1. Los ojos del dragón
Una vez en el gran salón
del templo de la Paz y la
Felicidad el emperador
Lieu Tien-Ming ordeno
pintar un dragón en el
muro norte del templo
para que otorgara
protección al pueblo y el
elegido para pintar al
dragón había sido Chang
Seng-Yu.
Cuando termino de
pintar al dragón todos
le preguntaban a Chang
Seng-Yu porque no le
había pintado lo ojos el
respondía que si el
dragón pudiera ver el
iría en busca de su
hogar. Todos le creía
menos Lu Shi quien era
su discípulo.
Como Lu Shi no le
creía a Chang Seng-Yu
un día por la noche
decidió entrar al
templo de la Paz y
Felicidad, y pintarle
los ojos al dragón.
Cuando le pintó los
ojos al dragón
inmediatamente el
dragón cobro vida y
fue en busca de su
hogar tal y como lo
dijo Chang Seng-Yu
Al día siguiente Lieu
Tien-Ming y Chang
Seng-Yu
encontraron los
restos carbonizados
del aprendiz Lu Shi.