1. Pregúntenle a la Mami…
¡SODOMA Y GAMARRA!
Vamos al Congreso a hacer firuletes, una vida nueva vamos a empezar. Vamos a rajarnos hasta
los juanetes, no defraudaremos la fe popular; escribió Pancha Remolino, quien no era otra que
la maestra Serafina Quinteras, autora de La Muñeca Rota…, la muchachita ingenua , como lo
fue la niña explotada sexualmente en el hostal “Cama redonda”, del parlamentario Víctorino
Grandez, el del pequeño cerebro , pero gigantesca desfachatez. “Ese local es de mi mamita”:
Que tal hijo de… Estefita Sal-daña, la octogenaria acostumbrada a poner en vitrina (y duchas
sin puertas), a criaturas que cayeron en la asquerosa y abusiva red del ya tristemente célebre
“Toro Bravo”.
Nadie con tres dedos de moral, llega a entender como las “autoridades competentes”, se
apresuraron en levantar la inmunidad parlamentaria del general Daniel Mora, presidente de la
Comisión de educación del Congreso, dizque por calificar de faltos de ética y de
mercantiilistas, a los intocables de la Asamblea Nacional de Rectores ; mientras Grandez
Vargas sigue suelto en plaza tras ser denunciado, luego que en su local charapa, se
descubrieron a criaturas de 10, 12 y 14 añitos, recibiendo visitas de pederastras que
encuentran en ese burdel (hay que llamar las cosas por su nombre), el Sodoma y Gomorra a la
medida de sus muy enfermas preferencias por escolares explotadas en aquél hostal
construido para ruindad, con dinero (casi medio millón) de las arcas del Gobierno Regional de
Loreto, que así cumplió su cuota de “promotor del desarrollo turístico”. Aggg.
Pero los memoriosos, recuerdan que desde enclaves provincianos también se coordina el
extraordinariamente lucrativo comercio carnal. Varios Valdeses y Leones, soplaron con tufo
escocés esas garras para negar lo que todos saben –cámaras de video incluidas--, que sus
riquezas se empinaron por obra y gracia de esas “Villas Cariño”, donde existe el Vale todo…, y
todo también tiene su precio: swinger incluídos. No nos ganan: ¡Qué modernidad!
EL BECERRO DE ORO
Carlos Tuse Lloclla, el coronel que es jefe de la dirección de Seguridad del Estado, señala que
Perú se ha convertido en un paraíso para la prostitución internacional, donde las boquitas
pintadas de varios países, llegan a competir con nuestras Lolitas. La expulsión de más de un
centenar de meretrices colombianas, ecuatorianas, venezolanas, paraguayas, chilenas,
argentinas y dominicanas; tras evaluación de su condición migratoria, decidió sacarlas de la
circulación nacional “por su condición de trabajadoras sexuales ilegales”.
Aquél operativo policial, de la División de Extranjería de la policía Nacional y la Fiscalía de
Prevención de Delito de Turno del Callao, fue llevado a cabo en el legendario prostíbulo
chalaco El Trocadero, ubicado en la avenida Centenario y Colonial. Un viejo periodista de la
época de los evocables Montoro, Ney Barrionuevo y Chávez, recordó la portada de la Revista
Caretas (en fondo negro) con el rostro del temible general Artola, orlado por un titular en
primer plano --que se puede parangonar con el oprobioso destape de inmoralidad y sevicia del
2. parlamentario Granpez--, con la exclamación ¡Ay Mamita!, destape al rojo vivo que le costó
prolongado cierre al ponderable semanario de Enrique Zileri.
Volviendo al “Troca”, esas mismas fuentes, tan rigurosas como una carta de navegación y
herméticas como la caja negra de una nave aérea; rememoran los negocios de una presidenta
regional que incluía el añejo “Trocadero” (heredero del barrio rojo victoriano de la primera
cuadra de la avenida México). Doña Luz Mila T., llegó a tener muchos caballos de carrera,
dignos de viajeros de Ultramar, un equipo de fútbol con el maestro Challe de entrenador y una
barra que rugía como un León de Huánuco. Representando a esa connotada estirpe,
musicalmente hablando, esos viejos zorros de la prensa rosa rememoraron que el mil veces
cantado Ñato Jiménez… “famoso trovador”, en la voz trémula de Rómulo Varillas (gran café),
para el vals de Luis Abelardo Núñez, no era otro que el propietario de la pionera casa de citas:
Las Margaritas. ¡Esa Guardia Vieja, semeja a la del guapo Rivera, incluso llevada al cine!