2. La voz que se me dio, fluye, no grita, sereno arroyo, que al pasar murmura, y aunque ansía llegar, no se apresura, y aunque a veces se queja, no se irrita.
3. Es una voz sutil, que necesita llegar a ti en temblor de rozadura, sin áspera estridencia, y que procura ser provinciana, no cosmopolita.
4. Admítela en la cuenca de tu oído, y elévese al cerebro adormecido, despertando su hermético aislamiento.
5. Pueble las oquedades de tu entraña, y verás que soy yo quien te acompaña, mis palabras tan sólo un instrumento. Pilar Mendez Torres