Este documento rinde homenaje a Anibal Salva, un oficial de policía puertorriqueño que dedicó su vida al servicio. Aunque le gustaba ver a sus seres queridos enojados y le asustaban los cambios, siempre estaba disponible para su familia incluso en sus momentos más difíciles. Compartió su amor y sirvió como un excelente ejemplo para sus hijos antes de su partida física inminente.