Los grafiteros de París han estado activos durante décadas, dejando su marca en los muros de la ciudad con obras de arte callejero. Aunque a veces considerados vándalos, muchos grafiteros ven su trabajo como una forma de expresión artística y una declaración política. La ciudad ha tomado diferentes enfoques a lo largo de los años para lidiar con los grafitis, desde la tolerancia hasta la aplicación de la ley, reconociendo que es un fenómeno cultural difícil de eliminar.