1. Vivimos una era de incertidumbres, de cambios acelerados y de
valores inciertos. Las antiguas certezas morales se diluyen y las
fronteras de 'lo legítimo' y 'lo correcto' se desvanecen para dar
paso a una realidad compleja, plural y diversa. En las tres últimas
décadas hemos asistido a la deserción en masa de jóvenes y
adultos de la moral dominante. Millones de personas,
principalmente jóvenes, han abandonado los sistemas
tradicionales de valores en aras de una mayor apertura a la
diversidad y relatividad de valores. Una tendencia creciente a
reconocer el carácter contingente de los valores y los sistemas
de creencias, a reconocerlos como construcciones históricas y
culturales que sufren adaptaciones, son creados o desechados
de acuerdo con los procesos de cambio y de transformaciones
sociales y económicas.