Las redes inalámbricas han ganado un gran éxito debido a su tecnología eficiente de uso del espectro, su orientación a redes locales pequeñas, un entorno regulatorio que permite su libre uso, y una lógica de bajo costo e interoperabilidad exitosa. Sin embargo, la tecnología subyacente requirió un estudio profundo para lograr un uso eficiente de frecuencias escasas, amplia cobertura con bajas potencias de emisión, y seguridad en las comunicaciones.