Un taller editorial artesanal típicamente estaba dirigido por un maestro que supervisaba a los cajistas, prensistas y aprendices. Los cajistas se encargaban de componer las líneas de texto, mientras que los prensistas manejaban y preparaban las prensas de impresión. Los aprendices realizaban las tareas más simples como limpiar y preparar la tinta, con la meta de convertirse en oficiales calificados tras completar su aprendizaje.
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Taller
1. Organización de un taller editorial
artesanal
Características y funciones
Muchas veces a la vez impresor y librero. La mayoría
contaba con una o dos prensas. Vivían sobre todo de
los “trabajos de ciudad”: invitaciones, anuncios,
prospectos de todas clases, edición de abecedarios o
de cuadernos para las clases en los colegios,
volúmenes pequeños, de fácil impresión, para una
clientela poco exigente. Origen: antiguos oficiales que
lograron establecerse por su cuenta. Su mujer y sus
hijos también trabajaban en el taller
Maestro o patrón
Dirigía y vigilaba el trabajo de cajistas y prensistas,
corrección de pruebas, daba sus sueldos a los obreros,
cuidaba que se limpiara el taller
Regente
Ayudaban al regente, recibían pago mensual. No
admitían remuneración a destajo. Se encargaban de
acomodar el material y realizar los trabajos delicados
Oficiales en conscience
Corrector
No era oficial, sino un estudiante, una persona culta o
un escritor; a veces esta labor la hacía el maestro o un
miembro de su familia
Oficiales a la
tâche
Cajista
Prensista
Encargado de la impresión
Formaba las líneas, se encargaba del ajuste y
preparaba las formas
Aprendiz
Aprendiz
Contrato por escrito firmado ante notario por los
dueños del taller y los padres del aprendiz y suscrito
por éste. Prometían obediencia al maestro y se
comprometían a no abandonar su domicilio y servirlo
lealmente. Tareas: limpiar el local, encender el fuego
en invierno, servir la comida; labores más fáciles,
pero más desagradables: preparar la tinta, humedecer
las hojas antes de la impresión, trabajo de prensa
(podría ser preparado para cajista y en tal caso,
aprendía composición junto a un oficial), entregar
paquetes de pruebas, ordenar el taller. Terminada su
preparación, recibía el título de oficial
Los obreros se agrupaban en equipos, cada uno de
los cuales hacía funcionar una prensa (entre los
siglos XVI y XVIII, a cada prensa le correspondía un
equipo de cuatro o cinco obreros: uno o dos
cajistas, dos prensistas y un aprendiz)
Fuente: Lucien Febvre y Henri-Jean Martin, La aparición del libro, trad. de Agustín Millares Carlo, FCE/Conaculta-Fonca, 2005, pp. 144-153.