El documento resume los orígenes y transformaciones de la tragedia griega. Explica que surgió de los ditirambos en honor a Dioniso pero luego se separó adoptando el metro yámbico y temas más serios y humanos. También analiza el significado etimológico de la palabra "tragedia" y su relación original con el macho cabrío sacrificado a Dioniso.
2. La tragedia proviene de quienes conducían el
ditirambo (διθύραμϐος), pero una serie de
transformaciones conducen a la tragedia a deslindarse
de ese origen, para alcanzar su verdadera naturaleza
(Aristóteles).
La tragedia abandona el tetrámetro asociado a los sátiros
y a la danza, y recurre al metro yámbico, que se adapta a
la forma dialogada.
Refrán sobre la tragedia: “Nada de esto atañe a
Dioniso”:
El mythos y el patetismo de las tragedias no se
relaciona, en apariencia, con Dionisos, que busca la
locura divina, el destierro radical de sí mismo.
3. La etimología de la palabra tragedia (τραγῳδία), ha
sido muy estudiada en relación con su concepto. La
palabra se origina de dos voces griegas: τράγος, que
quiere decir macho cabrío, y cantar (ῳδία). La tragedia
es el canto del macho cabrío.
La referencia a este animal puede estar relacionada al
premio que se daba a quien ganaba los concursos
ditirámbicos (un chivo), o al sacrificio de este animal
para el dios Dioniso.
4. Si se quiere entender la tragedia “no hay que evocar sus
orígenes sino para evaluar la innovación que ha
aportado, las discontinuidades y las rupturas que se
presentan tanto con respecto a las prácticas religiosas
como a las antiguas formas poéticas”
Vernant propone valorar la tragedia por sus
modificaciones a la cultura griega:
Las instituciones sociales
Las formas literarias
La experiencia humana
5. “La conciencia de la ficción es constitutiva del
espectáculo dramático, es al mismo tiempo su
posibilidad de existencia y su resultado”, si
entendemos a Dioniso como la deidad que desdibuja
constantemente las fronteras de lo ilusorio y lo real,
ahí está la respuesta.
6. Los sátiros (Σάτυροι) son criaturas masculinas que en
acompañaban a Pan y Dioniso, vagando por bosques y
montañas. En la mitología están a menudo
relacionados con el apetito sexual.
Se les representa de varias formas; la más común es la
de una criatura con orejas
puntiagudas y cuernos en la cabeza,
abundante cabellera,
una nariz chata, cola de cabra
y un priapismo permanente.
7.
8. Las máscaras teatrales que utilizaban en escena los
griegos antiguos eran diferentes de las máscaras
destinadas a representar una divinidad.
Es importante esta diferenciación pues los concursos
dramáticos eran indisociables de la ceremonia religiosa
para Dioniso.
9. Este ser es una mezcla de humanidad y de animalidad,
también tiene características andróginas y es joven y
vieja. El hombre que la mira a los ojos se convierte en
piedra.
Gorgo señala la frontera del mundo terrenal con el
mundo de los muertos.
10. Aunque Ártemis no es representada en forma de
máscaras, estas cumplen un importante papel en los
ritos que a ella se dedican.
Máscaras de viejas que evocan a las Greas
Sátiros gesticulantes
Caras grotescas
Jóvenes guerreros
Esta diosa se sitúa en la intersección de lo salvaje y lo
doméstico. Asiste a los partos y conduce al niño a la
madurez.
11. Este dios ejerce su poder sobre el adulto
completamente socializado, en contraste con Ártemis.
Tal como sucede con Gorgo, Dioniso es un dios con el
que el hombre no puede establecer contacto visual sin
enajenarse.
12. Dionisos alteridad
Gorgo vertical
Artemis alteridad horizontal
En los tres casos la máscara sirve para crear tensión
entre términos contrarios: terror y grosería, salvajismo
y cultura, realidad e ilusión.
13. Son tres: Dino (‘temor’, la anticipación del horror), Enio
(‘horror’, la «Destructora de Ciudades» que tenía una
identidad separada de sus hermanas)
y Pefredo o Penfredo (‘alarma’). Tenían un solo ojo y un
único diente para todas, que compartían y usaban por
turnos, durmiendo las dos a las que no les toca. Vivían en
una cueva situada muy lejos hacia el ocaso , en un lugar
donde siempre era de noche.
Las Grayas sólo aparecen en una leyenda, la de Perseo.
Cuando el héroe fue a matar a Medusa halló primero a las
Grayas, que eran las guardianas del camino que llevaba a
sus hermanas, las Gorgonas. Perseo les robó el ojo cuando
lo pasaban de una a otra y así dejó dormidas a las tres,
pudiendo continuar con su camino.