2. Los baños se deben administrar a los perros regularmente, pero no de forma muy continuada,
ya que ello puede disminuir las defensas que el animal posee, así como el microorganismo
saprófitos y la grasa que proporciona al pelo lubricación, sedosidad y evita el resecamiento de
la piel y, por tanto, la caspa.
3. El tipo de manto del animal también es un factor
para determinar la frecuencia, ya que el baño
siempre provoca una muda de pelo, que tiene
mayor importancia en los canes de pelo doble.
Se puede observar que hay olores del animal
que no se eliminan mediante el baño, pero el
hecho de bañarles más a menudo no es una
solución para erradicarlos, ya que sólo es
posible hacer que desaparezcan mediante un
tratamiento médico. Si el perro se ensucia
mucho por su actividad o por los lugares que
frecuenta, se recomienda usar algún tipo de
champú en seco o en polvo y cepillarles con
mucha regularidad.
4. El gato puede aprender a bañarse, pero este
aprendizaje debe ser realizado en la etapa de
socialización del cachorro, o sea, entre el primer
y el segundo mes de vida. En estos meses el
gato es receptivo a todas las enseñanzas de
manejo social que se queramos impartir en él. A
favor del baño en los gatos diremos que es una
actividad que refuerza la relación social entre el
gatito y su dueño, al igual que ocurre con el
cepillado, las caricias o los juegos.
5. Antes de empezar debemos tener claro
que es importante disponer de tiempo de
sobra, al menos 1 hora, para poder
disfrutar del baño con nuestro gato.
También es conveniente hablar y acariciar
a nuestro gato durante todo el
procedimiento para calmar la ansiedad
del animal. El ambiente debe ser
tranquilo y si es posible, debe ser la
misma persona la que bañe al gato
siempre.