1. El trapito
La ambulancia abrió las puertas y desde la camilla Betty escuchó las alarmadas voces del
médico y la enfermera. La paciente no podía abrir los ojos, mucho menos hablar, pero
necesitaba contar lo sucedido.
Y es que ese fatídico día, cansada de caminar por las tiendas, decidió almorzar en una
cafetería. El dependiente, solícito, acudió a tomar el pedido (hecho extraordinario en los
tiempos que corren).
Mientras Betty se decidía entre un pollo frito y unos spaguettis, el hombre sacó del
bolsillo trasero de su pantalón un pañito mugroso y se dedicó a matar moscas. El trapo de
color gris ratón con manchas de grasa exhibía unos artísticos agujeros por los que
escapaban divertidas las susodichas.
No obstante, el cazador logró exterminar tres y agotado por el esfuerzo se secó el sudor
con el trapito. Asqueada, Betty optó por el pollo y un jugo. Y el muchacho al regresar con
la orden limpió la mesa con el paño, antes de secar el líquido que goteaba del vaso.
Mentalmente la clienta se juró no probar el jugo, pero como sufría mareos por la
debilidad, se vio obligada a aceptar el pollo. Enfrascada en cortarlo con el cuchillo
observó horrorizada como el dependiente cogía el plato vacío de una mesa y, sin lavarlo,
le pasaba el trapo para servir la hamburguesa del pedido de otro cliente.
Fue tanta la indignación que se le resbaló el cuchillo y se cortó el dedo. Como siempre le
ocurría al ver la sangre, se desmayó y el empleado corrió a ayudarla. En su nerviosismo
el hombre estornudó y se limpió los mocos con el ripio. Por fortuna, la ayuda llegó
rápidamente y ahora, en el hospital, Betty, por fin abrió los ojos.
Antes de que pudiera narrar lo ocurrido, la amorosa enfermera le dijo:
-Ya su presión está estabilizada, y por el dedo no se preocupe, que no perdió tanta sangre
porque el empleado de la cafetería se lo envolvió en un paño…
cuento de humor