4. Los escritores podían acceder a estos
lugares con relativa facilidad, hasta que
en 1980 el ayuntamiento de Nueva
York, ayudado por la transit Police
Departament, decidieron con esta
manera de expresión incrementando la
vigilancia y los métodos de seguridad
(muros más altos, dobles
alambradas, perros, etc) en cocheras y
apartaderos.
Casi todas las piezas se realizaban en
las diferentes cocheras de metro
repartidas por la ciudad. Los escritores
escalaban los muros, se colaban por las
alambradas o saltaban las verjas.
también accedían por los apartaderos
subterráneos descendiendo a las vías por
los andenes o caminando por la
plataforma que cubre el carril conductor
hasta llegar a los trenes estacionados.