Se ha descubierto que el cerebro de las personas que beben habitualmente grandes cantidades de alcoh
1. Se ha descubierto que el cerebro de las personas que beben
habitualmente grandes cantidades de alcoh
El equipo de Graeme Mason, profesor de radiolog�a de diagn�stico as�
como de psiquiatr�a en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en New Haven,
Connecticut, Estados Unidos, estudi� a 14 bebedores. La mitad de ellos, con un elevado
consumo de alcohol, hasta el punto de poder causar embriaguez en ocasiones. Estos bebedores
consum�an regularmente por lo menos ocho copas cada semana y por lo menos cuatro de
ellas en un d�a de la semana. El resto eran personas con un consumo moderado de alcohol,
que tomaban como mucho dos copas por semana.
Los 14 sujetos recibieron �cido ac�tico (tambi�n conocido en su forma de
acetato, y a menudo llamado as�). Normalmente el cuerpo contiene muy poco acetato, pero
cuando la persona toma una bebida alcoh�lica, el h�gado convierte el alcohol en
acetato. La sustancia se libera en la sangre y llega al cerebro, que lo utiliza como combustible.
Los investigadores encontraron que los cerebros de los bebedores empedernidos ten�an el
doble de capacidad para consumir el acetato que los de los bebedores moderados. Esta mayor
capacidad crea una situaci�n en la que los bebedores empedernidos pueden adaptarse al uso
del acetato por su cerebro, haciendo ello m�s dif�cil reducir o abandonar por completo
el consumo de alcohol.
Normalmente, el cerebro utiliza el az�car presente en la sangre como combustible, pero
tambi�n puede utilizar otras sustancias como el acetato. Consumir una cantidad elevada de
alcohol con el est�mago vac�o, puede disminuir r�pidamente el az�car
presente en la sangre de una persona, y el �cido ac�tico es capaz de compensar el
combustible que deja de estar disponible para el cerebro, lo cual crea el incentivo para seguir
bebiendo.
Las personas que habitualmente beben mucho alcohol tienen
una capacidad a�n mayor para conseguir esa
energ�a extra. Los efectos del acetato en el cerebro,
por consumo excesivo de alcohol, pueden promover la
dependencia, porque si la gente deja de beber, no s�lo pierde el alcohol, sino tambi�n
el acetato. Si el cerebro se ha adaptado a tener esa sustancia en su entorno, el bebedor puede sufrir
s�ntomas de abstinencia.
Esto conduce a una situaci�n peligrosa. El acetato como combustible para el cerebro puede, a
primera vista, no parecer un problema, pero el cerebro de los bebedores empedernidos puede
adaptarse a esa fuente de energ�a y hacer m�s dif�cil reducir el consumo de
alcohol o abandonarlo por completo. Esto encaja con los resultados de estudios previos que han
demostrado que el acetato proveniente del alcohol puede desplazar incluso una parte del consumo
de az�car por el cerebro.
Otra adaptaci�n potencial tambi�n incrementa el riesgo de dependencia. Cuando el
cerebro utiliza acetato como combustible, crea otra sustancia llamada adenosina, que causa sopor.
La adaptaci�n a esa adenosina extra puede tambi�n hacer m�s dif�cil el
dejar de beber.
2. Los nuevos y reveladores datos sobre la qu�mica cerebral asociada al consumo de alcohol
pueden ser �tiles no s�lo para conocer mejor el proceso de adicci�n, sino
tambi�n para ayudar a idear posibles intervenciones terap�uticas que faciliten la
desintoxicaci�n.