La memoria y la atención son partes cruciales del proceso de aprendizaje, ya que sin ellas las experiencias se perderían y las personas no podrían beneficiarse de acciones pasadas. El aprendizaje depende de la memoria para su permanencia, mientras que la memoria no tendría contenido sin el aprendizaje. La atención es la concentración y función psíquica que permite fijar, conservar, reproducir, reconocer y localizar estados de conciencia adquiridos anteriormente.