El documento argumenta que las personas prefieren interactuar con las marcas a través de la personalidad y el ser humano detrás de la marca en lugar de solo mensajes lógicos. Sugieren que la personalidad de la marca debe coincidir con la percepción pública para que las personas se sientan más cercanas a la marca como un amigo. Sin personalidad, una marca se perderá en el ruido digital.