El Rey quería cortar un gran árbol que estaba en su jardín para hacer leña, pero el árbol le suplicó que no lo cortara porque daba sombra y frutos a los animales. A pesar de las súplicas del árbol, el Rey insistió en cortarlo. Sin embargo, cuando el leñador llegó a cortar el árbol, se dio cuenta de que bajo sus raíces había un tesoro escondido, y el Rey decidió dejarlo en paz.