Edith Zirer cuenta cómo el Papa Juan Pablo II la ayudó después de que fuera liberada del campo de concentración de Auschwitz a los 13 años. Después de la liberación, se encontró débil en una estación de tren polaca donde Juan Pablo II, entonces un sacerdote llamado Karol Wojtyla, la alimentó, la animó a caminar y la cargó a través de la nieve durante kilómetros para ayudarla a subir a un tren. Esta historia de esperanza y compasión la marcó de por vida.
2. Edith Zirer es una mujer judía , que hoy vive en las afueras de Jaifa. Cuenta cómo fue liberada del campo de concentración de Auschwitz cuando tenía 13 años de edad. Había pasado allí tres años de su vida.
3. "Era una gélida mañana de invierno de 1945, dos días después de la liberación –nos narra—. Llegué a una pequeña estación ferroviaria entre Czestochowa y Cracovia. Me eché en un rincón de una gran sala donde había docenas de prófugos , todavía con el traje a rayas de los campos de exterminio.
4. Él me vió. Vino con una gran taza de té, la primer bebida caliente que probaba en varias semanas. Después me trajo un bocadillo de queso , hecho con un pan negro exquisito. Yo no quería comer. Estaba demasiado cansada. Me obligó.
5. Luego me dijo que tenía que caminar para poder subir al tren. Lo intenté, pero me caí al suelo. Entonces me tomó en sus brazos y me llevó durante mucho tiempo , kilómetros a cuestas , mientras caía la nieve.
6. Recuerdo su chaqueta de color marrón y su voz tranquila que me contaba la muerte de sus padres , de su hermano. Me decía que también él sufría , pero que era necesario no dejarse vencer por el dolor , y combatir para vivir con esperanza.
7. Su nombre quedó grabado para siempre en mi memoria: Karol Wojtyla .
8. Quisiera hoy , darle un gracias desde lo más profundo de mi corazón.
9. Por si alguno no sabe quién es , … él es nuestro maravilloso Papa Juan Pablo II. Que maravillosa historia de esperanza !
10. Como podemos no dar gracias por tan maravilloso Papa que nos ha dado Dios , que sigue luch ando como le dijo aquél día a aquella ni ña. EDITH ZIRER