2. El Maestro le pide a sus alumnos que para el día siguiente piensen en todas aquellas personas que alguna vez les han hecho daño en la vida.
3. Que por cada una pongan en una bolsa de polietileno una papa, en la cual grabarán su nombre. Al día siguiente, bolsas de variados tamaños, entraron en la clase; algunas contenían muchas papas.
4. A partir de allí, cada discípulo debería cargar con su bolsa durante todo el día, constantemente, por lo que no podrían separarse de ella, siquiera para dormir, tomar sol, manejar su auto o estar donde fuera.
5. Al tiempo las papas empezaron a pudrirse, dando un olor nada agradable y sin embargo debían seguir llevándolas consigo.
6. Todas esas personas, cuyos nombres estaban escritos en ellas, ni siquiera sabían de la lección y estaban libres del tormento de cargar la bolsa.
7. Pero aquellos que se habían sentido afectados por ellas, seguían cargando la putrefacción en sus vidas.