1. Cuando Dios te quita algo de tus
manos no te está castigando, solo está
abriéndote las manos para que recibas
algo mejor.
2. El poder de Dios nunca te llevará donde la gracia de Dios no te pueda proteger. Algo
bueno te pasará, algo que tú estabas esperando; por favor, no te des por vencido.
Repite estas palabras:
Dios Padre nuestro, camina dentro de mi casa y
llévate todas mis preocupaciones y enfermedades,
y por favor protege a toda mi familia en el nombre
de Jesús.
¿Está Dios primero en tu vida?