Este poema reflexiona sobre la muerte a través de la metáfora de un camino. El hablante contempla la muerte que deja atrás con cada paso dado y cómo otros recogen los restos de su paso. La noche se viste con la muerte y el camino parece confuso, pero al detener el tiempo para verlo mejor, el hablante se hipnotiza viendo cómo todo pasa, incluso la muerte, dejándolo vivo pensando en ella.