1. RASGARSE TODO/A ENTERO/A
“Ojalá rasgases el cielo y bajases.” (Isaías 63)
¿Ya se rasgó mi mundo?,
¿presté atención a sus signos?,
¿fui capaz de mirar más arriba de mí mismo?,
¿se desquebrajó bien hasta el fondo y mucho?
Hablo de rasgarnos,
no de rompernos,
hacer jirones lo que parece nuestro cielo
pero que carece de consistencia y valor;
a través de la fuerza del discernimiento
y las señales del momento presente,
sin miedo a la muerte,
con la flexibilidad de los juncos ante el viento.
2. “Y el velo del templo se rasgó”,
hasta nuestros temores fundamentales
se han de tambalear
para contemplar ese ancho
surco y al que desciende
por él en los gritos de los más débiles
hasta convertir en solemnidad la sencillez
y en prioritaria, la esperanza más leve.
(Antonio Martínez)