1. Animales que ya no se pueden ver
Megatherium
“UN PEREZOSO DE 6 METROS.”
Se da el nombre común de megaterios a dos animales pertenecientes a los géneros
Megatherium (Megatherium americanum) y Eremotherium (Eremotherhium laurillardi).
Era un perezoso terrestre, antepasado de los actuales perezosos que habitó en Sudamérica
desde comienzos del Plioceno hasta hace 8.000 años, bien entrado el Holoceno, como
confirman los últimos hallazgos en Argentina.
Megatherium o Megaterio
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Suborden: Xenarthra
Orden: Pilosa
Familia: Megatheriidae
Género: Megatherium
2. Descubrimiento
Varias docenas de fósiles de megaterios se han hallado en Sudamérica. El primer
ejemplar hallado fue encontrado por Fray Manuel de Torres en las inmediaciones del río
Luján, en Argentina y fue enviado a España en 1789 por el gobernador de Buenos Aires,
convirtiéndose en el primer esqueleto fósil exhibido montado en la posición que debía tener
en vida del animal.
Corría el año 1785 en las colonias españolas de América del Sur, cuando dirigiendo una
obra a orillas del Río Luján, en lo que es hoy la provincia de Buenos Aires (Argentina),
Fray Manuel de Torres encontró el esqueleto prácticamente completo de un animal
desconocido. Enterrados en el sedimento, los huesos se encontraban en buen estado de
conservación, el trabajo correspondiente a su extracción demandó algún tiempo y llamó
fuertemente la atención el tamaño que tenían.
Para que se apreciara la envergadura del espécimen, se montó el esqueleto en su
posición original sobre un armazón de madera y así se convirtió en el primer resto fósil
exhibido de esta forma. Por su tamaño fue llamado Megatherium americanum (del griego:
mega, grande y therion, bestia).
Características
Los megaterios llegaban a medir 6 m de altura cuando se alzaban sobre sus patas
traseras, sus cabezas eran relativamente pequeñas, sus patas traseras algo más largas y
robustas que las delanteras y tenían grandes garras que utilizaban tanto para escarbar en
busca de raíces y tubérculos como para defenderse. Al contrario que los actuales perezosos,
tenían colas largas y gruesas que alcanzaban los 50 cm de diámetro en la base. Sus fuertes
mandíbulas constaban de 16 molares (8 en cada maxilar) carentes de esmalte.
Su enorme cuerpo estaba cubierto de un espeso pelaje. La estructura de su esqueleto era
muy fuerte y gruesa con huesos más robustos que los de un elefante, patas traseras cortas,
pies grandísimos y una cola de 50 centímetros de diámetro en su nacimiento. La gran
cabeza era pequeña en relación con el cuerpo.
Las mandíbulas eran poderosas. En cada maxilar, carente de colmillos, tenían 4 grandes
molares desprovistos de esmalte por cada lado (un total de 16) y que eran de crecimiento
continuo, o sea que crecían a medida que se desgastaban y tenían una caprichosa forma
3. prismática. Con ellos era capaz de triturar ramas, frutos, hojas y flores al masticarlos, para
extraerles los nutrientes. También utilizando las fuertes y grandes uñas, escarbaba la tierra
en busca de raíces y tubérculos.
Hábitos
Eran mamíferos poco sociables con hábitos vegetarianos, aunque actualmente no se
descarta una omnivoría. Eran animales terrestres, sin duda por su tamaño, se veían
imposibilitados de ser arborícolas como sus parientes actuales. Se alimentaban en posición
bípeda, usando su robusta cola para completar un trípode.
Emparentado con los perezosos, el megaterio (género Megatherium) vivió en el
continente americano durante el período pleistoceno, hace más de 15 millones de años, y
desapareció junto con otras especies hace unos 9 mil años, lo que es relativamente poco
tiempo en la escala geológica. Este gigantesco perezoso terrestre se desplazaba sobre sus
cuatro extremidades y se alimentaba exclusivamente de vegetales. Los ejemplares adultos
superaban los 6 metros de altura y pesaban varias toneladas.
Megaterio y la fauna de la zona
Habiendo tomado conocimiento de los restos enviados a Europa en 1788, Charles
Darwin, en su visita a Argentina en 1833, observó similares características entre los
armadillos (mamíferos conocidos en la zona como mulita grande ó tatú) vivos y los extintos
megaterios. En sus observaciones sugirió que los armadillos descendían de los megaterios,
y utilizó este argumento como una de las claves determinantes para el desarrollo de su
teoría de la evolución. Al analizar los factores que condujeron a la desaparición del
megaterio podemos decir que este proceso de extinción fue general para el conjunto de los
megamamíferos americanos. La evolución favoreció la supervivencia de los animales de
menor tamaño, afirmando que en general, en todas las especies de vertebrados terrestres, el
gigantismo fue la manifestación de una próxima decadencia.
Restos fosilizados de un megaterio y un mastodonte fueron extraídos de la
barranca del río Portuguesa, en el estado venezolano Cojedes, para confirmar la
existencia de una megafauna en los llanos suramericanos.
4. El semanario Todos Adentro indicó que el descubrimiento fue realizado a principios de
mes en el caserío Zanja de Lira, centro de varios hallazgos de restos de grandes animales
desaparecidos hace 10 o 12 mil años.
Las osamentas extraídas en buen estado de conservación por el antropólogo de la
Fundación La Salle Argenis Agüero, incluyen un molar de mastodonte, antepasado de los
elefantes, de casi dos kilogramos. Aunque se rescató el cráneo completo del megaterio, las
vértebras superiores, algunas extremidades delanteras y una parte de los molares, la
estructura ósea de los dos animales quedó sepultada, por lo cual deben continuar las
excavaciones. Agüero investiga esa zona desde 2001 cuando tuvo noticias del hallazgo de
fragmentos óseos, que resultaron ser de un megaterio de cuatro a seis metros de largo,
altura superior a tres metros y peso de seis a siete toneladas.
Entre otras muestras en poder de campesinos, Agüero recolectó huesos presumiblemente
de gliptodonte, o cachicamo gigante, de uno a dos metros de largo y 2 metros de alto. El
megaterio, de cabeza relativamente pequeña en relación con su tamaño corporal, se
extinguió a fines del Pleistoceno, hace aproximadamente unos 10 mil años.
El mastodonte, de a la misma familia que los elefantes, era un animal con capas de piel
gruesas y pesadas, y los colmillos de la quijada superior curvados hacia arriba, con peso de
cuatro a seis toneladas y altura de hasta cuatro metros.
Posibles megaterios en el Amazonas
Una leyenda del Amazonas cuenta que un chamán descubrió el secreto de la
inmortalidad y que por ello quedo convertido en el Mapinguarí, una criatura recubierta de
pelo rojizo, con facciones humanas, huellas parecidas a las nuestras pero invertidas y una
piel tan gruesa que no puede perforarse. También se dice que tiene una segunda boca en el
abdomen que despide un mal olor con el que atrae a las moscas.
El paleontólogo estadounidense naturalizado brasileño, David Oren (nacido en 1954),
afirma haber realizado entrevistas a 80 personas que dicen haber visto al Mapinguarí y a
otras 7 que dicen haberlo cazado. Lleva estudiando el ecosistema en el Amazonas
desde 1977 y es el descubridor de 5 especies de aves. Desde 2004 desempeña el cargo de
coordinador científico del Programa de Conservación del Amazonas de The Nature
Conservacy no Brasil, que en 2006, en asociación con el gobierno de Brasil y WWF, inició
5. el Plan de Gestión del Agua Dulce; el primero en su tipo en Sudamérica y que abarca los
objetivos, metas y directrices para el uso sostenible del agua dulce hasta 2020.
Para Oren, lo que los lugareños vieron no fue un ser mitológico sino un bradípodo
(megaterio) al que se considera extinto, pero que pudo haber sobrevivido en lo profundo de
la selva. La leyenda menciona un fuerte olor que desprende por una segunda boca que
estaría localizada en vientre, lo que para el científico sería una glándula abdominal que
utilizaría cuando se siente en peligro. Y por último afirma que le mostraron trozos de piel y
garras, pero que por superstición no quisieron cederle. En diciembre de 2001 la Agencia
Reuters publicó un artículo donde lo comparó con "un cazador que busca del Monstruo del
lago Ness", lo que le causó una gran ofensa, y a causa de ello realizó declaraciones para el
diario Journal do Commercio de Brasil.