2. Uno de los enigmas de vida es por qué el
Chin japonés continúa siendo aún una
raza relativamente rara y desconocida. Se
trata de un perrito que lo tiene todo: es
fácil de cuidar, su aspecto es encantador y
la raza ha contado incluso con el favor
real: la reina Alejandra, consorte de
Eduardo VII, llegó a tener más de
doscientos.
El Chin es una de las razas más antiguas y
su historia exacta es difícil de precisar,
aunque es posible seguir la pista de sus
antepasados en China y Corea hasta hace
más de 1100 años. En Japón, había dos
tipos o tamaños de Chin que se criaron
por separado y durante siglos
exclusivamente en casas nobles, y eran
tan apreciados que su posesión estaba
prohibida a los plebeyos.