Acompañó a Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, pero los dejó, probablemente por miedo, antes de subir a la actual meseta de Anatolia (Turquía). Por esta razón Pablo desconfió de él, pero pasado el tiempo corrigió su error y el apóstol lo aceptó (2ª Timoteo 4:11). También llegó a ser un estrecho colaborador del apóstol Pedro (1ª Pedro 5:13). No se sabe si conoció personalmente a Jesús, pero el incidente narrado sólo por él, y cuyos detalles posiblemente sólo él podía conocer, permiten suponer que lo conoció (Marcos 14:51–52). 2 Papías, padre de la Iglesia, dice que Marcos escribió el evangelio, tomándolo de las predicaciones que oyó a Pedro. Según la tradición, murió mártir en Alejandría de Egipto. 3º Lucas, llamado “el médico amado” (Colosenses 4:14). Fue discípulo de una segunda generación (Lucas 1:1–4). Su encuentro con Pablo se produjo inmediatamente antes de que el apóstol fuera a Macedonia, lo que se relata en Hechos 16:6–10, donde se ve que hasta que el grupo misionero llegó a Troas, Lucas se refiere a él en tercera persona, mientras que a partir de ahí se incluye él también en el grupo. Desde entonces fue el fiel compañero de Pablo en muchas partes y especialmente al final de su vida (2ª Timoteo 4:11). Algunos creen que la mención de Pablo en 2ª Corintios 8:18 se refiere a él. 4º Juan. Era empresario pescador (Marcos 1:19–20), por lo cual tenía una posición social elevada, hasta el punto que era conocido del sumo sacerdote o pontífice (Juan 18:15). Él mismo describe su primer encuentro con Jesús en Juan 1:35– 40, donde por modestia no menciona su nombre. Jesús tuvo un especial afecto por él, a causa de su espiritualidad. Esta espiritualidad se expresó en el hecho de que fue el primero en creer en la resurrección de Jesús (Juan 20:8). La tradición dice que vivió sus últimos años en Éfeso, donde murió de cien años de edad. h) Fecha y lugar de composición. Como antiguamente no se fechaban los libros, por lo general, estos datos se deducen de situaciones históricas y de la tradición, por lo cual sólo son tentativos. 1º Mateo. Los testimonios antiguos coinciden en que fue publicado antes que los otros, hacia 38 D.C. o, según otros entre 50 D.C. y 60 D.C. Fue escrito en Palestina, probablemente con el título: “Las homilías” (“Discursos de Jesús”).
  • 6. Vida de Cristo Vida de Cristo 3 2º Marcos. Escribió hacia el 65 D.C., en Roma, bajo la dirección de Pedro. Por eso se puede decir que Pedro narró el contenido del evangelio y que Marcos lo escribió. En los rollos del Mar Muerto (Qumram) se ha encontrado evidencia que permite asegurar que el año 70 D.C. el evangelio ya había sido escrito. 3º Lucas. Escribió alrededor de 63 D.C., en Roma, antes de escribir los Hechos de los apóstoles (Hechos 1:1–2 con Lucas 1:1–4). Los Hechos no pudo ser escrito después de 65 D.C. o 66 D.C., cuando Pablo estaba preso en Roma, porque no menciona que de su encarcelamiento Pablo fue liberado, ni que realizó un cuarto viaje misionero. 4º Juan. Escribió hacia el 98 D.C., en Éfeso, sin duda que mucho después que los otros evangelios, porque muestran una iglesia más avanzada, menciona a los judíos como enemigos y explica costumbres de ellos: Juan 4:9; 6:4. i) Para quiénes fueron escritos. 1º Mateo. Escribió para los judíos. Este evangelio está impregnado de una atmósfera judaica. Contiene sesenta y cinco citas del Antiguo Testamento, familiar sólo para los judíos. Suele referirse a Jerusalem como “la santa ciudad”. Da por conocidas de sus lectores las sectas y costumbres judías. Ocho veces llama a Jesús “Hijo de David”, título poco usado en los otros evangelios. Además, evita mencionar el nombre de Dios, como lo hacían también los judíos (3:2 con Marcos 1:15; 5:3 con Lucas 6:20; etc.). 2º Marcos. Escribió para los gentiles, y especialmente para los romanos, a los cuales presentó un Cristo conquistador, que les interesaría a ellos. Tiene pocas citas del Antiguo Testamento y pocas alusiones a las costumbres judías, desconocidas para sus lectores. En cambio, 4 abunda en explicaciones. 3º Lucas. Escribió para los que hablaban griego, fueran judíos o gentiles. Presenta el aspecto de Cristo más adaptado a la idiosincrasia griega. Los griegos eran gente culta, cuyo idioma y cultura eran conocidos por la gente ilustrada de todo el mundo. Es notorio que su uso del griego es el de mejor calidad entre los evangelios. 4º Juan. Escribió para los cristianos, con el lenguaje de la eternidad. Escribe durante la segunda o tercera generación de la Iglesia. Para esa época el cristianismo había producido un nuevo tipo de hombre, que reunía en sí los rasgos más nobles de judíos, romanos y griegos, sin ser ninguno de ellos. Es a este nuevo hombre, espiritualizado por el cristianismo, a quien Juan le escribe la más profunda revelación de Cristo. Coleridge llama a este evangelio “la composición más sublime del hombre”. j) El estilo. 1º Mateo es metódico, con un plan lógico (no cronológico), ordenado según el pensamiento. Agrupa las parábolas, los discursos y los milagros de Jesús para presentar un cuadro completo, aunque a menudo los da en un orden no cronológico. 2º Marcos es pictórico, presenta un cuadro vivo de cada escena. Ejemplos de esto se notan en una comparación, por ejemplo, de 2:2 con Mateo 9:1; 2:3 con Lucas 5:18; 5:3–4 con Lucas 8:27; etc., como también en 6:39–40; 7:34 y 10:21. 3º Lucas es narrativo. Relata los acontecimientos en forma directa, siguiendo su curso regular. Es el único que nos informa que Jesús tenía unos treinta años cuando fue bautizado. Contiene datos cronológicos precisos: 1:5; 2:1–2; 3:1–2. 4º Juan es familiar. Escribe como un anciano contando una historia. Nótese un ejemplo de esto en Juan 4: “Jesús le dice”; “y la mujer le dice”; “respondió Jesús”; etc. Obsérvese cómo refiere la historia
  • 7. Vida de Cristo Vida de Cristo 5 del ciego en el capítulo 9. Siempre dice el tiempo exacto en que ocurrió cada acontecimiento: 1:29,35,43; 2:1,13; 5:1; 6:4; etc. Esto permite ordenar cronológicamente los sucesos, lo que sería imposible sin estos datos. k) Asunto de que tratan. Por supuesto, todos tratan de la vida de Cristo, pero cada uno pone énfasis en un aspecto definido de su vida. 1º Mateo se ocupa de los discursos de Jesús. Después de una breve introducción, pasa al medio del ministerio del Señor y da el Sermón del Monte (capítulos 5 a 7). Luego siguen dos capítulos narrativos y en seguida el discurso a los Doce (capítulo 10), seguido del discurso sobre Juan el Bautista (capítulo 11); una conversación con los fariseos (capítulo 12); el discurso sobre los siete misterios del Reino de los cielos (capítulo 13), etc. La mayor parte de su evangelio consiste de una serie de discursos unidos por porciones históricas. 2º Marcos se refiere a las obras de Cristo. Omite toda introducción y empieza con el ministerio público de Cristo en Galilea. Reduce el Sermón del Monte a unas pocas sentencias y se detiene mucho más en lo que Jesús hace, que en lo que dice. 3º Lucas se ocupa de la vida de Cristo. Es una biografía. Comienza con su familia; dispone los acontecimientos en orden sistemático y refiere su ascensión. Si no fuera por él, tendríamos muy escasa información del regreso de nuestro Señor al cielo, después de acabada su obra en la tierra. 4º Juan trata de las conversaciones de Jesús. Omite casi todo lo que refieren los otros evangelios y los suplementa, aunque prestando atención preferente a las conversaciones familiares de Jesús. El capítulo 6 contiene la notable discusión en la sinagoga de Capernaum, punto decisivo en su ministerio. Se registran a lo menos diecinueve en su este evangelio. 6 l) Aspecto de Cristo que presentan. Cada evangelio presenta un aspecto diferente de la persona de Cristo, los cuales se complementan. 1º Mateo nos habla de Cristo como el Mesías de Israel: “El León de Judá”: Génesis 49:8–11; Apocalipsis 5:5. Su propósito fue demostrar que Jesús de Nazaret es el Mesías. Por eso tiene tantas citas del Antiguo Testamento. En 1:1 anuncia a Jesús, del linaje de David y de Abraham. En 2:1–2 presenta a Cristo como el rey de los judíos. Una expresión peculiar de Mateo es el Reino de los cielos, considerado, sin embargo, no como un reino exclusivo de Israel, sino universal. 2º Marcos presenta a Cristo como el siervo: “El becerro”. No presenta su genealogía, porque no interesa, en el caso de un esclavo. Su expresión más característica es “luego”, que alude a la prontitud en el servicio. Por ejemplo, sólo en el capítulo 1 tenemos esto en los versículos 10,12,18,20 y 21. 3º Lucas presenta a Cristo como el “Hijo del hombre”: “El hombre”. Es el evangelio de la humanidad de Cristo, desde su humilde nacimiento hasta la mayor exaltación: 2:7,12; 24:51 con Filipenses 2:7–11. Como hombre por excelencia se traza su linaje desde Adam. Muestra el amor de Jesús por todos los seres humanos (capítulo 15). 4º Juan describe a Cristo como el “Hijo de Dios”: “El águila volando”. Reúne todos los conceptos de los otros evangelios y los eleva a lo sublime: 1:4,5,9,14. Su genealogía no es humana, sino divina: 1:1,2,14. Es el Verbo eterno, que existe desde la eternidad, pero hecho hombre. Es el Hijo unigénito del Padre. Habla de Jesús como morando al mismo tiempo en el cielo y en la tierra: 1:18; 3:13; 17:24.
  • 8. Vida de Cristo Vida de Cristo 7 A todos los que aceptamos y creemos en la inspiración divina de este evangelio no cabe la menor duda de que Jesucristo es Dios mismo. II. Preparación del mundo para la venida de Cristo. Introducción. Dios decretó la redención desde antes de la fundación del mundo, por lo cual en el tiempo apropiado envió a su Hijo: Gálatas 4:4. La providencia de Dios preparó al mundo para la venida de Cristo. Cuando él vino, tres pueblos desempeñaron un papel fundamental: los griegos, los romanos y los judíos. e) Contribución de los griegos. 1º Un idioma común. Las grandes conquistas de Alejandro en Europa, Asia y África impusieron en ellas el idioma griego, que llegó a ser entendido y hablado por toda la gente culta. Este idioma universal permitió que el evangelio se propagara con mayor rapidez. 2º La filosofía. La religión de entonces consistía en la idolatría pagana, inmoral y pecaminosa, de la cual las adivinaciones formaban una parte importante. El pensamiento racional de los grandes filósofos griegos puso en duda la teología mitológica tradicional, así como la caída de Atenas ante Lisandro (404 A.C.), quien derribó parte de sus muros y la obligó a renunciar a su imperio, fue un golpe mortal para la creencia en el poder de sus dioses. Estos dos hechos predispusieron al mundo para escuchar nuevas ideas, dando así la oportunidad para la proclamación del evangelio (Hechos 17:16–23,34). Por eso se puede decir que la filosofía preparó el corazón para el evangelio. f) Contribución de los romanos. 1º Roma mantuvo unido al mundo mediante un férreo gobierno universal e impuso la paz con su poderoso y bien disciplinado ejército; 2º Ese ejército fue un eficaz medio civilizador; 8 3º Todo esto permitió establecer un comercio mundial; 4º Roma construyó los mejores caminos conocidos hasta entonces, los cuales no fueron superados hasta como mil años después. Su objetivo era movilizar rápidamente sus ejércitos. Esto permitió también establecer un sistema postal seguro. Por esos caminos viajaron los mensajeros del evangelio; y 5º Roma creó también escuelas de educación y cultura. g) Contribución de los judíos. 1º Su historia. De la tierra de Canaán, que Dios les prometió, y que conquistaron con Josué, Israel fue expulsado por su idolatría. Dividido en dos, como el reino de Israel, en el norte y el de Judá, en el sur, Israel fue llevado cautivo por Asiria (717 A.C.) (2º Reyes 17:1–6) y Judá por Babilonia (584 A.C.) (2º Crónicas 36:16–20; 2º Reyes 25:1– 11). De esta cautividad regresaron entre cincuenta y sesenta mil judíos, dirigidos por Zorobabel (532 A.C.) (2º Crónicas 36:22–23; Esdras 1:1–4). Allí reconstruyeron el templo derribado por los babilonios (514 A.C.) (Esdras 6:14–16). Bajo Esdras y Nehemías fue reconstruida también la ciudad de Jerusalem (450 a 401 A.C.) (Nehemías 2:1–6; 5:14; 8:1,9; 13:6– 12). Más tarde la tierra quedó bajo el dominio de Alejandro el Grande (332–319 A.C.). A la muerte de Alejandro el poder pasó a los Tolomeos, dinastía originada en uno de los generales de Alejandro y establecida en Egipto (319–197 A.C.). Ellos fueron sucedidos por los seleucidas, de Siria, dinastía originada en otro de los generales de Alejandro (197–162 A.C.). Contra el dominio de los sirios, que querían imponer a la fuerza la religión y cultura griegas, se rebelaron los macabeos (163–137 A.C.), quienes lograron la independencia (137–59 A.C.). Más tarde el país cayó bajo el dominio del general romano Pompeyo, con lo cual quedó como tributario de Roma (59 A.C.).
  • 9. Vida de Cristo Vida de Cristo 9 El Imperio Romano puso como gobernador a Herodes el Grande, con el título de rey (33 A.C. adelante). 2º Su desarrollo. 1. La dispersión (diáspora): Con el cautiverio de Babilonia los judíos fueron forzados a salir de Palestina y a radicarse en Babilonia y Egipto. 2. Efectos de la dispersión: - Cambió la ocupación de los judíos, de pastores y agricultores a comerciantes. - Obligó a traducir la Biblia al griego; - Se formaron partidos político–religiosos: conservadores y liberales. 3º Contribución de los judíos a la preparación del mundo para la venida de Cristo. 1. Establecieron firmemente el monoteísmo, especialmente desde el cautiverio de Babilonia, con el cual quedaron libres para siempre de la idolatría politeísta; 2. Fueron los depositarios de la revelación divina, que conservaron en el Antiguo Testamento; 3. Hicieron accesible la Biblia para todo el mundo, mediante la Versión de los setenta (Septuaginta), hecha en Alejandría de Egipto; 4. Crearon una especie de Estado en el mundo, con su centro en Jerusalem: - Estaban esparcidos por todo el mundo, con sus sinagogas y sus costumbres; - Mantenían su comunicación continua con Jerusalem mediante sus giras, costumbres y religión; - Mediante las poblaciones judías en todas partes, con sus sinagogas, se hizo más fácil la propagación del Evangelio. h) En resumen: 1º La filosofía griega preparó el corazón para el Evangelio y su idioma le sirvió de vehículo; 2º El Imperio Romano preparó los medios materiales para la propagación del Evangelio; y 10 3º Los judíos aportaron el monoteísmo, la revelación y la moral, además de servir de contacto con todas las naciones. III. El país de Palestina en tiempos del Nuevo Testamento. Para comprender bien la vida y la obra de nuestro Señor Jesucristo hay que tener algunos conocimientos acerca del país en que vivió. Por eso consideraremos brevemente la Tierra Santa como estaba en la época del Nuevo Testamento. g) Es un país oriental. Los límites de Palestina han sido siempre aproximadamente los mismos, aunque sus gobernantes han variado mucho. Palestina propiamente dicha, originalmente la tierra de Canaán y más tarde la tierra de Israel, está situada al sudeste del extremo oriental del Mar Mediterráneo, con Siria y Fenicia al norte; el gran desierto siroarábigo al este; el desierto de Parán al sur; y el Mar Mediterráneo al oeste. Está situada fuera del trópico norte, pero a poca distancia, y cerca del lugar donde se encuentran Asia y África. h) Es un país pequeño. Su costa, desde Tiro hasta Gaza, tiene 252 kilómetros de longitud. Por el valle del Jordán, desde el monte Hermón hasta el Mar Muerto, su longitud es de 230 kilómetros. Su parte más ancha, cerca del paralelo de Jerusalem, tiene unos ochenta kilómetros y la parte más angosta, cerca del paralelo de Capernaum, no alcanza los cincuenta kilómetros. Su superficie total es de unos 20.000 kilómetros cuadrados. i) Es un país de aspecto natural muy variado. El país se divide en cinco secciones paralelas, que cualquier visitante nota fácilmente: 1º El llano litoral, con unos cuatro kilómetros de ancho en el norte, va ensanchándose hacia el sur, hasta alcanzar casi veintiocho kilómetros en Gaza. 2º Al este de ese llano se encuentra la Shephela, una franja de cerros bajos de cien a ciento setenta metros de altura.
  • 10. Vida de Cristo Vida de Cristo 11 3º Luego se encuentra la región montañosa, una cadena de montañas profundamente hendida en todas direcciones, con alturas entre ochocientos y mil metros. Esta fue la morada de Israel, mientras que la población de los llanos y valles era generalmente extranjera y pagana. Los israelitas fueron siempre un pueblo montañez. 4º Enseguida se desciende, hacia el este, al Valle del Jordán, más bajo que el nivel del Mar Mediterráneo (una depresión), a unos trescientos sesenta metros bajo ese nivel y de ocho a treinta y dos kilómetros de ancho. Por este valle corre el río Jordán, con sus fuentes al pie del Monte Hermón y cuyo curso pasa por dos lagos: el Merom y el de Genesaret o Mar de Galilea, y que termina por desembocar en el Mar Muerto. 5º Al este de este valle se eleva la Meseta Oriental, más alta que la región montañosa central y con menos valles. Esta meseta baja gradualmente hacia el desierto siroarábigo, al este. j) Era un país con cinco provincias. Tres provincias se encontraban al oeste del Jordán y dos, al este. 1º Provincia de Galilea. Al norte y oeste del Jordán, situada entre el Jordán y el Mar Mediterráneo, Fenicia y el Monte Carmelo. Su población era valiente y franca. Principalmente la habitaban judíos, pero tenía también muchos extranjeros (gentiles). Por eso se la llamó “Galilea de las Gentes” (Isaías 9:1; Mateo 4:15). Los habitantes de Jerusalem la miraban con desprecio (Juan 7:41,52). Aquí pasó Jesús la mayor parte de su vida y ministerio. 2º Provincia de Samaria. Entre el Jordán y el Mediterráneo, con el Monte Carmelo, al norte y la provincia de Judea, al sur. Su población era en parte de origen pagano y en parte de origen israelita. En Juan 4:25 se nos informa sobre sus esperanzas y en Juan 4:9 y 8:48 cómo los consideraban los judíos. Jesús no tomó en cuenta esta aversión. 3º Provincia de Judea. Era la mayor de las provincias y habitada por la mayoría de los judíos. A menudo se le daba este nombre a todo el país (Marcos 12 1:5; Lucas 7:17; Hechos 10:37), pero generalmente era el nombre de la provincia (Lucas 2:4; Mateo 2:22; Juan 4:5–6). Jesús visitó esta provincia, especialmente Jerusalem, pero por breves períodos de tiempo. Su población era más fanática que la de Galilea y muy adversa a Jesús. 4º Provincia de Perea. Situada al este del Jordán y del Mar Muerto. Perea significa: “Más allá”. No se menciona con este nombre en el Nuevo Testamento, sino como “los términos de Judea” (Mateo 19:1; Marcos 10:1). Cristo visitó este distrito al final de su ministerio. 5º Provincia de Basán. Situada al norte del río Hieromax y al este del Mar de Galilea. Se la menciona con este nombre en Números 21:33–35 y en otros pasajes, pero en los evangelios se la conoce como “la Tetrarquía de Felipe” o con los nombres de alguna de sus partes: Decápolis, Traconite (Mateo 4:25; Marcos 5:20; 7:31) o Iturea (Lucas 3:1). En las Escrituras es famosa por sus corpulentos alcornoques (Zacarías 11:2). La llanura de Auranitis abundaba en pastos y sus cerros cubiertos de árboles y pasto ofrecían abundante alimento a los rebaños (Deuteronomio 32:14; Ezequiel 39:18). Sus habitantes eran casi todos gentiles. Jesús la visitó dos veces y efectuó un milagro en cada una de ellas. k) Era un país populoso. Muchas ciudades e innumerables aldeas cubrían todo el territorio, lo que muestra lo elevado que era el número de habitantes. Entre las ciudades se destacan Jerusalem, la antigua ciudad de los jebuseos y capital histórica del país; Capernaum, puerto en el Mar de Galilea; Samaria, edificada por Omri, capital de Israel, el Reino del Norte; Bethlehem (Belén), diez kilómetros al sur de Jerusalem, la ciudad de David, donde nació nuestro Salvador; Hebrón, una de las ciudades más antiguas del mundo, ciudad sacerdotal y primitiva capital de Judá, el Reino del Sur; Jericó, poderosa fortaleza, a veintinueve kilómetros al este de Jerusalem.
  • 11. Vida de Cristo Vida de Cristo 13 Fig. N°1: Mapa de Palestina. 14 l) Era un país tributario. Medio siglo antes de Jesucristo los romanos sojuzgaron Palestina. Desde 33 A.C. hasta 1 D.C. todo el país, con algunas otras provincias adyacentes fue un reino tributario de Roma, bajo Herodes el Grande (Mateo 2:1). A la muerte de Herodes, el país fue dividido en tres tetrarquías. Arquelao, hijo de Herodes, heredó la mitad del reino de su padre y fue nombrado Tetrarca de Judea, Idumea y Samaria (Mateo 2:22). Herodes Antipas, hermano de Arquelao, fue Tetrarca de Galilea y Perea (Mateo 14:1; Lucas 23:6–7). Otro hermano, Herodes Felipe, fue Tetrarca de Basán (Lucas 3:1). Hacia 4 D.C., Arquelao fue destituido y sus dominios pasaron a ser una provincia romana, gobernada por un Procurador romano. Las otras tetrarquías continuaron sin cambios. Esta era la forma de gobierno de Palestina durante el ministerio de Cristo, con Poncio Pilato como Procurador y Herodes Felipe II como Tetrarca de Basán. En 37 D.C. Herodes Agripa I fue hecho rey de Judea y en 41 D.C. de todo lo que había sido el reino de Herodes el Grande, con lo cual Palestina volvió a ser un reino (Hechos 12:1). En 44 D.C., a la muerte de Agripa I, Agripa II fue nombrado gobernador romano de Basán y Caléis. Sólo por cortesía se le llama rey en Hechos 25:13 y 26:1–2. Judea, Samaria y Perea quedaron nuevamente bajo un Procurador romano. En 70 D.C. los judíos se rebelaron contra Roma, por lo cual, después de ser derrotados, Palestina pasó a formar parte de Siria, con este hecho termina la historia de los judíos como nacionalidad distinta, hasta mayo de 1948, cuando recobró su identidad nacional y parte de su territorio original, por resolución de las Naciones Unidas. IV. El pueblo de Palestina. En todo el mundo antiguo había una sola tierra en que Cristo podía aparecer y un solo pueblo por medio del cual podía ser dado a los hombres: Palestina y el pueblo judío. Este pueblo es en gran medida el más notable de todos los pueblos.
  • 12. Vida de Cristo Vida de Cristo 15 f) Origen y selección. Dios fue seleccionando a este pueblo a través de los siglos, para revelar a su Hijo al mundo y para consumar por su muerte la redención: 1ª Pedro 1:18–20; Hechos 2:23. También llama la atención en este pueblo su preparación para cumplir su misión. 1º De las tres grandes familias derivadas de Sem, Cam y Japhet, los hijos de Noé, los judíos pertenecen a la familia semítica, madre de algunas de las grandes religiones mundiales. Se caracteriza esta raza por ser pensadora y contemplativa, más que activa y agresiva. 2º De esta raza fue llamado Abraham (hacia 2000 A.C.), para ser originador o padre de una gran nación: Génesis 12:1–3; 17:1–8. Abraham se distinguió por: - Su monoteísmo, su fe y la nobleza de su carácter. - Por su título: “El Kalil” (“El Amigo”), por el cual todavía se le conoce en el Oriente (Santiago 2:23). - Por su influencia sobre su familia: Génesis 18:19. 3º De entre los descendientes de Abraham fue elegido Isaac: Génesis 21:12; Romanos 9:7. Todos los demás descendientes de Abraham fueron idólatras y perdieron el conocimiento de Dios. 4º De los hijos de Isaac, Esaú se casó con una canaanita y como resultado natural sus hijos fueron idólatras: Génesis 26:34–35; 36:2. Jacob recogió la herencia de la alianza: Génesis 28:20–22. Su nombre fue cambiado al de Israel (Génesis 32:28; 35:10). Su significado es “Príncipe de Dios”. Sus descendientes, los israelitas, fueron educados en la fe verdadera y fueron el pueblo de Dios. Cada uno de sus doce hijos dio origen a una tribu de Israel (Éxodo 1:1–7). Continuaron como un solo pueblo durante unos mil años, aunque divididos temporalmente en los dos reinos de Judá e Israel. 5º En 721 A.C. diez de las doce tribus fueron llevadas cautivas por los asirios (2º Reyes 17:18–20). Como habían perdido su religión, que era su lazo de unión, se mezclaron con los paganos, aunque algunos fieles conservaron su fe y se unieron más tarde a Judá. 16 El pequeño reino de Judá, compuesto sólo por las tribus de Judá y Benjamín quedó en la alianza. De aquí en adelante se le llama “judíos” a su pueblo, nombre que aparece por primera vez en 2º Reyes 16:6. 6º Durante toda su historia, tanto en Judá como en Israel, hubo dos elementos en el pueblo: los piadosos adoradores de Dios y los impíos idólatras. El cautiverio babilónico separó a estos dos elementos y disciplinó al elemento piadoso. El elemento malo fue eliminado, sea por su aniquilación, sea por su asimilación al mundo pagano. Al terminar el cautiverio, en 532 A.C. los cincuenta a sesenta mil judíos que regresaron a Palestina nunca más recayeron en la idolatría. Así fue escogido gradualmente un pueblo preparado, del cual debía venir el Señor. g) Sus rasgos característicos. 1º Era un pueblo religioso monoteísta: Éxodo 20:4–6; Josué 24:14– 16. Esta es la gloria de Israel entre las naciones antiguas. 2º Era un pueblo exclusivista, fuertemente unido entre sí, que ha evitado siempre asociarse con otras razas. Nótese este carácter en Abraham: Génesis 24:2–4 y en Isaac: Génesis 28:1–2. Considérese la profecía de Balaam: Números 23:9. 3º Era un pueblo conservador, reacio a todo cambio, apegado a sus costumbres y a su religión, hasta hoy, a pesar de las persecuciones. 4º Era un pueblo moral. Las Escrituras promovían un tipo de carácter inmensamente superior al de cualquier otro pueblo de la antigüedad. Entre los judíos se honraba a la mujer, la embriaguez era rara, prevalecía la honradez y la criminalidad era muy inferior a la de los otros pueblos. 5º Era un pueblo que tenía una firme esperanza mesiánica. - Desde el principio de su historia abrigaron la esperanza de ser una nación grande y vencedora: Génesis 12:2–3. - Sabían que de él surgiría un Rey poderoso que sometería a todo el mundo: Génesis 49:8–12; Isaías 32:1–2; 11:1–4 y conocía su título: Daniel 9:25–26 (Ezequiel 21:25–27).
  • 13. Vida de Cristo Vida de Cristo 17 - Pero erraron en su interpretación del Antiguo Testamento: Isaías 6:9–11 con Juan 12:37–41. Hay una unidad orgánica en el Antiguo Testamento: sus predicciones presentan un cuadro profético que se cumple en el Mesías; sus instituciones y rituales forman un sistema que también se cumple en el Mesías: Lucas 24:27; Juan 5:46–47; Gálatas 3:24; los acontecimientos históricos forman un desarrollo que culmina en el Mesías: Colosenses 1:16–19. Todo eso se cumple en Cristo, pero comprende también, simbólicamente, a Israel: Mateo 2:15 con Oseas 11:1 y ellos se aplicaron todo a sí mismos; Jesucristo es Hijo y Siervo (Salmo 81:12; Isaías 52:13–15; 53:11), pero también lo es Israel, simbólicamente (Isaías 41:8–9; 43:1,7; 44:1–2,21; Jeremías 31:9,20), lo que también se aplicaron a sí mismos solamente; por lo anterior los rabinos (seguidos por el pueblo) no esperaban un Mesías Redentor y Salvador, como el que fue anunciado a los pastores de Bethlehem: Lucas 2:10–14, sino un Conquistador con espada y vara de hierro: Juan 5:39–45; de este modo terminaron crucificando al Señor de gloria: 1ª Corintios 2:7–8. Estos fueron los rasgos característicos que Dios imprimió en los judíos, su pueblo, y que los calificó para cumplir su propósito eterno: Hechos 2:23; 1ª Pedro 1:18–20. h) Su misión en el plan de la redención. 1º Perpetuar el conocimiento de Dios. Por la iniquidad e idolatría que prevalecían en el mundo existía el peligro de que la religión verdadera se perdiera completamente. Por eso Dios escogió una nación, la educó para que tuviera la mejor formación para cumplir su propósito y la separó para que guardara el tesoro sagrado de la verdad divina hasta que el resto del mundo pudiera recibirla. 2º Ser preparado para recibir una revelación más completa. Revelaciones más y más completas sólo puede comunicarlas Dios a un pueblo cuyas facultades espirituales hayan sido desarrolladas para recibirlas. El judaísmo fue la escuela de Dios donde fue educada una raza escogida. Ellos recibieron las Escrituras, las profecías, el ritual del culto y, 18 sobre todo, la disciplina de la prueba, que los preparó para ser una nación de sacerdotes: Romanos 9:4–5. 3º Proclamar el evangelio al mundo. Cuando por la providencia de Dios se habían producido todas las circunstancias necesarias, vino el Señor, como consumación del judaísmo: Romanos 10:4. Entonces, los judíos tuvieron una nueva misión: proclamar el evangelio al mundo. La pequeña compañía de los apóstoles y la Iglesia, que en sus comienzos estaba formada sólo por judíos convertidos cumplió esta nueva misión: Mateo 28:19–20; Hechos 1:8; 8:4; 11:18–20. 4º Proclamar el evangelio del reino antes de la segunda venida de Cristo. Israel no ha cumplido todavía toda su misión. Las reliquias de este pueblo se convertirán al Señor y serán una gran bendición para el mundo: Isaías 10:21–22; Jeremías 23:3–6 con Apocalipsis 7:3– 10; Romanos 11:5,11–12,25–29; Hechos 15:14–17 con Amós 9:11–12. i) Los judíos en el tiempo de Cristo. En ese tiempo los judíos estaban divididos en dos grandes ramas: los judíos de la dispersión y los de Palestina. 1º Los judíos de la dispersión (diáspora). Son los que se quedaron en sus tierras de adopción después del cautiverio. Estaban esparcidos por todo el mundo antiguo y eran más numerosos que los de Palestina. A ellos se refieren Hechos 2:5,8–11; Juan 7:35; Santiago 1:1; 1ª Pedro 1:1. Estos judíos de la diáspora no descendían sólo de las dos tribus de Judá y Benjamín: Lucas 2:36. 2º Los judíos de Palestina. Son los que regresaron del cautiverio de Babilonia y se establecieron en Palestina, después del decreto de Ciro, en 532 A.C.: Esdras 1:1–3. En tiempos de Cristo estaban divididos en dos grandes sectas: los fariseos y los saduceos. Había también otras dos sectas menores: los esenios y los herodianos. Las sectas de los fariseos y de los saduceos se formaron hacia 164 A.C., en la época de la sublevación contra los sirios, encabezada por los macabeos.
  • 14. Vida de Cristo Vida de Cristo 19 - Contrastes entre fariseos y saduceos. Sus nombres. Expresan sus características: Fariseo significa “separatista”, uno que no se mezcla con los demás. Saduceo significa “justo”, “recto”, en sentido moral. Sus ideologías. Los fariseos pretendían cumplir la ley de Moisés en forma absoluta, especialmente en cuanto a los requisitos ceremoniales. Hasta pretendían hacer más que cumplirla, rodeándola de tradiciones e interpretaciones que la hacían más rigurosa: Mateo 15:1–9. Los saduceos profesaban guardar la ley y rechazaban la tradición de los ancianos, pero le daban una interpretación fácil, por lo cual descuidaban frecuentemente sus demandas. Su espíritu. El fariseo era radical y extremista, por lo cual practicaba un judaísmo intenso e intolerante. En cambio, el saduceo era el mundano liberal y acomodado, satisfecho con el mundo como estaba. Los herodianos eran saduceos que apoyaban a los Herodes por interés. Sus creencias. Los fariseos creían en un mundo espiritual: el cielo, los ángeles, el infierno, la vida venidera y el juicio. Los saduceos, por el contrario, no encontraban declaraciones positivas sobre esto en el Antiguo Testamento, por lo cual las negaban: Mateo 22:23,29; Hechos 23:8. Su influencia. Los fariseos eran poderosos en las sinagogas, donde los escribas daban sus interpretaciones. Debido a esto ejercían gran influencia en el pueblo como guías religiosos. Los saduceos no eran tan numerosos, pero influían mucho por sus riquezas y posición social (los sacerdotes y sumo– sacerdotes eran saduceos) y porque ocupaban los altos puestos en el gobierno (Hechos 4:1–2; 5:17). 20 Los males asociados a ellos. Los fariseos tendían a hacer de la religión una mera formalidad hipócrita, por lo que el Señor los reprendió tan frecuente y severamente: Mateo 23:2–7,13–33. Los saduceos carecían totalmente de convicción moral, como resultado de su egoísmo y mundanalidad, lo que se nota en la razón que tuvieron para dar muerte a Cristo: Juan 11:47–50. - Los esenios. Era una pequeña secta de ascetas, que evitaban, en general, el contacto con el público. Han llegado a ser mejor conocidos desde el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, en Qumram. - Todas estas sectas desaparecieron en el año 70 D.C., cuando Tito destruyó Jerusalem. 3º Entre los judíos de Palestina había también numerosos gentiles, nombre con que los judíos conocían a los extranjeros o gentes de otras razas. Estos eran de tres clases: - Los “pecadores”, que eran los que no querían observar las costumbres de los judíos: Gálatas 2:15 con Efesios 2:12. Se les daba también este nombre a los judíos que no obedecían la ley ceremonial, sin referencia a su carácter moral: Mateo 9:10–11. - Los prosélitos de dentro de la puerta. Eran los gentiles que recibían las Escrituras y adoraban a Dios, pero que no habían sido recibidos en el judaísmo por el rito de la circuncisión. A esta clase pertenecía Cornelio: Hechos 10:1–2. - Los prosélitos de la justicia. Eran los que renunciaban a su religión pagana, se circuncidaban y se sometían a la ley judaica: Hechos 6:5; Mateo 23:15. j) El idioma de Palestina. 1º El hebreo. Era el idioma que se hablaba primitivamente y todavía se leía en las sinagogas en el tiempo de Cristo, aunque el común del pueblo no lo entendía, por lo cual se necesitaba un intérprete.
  • 15. Vida de Cristo Vida de Cristo 21 2º El arameo o sirio–caldeo. Era el idioma común, que sin duda usó Jesús mismo. Es el idioma al que se hace referencia como “hebreo” en Juan 19:20–21 y Hechos 22:2. Hay ejemplos de él en Marcos 7:34 y 15:34. 3º El griego. Era el idioma de la literatura y de la gente culta en todos los países. Los fariseos lo detestaban, pero era usado ampliamente por los judíos de la dispersión y en las cortes de Herodes y Pilato: Hechos 21:37. 4º El latín. Idioma oficial del gobierno romano, pero no usado, ni comprendido, por lo general, por los judíos. V. Una mirada general de la vida de Jesucristo. La figura central del universo es Jesucristo: Juan 1:1–4,9–11; Filipenses 2:9–11; Colosenses 1:15–17. Por eso es la figura central de la Biblia. d) Su importancia en el Antiguo Testamento: Lucas 24:27; Juan 5:39; Hechos 10:43; 1ª Corintios 10:4; Gálatas 3:16. e) Su prominencia en el Nuevo Testamento: 1ª Corintios 2:2; Gálatas 4:19; Hechos 4:11–12. f) Su relación con todo ser humano: Juan 1:9; 14:6. Por lo tanto, tenemos en Jesucristo un interés mayor que en cualquier otro ser humano que haya existido, exista o que pueda existir en el futuro. A. Aspectos generales de la vida de Cristo. 1º Fue una vida corta. No alcanzó a los treinta y cuatro años. Por Lucas sabemos la edad que tenía al comenzar su ministerio: Lucas 3:23. Dicho ministerio duró como tres años y medio. 2º Fue una vida pasada enteramente en Palestina. - Sólo una vez leemos que viajó cerca de otro país, tal vez sin cruzar la frontera: Marcos 7:24. 22 - Las únicas veces que tuvo contacto con extranjeros se mencionan en Marcos 7:25–26 y Juan 12:20–22, aunque en este último caso parece que eran judíos de la dispersión. - Nunca disfrutó de las ventajas de viajar al extranjero, ni del trato con la gente ilustrada de las grandes ciudades, ni del estudio en las grandes escuelas de Israel, ni del mundo. Sus conocimientos eran intuitivos: Juan 7:14–16; Mateo 7:28–29; Juan 7:32,45–46. 3º Fue una vida pasada entre la gente del pueblo. - Vivió en una provincia despreciada: Juan 7:52. - Procedió de un pueblo despreciado: Juan 1:46. - Recibió una educación ordinaria: Juan 7:15. - Nació humildemente en un pesebre: Lucas 2:7,12 y vivió pobremente durante su ministerio: Mateo 8:20. Sin embargo, en medio de estas humildes condiciones, en gran medida desfavorables, se desarrolló el carácter más alto, la única vida perfecta que conoce la historia de la humanidad. 4º Fue una vida activa. Puede ser que haya pasado los primeros treinta años de su vida en tranquila preparación, pero los tres años y medio de su ministerio fueron tan ocupados, que a veces no tenía tiempo ni para comer: Marcos 1:36; 2:1–4; 6:31–34. Nótese Juan 20:30. Juan 21:25 puede ser una hipérbole, pero si toda la vida de Jesús fuese narrada con todos los detalles que se dan del día que medió entre la institución de la Santa Cena y su entierro se necesitarían no menos de ciento ochenta y cinco tomos del tamaño de la Biblia para escribirla. B. La vida de Cristo en siete períodos. Un bosquejo general de la vida de Cristo se puede presentar en orden cronológico, agrupado en siete períodos (con exclusión del Prólogo, de Juan y del nacimiento de Juan el Bautista). 1º Los treinta años de preparación. - El comienzo de este período se menciona en Lucas 2:7 y su término en Mateo 4:1. - Se relata principalmente en Lucas 1 a 3, con alguna otra información en Mateo 1 y 2 y 4:1–11 y una breve mención en Marcos 1:9–13.
  • 16. Vida de Cristo Vida de Cristo 23 - Transcurrió en su mayor parte en Galilea, con algunos sucesos en Judea, en Egipto (Mateo 2:14–15) y en Perea (Juan 1:28). - Fue el período más largo, lo que incluye nueve décimas partes de su vida. Se mencionan muy pocos sucesos e incluye dieciocho años de absoluto silencio. 2º El período de obscuridad. - El comienzo se menciona en Juan 1:35–37 y su término en Juan 4:3–4,43–44. - Sólo Juan se refiere a este período, con sus visitas a Jerusalem y Judea. - Transcurre principalmente en Judea, con una visita a Samaria, de paso a Galilea, que es visitada varias veces. - Sabemos muy poco sobre los propósitos de Cristo y de los acontecimientos y resultados de este período, razón por la cual se le llama “período de obscuridad”. Hubo algunos milagros (Juan 2:6–11; 3:8). Atrajo la atención (Juan 3:26; 4:1,45) y ganó algunos adherentes. Al final, Jesús regresa a Galilea, para comenzar un nuevo ministerio. 3º El período de popularidad, en fuerte contraste con el anterior. Los sucesos con que comienza y termina se dan en Lucas 4:14–30 y Juan 6:25–71, respectivamente. - Es referido por Mateo, Marcos y Lucas, con algunos detalles en Juan. - Transcurre en Galilea, que es recorrida varias veces y una visita a Jerusalem referida por Juan 5:1–2. - Fue un período de gran actividad, ocupado en viajes continuos, predicando el evangelio, y haciendo muchas obras de misericordia. Fue el período de mayor popularidad, con la ganancia de muchos adeptos, que parecían dispuestos para aceptarlo como el Mesías de Israel, pero al final fue dejado solo con sus discípulos. Juan 6:66–68. 4º El período de oposición, también en marcado contraste con el anterior. Su comienzo se refiere en Lucas 7:24 y su término, en Juan 12:1–3. Es referido casi en las mismas proporciones por los cuatro evangelistas. Lucas da la relación más extensa del ministerio en 24 Perea y Juan continúa refiriendo la visita a Judea. - En este período Jesús visitó las cinco provincias de Palestina: Marcos 7:31; 9:30; Lucas 9:51–52; Marcos 10:1; Juan 11:7. - Fue un ministerio de pesar y humillación, de instrucción y de retiro, porque Jesús trataba de estar solo con sus discípulos, para evitar las muchedumbres e instruir a sus discípulos acerca de las verdades más profundas del evangelio, para prepararles para su próxima muerte y para su misión como apóstoles: Mateo 16:21. 5º La semana de la pasión. Su comienzo aparece en Juan 12:12–13 y su término en Mateo 26:36. - Es relatado en los cuatro evangelios, pero hay detalles que sólo Juan relata: Juan 13 a 17. - Todo transcurre ahora en Jerusalem y sus alrededores. - Dura sólo seis días. Los evangelios dan muchos detalles. - Fue el último llamado de Jesús a los judíos de Jerusalem y su última reprensión por su rechazo: Mateo 21:9–11,33–46; 23:34– 39. 6º El día de la crucifixión. Este fue el día más importante de la humanidad. Es también el día que se narra con más detalles que cualquiera otro en la Biblia. Su comienzo se menciona en Mateo 26:47, poco después de la media noche del jueves. Termina con la puesta del sol del viernes (Mateo 27:59–60). - Es relatado por los cuatro evangelistas, con detalles específicos dados por cada uno. Juan es el más completo, como corresponde por haber sido testigo ocular de los acontecimientos. - Estos ocurrieron en Jerusalem, dentro y fuera del muro, aunque no se conocen con certidumbre todos los lugares. - En las escenas de este día vemos a Cristo padeciendo y cargando sobre sí los pecados del mundo: Isaías 53:3–6; 1ª Pedro 2:24; 1ª Juan 2:2. 7º Los cuarenta días de la resurrección. Su comienzo y término se da en Mateo 28:1–8, entre el amanecer del primer domingo (Marcos 16:9) y algún momento cuarenta días después (Lucas 24:50–51).
  • 17. Vida de Cristo Vida de Cristo 25 - Todos los evangelistas relatan apariciones del Señor resucitado, pero sólo Lucas se refiere a su ascensión (Lucas 24:50–51; Hechos 1:9–11). - Las apariciones de Cristo resucitado tuvieron lugar en Jerusalem y sus alrededores, cerca de Emmaús y en esa aldea misma y en Galilea (Lucas 24:13–32; Mateo 28:16; Juan 21:1). - En este período Cristo se reveló únicamente a sus discípulos y nunca a sus enemigos, pero sólo ocasionalmente, con su mismo cuerpo, aunque transformado (espiritualizado) y libre de todas las limitaciones corporales (Marcos 16:12; Lucas 24:31; Juan 20:19). C. Esquema cronológico de la vida de Cristo. 5 A.C.(?) Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista a Zacarías. 6 meses después: Anuncio del nacimiento de Jesús a María. 3 meses después: María regresa a Nazaret. Anuncio del nacimiento de Jesús a José. Nacimiento de Juan el Bautista. 4 A.C. (?) Nacimiento de Jesús. 8 días después: Circuncisión de Jesús. 40 días después de nacido: Presentación de Jesús en el templo. 3 A.C. (?) Visita de los magos. Huida a Egipto. Matanza de los niños de Bethlehem. 2 A.C. (?) Regreso a Nazaret. 26 D.C. (otoño del hemisferio norte: septiembre a diciembre). Bautismo de Jesús. Tentación de Jesús. Los primeros discípulos. El primer milagro (Caná). Período de obscuridad (8 meses). 27 D.C. (abril) Primera purificación del templo, Jerusalem. Ministerio en Jerusalem y en el campo de Judea. (diciembre) Regreso a Galilea, por Samaria. Período de popularidad (15 a 16 meses). Comienza la primera parte del ministerio en Galilea (unos 7 a 8 meses). 26 28 D.C. (¿abril?) Visita Jerusalem ¿durante la Pascua? (Juan 5:1). Verano (junio a septiembre) Escoge a los doce apóstoles. El Sermón del Monte. Comienza la segunda parte del ministerio en Galilea (unos 8 meses). 29 D.C. (¿febrero?) Misión de los doce. Muerte de Juan el Bautista. Regreso de los doce. Abril: Alimenta a los cinco mil. Discurso sobre el pan de vida (Juan 6). Verano: ¿Tercera Pascua? Período de oposición (unos 8 meses). La transfiguración. Octubre: Visita Jerusalem. Fiesta de los tabernáculos o de las cabañas. Juan 7:2. ¿Diciembre? Termina el período de oposición en el que visita todas las provincias de Palestina y algunas zonas limítrofes (Galilea, Fenicia, límite con Siria: Basán, Cesarea de Filipo, Perea, Judea). Diciembre: Visita Jerusalem. Fiesta de la Dedicación, instituida por Judas Macabeo, para conmemorar la purificación del templo. Juan 10:22. Ministerio en Perea (4 meses). Segundo ministerio en Judea (o ministerio en Perea). La última semana (en Jerusalem y Betanía) (6 días). 30 D.C. (abril) La crucifixión. La resurrección. 40 días después de la resurrección: la ascensión.
  • 18. Vida de Cristo Vida de Cristo 27 A. PRÓLOGO. Normalmente, la historia de los personajes humanos comienza con su nacimiento, porque antes de ser engendrados no existían. No es el caso de nuestro Señor Jesucristo. El apóstol Juan, en el capítulo 1, versículo 1 al 18, del evangelio que escribió inspirado por el Espíritu Santo, nos da a conocer que Jesucristo preexistía antes de que apareciera en el mundo y que era eterno: “En el principio era el Verbo… Éste era en el principio con Dios” (versículos 1 y 2). Esto corrobora la declaración de la sabiduría personificada, que es el Señor, en Proverbios 8:22–25: “Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen fundados, antes de los collados, era yo engendrada”. Juan no deja lugar a dudas de que Jesucristo, el Verbo, es Dios, como no puede menos de ser por su eternidad. Es diferente de Dios Padre, pero forma con él un solo ser, un solo Dios. ¡Tan ilimitadamente grande es aquel de quien nos ocuparemos! Cuando el apóstol nos dice que “el verbo era con Dios” está afirmando la personalidad eterna del Hijo, lo cual implica también la personalidad del Padre, como se ve en todas las Escrituras. El Señor es llamado el Verbo, o la Palabra, porque es por medio de ella que conocemos lo que son en realidad las personas con las cuales tenemos que tratar: su palabra los da a conocer. Así es por medio del Señor Jesucristo que podemos conocer a Dios, hasta donde es posible esto para las criaturas finitas, limitadas, que somos nosotros. Si él no nos lo hiciera conocer, estaríamos en la misma condición de Job: “He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; y al occidente, y no lo percibiré. Si al norte él obrare, yo no lo veré; al mediodía se esconderá, y no lo veré” (23:8–9). Es por esta razón que Juan dice: “A Dios nadie le vio jamás. El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró” (1:18), o el mismo Jesús: “Si me conocieseis, también a mi Padre conocierais, y desde ahora le conocéis, y le habéis visto… El que me ha visto, ha visto al Padre…” (14:7,9). En su introducción, el apóstol Juan nos informa de inmediato acerca de algunas características del Señor Jesús que veremos continuamente 28 en este estudio de su vida: 1º Que él es el creador o brazo ejecutivo de Dios: “Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho” (Juan 1:3); “En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él…” (Juan 1:10); “Porque por él fueron criadas todas las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él” (Colosenses 1:16); 2º Que él es la vida y la luz de los hombres: La vida que posee no le ha sido comunicada por otro, es propia de su ser. Es luz, porque nos dio a conocer al Padre y el único camino al cielo: “Mas a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (Juan 1:12). 3º Que su venida produjo fe en unos e incredulidad en otros. La vida terrenal de nuestro Señor fue precedida por la de Juan el Bautista, hijo de Zacarías, a quien un ángel le anunció su nacimiento, mientras ministraba en el templo, hacia 6 A.C. Lucas describe detalladamente este hecho, en 1:5–25. Poco después, el ángel Gabriel anunció a María, en Nazaret, el nacimiento de Jesús. Es Lucas también quien nos informa acerca de esto, en 1:26–38. En su relato es de notar especialmente lo siguiente: 1º María estaba desposada con José. Esta era una relación más fuerte que estar comprometidos a casarse, pero menos fuerte que estar casados, porque todavía no vivían juntos. Sin embargo, se les consideraba obligados entre sí igual que un matrimonio (versículo 27). 2º José pertenecía a la “casa de David”, es decir era descendiente directo de David, por eso Jesús era legalmente también “hijo de David”, aunque no biológicamente. Existe un problema con las genealogías de Jesús dadas por Mateo y Lucas, porque no coinciden sino en algunos puntos. La explicación más probable, aunque no se puede probar, es que Mateo da la genealogía de José, que muestra a Jesús como heredero legal de David, conforme a su punto de vista dirigido a los judíos. En cambio, Lucas daría la genealogía de María,
  • 19. Vida de Cristo Vida de Cristo 29 que también descendería de David por otra rama secundaria. Sería la genealogía de María porque parece seguro que Lucas fue informado por ella de los hechos relacionados con el nacimiento de Jesús, ya que da muchos detalles que sólo María conocía. Refuerza esta suposición el hecho de que Lucas escribió después de informarse cuidadosamente con los testigos vivos (Lucas 1:1–3), entre los cuales debe de haber estado la madre de Jesús en forma destacada. 3º María era una doncella de admirable humildad, notoria por su reacción ante el anuncio del ángel Gabriel sobre el privilegio enorme que Dios le concedía: “Y entrando el ángel a donde estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo. Bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta” (versículos 28 y 29). ¿Cómo podía ella, una muchacha corriente, ser muy favorecida por Dios y bendita entre las mujeres? Esta humildad es de gran precio para Dios: “… el que se humilla, será ensalzado” (Lucas 14:11; 18:14), “Y tú salvas al pueblo humilde” (2º Samuel 22:28a). ¡Cuánto nos recomienda Dios la humildad! 4º El anuncio de que sería madre la llenó de asombro, porque no se daban las condiciones físicas para eso: “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón (soy virgen)”. Al contrario de Zacarías, padre de Juan el Bautista, que no creyó posible que tuviera un hijo a su avanzada edad, María sí creyó en el Dios que hace maravillas: “Y bienaventurada la que creyó…” (Lucas 1:45a), como debemos creer nosotros. 5º Algunos incrédulos se han atrevido a decir que la forma como fue engendrado Jesús, como se describe en el evangelio, es confusa. Tal “confusión” sólo está en su mente incrédula, porque Lucas es perfectamente explícito acerca de esto: “… El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra…” (Lucas 1:35). 6º La reacción final de María es otro gran ejemplo para nosotros: se rindió incondicionalmente a la voluntad de Dios. “…He aquí la sierva del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra…” (1:38). María no podía ignorar que difícilmente podían José y los conocidos y vecinos creer el origen verdadero de su embarazo, como un blasfemo 30 modernista que lo atribuye a un soldado de la guarnición romana de Nazaret. Además, María sabía que se exponía a ser apedreada hasta la muerte (Deuteronomio 22:23–24) y, sin embargo, a pesar de estos peligros seguros, aceptó ser el instrumento que Dios requería de ella. ¿Estamos nosotros dispuestos a rendirnos así al Señor, cualquiera sea la vergüenza o el peligro que tengamos que afrontar por obedecerle? A continuación, Lucas nos informa que María fue a visitar a su parienta Elisabeth, la esposa de Zacarías, en 1:39–56. Como María vivía en el norte y Elisabeth en el sur de Palestina, el viaje debe de haberlo hecho por el camino al oriente del río Jordán, que seguía el valle del río, hasta Hebrón, donde probablemente vivía el sacerdote Zacarías, ya que esa era una ciudad sacerdotal. Cuando las dos mujeres se encontraron, Elisabeth fue llena del Espíritu Santo, quien seguramente le dio a conocer lo sucedido a María, lo que explica la forma entusiasta y humilde como saludó a su parienta. La respuesta de María fue el himno conocido como “el Magnificat”, la traducción latina de sus primeras palabras: “Engrandece mi alma al Señor”. Este himno incluye algunas enseñanzas muy importantes: 1º Que María no era sin pecado, porque casi lo primero que dice es que su “espíritu se alegró en Dios mi Salvador”. Si hubiera sido sin pecado no habría necesitado que Dios fuera su Salvador (1:47). 2º Vuelve a destacarse su humildad: “Porque (Dios) ha mirado a la BAJEZA de su criada…” (1:48). 3º A las virtudes de María se agrega aquí su espiritualidad (1:46;49–55), mostrada en dar todo el honor a Dios (versículo 46) y especialmente porque su alabanza está impregnada del vocabulario del Antiguo Testamento, lo que revela que lo conocía muy bien y, por lo tanto, que tenía el hábito de leerlo y memorizarlo. Después de tres meses María regresó a Nazaret. Después del regreso de María nació Juan el Bautista, muy probablemente en Hebrón. Lucas se refiere al hecho en 1:57–80. Cuando en su relato dice que “estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel” (versículo 80) no se refiere a lugares yermos, sin agua, sino a zonas con escasa población.
  • 20. Vida de Cristo Vida de Cristo 31 a Israel” (versículo 80) no se refiere a lugares yermos, sin agua, sino a zonas con escasa población. Mientras tanto el embarazo de María se hizo evidente a todos, por lo cual fue necesario que, así como un ángel había anunciado a María el nacimiento de Jesús, un ángel también lo anunciara a José. Mateo nos informa sobre esto en 1:18–25. Esto ocurrió en Nazaret, donde estaba el hogar de José. Como era de suponer, cuando José supo del embarazo de María lo atribuyó a una grave falta moral de ella. Su reacción lo muestra como un hombre justo, pero también bondadoso. Por su justicia pensaba que no podía tenerla como su mujer, pero por su bondad no actúa como airadamente reaccionaría cualquier hombre en una situación como ésta. José tenía dos alternativas: denunciar públicamente a María, lo cual tendría como resultado su lapidación o dejarla secretamente para proteger su vida. Por su bondad fue esta segunda alternativa la que escogió (versículo 19). Para disuadirlo de una resolución que creía justa, Dios envió a su ángel para informarle de lo que realmente había ocurrido. El ángel lo instruyó acerca del nombre que debía poner al niño: Jesús, la forma griega de Josué, porque ese nombre significa Salvador y esa era su misión: salvar a su pueblo de sus pecados. Era, por lo tanto, el Salvador y Mesías prometido y anunciado en Génesis 3:15: “Y enemistad pondré entre ti (el diablo) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya (Cristo): ésta te herirá en la cabeza (la herida de muerte de Jesús a Satanás en la cruz) y tú le herirás en el calcañar (el terrible dolor sufrido por Jesús en la cruz) (versículo 21). De este modo se cumpliría la profecía de Isaías 7:14: “…He aquí que la virgen concebirá, y parirá un hijo, y llamará su nombre Emmanuel (Dios con nosotros)”. Los incrédulos han hecho grandes esfuerzos para desacreditar esta profecía y el hecho de que una virgen pudiera ser madre, pero es muy firme el hecho de que la profecía se refiere a una virgen literal. José mostró su espiritualidad añadiendo a su rectitud y bondad la pronta obediencia al Señor y recibió a María por mujer. Resulta evidente que Dios no envió a su Hijo a nacer en cualquier hogar, sino a uno en que ambos cónyuges se destacaban por su elevada espiritualidad. 32 El relato de Mateo concluye dejando bien establecido que María fue virgen sólo en cuanto al nacimiento de Jesús. Después tuvo un matrimonio normal con José y del cual nacieron varios otros hijos. Los católico– romanos también han hecho malabarismos de interpretación para afirmar la perpetua virginidad de María, pero las razones bíblicas en contra de esta falsedad son abrumadoras, sin tomar en cuenta que no hay razón alguna para sostener tal perpetua virginidad, porque Hebreos 13:4 nos asegura, por inspiración del Espíritu Santo: “Honroso es en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla…”. Cuando faltaba poco para que María diera a luz, en la providencia de Dios, el emperador romano Augusto César emitió un edicto para realizar un censo general de la población del Imperio, cuyo objetivo era cobrar los impuestos para sostener al Imperio que dominaba todo el mundo antiguo. Para este censo cada persona tenía que ir a su ciudad de origen, por lo cual, como José era descendiente de David, como vimos, tuvo que dirigirse a Bethlehem, la ciudad de David, a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalem. Seguramente siguieron la misma ruta utilizada por María en su visita a Elisabeth. De este modo providencial Jesús nació en la ciudad donde se había profetizado que nacería el Mesías que los judíos esperaban: “Mas tú, Bethlehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo” (Miqueas 5:2). B. NACIMIENTO, NIÑEZ Y JUVENTUD. Una vez más es Lucas quien describe con detalle el nacimiento de Jesús, en 2:6–7. 1. En Bethlehem. Al llegar a Bethlehem se encontraron con que los que habían llegado antes que ellos para ser empadronados habían ocupado todos los albergues. Por eso dice Lucas que no había lugar para ellos en el mesón, como un anticipo de los muchos que no tienen lugar para Cristo, el Salvador, en su corazón. Seguramente compadecidos de la mujer, que estaba a punto de dar a luz, les proporcionaron un establo para alojar y allí, en las condiciones más humildes nació el Salvador del mundo y fue puesto en un pesebre, donde se alimentaban los animales. Esto ocurrió hacia el año 4 antes de Cristo, porque cuando el monje Dionisio el Pequeño calculó la fecha del nacimiento se equivocó y lo puso cuatro años después de ocurrido.
  • 21. Vida de Cristo Vida de Cristo 33 2. Nacimiento. En Bethlehem (“Casa del pan”) nació el “pan de vida”. Esta era la ciudad de David, notable entre los pueblos de Judá y notoria en la historia por ese hecho y otros, como el haber sido el hogar de Booz y Ruth. Hay incertidumbre acerca de la fecha exacta, pero es muy probable que fuera efectivamente el 25 de diciembre, por varios hechos históricos relacionados con el nacimiento. La única objeción fuerte en contra es que en diciembre hace mucho frío en ese lugar y suele estar nevado, lo que habría hecho imposible que hubiera pastores cuidando rebaños en el campo, pero todos sabemos que a veces se producen años excepcionalmente benignos en cualquier lugar del mundo. 3. Anuncio a los pastores. Una vez nacido Jesús el ángel del Señor apareció a esos pastores y los iluminó intensamente, lo que les llenó de miedo. Existe un lugar tradicional donde esto habría ocurrido, conocido como “el campo de los pastores”. Estos rebaños estaban dedicados a los sacrificios en el templo. Lucas 2:8–20 relata este acontecimiento y nos informa que después que el ángel les anunció que había nacido el Mesías tan largamente esperado y les dio una señal segura para identificarlo, apareció una muchedumbre de ángeles de los ejércitos celestiales que alababan a Dios (el texto no dice que lo hicieran cantando). El mensaje central de esos ángeles fue que el hecho glorificaba a Dios y era una inmensa bendición para la humanidad. Cualquiera incertidumbre sobre esto último, acerca de que la paz y buena voluntad sea de Dios para los hombres o que sea para los “hombres de buena voluntad” queda solucionada y clara por la enseñanza general de las Escrituras que nos revelan que respecto a Dios no hay hombres de buena voluntad, porque la condición de todos es la que señala Pablo en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Lo que Lucas dice que proclamaron los ángeles es, entonces, que es Dios quien por su soberana voluntad da paz y tiene buena voluntad con nosotros, pecadores, y que lo hace mediante ese Jesucristo cuyo nacimiento estaba anunciando. Los pastores fueron a Bethlehem y testificaron a todos lo que les había sucedido, despertando la admiración de todos los presentes. María revela otra vez su humildad guardando todo esto en el secreto de su corazón. 34 4. Circuncisión y presentación en el templo. Ocho días después, seguramente en la misma Bethlehem, Jesús fue circuncidado, conforme a la Ley (Génesis 17:12; Levítico 12:3; Lucas 2:21). Por este sacramento un niño judío quedaba incluido en el pacto de Dios con su pueblo Israel. Notemos el significado simbólico de la circuncisión en Romanos 4:11: “Y recibió la circuncisión (Abraham) por señal, por sello de la justicia de la fe…”. Cuarenta días después del nacimiento de Jesús y siempre conforme a la ley, que José y María obedecían escrupulosamente (Levítico 12:2–4), Jesús fue presentado en el templo y María fue purificada. Hay un problema con el versículo 22, donde el texto original más probable habla de la purificación de ellos y no sólo de ella, como lo establecía la ley (Levítico 12:6). La razón de esto es que la purificación misma era de María, pero José se asoció pagando él los gastos del rito. En todo caso dieron la ofrenda de los pobres (Levítico 12:8). En el templo ocurrió que, al entrar María con el niño, un anciano y una anciana venerables, Simeón y Ana, reconocieron al Señor y dieron testimonio de él (Lucas 2:25–38). Fue el Espíritu Santo el que impulsó a Simeón a ir precisamente en ese momento al templo, y el mismo Espíritu le había dicho que no moriría sin ver al Mesías. Por su parte Ana estaba siempre en el templo, a causa de su ardiente amor a Dios. Es de notar que en ese tiempo todavía se sabía la tribu a la que alguien pertenecía. En el caso de Ana era de la tribu de Aser, lo que confirma el hecho de que los judíos actuales descienden de las doce tribus de Israel. También se nos informa que había quienes esperaban con ansias la llegada del Mesías, a quienes los ancianos informaron que el Mesías había llegado. Probablemente estas personas basaban su esperanza en la profecía de Daniel 9, que señala con precisión el tiempo de su venida. La ansiosa espera de la primera venida del Mesías por parte de estos creyentes es paralela a nuestra propia espera de la segunda venida del Señor. 5. Visita de los magos. Probablemente dos años más tarde, cuando aparentemente José y María se habían establecido en Bethlehem, unos magos, que eran los sacerdotes del culto babilónico (no reyes) llegaron a Jerusalem preguntando por el rey de los judíos que había nacido, a quienes una estrella les había anunciado el hecho, por lo cual se trataba de algo
  • 22. Vida de Cristo Vida de Cristo 35 portentoso (Mateo 2:1–12). Su llegada, seguramente acompañada de un numeroso y brillante séquito, causó sensación en la ciudad. Muy naturalmente se dirigieron a Herodes con su pregunta acerca de dónde encontrarlo y esto provocó turbación a Herodes, que veía amenazado su reinado y a los habitantes de Jerusalem, que sabían cuán de temerse era la ira del rey, quien, ya en su vejez, se sentía amenazado por todo el mundo, lo que lo había hecho cometer crímenes terribles, como la ejecución de su propia esposa, a la cual amaba. El rey consultó a los principales sacerdotes y escribas, por lo cual evidentemente sabemos que relacionó el nacimiento de ese rey con el Mesías, cuya venida había producido en esa época una gran expectativa en toda la región. Ellos le informaron que debía nacer en Bethlehem de Judá, conforme a Miqueas 5:2. Con su astucia malvada pidió a los magos que una vez que lo encontraran le dieran aviso para ir él también a adorarlo. Los magos fueron a Bethlehem, guiados otra vez por la estrella, que los llevó hasta la misma casa donde estaba Jesús. Con gozo por el resultado exitoso de su largo, fatigoso y peligroso viaje entregaron los valiosos presentes que traían, los cuales, siempre en la providencia de Dios, les servirían a la familia para sobrevivir en los días difíciles que les esperaban. Hay que señalar que la “estrella” que habían visto los magos no era una estrella literal, porque una estrella verdadera no podía guiarlos en la forma que ésta lo hizo y, especialmente, no podía ponerse sobre la casa donde estaba Jesús. Debió ser entonces una luz sobrenatural que produjo Dios, que a la simple vista era exactamente como una estrella, así como sucede con el planeta Venus, al que llamamos “estrella” matutina, porque su aspecto es el de una estrella a la vista desnuda. Cumplida su misión los magos se dispusieron a regresar, pero no lo hicieron por Jerusalem, porque Dios les reveló en sueños las intenciones de Herodes, sino por otro camino. Cuando Herodes se dio cuenta que había sido burlado por los magos, éstos se encontraban ya muy lejos y fuera de su alcance. Esto estimuló su ira asesina, que le llevó a hacer asesinar a todos los niños de Bethlehem y de sus alrededores, que tenían dos años o menos, porque los magos le habían informado que hacía dos años que les había aparecido la estrella. Algunos cuestionan el relato, porque no hay ninguna constancia histórica del horrendo crimen, fuera del relato de Mateo. Pero, aparte de que no deben de haber sido más de unos veinte niños, esto está completamente de acuerdo con las sospechas asesinas del rey en esa época y es un crimen menor que muchos otros 36 que cometió en su locura homicida. ¡Qué triste hecho es que mientras los magos paganos se apresuraron a buscar con gozo al Mesías, los príncipes de los sacerdotes y los escribas, que sabían cómo encontrarlo, no corrieron a buscarlo! ¡cuántos cómos sabemos nosotros y, sin embargo, no los practicamos, como vivir una vida victoriosa, ser llenos del Espíritu Santo, ganar almas, ser laboriosos y tener descanso y paz en el Señor, etc.! 6. Viaje a Egipto y matanza de los niños en Bethlehem. El niño Jesús corría un gran peligro y como no había otro modo de prevenirlo el Señor habló a José mediante una revelación en sueños (Mateo 2:13–15). Es notable, y una gran lección para nosotros, la obediencia instantánea de José. Pudo haber dado razones muy fuertes para postergar un poco lo que había que hacer: que era de noche, que había que recorrer un largo camino por el desierto, que esto era peligroso tanto para la joven madre como para un niño tan pequeño. Si así lo hubiera hecho, Jesús podría haber estado entre los niños asesinados, pero José estaba acostumbrado a una obediencia inmediata cuando sabía que algo era la voluntad de Dios, como en este caso. Así que seguramente se procuró una cabalgadura para la madre y el niño y en plena noche emprendió el camino a Egipto, como el ángel del Señor le había dicho, de modo que cuando se produjo la matanza de los niños ellos estaban muy lejos de Bethlehem. Se establecieron ahora en Egipto hasta que murió Herodes, no mucho después. Mientras ellos se alejaban en dirección a Egipto, se cumplió la orden malvada de Herodes y todos los niños de dos o menos años fueron asesinados (Mateo 2:16–18). De este modo se cumplió la profecía de Jeremías 31:15, referida primeramente a la desolación de los cautivos judíos llevados por los babilonios a Ramá (Jeremías 40:1), para de ahí deportarlos a Babilonia. El llanto debió de ser por el peligro de extinción. De igual manera pudieron llorar los que habían sabido de los hechos maravillosos relacionados con el nacimiento de Jesús, creyendo que el Mesías había sido muerto. 7. Regreso a Nazareth. Muerto Herodes, un ángel apareció otra vez en sueños a José y le dijo que podía regresar a Israel, lo que obedeció inmediatamente, como
  • 23. Vida de Cristo Vida de Cristo 37 acostumbraba. Así se cumplió también la profecía de Oseas 11:1, que se refería al pueblo de Israel. Pero existe una relación típica entre Israel y el Señor Jesucristo. Cuando José supo que reinaba Arquelao, hijo de Herodes, no quiso volver a vivir en Bethlehem, que estaba en sus dominios, y se fue a Galilea, a Nazaret, donde había residido antes. Así se cumplió otra profecía, que decía que el Mesías sería llamado “nazareno” (no nazareo, porque Jesús nunca lo fue). Esto se refería probablemente al hecho de que Nazaret era un lugar despreciado por los orgullosos judíos de Jerusalem. La profecía probablemente se refiere a Isaías 53:3: “Despreciado y desechado entre los hombres…”. Hay una aparente discrepancia entre los relatos de Mateo, que hemos visto en detalle, y el de Lucas, porque según este último pareciera que la familia regresó directamente de Bethlehem a Nazaret. Pero el lenguaje de Lucas no obliga a esto y se limita a decir lo que ocurrió finalmente, sin excluir que hubieran ocurrido todos los hechos narrados por Mateo. La infancia y juventud de Jesús transcurrió en Nazaret, como nos informa Lucas 4:16. Las especulaciones acerca de posibles viajes al extranjero son interesadas y sin fundamento. Desde Nazaret fue frecuentemente a Jerusalem, a las fiestas establecidas en las Escrituras. Acerca de la vida en el hogar de José y María podemos inferir lo siguiente: 1º Vivirían seguramente en una casa de adobes, de un piso, con una sola habitación, sin ventanas, iluminada sólo por la puerta, con suelo de tierra y estuco sólo por fuera. 2º Dormirían en una especie de colchonetas, tendrían una mesita para la lámpara (el candelero) y una piedra para moler. No habría mesa, ni sillas. 3º La educación sería recibida en la sinagoga, por medio de su encargado y consistiría en la lectura de las Sagradas Escrituras (el Antiguo Testamento). Ellas deben de haber impresionado fuertemente la mente de Jesús y probablemente contribuyeron a despertar o a desarrollar su consciencia mesiánica. Además, aprendió un oficio manual, como era obligatorio para todo niño judío, aunque fuera rico. Sin duda que también aprendió a escribir (Juan 8:6,8). 38 4º La vida religiosa fue intensa, sin duda, a causa de la espiritualidad de José y María. Sería instruido cuidadosamente en la Palabra de Dios, conforme a Deuteronomio 6:6–7, se acostumbraría a la oración regular (Hechos 3:1; Daniel 6:10). El día de reposo era guardado cuidadosamente y Jesús seguramente adquirió el hábito de santificarlo en forma espiritual, no formal, ni legalistamente (Marcos 1:21; Lucas 4:31; Marcos 2:23–24; Mateo 12:5), además de asistir regularmente al culto de la sinagoga (Lucas 4:16). Como todo judío concurría tres veces al año a Jerusalem para las fiestas de la Pascua, Pentecostés y de los Tabernáculos. José y María no faltaban a ellas, ni tampoco Jesús, desde los doce años (Lucas 2:41). Lucas narra en 2:40–52 lo que seguramente fue la primera vez que Jesús fue a Jerusalem. En esta narración se destaca: Este es el único acontecimiento en la vida de Jesús que se narra entre su nacimiento y su madurez, a los treinta años de edad. Tuvo un desarrollo normal, aunque debe de haber sido un niño excepcional (versículo 40), como quedó manifiesto cuando a los doce años acompañó a sus padres a una de las fiestas sagradas, en Jerusalem (versículo 42). Era común que se juntaran grandes compañías de peregrinos formadas por parientes y vecinos. El versículo 44 muestra que tenían una completa confianza en su hijo. Como no lo encontraron en el grupo de peregrinos que volvía de Jerusalem regresaron a Jerusalem a buscarlo (versículo 45). Después de tres días de búsqueda angustiosa lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, los expertos conocedores de las Sagradas Escrituras. Les escuchaba con atención y les hacía preguntas, lo que despertaba la admiración de todos por su inteligencia y sus respuestas (versículo 47). Sus padres se asombraron de encontrarlo así, acostumbrados como estaban a su obediencia y María le dirigió un suave reproche, mencionando el dolor, e indudablemente, preocupación, que habían experimentado. La respuesta de Jesús prueba que a esa edad ya se había desarrollado considerablemente su consciencia mesiánica: estaba ocupado en los asuntos de su Padre celestial. Esto no había ocurrido porque María le hubiera contado acerca de lo maravilloso de su nacimiento, porque dos veces se dice que María guardaba todo esto en (el secreto de) su corazón. Sin embargo, no le entendieron. Después regresó con ellos a Nazaret y continuó sujeto a sus padres,
  • 24. Vida de Cristo Vida de Cristo 39 desarrollándose en una forma que causaba la admiración de todos los que le trataban. El versículo 51 muestra que ya entonces estaba cumpliendo toda la ley: Éxodo 20:12. No tiene prisa nerviosa y espera pacientemente que llegue “su hora”. Mientras tanto, su modo de ser debe de haber sido singularmente atractivo: sin duda que se apreciaba en él en toda plenitud el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22–23 y Filipenses 4:8) “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad”. C. PRELIMINARES DEL MINISTERIO PÚBLICO. 1. Ministerio de Juan el Bautista. Antes de que Jesús iniciara su ministerio público se produjo el ministerio de su precursor, Juan el Bautista, quien se instaló en Betábara, a orillas del Jordán, un poco al norte de Jericó, a causa de que por allí transitaba un gran número de judíos que concurrían a las fiestas en Jerusalem. Esto ocurría hacia el año 26 de nuestra era y es descrito por los cuatro evangelistas: Mateo, en 3:1–12; Marcos, en 1:1–8; Lucas, en 3:1–18 y Juan, en 1:23. Los cuatro señalan el cumplimiento de la profecía de Isaías 40:1–4 en Juan. Se describe su aspecto exterior, extremadamente modesto, lo que impresionó y fue un ejemplo para los judíos caídos en el lujo y la disipación, que debilitan. También se da cuenta de su predicación, que era una preparación y dedicación al Reino que venía, cuyo símbolo fue el bautismo. Todo esto produjo un inmenso avivamiento. El mensaje de Juan se dirigió fuertemente a los escribas y fariseos, que se bautizaban sin convicción. A ellos les dijo que necesitaban un cambio de corazón y su fruto correspondiente y que la posición nacional, familiar o eclesiástica no garantiza la salvación. Este mensaje fue presentado con singular fuerza, en contraste con el discurso aguado y débil de los que ensalzan un amor mal entendido, a expensas de la justicia (Mateo 3:7–9; Lucas 3:7–8). Además, su predicación buscaba elevar el nivel moral de todo el pueblo, y en ese sentido habló a la gente en general, a los publicanos y a los soldados (Lucas 3:10–14). Como todo verdadero siervo de Dios, Juan se caracterizó por su humildad. Califica a su bautismo como simplemente con agua (un símbolo externo) y lo contrasta con el que practicaría el Mesías, que sería con 40 “fuego”, aludiendo a la obra purificadora del Espíritu Santo en el ser interior (Mateo 3:11; Marcos 1:7–8; Lucas 3:16). El juicio mencionado por Juan es, probablemente, el referido en Malaquías 4:1–6, debido a Mateo 3:12. 2. Bautismo de Jesús. Cuando Juan estaba ejerciendo su ministerio en Betábara, Jesús llegó donde él, para ser bautizado, hecho que narran también los cuatro evangelios (Mateo 3:13–17; Marcos 1:9–11; Lucas 3:21–23; Juan 1:28– 34). Tenía entonces como treinta años de edad (Lucas 3:23). Juan, con su humildad característica, no quería bautizarlo, porque se sabía muy inferior a él, pero Jesús le dijo que debía hacerlo para “cumplir toda justicia”. Esto explica por qué se bautizó, siendo que no tenía pecado. Como el bautismo de Juan expresaba la dedicación al Reino que venía, Jesús, como su Rey, dio el ejemplo, recibiendo el bautismo, que en su caso no era una demostración de arrepentimiento, puesto que él no tenía pecado, sino de completa dedicación al Reino. Esta dedicación le iba a ser especialmente costosa, porque incluía su terrible y extremadamente dolorosa muerte en la cruz. La expresión “subió luego del agua” (Mateo 3:16) significa simplemente que fue bautizado de pie en el río y que luego subió al banco del río, por supuesto más alto que el lecho. Este sentido se ve por Hechos 8:38–39, donde se dice que tanto Felipe como el eunuco etíope descendieron al agua que corría por un cauce profundo y que ambos “subieron” del agua (se usa el mismo verbo que en Mateo). Como los dos subieron del agua resulta evidente que el verbo no indica una inmersión. Por otra parte, numerosas representaciones de este acto en catacumbas del siglo I de nuestra era muestran al Señor de pie en el agua y a Juan bautizándole por efusión. Después de bautizarse Juan y Jesús vieron que el Espíritu Santo venía sobre el Señor en forma visible, con un vuelo que recordaba el de una paloma (Juan 1:32) y Dios habló desde el cielo a su Hijo: “…Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento” (Mateo 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22), una complacencia que no tiene con los pecadores. Notemos que la Trinidad se manifestó en la voz del Padre, en el Hijo, que se bautizaba y en el Espíritu Santo, que descendió sobre nuestro Señor. 3. Tentación de Jesús. Mateo 4:1–11; Marcos 1:12–13 y Lucas 4:1–13 nos informan que después de su bautismo el Espíritu Santo impulsó a Jesús a ir
  • 25. Vida de Cristo Vida de Cristo 41 probablemente a las montañas ubicadas al poniente de Betábara. Seguramente el primer propósito del Señor fue meditar intensamente en su misión redentora y orar, por lo cual permaneció en ayunas durante cuarenta días (como Moisés y Elías), dominado por una pasión consumidora. Sin embargo, en los planes de su Padre estaba que fuera tentado por Satanás, para que tuviera la oportunidad directa de experimentar todo lo que nosotros tenemos que sufrir, excepto el pecado. Para esto el Padre le dio permiso al diablo, como ocurrió con Job (Job 1 y 2). Así se fue cumpliendo Hebreos 4:15 (“Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”) y 2:18 (“Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”). Después de desatender las necesidades físicas durante un período prolongado de exaltación espiritual (como ocurrió en este caso con Jesús), éstas se sienten con más fuerza. En el momento de mayor debilidad estamos más expuestos a los ataques de Satanás, como, por ejemplo, cuando estamos medio dormidos, con nuestra voluntad debilitada. Por eso, cuando terminaba ese tiempo de ayuno, el diablo se presentó ante Jesús y lo desafió con una doble tentación: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan”. Era legítimo usar su poder para satisfacer una necesidad imperiosa, como es el hambre, pero no era para aquello para lo cual el Padre le dio ese poder. Además, pretendía hacer dudar al Señor sobre la realidad de que era el Hijo de Dios. Jesús le contestó no con la sabiduría propia que tenía, sino con la palabra de Dios: “No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios” (Deuteronomio 8:3). Aunque esto suele entenderse en un sentido espiritual, figurado, es más probable que el sentido en que lo usó nuestro Señor fue: Dios puede darme la comida que necesito, sin que yo use mal del poder que me dio, si él quiere. Con la audacia impía que lo caracteriza, Satanás también citó la Biblia, para plantearle una segunda tentación, también doble, para la cual le llevó a las almenas del templo, que se elevaban como cien metros desde ángeles mandará por ti, y te alzarán en las manos, para que nunca tropieces con tu pie en piedra” (cita del Salmo 91:11–12). Se valió de la sensación natural del vértigo, que lo impulsaría a lanzarse al vacío desde esa altura, pero mucho más es su afán de inducirlo a evitar la cruz, porque equivale a decirle: ¿Para qué vas a sacrificarte en una cruz, cuando el 42 pueblo te aclamará como Mesías, si ven que te lanzas de esta altura, sin que sufras ningún daño? Esto era el pensamiento común de los judíos sobre el Mesías que esperaban, pero no el camino de redención de Dios. Esa exhibición de poder podría llevar a que el pueblo aceptara a Jesús como cualquier rey terrenal, con poder para gobernar y mandar, pero sin poseer sus corazones y conservando el poder y la corrupción del pecado en ellos. Jesús le mostró inmediatamente la falacia de lo que le proponía, nuevamente con la palabra de Dios: “No tentarás al Señor tu Dios” (Deuteronomio 6:16). El diablo no se dio por vencido y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, en un instante. Para nosotros, que hemos visto a hombres caminando en la luna, esto no es ningún problema. Con la soberbia que le es propia y que causó su condenación irremediable, le ofreció a Jesús darle todos esos reinos y poder sobre el mundo. Dijo que ese poder le había sido dado, pero es un poder usurpado, ilegítimo. No cabe duda que a través de la historia le ha dado ese poder a hombres que lo han usado para cometer terribles atrocidades, pero Jesús veía claramente bajo la brillante apariencia la realidad corrupta. El diablo pretendió nada menos que le adorara, lo que era el colmo de su audacia. Detrás de todo esto estaba su afán de hacer que Jesús evitara la cruz. El Señor le rechazó tajantemente, con un rechazo que es una importantísima lección para nosotros: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás. Vete, Satanás”. Así nos enseña Santiago 4:6–8 que debemos resistir y poner en fuga al diablo: “Mas él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá. Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros de doblado ánimo, purificad los corazones”. Terminada esta tentación y el diablo en fuga, vinieron los ángeles a servirle (Mateo 4:11). Sin embargo, Satanás le dejó sólo por un tiempo, pero volvió constantemente a tentarlo, sin éxito. Así nos ocurre también a nosotros: Resistimos al tentador, lo ponemos en fuga en el nombre y por la omnipotencia de nuestro Redentor, pero siempre volverá a tentarnos, por lo cual tenemos que estar siempre vigilantes. 4. Testimonio de Juan el Bautista. Un día, mientras Juan continuaba predicando y bautizando en Betábara y Jesús permanecía también en ese lugar, los dirigentes judíos enviaron una delegación que le preguntó a Juan quién era él. El Bautista
  • 26. Vida de Cristo Vida de Cristo 43 les dijo claramente que no era el Mesías, como muchos, y especialmente sus discípulos, estaban pensando. Entonces le dijeron quién decía él que era, para informar a los que les habían enviado. Juan les contestó que era la voz del que clama en el desierto, según la profecía de Isaías 40:3 y les dio testimonio de que el Mesías ya había llegado. Pero ellos no creyeron. Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía donde él y les dio a los muchos que le rodeaban el testimonio más claro sobre él: “…He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Les dijo también por qué sabía que Jesús era el Mesías tan largamente esperado. Al tercer día, acompañado de dos de sus discípulos, Juan volvió a ver a Jesús que andaba cerca y volvió a testificar: “…He aquí el Cordero de Dios” (Juan 1:36). Mientras el día anterior ninguno de los que escucharon su testimonio siguió a Jesús y, por el contrario, se convirtieron en sus adversarios, estos otros dos siguieron a Jesús, aunque de lejos (Juan 1:37). Esto ocurrió a las diez de la mañana. Como el Señor vio que le seguían les preguntó: ¿Qué buscáis? Ellos contestaron: ¿Dónde vives? y él les dijo: Venid y ved. Fueron ellos a su casa, se quedaron con él todo el día y se convencieron de la verdad del testimonio de Juan, por lo cual se convirtieron en sus primeros discípulos, siguiendo los mismos pasos que sigue todo creyente: primero escuchamos el testimonio de otros y después lo aceptamos por experiencia personal, es decir: primero oímos hablar de las bondades del evangelio y después verificamos personalmente cuán bueno es y lo aceptamos. Uno de estos discípulos se llamaba Andrés y el otro no se nombra, pero esto mismo hace casi completamente seguro que era Juan, el apóstol, quien por modestia no se nombra, como en todo el evangelio que escribió. Estos dos discípulos fueron inmediatamente a buscar cada uno a su hermano para comunicarle la gran noticia y Andrés encontró primero a su hermano Simón y le llevó a Jesús, que con su penetración supo de inmediato la clase de persona que era. Le dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás, tú serás llamado Cephas (Piedra o Pedro). Este fue su tercer discípulo. 5. Viaje a Galilea con sus primeros discípulos. Al día siguiente Jesús emprendió viaje a Galilea. Antes de partir se encontró con Felipe, de Bethsaida, caleta pesquera del “mar” de Galilea, de donde también eran Andrés y Pedro y le dijo: Sígueme, lo que éste hizo en el acto. A su vez Felipe encontró a Natanael, seguramente su amigo, y le dijo: “Hemos hallado al Mesías: Jesús, hijo de José de Nazaret”. Felipe 44 dio la información que tenía ¿cómo podía saber más detalles sobre el Maestro en el brevísimo tiempo que había transcurrido desde que lo conoció? (Juan 1:43–45). La reacción adversa de Natanael fue instantánea: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Él sabía que de allí no había salido ningún profeta, lo que se añadiría a un celo lugareño, por ser él de Caná, rival de Nazaret. Felipe muestra su sencillez, diciéndole: Ven y ve (No discutiré contigo, convéncete tú mismo). Se dirigieron donde Jesús y cuando estaban suficientemente cerca como para que le escucharan, el Señor dio un testimonio de Natanael, que todos quisiéramos escuchar acerca de nosotros: “…He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño” (Juan 1:47). La respuesta de Natanael equivale a: ¿Cómo puedes decir cualquier cosa de mí, si no me conoces? Jesús le replicó: “…Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi” (Juan 1:48). Es inútil especular acerca de lo que había pasado o estaba Natanael pensando u orando en ese lugar. Pero no cabe duda de que fue algo que le convenció completamente acerca del conocimiento sobrenatural de Jesús, porque respondió con profunda convicción: “…Rabbí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”, con lo cual confirmaba el juicio del Señor. Jesús agregó que lo que Natanael había experimentado era poco en comparación de lo que verían de ahí en adelante. De este modo la Iglesia fue fundada sobre este puñado de hombres notables por su carácter: Andrés era un obrero personal; Juan, un hombre profundamente espiritual; Pedro, un dirigente natural; Felipe, un creyente sencillo; Natanael, un hombre sin tacha. Seguramente estaba también en este grupo Jacobo, el hermano de Juan. 6. Las Bodas en Caná. Tres días después se realizaron unas bodas en Caná, a la cual fue invitado Jesús con sus discípulos, posiblemente por ser María cercana a la familia, además de que, en un pueblo pequeño como ése, Natanael debió también ser conocido. La presencia de Jesús en esas bodas santificó el matrimonio y prueba que el cristianismo no es ascético; simboliza también la alegría pura y sencilla del cristiano. Había precisamente tres días de camino desde Jericó hasta Caná. En la fiesta faltó el vino, tal vez por la llegada inesperada del grupo de Jesús. La relación estrecha de María con la familia se nota en la autoridad con que santificó el matrimonio y prueba que el cristianismo no es ascético;