2. La montaña es
como un juego
de ajedrez,según
muevas una ficha u
otra tu exposición
varía,así como las
circunstancias
permanente y excelente condición física.
En caso de lesión no hay nada, con todo
lo que ello acarrea.
Estos meses de parón he sido afortu-
nado de poder darme cuenta de que hay
vida más allá de la montaña, lo cual me
permite seguir disfrutando de mi profe-
sión, pero con la tranquilidad de haber
desarrollado la capacidad de adaptarme
al cambio.
CB. Usted es uno de los guías más
precoces que ha habido en España.
¿Cómo contempla la profesión desde
su experiencia?
JL. La profesión de guía en España en los
últimos años ha ido en alza y consolidán-
dose dentro de nuestra sociedad. Partimos
de una menor cultura alpinística que en el
resto de países alpinos. Esto se traduce en
que todo funciona a paso de elefante, lento
aunque seguro. Cuando empecé a ejercer
la profesión había en España cerca de 40
guías de alta montaña, a día de hoy esta-
mos alrededor de 100.
La gente cada vez es más consciente
de la necesidad de contratar un profesio-
nal para formarse o hacer una actividad
guiada en la montaña. Y resulta crucial
expandir esta idea en una profesión tan
minoritaria como exigente y de riesgo ex-
ponencial.
CB. Jordi Corominas fue uno de sus
mentores en sus inicios en el alpinis-
mo. ¿Qué influencia ha tenido en su
crecimiento?
JL. Mucha. Poder haber compartido con
Jordi Corominas todo lo que yo he vivido
es muy gratificante además de compen-
satorio. Él tiene parte de culpa de que lle-
ve la profesión de guía tan dentro, me ha
enseñado a ser muy meticuloso en cada
ejercicio y, sobre todo, paciente conmigo
mismo y con los demás.
Por suerte, fue uno de mis maestros y
hoy por hoy uno de mis mejores amigos.
Trabajamos mano a mano en la Compañía
de Guías de Benasque y ambos somos for-
madores de guías en la Escuela de Benas-
que. Cuando vamos a escalar hablamos
lo justo porque con unas pocas palabras
queda todo dicho.
Siempre me ha gustado la ética de
Jordi, limpia, sincera y con pocos adornos.
CB. Trabaja en la formación de guías
de Aragón, ¿cómo ve la evolución
de la formación estos últimos años?
¿Qué carencias ve al respecto?
JL. Por desgracia, la evolución de la for-
mación durante estos últimos años ha
sido mínima. Han trascurrido siete años
desde que la UIAGM incluyera a España
dentro de la plataforma internacional, y
desde entonces se han hecho pocas cosas
para mejorar la imagen corporativa.
España siempre ha estado en el punto
de mira de los países del marco alpino y
aunque Suiza nos diera en su día un voto
de confianza con una promoción de 18
guías, en la cual yo conseguí mi creden-
cial UIAGM, seguimos sin estar a la altura
de las expectativas.
nel y lo que antes era negro ahora coge
tintes de aprendizaje. Trasladas todos los
valores de la montaña a la vida cotidiana
y te das cuenta de que ante la adversidad
crecen nuevas oportunidades.
La montaña es como un juego de aje-
drez, según muevas una ficha u otra tu
exposición varía, así como las circunstan-
cias. Tanto guiando como escalando nos
exponemos a multitud de riesgos poten-
ciales que nos muestran la inferioridad
con respecto al medio que pisamos o to-
camos. Y en la misma medida valoramos
la suerte que tenemos de poder disfrutar
de ello, aun corriendo el riesgo de lesión.
Sin duda, la profesión de guía es un tra-
bajo arduo, ya que está supeditada a una
Encadenando ‘Titan’ (M9) en el Valle de Ardones
(Benasque). Uno de sus lugares favoritos y
primerizos del mixto deportivo en el Pirineo.
Filmando para la televisión Japonesa NHK un
programa sobre los Pirineos. En la imagen junto a
Corominas y la japonesa Kei Taniguchi.
Abriendo una ruta
nueva al norte de
Islandia (Dalvik) junto
a Carlos Logroño y el
fotógrafo Israel Macía.
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entrevista | jonatan larrañaga
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3. Escalando el ‘Pilar Rojo’
a la Aguja Mermoz.
equiparación de títulos a nivel europeo,
limitan el progreso de nuestras escuelas
y, por supuesto, ralentizan y disuaden de
un aprendizaje exhaustivo como el que re-
quiere una profesión como ésta.
En cambio, parece tratarse de una
carrera de números, donde lo que verda-
El gran obstáculo por el que atraviesa
la formación en España son las Adminis-
traciones, así como la innecesaria compe-
titividad que existe entre escuelas auto-
nómicas (Aragón, País Vasco y Cataluña).
La falta de consenso sobre metodolo-
gía y estándares de calidad dificultan la
Durante una repetición
al ‘corredor de la Y’ en la
Cara Norte del Vignemale.
deramente interesa es conseguir el mayor
ratio de alumnos posible para justificar la
enseñanza.
En este país debería haber una única
escuela de guías, donde cupiese una uni-
ficación de criterios más sólida. Ésta de-
biera recoger todo el bagaje de la UIAGM
y tal cual se trasmita unánimemente a los
futuros guías, profesionales de la mon-
taña, a los que delegamos la integridad
física de los clientes.
CB. ¿Por qué no se ataja de verdad el
intrusismo en su profesión?
JL. Pregunta controvertida donde las
haya. Y que gracias a que los medios de
comunicación hemos podido dar la voz
de alarma, sacando a la luz un tema que
lleva afectándonos durante largo tiempo.
En los últimos años, lamentablemen-
te, hemos constatado las terribles con-
secuencias de este intrusismo, siendo
muy sonados dos accidentes (Balaitús y
Gredos) donde la faceta del guía, monitor
o técnico deportivo quedó en entredicho.
Resulta muy triste que tengan que darse
circunstancias irreversibles para que el
sistema empiece a reajustarse y podamos
atajar esta problemática.
Desde el propio colectivo no dejamos
fuera del punto de mira este tema del intru-
sismo. Es necesario recapitular casos como
éstos para seguir haciendo ruido hasta que
consigamos eliminar este cáncer.
La AEGM debería implantar un códi-
go ético obligatorio que sirviese de he-
rramienta de amonestación para todos
aquellos profesionales que no cumplan
con sus competencias. Todos aquellos
que incurran repetidamente en ilegalida-
des deberían estar expuestos a la retirada
del título o en todo caso a tener que pasar
por los tribunales.
El año pasado contabilice más de 20
guías y/o empresas que estaban ejer-
ciendo la profesión en los Alpes sin la ti-
tulación adecuada. Esto debería ser falta
grave, ya que aun formando parte de la
AEGM, están extralimitándose en sus fun-
ciones por ofrecer servicios para los que no
están acreditados. Es decir, guías de media
montaña guiando en alta montaña.
Todo esto da una imagen nefasta y
fraudulenta respecto a todo el colectivo
de guías profesionales que sí hacen honor
a su título. Por suerte, y gracias a varias
denuncias en los últimos años cada vez
más podemos ver a gendarmes (policías
franceses) pidiendo titulación y seguro de
Responsabilidad Civil en lugares estra-
tégicos del macizo del Mont Blanc. Con-
sidero esta práctica un buen ejemplo a
seguir por parte también de las autorida-
des españolas, ya que cada año hay más
personas incumpliendo las normas dentro
de nuestras fronteras.
CB. ¿No agota la vida de guía?
JL. Supongo que llegará ese día, pero de
momento sigo con la misma energía de
seguir progresando y disfrutando de la
profesión por muchos años. Compagino
varias disciplinas; y entre guiar, escalar
y formar no tengo tiempo de aburrirme
y mucho menos de permitirme pensar
en el agotamiento. Sólo tengo 33 años y
todavía me quedan por delante años de
actividad de alto nivel y pienso exprimir-
los al máximo.
Tengo amigos cercanos con más de 50
años guiando con la misma ilusión que el
primer día, y para mí eso es sinónimo de
que de esta profesión no te retiras, sino
mas bien te retiran las fuerzas.
Para mí la profesión de guía es mucho
más que un mero trabajo, es la manera
de poder permitirme estar en la montaña
todo el tiempo que deseo.
CB. Debe ser complicado pasarse la
vida en la montaña y encontrar des-
pués la motivación necesaria como
para escalar duro...
JL. Mi abuela solía decir que se descansa
cambiando de actividad, lo que yo, para
mí mismo, llamo descanso activo. En la
montaña he encontrado mi motivación,
un espacio natural que me permite cre-
cer como profesional y como persona a la
vez haciendo lo que más me gusta. Es lo
que he querido siempre, desde niño. Mis
metas han ido orientadas siempre hacia
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entrevista | jonatan larrañaga
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4. las alturas, de ahí que mientras estoy
guiando voy pensando en otros objetivos
alpinísticos. Supongo que el no distraer
mis pensamientos de la montaña me ha
forjado este carácter alpinista.
Cuando realmente pienso en mi acti-
vidad, sí que echo de menos poder llevar
un entrenamiento más específico, que
requeriría entrenar a diario para subir el
grado más rápidamente.
En contrapartida, estoy sujeto a la
alta montaña a diario y eso me reconforta
porque los recursos que ofrece el medio
natural son difíciles de conseguir en un
búlder o un gimnasio.
Lo bonito de esta profesión es su diver-
sidad; un día te encuentras escalando en
hielo, al siguiente estás en la cima con los
esquís puestos y, afortunadamente cada
día te compromete de distinta manera.
CB. ¿Cómo son los veranos de trabajo
en Chamonix?
JL. ¡Son increíbles! Vivir en Chamonix en
verano es todo un lujo. Las posibilidades
que ofrecen los Alpes son muy ventajosas
con respecto al Pirineo sobre todo a nivel
laboral. Lo que más me gusta es el reen-
cuentro con la gente, con los compañeros
de profesión de otros países con los que
tengo muy buena amistad.
Los primeros días cuesta coger la diná-
mica pero en pocas semanas estás sumer-
gido en la vida del valle y eres uno más.
He vivido muy buenos momentos y para mi
Chamonix es como mi segundo hogar.
CB. En cuanto a cultura del guiado da
la impresión de que España está aún
a años luz de la que existe en los paí-
ses del marco alpino...
JL. Sí, esta claro que no hay que irse muy
lejos para ver que nuestra cultura es mu-
cho más lenta y cerrada que la de nues-
tros vecinos los franceses, esto hace que
la evolución en nuestro oficio sea una ta-
rea lenta y ardua. Yo siempre que puedo o
que doy una charla al público intento tras-
mitir esos valores de montaña y naturale-
za, para que la gente de la calle conozca
que hay otro tipo de vida y valores que
enseñar. En el Pirineo quizá se viva más
de cerca el problema ya que al final todo
el mundo vive del turismo directamente y
desde los colegios ya se intenta transmi-
tir a los niños una cultura más montañera
enfocada a los deportes que tienen cerca
(esquí, fondo, escalada)
CB. ¿Qué escaladas guardan un lugar
preferente en su memoria?
JL. La primera escalada que me marcó
fue con 18 años, escalando el Half Dome
en el valle de Yosemite, escale con un
mexicano que no conocía de nada, un
biólogo del DF que conocí en el campo IV.
Nos pilló una tormenta increíble a mitad
de pared, tuvimos que pasar la noche den-
tro de una chimenea colgados como cho-
rizos. Al día siguiente y con el cuerpo de-
macrado escalamos los largos superiores
hasta la cima. Recuerdo que bajábamos
corriendo dirección el valle para calentar-
nos con una sonrisa de oreja a oreja, fue
mi primera gran experiencia en un bigwall
y aprendí muchas cosas de esa escalada.
Posteriormente cada año he ido rea-
lizando expediciones por todo el mundo,
otro sitio del que guardo un buen recuer-
do es El Chaltén (Patagonia). He realizado
dos expediciones a tierras argentinas y el
buen ambiente, los asados y las escala-
das Patagónicas son inolvidables.
Otro de los viajes que no puedo olvidar
es el que realice en el 2008 a las Rocky
Mountains, todo un sueño para un fanáti-
co del hielo. Fue un invierno increíble en
el que pudimos escalar un buen puñado
de rutas de grado WI6. Canadá en invier-
no es un país salvaje y frío donde la nieve
se convierte en un gran problema. Me
acuerdo que pasamos más miedo en las
aproximaciones que escalando. Compartí
cuerda con Dani Ascaso y Jordi Coromi-
nas que era su segundo viaje a la zona,
eso hizo que pudiésemos escalar mucho
y de calidad ya que parte de la logísti-
ca la teníamos resuelta. Un buen amigo
(Alejandro) vivía en Banff y es el que nos
animó a visitarle….
CB.¿Cómo afronta, desde el punto de
vista psicológico, una vía compro-
metida?
JL. Cuando era más joven sí que me
acuerdo de no dormir en toda la noche
de los nervios y la incertidumbre de lo
que iba a suceder el día de la ascensión.
Ahora lo llevo mejor, la experiencia es
un grado, y elegir un buen compañero de
confianza siempre te permite minimizar
la presión en el ambiente y relajarte un
poco cuando hay situaciones adversas. Es
muy importante tener respeto a la monta-
ña y no infravalorarla, el alpinismo es un
deporte que tiene mucho de psicología:
Escalando un largo de mixto en la cara norte
del Tengkampoche (Nepal) durante la expedición
realizada en 2009 con el equipo nacional.
En Canadá tras escalar
‘French Reality’ (WI6+), en un
viaje con Jordi Corominas y
Dani Ascaso.
Escalando
en el contrafuerte
al Mont Hunter durante una
expedición realizada en
el 2008.
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5. sufrimiento, saber aguantar y ser pacien-
te a la oportunidad apropiada y eso es la
clave del éxito en una gran montaña. La
concentración y el respeto es clave hasta
que llegas a la zona de confort
CB. ¿Cómo se ve dentro de 20 años?
¿Todavía en la vida vertical?
JL. Es muy difícil de predecir, si por mi
fuese me encantaría seguir escalando y
disfrutando de la montaña hasta los 70
años. Ya veremos todo dependerá del físi-
co y sobre todo de la cabeza. Cuando voy
por Chamonix y veo a los guías de más de
60 años ejerciendo la profesión me quito
el sombrero. Se que cada etapa en la vida
tiene su momento, para mi lo más im-
portante es el presente y el día a día. Ya
veremos que sucede dentro de 20 años...
CB. Habiendo escalado en Yosemite,
Patagonia, Alaska, Noruega, Himala-
ya o en Europa, ¿No se le queda corto
el mapa de destinos?
JL. La verdad que siempre me ha gustado
viajar y conocer mundo, cada expedición
es diferente y te nutre más que la anterior.
Intento salir de viaje cada año, depende
un poco del patrocinio y los objetivos, ya
que hay que compaginarlo con el trabajo y
el desgaste físico que conlleva. La verdad
es que tengo ganas de volver a Pakistán o
Alaska, son cordilleras que me han llama-
do siempre mucho la atención.
CB. ¿Qué espacio ocupa el Pirineo en
su imaginario de alpinista?
JL. El Pirineo es muy especial para mí.
Llevo más de 15 años viviendo en el Valle
de Benasque y estar cerca de las monta-
ñas y poder vivir de lo que más me gusta
es todo un privilegio. Cada estación del
año es diferente y te enseña a adaptarte
al medio. Ha sido y es la cordillera donde
me he forjado como alpinista, un terreno
de juego inigualable en el que he gastado
cientos de días.
El hecho de vivir en el Valle de Benas-
que hace que esté en continuo contacto
con la naturaleza y eso me llena cada
día. No tenemos grandes alturas ni kilo-
métricos glaciares, pero en contrapartida
puedes estar escalando una cascada de
hielo en Gavarnie a temperaturas negati-
vas y al día siguiente encontrarte al sol
y escalar alguna pared con temperaturas
agradables. Hay pocos lugares en Europa
con tanta diversidad de paredes calcáreas
y potencial alpino. En invierno los lugares
que más me llenan son Gavarnie y el Vig-
nemale, en verano soy un asiduo de Orde-
sa, me parece una escalada brutal.
CB. Muchos alpinistas rechazan el
aspecto cultural de su actividad y se
quejan al mismo tiempo de la falta de
patrocinio serio que existe en Espa-
ña. ¿No cree que hay que llegar al
gran público desde la cultura escrita
o audiovisual para interesar a los pa-
trocinadores?
JL. Cierto es que habría que explotar un
poco más la faceta cultural de cualquier
actividad que hagamos, no solo con el
fin lucrativo de los patrocinadores, sino
para calar en el gran público de manera
sana, trasmitiendo las cualidades de este
deporte, y a partir de ahí crecer una men-
talidad más alpinística de la que ahora
tenemos déficit.
En mi caso trato de trasmitir los va-
lores de la montaña también a través
de mis patrocinadores. Intento depurar
mi técnica de tal modo que consiga pro-
gresar en el estilo más puro. Quiero que
esto se entienda bien porque para mí es
importante, no sólo hacer actividad, sino
que el fin justifique también el medio.
No soy partidario de una publicidad a
cualquier precio porque considero que se
pierden muchos aspectos importantes de
la profesión, como son la ética, el respeto
al medio ambiente, el compañerismo y,
especialmente, la seguridad.
Existen muchos proyectos dirigidos al
público generalista, a través de audiovi-
suales y también multitud de documentos
escritos (periódicos, revistas, webs, etc.)
que promueven precisamente esto mismo
que digo, de lo cual me alegro porque de-
trás de cada uno de ellos sé positivamente
que hay gente de gran valía que consigue
calar con esta idea. Por supuesto, existe
un impacto mercantil detrás de todo ello,
y son cada vez más los patrocinadores
interesados en respaldar deportistas de
alto nivel y acercar su imagen de marca
a la montaña.
Precisamente, el rechazo a tal expo-
sición muchas veces puede ser debido a
discrepancias con otro tipo de proyectos
no tan atractivos desde el punto de vista
deportivo, que aun igualmente llegando al
público general inciden en él de otra ma-
nera. Y ya se sabe que las comparativas
son odiosas. Aun así siguen siendo los
menos casos y, afortunadamente, dentro
de la comunidad alpinística estos “reali-
ties” no distorsionan en absoluto.
“Nuestra cultura,
respecto a la
profesión de guiar,
es mucho más lenta
y cerrada que la
de nuesros vecinos
los franceses”
En una de las joyas de
Chamonix, ‘Beyond good
and Evil’, en la Cara norte de
Perelins, en diciembre de
2013.
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