El documento critica a varios artistas españoles que anteriormente se habían manifestado en contra de las guerras de Irak y Afganistán pero que ahora guardan silencio a pesar del aumento de víctimas españolas. Señala que estos artistas dejaron de expresar sus opiniones una vez que recibieron subvenciones del gobierno y acusa a algunos de ellos de abuso y de gastar el dinero de las subvenciones en lugares denigrantes.