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De Sirena a Princesa
1. DE SIRENA
A PRINCESAA dos años de haber contraído matrimonio con Alberto II
de Mónaco, la esbelta rubia ha sorprendido al mundo con
su elegancia y aplomo ante los rumores sobre su relación
Charlene Wittstock
Louis y Pauline Ducruet; y su
madre, la princesa Stephanie
de Mónaco, en su llegada a la
Gala “Fight Aids”
La princesa Carolina junto a su
hermano, el príncipe Alberto
II; y su esposa, la princesa
Charlene en el Gran Baile de
la Cruz Roja 2013
Charlene, junto a
Gareth Wittstock, en
el desfile de Giorgio
Armani en la semana
de la moda de Milán
OK! Realeza
OK! Venezuela82
2. Por Melina Abache
Fotos: AFP / Archivo BDA
U
na vez más, el deporte y la
realeza han confluido en ca-
minos similares y, al igual
que Silvia de Suecia, quien
enamoró al príncipe Carlos
Gustavo durante los Juegos
de Munich; y Mary Donaldson, quien cono-
ció en “Sydney 2000” al príncipe Federico
de Dinamarca, Charlene Lynette Wittstock
flechó a Alberto II de Mónaco, en un cam-
peonato de natación en el que participó en
el año 2000.
Pero fue en el año 2006 cuando los ahora
príncipes de Mónaco, hacen pública su re-
lación, durante la ceremonia de los Juegos
Olímpicos de Invierno en Turín. Desde ese
momento, Charlene ha sido el centro de la
palestra pública, donde su acertada forma de
vestir y elegancia la han acompañado en los
glamorosos eventos de la realeza monegasca,
hasta llegar a ser comparada con la princesa
consorte, estrella de Hollywood y madre de
su esposo, Grace Kelly.
Con un estilo sobrio y refinado, Charlene le
saca provecho a su pasado como nadadora de
competición, y siendo consciente del atlético
cuerpo que posee, busca estilizarlo apostando
por vestidos que dejan los hombros al aire, o
que juegan con un solo tirante, o las asime-
trías; y con cortes que entallan la cintura.
Con Giorgio Armani como uno de sus dise-
ñadores de cabecera, el color gris y los tonos
piedra se perfilan como los predominantes
de su guardarropa. Por su parte, en el día a
día, la esposa de Alberto de Mónaco apuesta
por las chaquetas y abrigos de corte clásico,
donde el color negro es fundamental, y com-
pleta sus atuendos con tacones de mediano
tamaño, para estilizar su cuerpo. La princesa
Charlene ha sabido llevar, en cada ocasión,
la herencia del garbo que circunda a la reale-
za de Mónaco.
GALAS MONEGASCAS
Nuevamente el Principado hizo alarde de sus
encuentros reales. El primero, el Gran Baile
de la Cruz Roja, en su sexagésimo quinta edi-
ción, fue amenizado por Eros Ramazzotti, y
Bob Sinclar. Aunque, como era de esperarse,
las princesas Charlene y Carolina acapararon
todas las miradas con su glamour. Por su par-
te, la Gala “Fightaids”, para recaudar fondos
contra la lucha del Sida, estuvo presidida por
la princesa Estefanía junto y sus hijos mayo-
res, Luis y Paulina Ducruet, quienes hicieron
acto de presencia de forma solidaria con aque-
llos que padecen esta enfermedad.
PRESIÓN REAL
Luego de dos años ejerciendo su papel a la perfección,y acompañada de un estilo
impecable, Charlene ha estado rodeada de muchos rumores que cuestionan su
relación con el príncipeAlberto, y la presión por salir embarazada.
En una entrevista donde habla sobre las desagradables especulaciones que ame-
nazaban con empañar el día de su boda, la princesa confiesa que “todo era tan
abrumador y me sobrecogió toda una mezcla de emociones (…) y obviamente
rompí a llorar».Rumores decían que trataba de huir del Principado horas antes de
su boda, lo que ella determina como “rotundas mentiras”. Por el contrario, suena
esperanzada al hablar de la “dulce espera”, confiesa que “necesitaba un poco de
tiempo para instalarme y adaptarme. No me presiono con ser madre. Sucederá. Si
sucede, sucede”.
La princesa de Mónaco
insiste en que los rumores
que cuestionan su relación
con el príncipe Alberto, son
“rotundas mentiras”