La brecha digital muestra las diferencias en el desarrollo entre personas y regiones debido a las desigualdades en el acceso a las tecnologías de la información y el conocimiento. Estas desigualdades pueden deberse a la falta de equipos o a la falta de formación para aprovechar estas tecnologías. A medida que las tecnologías se incorporan más en la sociedad, surgen nuevas brechas digitales entre aquellos que tienen acceso a las tecnologías sobre cómo pueden desarrollar sus capacidades para aprovecharlas al máximo.
1. BRECHA DIGITAL Y DESARROLLO SOCIAL
La brecha digital muestra las diferencias en el desarrollo de los
ciudadanos o de las regiones que se producen por las desigualdades
de acceso a las Tecnologías de la Información y el Conocimiento
(TICs).
En este sentido, cabe destacar que las desigualdades de acceso a las
TICs se pueden deber tanto a la no disponibilidad de equipos
terminales para acceder a estos servicios, como a la carencia de
formación y de habilidades para beneficiarse de ellos.
La brecha digital es probablemente uno de los primeros conceptos
con que se inicia la reflexión alrededor del tema del impacto social de
las tecnologías de información y comunicación (TIC). Desde entonces
se percibe que estas tecnologías van a producir diferencias en las
oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que se establecerá
una distancia entre aquellas que tienen o no tienen acceso a las
mismas.
Las TICs generan numerosos beneficios, cómo la difusión universal y
rápida de la información y el estímulo al asociacionismo y la
cooperación. No acceder a ellas también trae consigo la exclusión de
una parte del conocimiento.
Es importante visitar estas definiciones porque son referentes para la
conformación de las políticas nacionales de tecnología. Primero
tenemos que tomar en cuenta el hecho de que, vinculados a la
brecha digital, se mueven varios imaginarios sobre los cuales
proponemos reflexionar. La diferencia en el acceso a las tecnologías
incrementará las diferencias sociales ya existentes.
Aparece en diferentes ámbitos de la sociedad y geográficos. Las
diferencias de acceso a las TICs pueden aparecer entre ciudadanos de
una misma población, entre regiones de un país o entre las
economías de diferentes países.
Se retroalimenta de las otras formas de segregación territorial y
social. Es decir que además de generar la segregación también es
producto de ella. Por ejemplo: una bajo nivel de renta puede impedir
el acceso a Internet mientras que a la vez que esa carencia va a
reducir las posibilidades de progreso individual. Eso provoca que el
2. tamaño de la brecha (o las diferencias entre los que tienen acceso a
las TICs y los que no) sea cada vez mayor.
No es posible medir con precisión el tamaño de la brecha digital. Los
indicadores más habituales son las ratios de penetración de la
tecnología estudiada como teléfono, ordenador persona, Internet u
otros. No obstante la brecha digital es un concepto de carácter
cualitativo y por tanto no es suficiente con analizar las cifras de
penetración de las TICs. Hay que tener en cuenta el provecho que
cada sujeto puede sacar de ellas. Los beneficios intangibles son
difíciles de evaluar y eso hace que no se pueda realizar una
estimación completa del alcance de la brecha.
Hasta este momento se habla de la brecha digital como la diferencia
que produce en el desarrollo el tener acceso o no a las tecnologías.
Sin embargo, nuevas brechas digitales van apareciendo a medida que
las TIC se incorporan en la vida social. Ya no se trata únicamente de
un problema de tener acceso o no, sino de las diferencias que
aparecen entre quienes ya tienen conexión.
No todos los que disponen de conexión tienen posibilidades de
desarrollar sus capacidades y habilidades para el teletrabajo, por
ejemplo. Y nuevamente, no por la tecnología misma, sino porque las
condiciones que se requieren para integrarse en esta nueva fuerza
laboral como una educación bilingüe, un alto manejo tecnológico,
capacidades de interacción multicultural, condiciones de inestabilidad,
aptitud para trabajar de manera aislada y tomar mayores
responsabilidades vinculadas al teletrabajo, entre otras, son costosas
y difíciles de adquirir y por consiguiente no pueden ser asumidas por
la mayoría de la “población conectada”.