Después de terminar su primer año en la escuela de formación de soldados, el autor pasó sus vacaciones visitando a su familia en Babahoyo, incluyendo a sus abuelos a quienes no veía desde hacía tres meses. Pasó unos días disfrutando en la playa de Montañita con sus amigos, y el resto del tiempo ayudando a su abuelo en la finca, jugando fútbol, y celebrando las fiestas locales con sus amigos antes de regresar tristemente a casa el domingo.