08 la obra del cristo en palabras augustas. libre albedrio y leyes espirituales
1. La Obra del Cristo
En Palabras Augustas
08
María Elena Sarmiento www.verbajoelagua.cl
2. Invocación al Maestro
“Maestro Querido, permite a mi Espíritu elevarse hasta tus plantas, para beber
en las verdaderas fuentes de la sabiduría y absorber tus fluidos poderosos de
amor y fe, purificación y fuerza espiritual y material, de poder espiritual, de
paz, comprensión, salud, prosperidad y armonía para derramar sobre mis
hermanos…”
4. Para los humanos, el lugar de nacimiento, el punto del planeta donde se produce
la encarnación del Espíritu, establecen diferencias que llegan a conformar barreras
– muchas veces insalvables – debido a conceptos erróneos y a la falta de Amor y
Conocimiento verdadero.
5. En el espacio no existe diferencia entre los Hombres que nacieron en Oriente y
los que nacieron en Occidente, no existe diferencia entre los seres nacidos en uno u
otro lugar de la Tierra.
6. La encarnación de los Espíritus en diferentes lugares y entre diferentes grupos de
la Humanidad, responde a las Leyes Divinas. Los seres encarnan en determinados
lugares y grupos de acuerdo con la Tarea que deben realizar.
7. Tarea que responde a las propias necesidades del Espíritu, como Experiencia,
como Misión Fraterna de ayuda Espiritual hacia determinados seres o grupos o
como pago de deudas contraídas por la Ley.
8. Así, un Ser que en determinada encarnación fuera enemigo de determinado
grupo humano, habrá de nacer – en una próxima encarnación – como integrante de
ese mismo grupo, para aprender a Amarlo.
9. La Ley del Amor es Ley Esencial en todo el Universo y ya sea que estén
encarnados o en el espacio, el Amor será siempre la Ley que regirá su vida y ante la
cual deberán responder por sus sentimientos, pensamientos y acciones.
10. Tengan la seguridad que no podrán jamás odiar ni despreciar impunemente a un
Ser o a un grupo de Seres, ya sea por conceptos religiosos, políticos, sociales o por
propia aversión hacia los Seres que constituyen determinados grupos de su
Humanidad.
11. Quien como humano desprecie u odie a un determinado grupo racial, religioso,
social o de cualquier índole, deberá, indefectiblemente, encarnar en ese grupo
antes o después, hasta eliminar completamente ese odio o desprecio y
transmutarlo en Amor verdadero.
12. Cuando esos Seres encarnan en el grupo al cual despreciaron u odiaron, se
sienten “fuera de órbita”, pero las encarnaciones en ese grupo continuarán
produciéndose hasta que aquel odio o desprecio se haya transformado en Amor
verdadero,
13. … transformación que la Ley facilita al llevarlo una y otra vez a encarnar en ese
mismo grupo social, religioso o de otra índole.
14. Pueden ver así que todo lo que hagan como humanos, redundará siempre en su
propio beneficio o prejuicio Espiritual, por lo tanto, deberán Trabajar y Amar
constantemente, porque su Trabajo y Amor beneficiará a su propio Espíritu.
15. No supongan que su Tarea Espiritual está supeditada única y exclusivamente a su
voluntad. La Ley, que es siempre Amor, la deja – aparentemente – a su voluntad a
fin de que puedan obtener así el máximo beneficio Espiritual,
16. … porque si realizan su Tarea sólo porque les ha sido impuesta, no obtendrán con
ella beneficio Espiritual.
17. En cambio, si esa Tarea que – aún cuando lo ignoren como humanos – ha sido
pedida por ustedes cuando estaban en el espacio, la realizan con Amor, obtendrán
para su Espíritu el máximo beneficio.
18. Las Leyes Espirituales deben ser interpretadas en Su Verdad. Todos poseemos –
Espiritualmente - el Libre Albedrío que, como facultad inherente al Espíritu, hemos
recibido al nacer a la vida,
19. … pero no supongan que su libre albedrío humano – que expresa al Libre
Albedrío Espiritual – les faculta para realizar arbitrariamente todo aquello que la
voluntad les sugiera.
20. Todos sus hechos – aún dentro de su libertad de conciencia, de su libre albedrío –
están supeditados a los límites que las Leyes Espirituales imponen.
21. Tienen libertad para realizar el bien y para realizar el mal, pero lo harán dentro
de ciertos límites impuestos por las Leyes Divinas.
22. Por tanto, aún deseando realizar el mal, sólo podrán hacerlo hasta donde lo
permita la conveniencia Espiritual de aquel o aquellos a quienes deseen perjudicar,
ya sea un Ser, un grupo o la Humanidad entera.
23. No podrán, por más poder que hayan obtenido, realizar un daño real a un Ser, a
determinado grupo o a la Humanidad, porque si el daño que intentan realizar no
estuviere dentro de la necesidad – impuesta por la Ley del Karma – a ese grupo,
persona o Humanidad, para su Bien, las circunstancias les impedirían realizarlo.
24. Las Leyes Divinas no pueden, ni podrán jamás ser interferidas y aún cuando su
libre albedrío, al servicio de su voluntad, pretenda obrar el mal o realizar el Bien,
ese Bien o ese mal sólo podrá ser recibido si las Leyes lo permiten.
25. … y será siempre para el Bien Espiritual de quienes reciban – en un sentido u otro
– su acción, pues así como no pueden eliminar el dolor necesario de la vida de un
hermano, tampoco pueden llevar dolor a la vida de un hermano si ese dolor no le
corresponde por Ley.
26. Deben tener presente que, aún cuando la finalidad perseguida no haya sido
lograda, la acción plena de sus hechos de Bien o de mal recaerá siempre sobre su
propia vida.
27. Las Leyes Divinas actúan en todo el Universo y en su mundo, “registrando” todos
sus sentimientos, pensamientos y acciones, por los cuales deberán siempre
responderles.
28. Se darán cuenta entonces que su Libre Albedrío es limitado, porque sólo puede
actuar dentro de los límites impuestos por las Leyes Divinas que rigen la Vida.
29. El hombre muy fácilmente se considera poderoso cuando ha obtenido algún
poder – Espiritual o humano - y hasta llega a suponer que puede hacer bien o mal a
los demás a voluntad.
30. Se equivocan, pues ustedes pueden siempre realizar sólo hasta donde las Leyes
se lo permitan y aún cuando pongan todo su empreño en realizar el mal, ese mal
que intentan realizar, sólo les dañara a ustedes, a su Espíritu.
31. Pues quien lo reciba de ustedes recibirá con ello una forma y un medio para
purificarse, eliminar un lastre de su Espíritu o un medio de superar una prueba y
elevarse Espiritualmente.
32. El mal que pretendan realizar será siempre un mal aparente, como es aparente
todo en su mundo de “formas”, en su mundo de “apariencias”.
33. Si su libertad, su libre albedrío humano, les capacita para vivir humanamente de
acuerdo con su voluntad humana, no deben olvidar que el libre albedrío humano es
sólo un reflejo – casi siempre distorsionado - del Libre Albedrío Espiritual que
expresa la voluntad del Espíritu
34. …y es en virtud de su Libre Albedrío Espiritual, de su voluntad Espiritual, que
están en la Tierra en estos momentos
35. … y que han pedido Trabajar en la Obra de Cristo.
36. Por tanto, si la acción determinada por su voluntad humana contraría a su
voluntad Espiritual, produciría en ustedes una desarmonía interna que les
perjudicaría intensamente.
37. El libre albedrío humano no es el Libre Albedrío Verdadero. Este último es el que
utilizaron Espiritualmente antes de encarnar, para elegir el camino que habrían de
recorrer en este período en que deben vivir como humanos.
38. Si durante este período de encarnación cambian de idea y desisten de la acción
que han venido a realizar, lógicamente que la desarmonía que ello producirá,
solamente a ustedes habrá de perjudicarles.
39. Es así como se han producido en su mundo muchos de los hechos que
denominan trágicos y que fueron protagonizados por figuras preponderantes de la
Humanidad.
40. Por su capacidad de acción, por los hechos que realizaron, esos seres humanos
representaban la Acción de un Espíritu más elevado que el común de los hombres
de su época.
41. La Tarea que esos Seres debían realizar en la Tierra – de acuerdo con su propia
determinación en el Espacio – era de naturaleza positiva, pero su libre albedrío y su
voluntad humana cambiaron su decisión Espiritual,
42. … transmutando en consecuencia su fuerza positiva de Acción en fuerza negativa.
43. En tales casos, el perjuicio real sólo va en detrimento de su Espíritu, aún cuando
esa decisión haya perjudicado a algunos o a muchos seres humanos.
44. Esos seres humanos perjudicados fueron, en realidad, beneficiados
Espiritualmente, porque necesitaban esa purificación dolorosa y la han obtenido.
45. Las Leyes lo han permitido y por tanto, ha habido un beneficio para todos los que
debieron sufrir el mal originado por la transmutación negativa efectuada por ese
ser, que encarnó con una finalidad positiva.
46. Por tanto, nada podrán hacer que no sea en realidad, para su propio Bien o para
su propio mal, aún cuando al hacerlo, su voluntad y libre albedrío hayan decidido
obrar para el Bien o para el mal de otros Seres.
48. Todos los Espíritus tiene por Ley libertad de Acción – Voluntad y Libre Albedrío –
y una vez que el Espíritu ha alcanzado el “punto” Evolutivo que le capacita para
utilizar su Libre Albedrío, ha adquirido Conciencia y nadie puede obligarlo a realizar
lo que no desea.
49. Mientras son Espíritus de poca Evolución no pueden aún discernir qué es lo que
realmente les conviene.
50. En este caso, los Seres Superiores que les han guiado paso a paso desde el
momento de su “Nacimiento a la vida”, les sugieren, mediante sus Vibraciones,
cuales son sus necesidades Espirituales, ayudándoles a que nazca en ustedes el
deseo de encarnaciones que habrán de procurarles determinadas superaciones
indispensables para su Evolución.
51. En un comienzo, sus encarnaciones les son sugeridas por las Mentes Amorosas
que les guían, pero cuando ya han alcanzado cierto grado de Conciencia, suficiente
para conocer por ustedes mismos su necesidad Espiritual…
52. Entonces son ustedes quienes piden las encarnaciones. Son ustedes quienes
estudian detenidamente el medio en el cual desean actuar, analizándolo y
relacionándolo con sus necesidades Espirituales.
53. Así, cada uno de ustedes, dentro de la Ley que todo lo rige, ha encarnado cientos
y cientos de veces, en lugares, en familias, en países y en situaciones distintas o
semejantes,
54. …pero siempre elegidas por ustedes y de acuerdo con su deseo de Progreso
Espiritual y con lo que consideraron era su mayor Necesidad Espiritual.
55. Al encarnar – en su mundo – el Ser pierde el recuerdo de las experiencias
realizadas hasta ese momento en el curso de su vida;
56. …sin embargo, cada una de esas Experiencias deja grabada en su Mente Espiritual
una Enseñanza que recoge la Conciencia, como un concepto propio sobre el Bien y
el mal.
57. El concepto del Bien y del mal se ha formado paulatinamente en el Ser a través
de su Trayectoria Involutiva y llega a su Conciencia Espiritual como producto de
todas las Experiencias realizada bajo la Guía Superior,
58. …hasta ese momento de su Evolución en que ha construido una especie de
“archivo” al cual puede recurrir en todas las circunstancias de la vida humana.
59. Al comienzo de sus experiencias como humano, la Fuerza Espiritual del Ser
encarnado es débil y recurrir a ese archivo lo realiza sólo mediante un gran esfuerzo
de su voluntad.
60. Voluntad que la presión del ambiente de los mundos inferiores en que le
corresponde vivir como humano, debilita y desvirtúa en tal forma, que el recuerdo
que existe en su Conciencia Espiritual se adormece y no es ni siquiera requerido.
61. Pero esas son las primeras encarnaciones. Y si bien el Ser ya es responsable por
sus actos, las Leyes Divinas cargan sólo suavemente, sobre su Karma, lo que el Ser
realiza en ese estado de Conciencia incipiente.
62. Distinto es recordar durante el período de encarnación lo aprendido a través de
los milenios, lo que configura una plataforma elevada para una buena guía
Espiritual.
María Elena Sarmiento www.verbajoelagua.cl