El salmo describe a Jehová como el pastor que cuida y guía a su rebaño, proveyéndoles de pastos verdes y aguas tranquilas. Aunque caminen por valles oscuros, no temerán mal alguno porque Jehová estará con ellos con su vara y cayado que les infundirán ánimo. Jehová prepara una mesa ante ellos en presencia de sus enemigos, unge su cabeza con aceite y llena su copa, asegurando que su bondad y misericordia los seguirán todos los días de su vida.