El teniente Silva y Lituma investigan la muerte de Palomino Molero. Interrogan a su madre y a otros residentes de la zona para obtener pistas. Una noche, encuentran al teniente de la base aérea borracho en un bar y este les dice que Palomino se metió "donde no debía". Más tarde, son interrumpidos por policías de la base aérea que se llevan al teniente. Al día siguiente, Lituma encuentra un anónimo que señala que los responsables sacaron a Palomino de la casa de Doña Lupe en Amotape
1. Mario Vargas llosa
Nombre : Suyón Arellán Jenifer
profesora :Maria Esperanza Rumay
Najarro
Grado y seccion :3´´c´´
2.
3. CAPITULO II:
Palomino Molero estaba reconocido, era todo un mundo por descubrir la muerte trágica que
sufrió, a Lituma no se le quitaba de la cabeza esa imagen del flaquito, su cuerpo hecho trizas.
Los “inconquistables” llegaron al bar de la chunga a tomar algo; era una mujer insípida, alta, y
sin edad, ellos estuvieron bebiendo un buen rato y hasta ese momento a Lituma no se le iba la
idea de Palomino, sus amigos le molestaban con ese hecho, pero para él no era nada gracioso la
manera en como murió. Luego de salir del bar de la chunga, los 4 se fueron a caminar por la
noche, mientras eso pasaba Lituma ya se empezaba a hacer preguntas sobre su ocupación, etc.
Se despidió de sus amigos aduciendo que su carro llegaría más temprano que de costumbre.
Caminaba hacia la plaza, había mucha gente y él no hacía caso, estaba concentrado, en ir a la
casa de Palomino Molero a averiguar pistas. Afuera de ella, encontró a su madre, estaba aliviado
porque pensaba que no la encontraría después de su muerte. Saludó y preguntó si podrían
conversar; no respondía, sentía desconfianza. Preguntó por la guitarra de su hijo (aunque ya
nadie tomaba importancia a eso), contestó que tarde o temprano él personalmente se lo haría
entrega. Doña Asunta recordó cuando insistía a su hijo a que se lleve esa guitarra, porque
pensaba que allí dentro, en la Base se aburriría solo, con este recuerdo doña Asunta se hecho en
llantos, Lituma, arrepentido de haber llegado hasta allí por haberla hecho recordar momentos
con su hijo. Hablaron sobre la hermosa voz de Palomino Molero, esos boleros que se cantaba.
Doña Asunta dijo algo interesante: Palomino no quería hacer el servicio militar, estaba excluido
por ser hijo único, lo que él mismo me dijo fue que “Tenía que ir al servicio militar sí o sí, era de
vida o muerte. Las preguntas de Lituma a doña Asunta ya le parecía raro, porque ya ella había
dado declaraciones a la comisaría. Entre tanto, Lituma se retiró. Caminó y llegó hasta el ríobar,
una cantina del viejo y dumbo Moisés (dueño), él llegó a conocer a Palomino Molero, porque iba
a tomarse algunas copas, le llegó a contar que tenía un amor imposible, le daba serenatas; se la
dio por el aeropuerto – dijo Moisés.
4. CAPITULO III :
El teniente Silva no dejaba de mirarla, cuando barría y se agachaba para recoger la
basura, observaba el comienzo de sus pechos, Señora Adriana, mujer casada con Don
Matías Querecotillo y madre de familia. ¿Qué le veía el Teniente a Adriana ¿ era una
gran incógnita que se hacía Lituma, sin duda, una mujer adiposa, con canas entre sus
pelos. Coronel Mindreau, no apoyaba en la búsqueda de culpables. Don Matías,
escuchó al flaquito varias veces cantar por las noches cuando alistaba sus redes- dijo
Adriana. El teniente y el guardián salieron porque había llegado Don Jerónimo y tenían
que irse juntos en el Coronel Mindreau, para hacer algunas averiguaciones, fueron a
informarle sobre la noticia de que Lituma habría investigado. El Coronel tenía un
carácter especial con este caso: “como si no le importara, o no quisiera que algo se
sepa”. Insistió 2 veces para que el teniente y el guardián dejaran su despacho, pero
terco, el teniente, no lo dejó. Volvió a explicarle el tema, el coronel ya ponía una cara de
nerviosismo, cólera, preocupación, trataba de evadir el caso con risas. Ya cansado con la
presencia del teniente y el guardia, les da un discurso corto, “la guardia civil”, para
despistarlos y hacer que se vayan. Al irse, el teniente y Lituma, tuvieron que caminar
cerca de 1 hora, porque don Jerónimo se había marchado. Lituma le hablaba de lo mal
que los trató, pero el teniente no lo vio así, se rió y se mostró seguro que estuvo
nervioso, que esconde algo. En su camino los recogió un joven suboficial, con 2
avioneros en la parte trasera, subieron y él les preguntaba sobre el caso Palomino, les
aconsejó no abandonarlo, ya que estarían en la boca mal hablada de mucha gente.
5. CAPITULO IV :
La loba marina, una de las polillas del Chino Liau, había ido a la comisaria donde el Teniente Silva y Lituma; para
quejarse de que su macró le pegaba y por eso ella no conseguía clientes, se emborrachaba. Luego también les
conto de que el tenientito estaba yendo al bulín, hacía pasar malos ratos a los clientes presentes, se
emborrachaba a tal punto de que los de la Policía Aeronáutica fueron a llevárselo. Aparte de que si alguien lo
toca, el chino se metía en problemas y le cerrarían el negocio.
El mismo chino Liau se presento a la comisaría lloriqueando para quejarse que el tenientito iba al bulín a
molestar a los clientes, el Teniente Silva le dijo que ese tema no le compete y que fuera donde el coronel
Mindreau a darle su queja, pero no quiso porque le tenía miedo. Cuando estaban solos; Silva le insinúa a Lituma
que todo esto, el comportamiento del tenientito, le parecía muy raro.
Así que se fueron al bulín a tomarse unas cervecitas, de paso, para ver el show que daba el tenientito. Al llegar el
chino los recibió y les agradeció su presencia. Los hizo sentar en un lugar apartado. Se le acerca la Loba Marina a
Lituma en la oreja; agradeciéndole el haber amenazado a su macró para que no le pegara más. El tenientito cayó
a la media noche, sobrado, pasó de frente al lugar del bar a pedir copas de pisco, Lituma estaba atento con las
copas que tomaba. A la quinta o sexta copa; se paró y fue a sacar a bailar a una de las polillas, cuando bailaba;
hizo bailes ridículos en el que se burlaban, pero él no lo tomaba a broma; estaba serio, ese baile era con la excusa
de molestar a quienes bailaban cerca de él, para darles codazos, caderazos, etc. El teniente Silva le comentó a
Lituma de que al tenientito y a la hija del Coronel Mindreau los había visto agarrados de la mano en una
kermesse y en la misa. Después del baile, quiso llamar la atención otra vez: habló sobre “huevos”, que por qué
tenían ropa, que si tenían vergüenza de mostrar sus “pequeñeces” y que él les iba a enseñar, que vean y
aprendan. Su pantalón resbalaba sus piernas, sacudió sus pies para zafarse de ellos, no podía, hasta que se
enredó con él y cayó al suelo; es allí donde el Teniente Silva y Lituma reaccionan y van hacia él, le acomodan la
ropa, y se lo llevan del bulín hacia la playa.
6. Lo sentaron, y el tenientito preguntó con palabras soeces que quién era el, mientras se
apoyaba en el hombro del Teniente Silva. Le preguntó si sabía qué le había pasado a
Palomino Molero, éste respondió en reiteradas veces que no sabía nada sobre ese tema.
Pero lo que le contó fue que un hombre no le dejaba ver a su hembra, el Teniente Silva de
dijo: ¿El Coronel Mindreau no te dejaba ver a su hija? el tenientito le dijo (con palabras
soeces) que no lo nombrara. Silva trató de ganarse su confianza, lo trataba con amabilidad
y le animaba a que le cuente un poco más sobre lo que sabe de Palomino. Lo único que
obtuvo de pista fue que Palomino se merecía esa muerte, por meterse donde no debía,
por picar alto- preguntó el por qué de eso, pero no le quiso contestar. Al rato, Lituma vio
sombras de hombres que se acercaban, luego se dieron cuenta de que eran 6 hombres,
que tenían fusiles, era la Policía aeronáutica, y venían a llevárselo. Lituma y el teniente
Silva caminaron juntos, el teniente le decía que algo le olía mal, que para él todos los de la
Base Aérea sabían qué era lo que había pasado con el flaquito. Silva le dice a Lituma para
que se fijase en la playa si estaba Don Matías, para que él se fuera a la fonda de Doña
Adriana. Lituma paseaba por la playa, identificando cada bote, de tanto revisar; ya
pensaba irse, en eso, le llamó la atención un bulto recostado en uno de los botes. Era
Doña Adriana, que estaba preocupada porque su esposo, Don Matías hace días que
cuando tocía le salía sangre y éste muy terco no quería ir a revisarse. El guardia con eso, se
dio cuenta de cuánto lo quería y se empezó a reír porque pensó en el Teniente; que
estaría tocando la puerta a Doña Adriana, sabiendo que ésta no estaba en su casa, cuando
se lo contó, juntos se rieron y se olvidó de la preocupación por su esposo por un
momento. Al llegar a la comisaría, divisó un papel enrollado en la manija de la puerta, en
el que decía “los que mataron a Palomino Molero lo sacaron de la casa de Doña Lupe, en
Amotape”. Este anónimo era el primero en este caso.