Antes de ser mamá, la autora no entendía completamente los desafíos y las alegrías de la maternidad. No se preocupaba por los peligros del hogar, no tenía que limpiar manchas de comida o huellas de dedos en la casa, y no sentía la felicidad de recibir una mirada de un bebé o verlo dormir. Ser mamá le ha enseñado a apreciar los pequeños momentos como escuchar a su hijo decir "mamá", demostrado lo grande y maravilloso que es el amor de una madre.